13. Mamá


La velada en casa de SeokJin terminó tan rápido como había empezado.

En cuanto hizo una pregunta sobre lo sucedido, SeokJin lo echó de su casa agriamente.

JungKook dejó que el agua del grifo cayera sobre su rostro y su cuerpo unos instantes más antes de cerrar el grifo y salir de la bañera. Se secó rápidamente y se vistió aún más rápido.



- ¿Vas a cenar, cielo? - preguntó su madre, asomando la cabeza por la puerta de la cocina cuando salió del cuarto de baño.



- No... no tengo hambre.



- ¿Estás enfermo? - se interesó su madre preocupada.



- No, no, sólo algo cansado. De verdad - añadió al ver la expresión de incredulidad de su madre.



- Está bien, antes de acostarme te llevaré un vaso de leche.



JungKook asintió sin ganas y se encerró en su habitación. El esperado encuentro con SeokJin había sido una pesadilla, un mal sueño que no quedaría relegado a un mal recuerdo una vez se despertara.

Miró los libros de texto desanimado y se sentó a hacer los deberes. Por muchas vueltas que le diera a lo ocurrido, la tarea de clase no se haría sola.




Al día siguiente, poco antes del amanecer, JungKook pudo oír como una figura envuelta en la bruma nocturna le susurraba unas palabras en el oído. Se incorporó de golpe, con el corazón latiéndole con fuerza y la respiración entrecortada.

Estaba solo en su habitación.

La imagen de aquella silueta oscura murmurando en la penumbra con la que había soñado le resultaba vagamente familiar, aunque no fue capaz de identificarla. Extendiendo una mano temblorosa, encendió la lamparilla que reposaba sobre la mesita de noche.



A través de la ventana las primeras luces del día deslumbraban sobre la ciudad. Una niebla recorría lentamente la larga calle vacía y silenciosa que se distinguía a través del cristal.

JungKook miró su reloj y comprobó con pesadumbre que debía prepararse para ir a clase.



Se vistió en silencio y se acercó a la cocina sigilosamente. Tomó varias galletas y las mordisqueó mecánicamente antes de volver a dejar la mitad en el recipiente de metal. Después se sentó en una de las sillas y sepultó la cabeza sobre la mesa.

No quería ir a clase y, aunque deseaba ver a SeokJin, en el fondo ni se atrevía a volver a aquella casa. SeokJin ya no era sólo suyo y éste le trataba como a un muñeco sin sentimientos.

¿Podía conformarse con eso?

Tal vez hubiera sido mucho más fácil desaparecer cuando SeokJin le dijo que se fuera, pero no había podido.

¿Por qué era tan cobarde y tan débil? Si seguía permitiéndolo, SeokJin jugaría con él hasta destrozar sus sentimientos. ¿Qué debía hacer? Alejarse de él le dolería y le desgarraría el alma, pero permanecer a su lado era aún mucho más doloroso.



JungKook suspiró amargamente y levantó ligeramente la cabeza. La oscuridad de la cocina era muy profunda y parecía estar sumergida en una fina película de vapor.

¿No debería haber amanecido ya?

Fue en aquel momento cuando notó como unos largos y afilados dedos helados se cerraban en torno a su cuello...

JungKook levantó la cabeza bruscamente, agradeciendo la calidez de la luz que se filtraba por la ventana.

Un sudor frío recorría su cuerpo y cuando se levantó de la silla, apartándose de la mesa, se dio cuenta que las piernas le temblaban ligeramente.

¿Dos pesadillas en un día? Si no conseguía relajarse de una vez, no volvería a dormir.



Un ruido en la habitación de sus padres hizo que se alarmase. No quería ver a su madre y darle la oportunidad de que volviera a insistirle con la comida. Si se metía algo más en el cuerpo lo vomitaría.

Salió sigilosamente de la cocina, intentando no hacer ruido y tras cerrar la puerta de la calle, no se molestó en esperar al ascensor y bajó por las escaleras.


...


Las clases resultaron ser peor que las pesadillas. Al no haber terminado los deberes, terminó siendo el blanco de las burlas de sus compañeros y de los castigos de los profesores.

SeoHee se cruzó solo una vez con él, golpeándolo a propósito cuando pasó por su lado. Sus dos amigas se rieron mirándolo con desprecio.

Así que cuando la última hora llegó a su fin, recogió lentamente sus libros, permitiendo que la clase se quedara vacía. Antes de salir, se asomó a la ventana.

El patio comenzaba a quedarse vacío también, pero aunque buscó con la mirada a SeokJin, no lo encontró. Posiblemente no quería verlo, estaría ocupado como siempre o, simplemente ni se acordaba de él.



De camino a casa una pequeña lluvia prometía acompañarle todo el trayecto. La recibió con cierto agrado. Tenía la cabeza atestada y la cara le escocía.



- ¿Qué tal las clases? - dijo una voz jovial a su espalda. JungKook se detuvo y HoSeok chocó literalmente contra su espalda - Ay, me rompí la nariz - gimoteó exageradamente.



JungKook se volteó. HoSeok se frotaba la nariz con una lastimosa actitud, llamando la atención de todos los que pasaban por allí.

Varias personas cuchicheaban y se reían mientras los observaban. JungKook no les prestó atención.

Estaba acostumbrado a ser el centro de las burlas y las risas mal intencionadas.



- ¿Qué haces aquí? - preguntó finalmente casi en un susurro.



HoSeok dejó de hacerse el tonto y lo miró dolido.



- ¿Te echaba de menos? ¿Está mal? No pongas esa cara, no voy a comerte.



Era un alivio oír eso tal y como llevaba el día desde que se había levantado. Miró al alegre HoSeok con cierta desconfianza y suspiró derrotado.

No era capaz de estar enfadado con él.

Al fin y al cabo era el único que lo trataba como a una persona, fueran cuales fueran sus intenciones finales.



- ¿Qué, te apetece visitar a SeokJin?



JungKook abrió la boca para decir que sí, pero la cerró de golpe antes de que saliera algún sonido de sus labios. Después se giró nuevamente y le dio la espalda a HoSeok.



- No - dijo, arrepintiéndose de decirlo dos segundos después de haberlo hecho.



- ¿No? -. HoSeok parecía incrédulo -. ¿Y eso? ¿Estás enfadado? ¡No será verdad que te enamoraste de Min Hyun! -. Casi parecía escandalizado, y cuando pasó una ancianita se puso a lagrimear a gritos sobre su hombro, antes de que la anciana intentara golpearle con el bastón y lo llamara pervertido -. Soy un incomprendido - se lamentó con una sonrisa socarrona. Después se agarró a los hombros de JungKook y lo apretó contra él. - Dale, no seas tonto y vamos.



- No - insistió JungKook, tozudo, apartándose de HoSeok -. No pienso volver a ver a SeokJin - soltó siguiendo su camino.

Sus palabras le ardían como si le hubieran abierto una herida en el pecho pero no se detuvo a mirar lo que hacía HoSeok y éste tan poco lo detuvo.

Así que después de unos segundos se giró, intrigado, tal vez con la esperanza de que el pelirrojo lo arrastrara hasta casa de SeokJin como si no lo hubiera oído.

No obstante, la calle estaba vacía.



...



Después de una semana JungKook seguía sin tener noticias de SeokJin, ni de HoSeok. En algún momento de la semana había esperado ver aparecer a HoSeok, aunque no a SeokJin, pero ninguno lo hizo.

Se arrepentía de haber dicho aquello a HoSeok, pero ya no sabía qué hacer para remediarlo.

Lógicamente no podía retroceder el tiempo, pero intentar arreglar algo a esas alturas casi le parecía un suicidio.

No sabía si HoSeok estaría enfadado por lo indiferente que había sido con él, pero si le había dicho a SeokJin que no quería volverlo a ver... muy posiblemente el chico rubio le cerraría la puerta en la cara si se aparecía en su casa.

¿Qué podía hacer?

Sólo faltaban dos días para las vacaciones pero ese año, a diferencia de todos los anteriores, no las esperaba con la misma ilusión.



- JungKook la comida está lista - le llamó su madre, entrando en la habitación después de dar un par de golpecitos.



- No tengo hambre - soltó escondiendo la cabeza entre las mantas.



- Me da igual - dijo su madre con aspereza -. Últimamente no comes nada, duermes aún menos y empiezo a preocuparme. ¿Qué te ocurre?



"Quiero morirme" Esa era la respuesta que quería decirle, pero que no pronunció.



- ¿Vas a levantarte a comer?



- No.



- ¿Te has peleado con tu amigo? ¿Tal vez con tu novia?



- No tengo amigos y tampoco novia. Déjame.



- ¿Has discutido con los dos? A ella no la conozco, pero SeokJin me parecía un chico muy simpático, ¿qué le has hecho? Pídele perdón.



JungKook asomó la cabeza y miró enfadado a su madre. ¿Pedirle perdón a SeokJin? ¿Simpático? Después volvió a ocultar la cabeza entre las mantas.



- Supongo que hoy tampoco piensas comer.



- No.



No tenía hambre. El estómago parecía haberse encogido completamente y la sola idea de ingerir algo, que no fuera agua, le repugnaba. Además, la cabeza iba a estallarle....



Su madre salió de la habitación sin decir nada más.


...


Cuando despertó la cabeza le dolía más que antes de conseguir quedarse vencido. La tenue luz de las farolas se filtraba ligeramente a través de las hendijas de la persiana entrecerrada.

Apartó un poco las mantas y se quedó en silencio, contemplando el techo sin entusiasmo.



- ¿Piensas quedarte ahí mucho más tiempo?



JungKook se giró sobresaltado al oír la fría voz de SeokJin.

Entre la penumbra su figura se podía distinguir en el otro extremo de la habitación. Estaba sentado en una silla que posiblemente había cogido de la cocina.

Al ver que JungKook no respondía, se levantó y se acercó hasta la cama. JungKook, inconscientemente se acurrucó las mantas sobre su pecho.



- ¿SeokJin? - susurró JungKook, aún no muy seguro de que aquello no fuera otra pesadilla y que se fuera a convertir en un monstruo...



- Sí, ¿quién iba a ser si no? - soltó fastidiado.



- ¿Cómo entraste? - siguió susurrando JungKook.



- Creo que esa pregunta te la respondí en otra ocasión.



Y, por supuesto, no tenía intenciones de volver a responderla. SeokJin agarró las mantas que cubrían a JungKook y se las arrancó de las manos.

El muchacho se puso tenso, pero SeokJin, como si no hubiera notado su reacción, lo agarró de la camisa del pijama y lo sacó de la cama sin contemplaciones.



- ¿Qué haces? - chilló JungKook, cuando se recobró de la conmoción y se dio cuenta de que SeokJin parecía tener un propósito con aquella intrusión.



El rubio lo ignoró completamente, y sin soltarlo del brazo, abrió la puerta de la habitación y lo arrastró por el pasillo hasta el cuarto del baño.

En la puerta, su madre asomó la cabeza ligeramente desde la cocina y JungKook la miró horrorizado. ¿Qué explicación iba a dar a su madre por lo que estaba haciendo SeokJin?



- Señora - saludó el chico con una cordial inclinación de cabeza.



Su madre, con una sonrisa radiante, cerró los ojos coquetamente.



- Gracias por cuidar de mi hijo - soltó cálidamente.



- ¡Mamá! - chilló JungKook espantado.



De alguna manera, comenzaba a darse cuenta de lo que había ocurrido realmente.

Su madre había dejado entrar a SeokJin y muy posiblemente le condujo ella hasta la habitación, lo que le aterraba era pensar sobre lo que le podía haber dicho mientras él dormía.

Sólo de imaginárselo le daban ganas de echarse a llorar, aunque para la dignidad y el orgullo que le quedaban por conservar... poco importaba lo que SeokJin pensara a esas alturas sobre él.



- ¿Vas a quedarte a cenar, SeokJin, cariño?



¿Cariño? ¿Desde cuándo su madre se tomaba esa confianza con SeokJin? Ahora sí que se hubiera echado a llorar.



- Seguro- aceptó, con una sonrisa.



JungKook no pudo evitar sentirse celoso. A él nunca le trataba con tanta amabilidad ni le obsequiaba la mitad de aquella sonrisa.

Comenzó a forcejear para liberarse de SeokJin, pero éste aumentó la presión del brazo y JungKook se mordió el labio para no quejarse.



- Genial. Hoy voy a dormir en casa de tía Chaeyong que está algo enferma, dejaré la cena sobre la mesa. Si está algo fría sólo tienen que calentarla en el microondas, ¿de acuerdo? Creo que no se me olvida nada más... - Se quedó algo pensativa y volvió a sonreír -. Bueno, no sé, ahora los dejo con lo que estén haciendo. Pásenlo bien.



Y, para sorpresa de JungKook, volvió a cerrar la puerta de la cocina como si la escena que representaban los dos fuera lo más normal del mundo.



- Sin ninguna duda, no es a tu madre a quien te pareces - soltó SeokJin agriamente, empujándolo al interior del cuarto de baño.



- ¡Suéltame! - chilló finalmente con el brazo dolorido.



SeokJin, indiferente y echando el cerrojo de la puerta, lo soltó. JungKook se apartó hasta un rincón y se quedó allí quieto, con una mano sobre su brazo dolorido, mirando al otro chico con algo de miedo.

¿Qué pensaba hacer allí? ¡Y con su madre en la cocina!



Como si éste pudiera leer sus pensamientos, SeokJin no permaneció allí detenido durante mucho más tiempo. Se apartó de la puerta y en dos zancadas llegó a su lado y sin decir nada más, comenzó a quitarle el pijama.

JungKook se puso tenso y enrojeció antes de empezar a apartar a SeokJin de su ropa.



- ¡Qué estás pensando hacer? - chilló asustado, sin acordarse de que su madre estaba al lado.



SeokJin no respondió, pero pareció hartarse de que se moviera tanto, porque le agarró de las muñecas y lo empujó contra la pared dándole un golpe. Después, más tranquilo, siguió desatándole la camisa del pijama.



- ¡SeokJin! ¡Déjame! - gritó, sintiendo como le ardía la cara. Intentaba soltarse las manos sin ningún éxito. La fuerza de SeokJin no podía compararse con la suya.



Una vez terminó de desabotonarle, lo arrastró consigo hasta la bañera y comenzó a llenarla de agua. JungKook se quedó helado. ¿Qué era lo que se proponía hacer?



- ¿Qué... qué vas a hacer? - susurró asustado, perdiendo todo el color que habían adquirido sus mejillas. ¿Pensaba ahogarlo?



SeokJin lo miró durante dos segundos sin sonreír. Su mirada era tan fría e inexpresiva como siempre. Después se sentó en el borde de la bañera y lo agarró por el elástico del pantalón.

JungKook volvió a escandalizarse.



- ¡Yah! ¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame!



- ¿Vas a callarte de una maldita vez? - soltó SeokJin, bajándole los pantalones sin prestar atención a los gritos y protestas escandalizadas de JungKook.



Del mismo modo, SeokJin consiguió deshacerse completamente de toda la ropa, evitando los forcejeos y los gritos de protesta que JungKook no se cansaba de lanzar.

Y, una vez hubo terminado, JungKook se quedó tan inmóvil y silencioso como una estatua de mármol, con las dos manos en la entrepierna incapaz de mirar a SeokJin a la cara.



- ¿Y bien? - dijo SeokJin finalmente, tras unos minutos de silencio, sintiendo la mirada del muchacho sobre su cuerpo -. ¿Vas a entrar tu solo a la bañera o también quieres que te meta yo?



JungKook le miró finalmente, espantado.



- Después de estar todo el día en la cama sudando como un cerdo, hueles fatal. Ahora metete en el agua antes de que decida meterte yo.



- ¿Qué? - susurró JungKook en un hilo de voz apenas audible girando la cabeza hacia el agua de la bañera. Seguro que SeokJin la abría echado fría para fastidiarlo, o tal vez estaba hirviendo... No pudo evitar retroceder.



- Ya veo.



Antes de que pudiera volverse hacia SeokJin, éste lo levantó, cargándoselo al hombro y lo tiró al agua, haciendo que JungKook contuviera la respiración del susto.

Cuando comprobó que el agua ni estaba helada ni ardiendo, se relajó un poco, volviendo a llevarse las manos a la entrepierna.

Estaba muy avergonzado y miró a SeokJin de reojo, éste, permanecía de pie junto a la bañera y sonreía burlonamente ¡Era un demonio!



- No sé qué ocultas tanto - dijo divertido.



JungKook no se movió pero tampoco dejó de observar los movimientos de SeokJin.

El rubio agarró de uno de los muebles una esponja y jabón, lanzándolos, que como por supuesto no intentó atrapar, cayeron al agua, salpicándole la cara y los ojos. Aún así no miró directamente a SeokJin. ¡Estaba tan nervioso!



- ¿Tampoco piensas enjabonarte tu solo? Tal vez prefieras que yo lo haga por ti.



JungKook se puso tenso con el comentario y recogió rápidamente la esponja. No quería darle la oportunidad a SeokJin de que cumpliera su amenaza.



- Puedo hacerlo solo - se quejó -. Si me dejas solo no tardaré...



- No pienso irme - soltó SeokJin, dando con los cepillos -. ¿Qué te preocupa tanto? No eres una mujer. ¿O es que estás excitado, princesita?



JungKook se ruborizó completamente y ocultó la mayor parte de la cara en el agua para que SeokJin no viera lo rojo que estaba.

Había acertado. No podía evitarlo, la situación era muy embarazosa y su cuerpo reaccionaba por voluntad propia. ¿Por qué tenía que ser tan odioso?



- No...



- ¿No estás excitado?



¡Lo odiaba!



- ¡No pienso ducharme contigo mirando! - gritó finalmente.



- ¿En serio? -. ¡Cómo se estaba divirtiendo a su costa! -. Entonces me temo que tendremos un problema serio, porque yo no tengo intenciones de salir de aquí hasta que no estés bien limpio.



Tras las palabras de SeokJin, el silencio los envolvió completamente. JungKook deseaba desaparecer y SeokJin se había cruzado de brazos frente a la bañera y lo miraba con una expresión incalificable. Si al menos consiguiera calmarse...



- De acuerdo, tú ganas, la paciencia no es una de mis virtudes -. SeokJin resopló bastante fastidiado y JungKook se giró hacia él aliviado.



- ¿Te vas? - preguntó con inocencia.



- No - soltó SeokJin con una sonrisa diabólica mientras se acercaba a la bañera -. Tendré que enjabonarte yo.



SeokJin se remangó la camisa y metió la mano en el agua en busca de la esponja.

JungKook, aterrorizado, sin darle tiempo a que SeokJin llegara a la parte donde su mano sostenía la esponja, se levantó bruscamente de la bañera, empapando a SeokJin completamente.



- Lo siento - se apresuró a disculparse sobrecogido - Yo no...



SeokJin no le dejó terminar la frase, lo agarró del pelo y levantándolo como si nada lo sacó de la bañera. Después agarró una toalla de baño del armario y se la lanzó.



- Sécate de una maldita vez, pendejo.



Estaba furioso. JungKook en vez de secarse se cubrió con la toalla. ¿Por qué tenía que hacerlo todo mal?

Se sentía mareado. Miró a SeokJin con la intención de volver a pedirle perdón, pero no consiguió decir nada. ¡SeokJin se estaba quitando la camisa!



- ¿Qué... qué estás haciendo? - exclamó, dándose la vuelta. Le había vuelto a subir la sangre a la cabeza.



- Creo que es bastante obvio, ¿no? - soltó SeokJin molesto -. Parece que te gusta estropearme la ropa. No sé si darte una paliza o qué hacer contigo.



- Lo siento - gimoteó.



- Cállate de una vez y sécate.



- Lo siento - repitió JungKook en un susurro, apoyando la frente sobre los azulejos.



- ¿Piensas quedarte ahí toda la noche?



SeokJin lo agarró del brazo y lo arrastró nuevamente hacia la habitación. JungKook caminó torpemente, goteando todo el suelo.

Al entrar, SeokJin lo lanzó sobre la cama y sin darle tiempo a moverse, se sentó sobre sus piernas y le arrancó la toalla.



JungKook volvió a taparse la entrepierna con las manos conmocionado.



- ¿Qué haces...?



SeokJin no le dejó hablar, con un gruñido exasperado, le puso la toalla en la cara y comenzó a frotársela cruelmente.

Cuando terminó o, al menos decidió que la cara ya estaría lo suficientemente seca e irritada, comenzó a revolverle el pelo con ella.

JungKook lo miró sorprendido y agitado. La posición en que se encontraba le permitía observar el cuerpo de SeokJin claramente. Su torso pálido y bien formado que contrastaba con sus pezones de tono oscuro.

JungKook bajó la mirada lentamente hasta llegar a los límites del pantalón de cuero que bajaba peligrosamente de la cadera.



- Para estar armando tanto alboroto no parece que lo estés pasando tan mal - soltó SeokJin, socarronamente. JungKook levantó los ojos y se encontró con la negra mirada del chico rubio -. Vamos, no te cortes, sigue mirando, hasta te dejo que toques si sigues tan quieto y calladito.



JungKook apartó la cabeza avergonzado. ¿Por qué siempre tenía que ser tan cínico? SeokJin sonrió aún más divertido y comenzó a secarle el cuello y el torso.



- Déjalo, puedo hacerlo solo - soltó abochornado.



SeokJin se detuvo y lo miró divertido.



- ¿Qué te ocurre? ¿Te molesta que te seque? ¿O será que tienes mucha facilidad para excitarte?



JungKook se negó a mirarlo. ¿Qué podía hacer? Era humano y la situación en la que SeokJin le había puesto era muy cruel. Él conocía sus sentimientos y aún así no le importaba jugar con él de esa manera.



- Ya veo, así que es lo último. - comentó SeokJin casi por casualidad -. Veamos entonces lo que escondes con tanto celo.



El chico rubio se acomodó, impidiendo que JungKook pudiera moverse y agarró sus manos, consiguiendo levantarlas casi sin esfuerzo para mayor frustración de JungKook.



- ¡NO! ¡Déjame! - chilló desesperado.



SeokJin, ignorándolo, le levantó las manos por encima de su cabeza y las apresó allí con una sola mano, inmovilizándolo completamente....

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