30. Tensión

Holu💜
Ya casi estoy al día con los caps😆, esto de quedarme sin internet me jode en grande 😑

Pero bueno! Verificando que olvidé especificar sobre el personaje "Kai" 😅

Y nadie me preguntó qué Kai era...😗

Pues desde una les digo que no es Kai de EXO😁 pues para mi él es JongIn 😜

El Kai de aquí es Hueningkai pero en mi imagineishion es más mayorcito🤔 tipo en sus 20 😆 total esa gente prácticamente no cambia nada! (Obvio ya sé, si cambian😉) pero es una expresión de que nunca envejecen

Ok! Ya aclarado lo del Kai!🤗

Agárrense de sus colchas! Que se viene lo jodido!😆😆😆😆

Disfrútenlo!!♥️♥️

💮💮💮💮💮

JungKook creyó que iba a desfallecer. Miró a SeokJin espantado y comenzó a sacudir la cabeza con fuerza.

– No... –dijo con un hilo de voz apenas audible. Sentía un nudo en el estómago y dio un paso hacia atrás–. No... no puedo... hacerlo.

¡No podía! ¡No podía hacer algo así! ¡Era humillante! Bajó la cabeza y aferró el botecito en la mano.

– ¡Claro que puedes! –Aseguró SeokJin convencido– ¿Te olvidas del contrato? –JungKook sintió un escalofrío. Las lágrimas comenzaban a agolparse en los ojos y se mordió el labio para no llorar– En él dice que debes obedecerme, sea cual sea mi petición. Así que... ¿No fuiste tú quien se vendió? Ahora se un buen chico, bájate los pantalones y muéstrame como lo haces.

Dicho por SeokJin era aún más ultrajante de lo que ya era la situación. JungKook se negó a obedecer. Siguió inmóvil, temblando y sin mirarlo a la cara.

– Hay alguien... aquí –protestó mirando de reojo a ver si encontraba el escondite donde estaba uno de los amigos de SeokJin.

– No te preocupes por ellos –insistió SeokJin– Ellos ya están acostumbrados a verte desnudo. Ahora hazlo. No tengo todo el día.

– Es... humillante –protestó JungKook a la desesperada.

– Claro que lo es –admitió SeokJin con naturalidad– Pero es lo que yo quiero. Aceptaste ese contrato a cambio de que permanecerías a mi lado. Bien. Yo cumplo con la parte del acuerdo. Ahora hacé lo mismo.

JungKook se frotó las manos sudadas en el pantalón. ¡Era una encerrona! Él jamás hubiera aceptado que SeokJin lo comprara en una situación normal, pero no quería alejarse de él, y si de algún modo el contrato lo ataba a...

Se dio la vuelta y le dio la espalda a SeokJin a propósito. Era más fácil sin mirarlo a la cara... sí, todo era más fácil si no tenía que verle la expresión, ni la mirada.

Mareado, se llevó una mano a la frente y se frotó un poco la cara antes de desabrocharse los pantalones.

No tuvo necesidad de bajarlos. Estos cayeron al suelo inmediatamente después de que JungKook los liberara de la única presión que los mantenía unidos a su cuerpo y agradeció que la camisa fuera de SeokJin, ya que ésta le tapaba bastante más que cualquiera de su ropa.

– ¿Y bien? Estoy esperando.

Con manos temblorosas, JungKook abrió el bote, tardando más de lo que normalmente hubiera hecho, ya que tenía las manos resbaladizas por el sudor y untó dos dedos en la crema homogénea de color verde oscuro que había dentro.

El olor era rancio y JungKook arrugó la nariz, sintiendo arcadas. Eso era horrible, la situación era horrible y él seguía haciéndolo. Podía notar la mirada fija de SeokJin en su espalda, a la espera de que comenzara.

Pero demoró el momento, incapaz de hacerlo y en varias ocasiones tuvo que recordar que tenía la masa en la mano para no llevársela instintivamente a la cara y frotarse la frente con ella.

Finalmente, cerró los ojos con fuerza y pasó el brazo hacia la espalda, abriéndose avergonzado las nalgas con la mano y comenzó a untar la crema en el exterior, sin llegar a introducirse ningún dedo.

Muy en el fondo, JungKook tenía la esperanza de que SeokJin se conformara con eso. Podía imaginárselo sentado, con la sonrisa burlona en los labios y la mirada que no habría tardado en convertirse en una expresión desinteresada, aburrida.

Nada de lo que él hacía conseguía llamar durante demasiado tiempo la atención de él.

Quizás fueron esos pensamientos los que hicieron que se sobresaltara cuando los cálidos dedos de SeokJin le rodearon el cuello.

JungKook, asustado, intentó girarse, pero la otra mano del mayor lo rodeó por la cintura y lo apretó con fuerza contra su cuerpo. JungKook se quedó completamente inmóvil, mirando la pared con sorpresa y miedo.

– Fue todo un detalle que Kai se tomara la molestia de... preocuparse por ti –comenzó SeokJin inclinando la cabeza y susurrándole las palabras en el oído–. Pero es obvio que su obsequio debía haber venido con manual de instrucciones.

JungKook enrojeció avergonzado, pero no trató de liberarse del abrazo de SeokJin. Hacerlo podía ser mucho peor.

– No...

– Shhh.

JungKook miró aterrado como la mano que había rodeado su cuello descendía por su cuerpo y untaba los dedos de la crema que seguía aferrada a su mano.

Para cuando su cerebro le permitió comprender lo que venía a continuación, SeokJin se abría camino entre sus nalgas y untaba el orificio externo del ano con la medicina.

– Ah, SeokJin... no...

JungKook intentó apartarse, pero el brazo que seguía agarrándolo por la cintura, no se movió ni un centímetro, sino que se aferró más a su cuerpo.

– ¿Piensas conseguir lo mismo que ayer? Quizás en el fondo te guste el dolor –JungKook dejó de moverse inmediatamente–. Buen chico –Se burló SeokJin divertido–. Gírate.

– ¿Qué...?

JungKook se dio la vuelta con la ayuda de la mano de SeokJin, pero se negó a levantar la cabeza y mirarlo, manteniendo los ojos fijos en los pies descalzos de SeokJin.

– ¿Qué? –JungKook se encogió al oír la voz de SeokJin y creyó que había bajado aún más la cabeza– ¿No piensas acercarte a mí? ¿Ya te doy miedo?

¿Había habido alguna vez que no lo había dado?

JungKook se humedeció los labios y dio un paso muy corto hacia él. El pantalón seguía en sus tobillos y le resultaba difícil andar con él.

– Vamos –insistió SeokJin– Un par de esos pasos y hasta conseguirás llegar hasta donde estoy –lo animó con mofa.

JungKook no se movió. Le ardía la cara. Tenía miedo de lo que podía llegar esa situación. La experiencia del día anterior no le dejaba un grato recuerdo de lo sucedido... de lo que volvería a suceder... y de lo doloroso que era.

No estaba preparado para... otra vez... tan pronto... pero pese a ello, seguía deseando a SeokJin. ¿Eso le convertía en un pervertido?

No era algo que fuera a decir en voz alta, pero dudaba de que SeokJin necesitara que lo hiciera. Siguió con la vista fija en los pies de SeokJin.

– Vamos, nena, no es tan difícil, sólo tienes que poner un pie delante de otro

JungKook sacudió la cabeza y dio otro paso rígido, sin dejar de mirar los pies a SeokJin. Sobre ellos, llevaba un pantalón negro bastante sobrio, pero tampoco fue capaz de levantar la mirada y recorrer la tela negra hasta donde terminaba.

– Quiero –dijo SeokJin con una suavidad alarmante– que pegues tu cuerpo al mío, JungKook. Hazlo, y ahora.

JungKook volvió a sacudir la cabeza. Su corazón latía desbocado y el bote que seguía en su mano luchaba por volver a escurrirse de ella por culpa del sudor.

– ¿Qué vas a...?

– Sabes lo que voy a hacer –le interrumpió SeokJin, irritado.

JungKook se estremeció. No había muchas opciones en realidad. Si se negaba SeokJin se enfadaría y prefería no saber qué sucedería entonces, y si obedecía, significaba abrazarse a SeokJin y permitir que éste...

Pero de cualquier forma, SeokJin haría lo que quería. ¿Cuál de las dos opciones era la mejor? Sin pensarlo, dio un paso más y rozó su cuerpo con el del mayor, sin llegar a tocarlo realmente. Podía sentir la calidez de su anatomía, la intensa mirada sobre su cabeza, su aliento...

– Más cerca.

JungKook guardó el bote abierto en el bolsillo del pantalón y se secó las manos en la tela, con cuidado para que SeokJin no reparara demasiado en ese movimiento.

¿Tenía que acercarse él? Deseaba salir huyendo.

Estaba acostumbrado a que SeokJin lo agarrara e hiciera con él todo lo que quisiera; que fuera el rubio quien lo obligase a acercar su cuerpo al suyo, empujándolo, pero las manos de SeokJin seguían a los lados, inmóviles.

– Ah...

– Más cerca –repitió SeokJin.

JungKook podía notar las palpitaciones de su propio corazón en las sienes. Aturdido, se deslizó un poco más hacia delante, acomodando su cuerpo al de SeokJin.

Esperó nervioso a que el mayor hiciera algún comentario o movimiento, pero no hizo nada y JungKook consiguió escuchar los acompasados latidos de SeokJin bajo los desbocados de él.

Podía sentir la respiración del rubio, el movimiento tranquilo de su pecho al respirar. Y antes de que se diera cuenta, relajó todo el cuerpo, apoyándose completamente en el de SeokJin.

– Separa las piernas.

La voz de SeokJin volvió a sacarlo de la irrealidad a la que se había sumergido y ahogó una exclamación al sentir los dedos de SeokJin abriéndose paso entre sus nalgas.

– Ah... no... –Instintivamente fue a apartarse.

– No te muevas –ordenó SeokJin con voz áspera, sin tocarlo, ni obligarlo a permanecer inmóvil con el brazo libre.

Aún así, JungKook obedeció. Cerró los ojos y trató de no centrarse en los dedos que acariciaban la abertura de su ano. Los dígitos de SeokJin se movían despacio, untando bien la crema, pero no pudo evitar ponerse rígido cuando sólo uno de los dedos se introdujo despacio.

– SeokJin...

– ¿Qué pasa? –La voz de SeokJin se oía más cerca y JungKook supo con temor que había bajado la cabeza– No vas a decirme que también te estás excitando ahora, ¿verdad?

JungKook enrojeció intensamente y se negó a decir nada. No necesitaba mirar tampoco a SeokJin para saber que estaría sonriendo en esos momentos.

Sin contemplaciones, SeokJin siguió introduciendo el dedo y JungKook se mordió los labios para no demostrar el dolor que sentía.

Sólo la calidez de la crema parecía aliviar el escozor del interior y cuando SeokJin dejó de hurgar y retiró el dedo, la sensación de alivio se mezcló con la de sorpresa y humillación por haber llegado a excitarse pese al dolor.

Avergonzado, trató de apartarse de SeokJin, sabiendo que el mayor debía haber notado su erección, pero para su sorpresa y confusión, SeokJin no lo detuvo.

Permitió que se apartara de él y JungKook levantó finalmente la cabeza y lo miró a la cara justo en el momento en que SeokJin se giraba, rodeaba la mesa y se sentaba en la silla de oficina, volcando toda su atención en los papeles.

JungKook lo miró con la boca abierta, sorprendido, hasta que se dio cuenta de su reacción y apartó la mirada abochornado.

¿Tan acostumbrado estaba a que SeokJin lo detuviera hasta el punto de esperar que siempre sucediera eso? No... ¿Tan desesperado estaba que había llegado a desear que SeokJin lo estrechara aunque sólo fuera un juego para él?

Y lo peor de todo era que hubiera aceptado cualquier cosa con tal de no sentir la indiferencia con la que acababa de obsequiarlo. ¿Significaba que se había cansado ya de jugar con él?

Se agachó con esfuerzo, agradeciendo que la medicina de Kai fuera tan efectiva, y se subió los pantalones, abrochándolos antes de salir del despacho y dirigirse al cuarto de baño de la habitación, aún con la esperanza de que SeokJin lo detuviera, algo que no hizo.

   *************



TaeHyung observó en silencio los movimientos de SeokJin. Hacía años que no viajaban en un avión público y hacerlo, aunque era una medida de precaución, ya que era seguro que tendrían vigilados todos los aviones privados de SeokJin, le producía una extraña ansiedad.

En privado le había expuesto sus preocupaciones, pero SeokJin le había pedido una solución, no más problemas, y TaeHyung no había encontrado ninguna.

– Entonces seguiremos con el plan –había dicho SeokJin.

TaeHyung llevaba demasiado tiempo con él como para poder reconocer los pequeños indicios de cansancio, que revelaba un cuerpo ya agotado. No necesitaba que SeokJin dijera que estaba preocupado o cansado.

Él jamás lo diría o reconocería; nunca, pero aunque en otras circunstancias TaeHyung intentaría obligarle a descansar, ahora no tenían tiempo para eso.

El aeropuerto estaba lleno. Cientos de personas se movían arriba y abajo, entrando y saliendo, era difícil seguir los movimientos de todos. Por precaución se arrimó más a SeokJin e hizo señas a YoonGi, que se encontraba varios metros detrás de ellos, para que no les perdiera de vista.

Desde donde se encontraba, sabía el lugar exacto donde debían encontrarse el resto de sus compañeros, pero aparte de YoonGi, era incapaz de verlos, y esperó que ellos sí pudieran visualizarlos perfectamente.

– SeokJin, deberíamos ir todos...

SeokJin no respondió. La expresión de su amigo era grave. No hacía falta que dijera nada más. Él más que nadie comprendía el peligro que corrían y lo que sucedería si llegaban a caer en manos de Alexander. Pero no tenían opción. Todos lo sabían.

– Manténgase alerta.

TaeHyung dio las órdenes pertinentes con la esperanza de que llegara a todos y siguió al lado de SeokJin y JungKook.

Él se había negado a que el muchacho los acompañara, ya que podía ser peligroso para SeokJin, para cualquiera de ellos, pero SeokJin se había negado a aceptar cualquiera de las sugerencias que alejaban a JungKook de su lado.

¡Incluso habría aceptado la absurda idea de HoSeok de meter a JungKook en una maleta y facturarlo como equipaje si SeokJin hubiera accedido a ello!

Desvió la mirada y clavó los ojos en JungKook. El muchacho andaba casi corriendo para mantener el ritmo que SeokJin había impuesto, tratando de no tropezar y caer, disculpándose continuamente con la gente que empujaba al ir firmemente agarrado del brazo por la mano de SeokJin.

El rostro de JungKook estaba muy pálido y TaeHyung comenzaba a temer que se hubiera enfermado en algún momento. ¡Sólo faltaba tener a un enfermo con ellos mientras trataban de alejarse de las garras de Alexander!

Pero no era eso todo lo que TaeHyung temía…

Volvió a girar la cabeza y en esta ocasión miró al conocido rostro de su amigo. Su expresión para cualquiera que lo mirase, parecería inexpresiva, dura, una roca tallada, pero él veía mucho más y eso, lo que había en su rostro, le asustaba más que cualquier otra cosa. ¿Podría ser que...?

– ¿Cuál es el vuelo?

TaeHyung había percibido la aproximación de NamJoon antes de que éste llegara a su lado. El chico siguió caminando sin girar la cabeza y mirarlos.

Ninguno se miró o hizo ademán de conocerse. Para cualquiera que los mirase, daba la sensación de ser dos grupos independientes unidos por la masa humana que los arrastraba como una corriente.

Hasta JungKook se mostraba discreto después de las advertencias y las amenazas de SeokJin.

– Al fondo, la cinco...

NamJoon hizo una imperceptible inclinación de cabeza y se movió hacia su izquierda como si su camino le exigiera continuar por allí.

Siguieron caminando sin disminuir el ritmo hasta que TaeHyung notó como SeokJin se ponía tenso, a su lado, e inmediatamente se puso alerta, buscando con la mirada aquello que hubiera alarmado a SeokJin y que incompresiblemente se le hubiera pasado por alto a él.

¿Qué había visto su amigo?

No obstante, él no consiguió ver nada, aunque la sensación de ansiedad se hizo más intensa. Desvió la cabeza y miró a SeokJin.

– ¿Qué ocurre?

– Nos vigilan.

TaeHyung volvió a mirar a su alrededor con más ansias, sin disimular en esta ocasión, en busca de JiSoo y YoungBin o alguno de los imponentes miembros de la familia coreana de SeokJin.

– ¿Dónde?

– No lo sé.

– ¡SeokJin!

Se giró enfadado para mirar con reproche a su amigo. No consideraba la situación en la que se encontraban buena para bromear

Pero ver el ceño fruncido de SeokJin y la fría mirada hacia uno de los pasillos que iban a girar en pocos minutos, hizo que su enfado desapareciera y volviera la cabeza inmediatamente, dispuesto a enfrentarse con quien se encontrara allí esperándolos.

Sin embargo, SeokJin se detuvo bruscamente, reteniendo con él a JungKook y consiguiendo que toda la masa humana que venía detrás comenzara a mirarlos mal e hiciera comentarios molestos. TaeHyung los ignoró.

– ¿Viste algo?

Le inquietaba no saber lo que ocurría y mucho más le molestaba no poder ver e intuir lo que ocurría o lo que iba a ocurrir. Sabía que la defensa no era muy sólida y temía que pudieran atravesarla fácilmente y llegar a SeokJin antes de poder hacer algo.

La sola idea le aterraba. Se giró para dar una orden al resto de sus compañeros, pero antes de tener tiempo a actuar, los cuatro estaban a su lado.

– ¿Qué pasa? –exigió saber HoSeok muy serio, sin apartar la vista del ángulo que había tomado.

Todos habían ocupado un ángulo de protección alrededor de SeokJin y JungKook. TaeHyung comprendió que ninguno había visto nada, ya que parecían más ansiosos que de costumbre, como si considerasen que habían fallado en algún momento de su vigilancia.

– Ahí –dijo Kai en cambio.

TaeHyung desvió sólo unos segundos la cabeza hacia el americano, antes de apartarla y seguir observando la parte que le correspondía e ignorando las miradas que todos les lanzaban y los comentarios.

Sólo unos instantes antes de girar la cabeza y volver a mirar el mismo pasillo que SeokJin no dejaba de observar y que Kai había indicado. ¿Podría ser que Kai hubiera notado algo que él, que ninguno de ellos, había notado antes? Apretó la mandíbula.

– ¿Vieron a alguien allí? ¿TaeHyung?

– No, yo no –reconoció a regañadientes – SeokJin, ¿estas seguro de que...?

– Son ellos –confirmó SeokJin con inquietante tranquilidad – Podría reconocer el aura que emanan esos dos en cualquier lado.

– Entonces nos vamos.

JiMin comenzaba a ponerse nervioso. La situación se les escapaba de las manos ya que no eran capaces de notar nada extraño. Ya no sólo él temía por la seguridad de SeokJin.

Todos comenzaban a creer que no serían capaces de proteger a SeokJin bajo esa presión. Incluso el silencio de JungKook era descorazonador.

– Vámonos –aceptó TaeHyung, esperando que SeokJin no tuviera nada que objetar.

– No –fue en cambio la respuesta de SeokJin, sorprendiéndolos a todos. Su expresión había cambiado–. No saben que avión tomaremos. Ni si quiera saben si lo haré en uno de los míos o no. Si conseguimos despistarlos aquí, les será más difícil encontrarnos después.

– Ya, pero...

¿Cómo le explicaba que ninguno de ellos se encontraba moralmente preparado para enfrentarse a un peligro que no eran capaces de percibir con antelación?

– Hablas como si sólo estuvieran ellos solos. ¿Cómo puedes suponer que no habrá alguien más vigilando en otro lado? –se interesó Kai.

– Alexander jamás cambiará su forma de actuar –aseguró SeokJin convencido de sus propias palabras–. Además, soy de la familia... hay normas sobre eso.

¿Normas? TaeHyung sintió un escalofrío al recordar parte de esas normas que ya había tenido el privilegio de averiguar e instintivamente cerró un poco más el cerco que lo separaba de SeokJin.

Prefería morir a que su amigo volviera a Corea del norte. No. Era incluso mejor morir a caer en manos de Alexander.

– ¿Normas? –insistió Kai– ¿Puedes garantizar que están ellos dos solos?

El tono de voz de Kai era de incredulidad. TaeHyung miró de reojo a SeokJin. Éste había ladeado la cabeza y miraba a Kai divertido.

– Sí, claro, te lo garantizo –El asesino le devolvió la mirada, confuso y sacudió la cabeza antes de apartarla–. Pero si pretendes subestimarlos sólo porque sean dos, me temo que estarás muerto antes de que consigas acercarte a ellos.

– ¿Cuál es el plan?– habló SeokJin deprisa, sin apartar la mirada del pasillo donde se suponía que se encontraban sus primos.

El plan era sencillo, y tal y como lo había organizado no había fallos... En realidad sólo había uno, y TaeHyung lo miró detrás del cuerpo de SeokJin.

– ¿Qué hacemos con él?– Señaló a JungKook con la cabeza y todos se giraron para mirarlo, sorprendiendo al muchacho que se encogió instintivamente.

– ¿Ves como la idea de la maleta no era tan descabellada? –se animó HoSeok, asintiendo efusivamente como si por fin, ahora, tuviesen que darle la razón.

SeokJin, sin embargo, como si no lo hubiera oído, volvió a arrastrar a JungKook hasta al pared más cercana, lo empujó contra ella y bajó la cabeza hasta dejarla a escasos centímetros de la de JungKook. El muchacho había palidecido.

– Tú –comenzó SeokJin –, te quedarás aquí. Ni se te ocurra moverte. No des un maldito paso al frente y si es posible, ni respires.

JungKook abrió la boca para decir algo, pero la mirada que SeokJin debió de lanzarle bastó para que volviera a cerrar la boca y asintiera débilmente con la cabeza.

TaeHyung meneó la cabeza. ¡Siempre supo que mantener a JungKook al lado era un error!

– Vamos.

Fue fácil reconocer a YoungBin y JiSoo. Destacaban por físico y altura. Eran guapos, tanto o más que SeokJin, y lo superaban en tamaño por varios centímetros.

TaeHyung se había acostumbrado a ver a los miembros norcoreanos de la familia materna de SeokJin, pero aún después de varios años, le impactaba verlos. Y no fue al único.

Incluso a Kai, que podía hacer alarde de tranquilidad, se apreció sorprendido al verlos al fondo del pasillo, en la pared, tal y como SeokJin había previsto, bloqueando las dos únicas vías hacia los vuelos.

Ellos no tardaron en verlos o, al menos, parecieron encontrarse rápidamente con la mirada de SeokJin. Los tres permanecieron mirándose de forma extraña antes de que YoungBin y JiSoo se dieran la vuelta y se unieran al resto de personas que circulaban por el pasillo. ¿Se iban?

TaeHyung frunció el ceño. Ese no era la forma que tenían de actuar. Aunque supieran que perderían un enfrentamiento, estaban educados para luchar, no importaba el desenlace. Ellos no huirían.

Además, en fuerza, posiblemente, eran quizás, incluso más fuertes que todos ellos en un enfrentamiento directo... ¿Qué pasaba entonces?

– ¡Kai!

TaeHyung miró a SeokJin sorprendido, deteniéndose junto a su amigo. El americano acudió inmediatamente a su lado, como lo habían hecho los demás.

– ¿Sabes si el aeropuerto ha sido renovado alguna vez?

– ¿Qué? Sí, hubo unas obras bastante grandes hace dos años. Fueron muy extravagantes, ya que los vuelos salían con mucho retraso.

– ¡Maldita sea! –SeokJin se giró y miró el lugar por donde habían ido–. No hay un solo camino.

– ¿Qué?

SeokJin no respondió. Echó a andar por el mismo camino que acababan de recorrer, apartando a las personas que le dificultaban el paso, alejándose de ellos y obligándolos a correr para alcanzarlo.

TaeHyung comenzó a llamarlo a gritos hasta que consiguió alcanzarlo y mantenerse a su lado.

– SeokJin, no puedes alejarte...

– ¿Dónde está JungKook?

TaeHyung miró la pared vacía donde habían dejado a JungKook.

– ¡Ahí!– HoSeok pegó el cuerpo al suyo para señalar a SeokJin con el dedo donde se encontraba JungKook.

Todos giraron la cabeza para mirar los altos cristales que había a un extremo. TaeHyung se apartó bruscamente Y HoSeok le miró antes de desviar la cabeza.

– Maldito mocoso –masculló SeokJin, adelantándose para alcanzar al muchacho que seguía de espaldas a ellos, con las manos apoyadas en los cristales, mirando los aviones que había en el exterior– ¡JungKook!

TaeHyung vio como JungKook se giraba para mirarlos, con una expresión algo arrepentida en el rostro, antes de girarse junto a YoonGi para asegurarse que los primos de SeokJin no les hubieran seguido.

No obstante, estuvo apunto de tropezar con la espalda de HoSeok. Se giró furioso, pero enmudeció al ver a SeokJin tan inmóvil como los otros cuatro compañeros.

– ¿Qué...?

Levantó la cabeza y por fin vio lo que sucedía. SeokJin había tenido razón. El pasillo donde se habían asentado YoungBin y JiSoo a esperarlos, no daba solamente a un lugar, sino que conducía a la parte principal por una puerta de emergencia, la que se encontraba al lado de las grandes ventanas de cristal.

Si antes TaeHyung había creído que la tensión que les rodeaba no podía ser más intensa y desagradable, ahora sabía que se equivocaba.

YoungBin y JiSoo se detuvieron a escasos metros de distancia de ellos, al lado de JungKook, pero no se molestaron en mirar al muchacho.

TaeHyung sabía, no, todos sabían que si daban un paso en falso, JungKook podía caer en sus manos si delataban que él iba con ellos. Pero si lo descubrían, ¿qué sucedería?

Miró preocupado la espalda de SeokJin. Su amigo estaba rígido, demasiado erguido y suponía que su expresión no dejaría entrever nada.

¿Qué iban a hacer ahora?

Giró la cabeza, moviendo el cuello rígido, para volver a mirar a JungKook. Si en vez de encontrarse JungKook allí, hubiera estado cualquiera de ellos, la situación hubiera sido completamente distinta.

Pero con JungKook... ¿Qué harían? ¿Por qué había tenido que tener razón en ese momento?

Pero no tuvo ocasión de seguir buscando una manera de resolver el problema. El brazo de JiSoo se alzó y agarró por los hombros a JungKook, empujándolo hasta él e inmovilizándolo.

Después levantó la cabeza y clavó una fría mirada café en SeokJin, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa felina.

– ¿Es tuyo... SeokJin?

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