No. 0
Alguien sabio me dijo alguna vez, que nosotros nacemos sin personalidad y a medida que pasa el tiempo se va formando; pero mientras tanto nuestro nombre define nuestra forma de ser... Eso explicaría como la gente cambia radicalmente sin necesidad de un trauma.
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Pov Kamila
Hola, me llamo Kamila, tengo 16 años y estoy a punto de cumplir 17.
Nací en Salento, un pueblo pequeño; pero a mis 4 años, mi padre abandonó a mi madre, por lo que ella se mudó con mi abuela a otro pueblo, uno peculiar, alejado del resto y cubierto por algunas montañas. No era imposible entrar, pues había y sigue habiendo un camino para salir y entrar sin perderse... Pero era una hermosa fortaleza.
Mi mamá me tuvo a mí a a mi hermano gemelo, Carlos. Él tiene 17.
Cuando llegamos vimos muchas cosas extrañas, había personas con... ¿Super poderes? Era como los cómics de ciencia ficción. Después, llegamos a una casa que se movía sola, tenía vida propia.
Más tarde, mi mamá nos contó a mí y a mi hermano que ella tenía magia, y que nosotros también la tendríamos. Mi mamá dijo que a sus poderes se les decían «dones», dentro del pueblo; dijo que la familia, mi familia, era la familia Madrigal. Después llamarón a una reunión familiar.
—Primero lo primero, ella, es su tía abuela: Mirabel.
—Si les es más cómodo, pueden decirme Abuela Mira, la mayoría acá lo hacen.
—Su abuela Mirabel es la jefa del pueblo y de la casa; y ellas...— dijo mi madre, señalando a una mujer algo vieja pero de increíble belleza y otra robusta y muy bien conservada—. Son sus dos hermanas; mis tías Luisa e Isabela; más tarde conocerán a sus hijos y nietos, es que ellos hacen tareas en el pueblo o estudiando.
— ... ¿Quién es ese senod?— Dijo mi hermano torpemente, aún no sabía pronunciar la "R " y otras letras señalando a un hombre, el cual se veía menos viejo que los demás—. ¿Pod qué tiene un tucán en el hombdo?
— Él, es mi tío Antonio...— Comenzó a hablar mi madre mientras bajaba el brazo con el que mi hermano señalaba al hombre—. Es el menor de mis tíos y tiene un tucán en el hombro porque es su amigo, mi niño; él puede hablar con las animales.— Carlos pensó unos segundos y fue corriendo con él hombre. Después, de su pelo sacó una rana muy colorida cubierta por un trapo.
—¿Como se dama?
—...— Mi tío abuelo sonrió dulcemente y tomo con cuidado a la rana—. No deberías tenerla en el cabello... Es venenosa parcerito...
— Oh...
— ... ¿Como te llamas? Amiguito... Oh, lo siento, amiguita... ¿No tienes nombre?... ¿El que sea?... Yo le diré...
— ¿¡Que diho!?— Preguntó emocionado... Reflexioné unos segundos que Carlos siempre había sido así, y que su confianza era increíble; yo siempre preferí analizar a situación de lejos. Leer a la gente.
— Ella dice... Que no tiene un nombre, pero que le caíste bien, así que te deja ponerle uno tú. —Mi tío Antonio, por comodidad decidí decirle así bajó a la rana a la altura de Carlos, y él la tomo con cuidado
— Recuerda no ponerla en tu pelo...
— ¡Sipi!
— ... Que bonico, hicieron una reunión y no me hablaron, tan queridos... - Llegó un hombre, también viejo pero atractivo y de ojos verdes, con el pelo largo para lo que yo estaba acostumbrada y una especie de capucha amarilla oscuro, con camaleones naranjas en la misma; aplaudiendo lenta y sarcásticamente entró al cuarto en el que todos estábamos. Vi como los ojos de mi mamá se llenaron de miedo repentino, y procedí a esconderme entre sus piernas; Carlos sonrió con su cara tonta la misma de siempre, y mi tío Antonio lo puso atrás suyo. Era raro, eran los únicos dos que presentaban temor, además de una anciana sentada en una silla, que bueno, pacería de la misma edad que el señor que entraba. Y él, con la cabeza en alto... Se veía imponente.
— Lo siento Camilo; olvidé llamarte... Jeje... — Mi abuela Mira se acomodó los lentes con una mirada nerviosa.
— Lo noté Mirabel.
— Papá...— Dijo mi madre, entonces entendí que era mi abuelo... ¿Por qué tenía miedo de él?
— Martina, mi niña ¿qué haces acá? —Él se acercó a ella, a mi madre, pero ya no era amenazante, parecía que estaba intentando ser gentil.
— Hola papá...— Dijo con un tono tímido; me dio mucha curiosidad ver a mi abuelo y escapé de entre sus piernas para ir con él. De inmediato me notó y me miró confundido.
—... ¿Tú eres mi abuelo?— Pregunté directa
—... Martina, ¿ella es hija tuya?— Arqueó una ceja y mi madre asintió— ... Vaya pues... Entonces, sí, lo soy pequeña... ¿Cuál es tu nombre?— Mi mamá se alertó, no supe el porqué, pero miré a mi abuelo a los ojos y por un segundo sentí que quedé hipnotizada como al mirar una serpiente.
—¡E-ella e-
—Kamila... Mi nombre es Kamila...— Interrumpí a mi madre mirando los ojos de mi abuelo mientras una curiosidad repentina venía a mí, sentía que estaba viendo a alguien igual a mí y ni siquiera lo conocía hace segundos.
—Ah, con que Kamila, ¿eh?— Miró a mi madre con algo de burla, ella de inmediato miró a otro lado.
—Sí... Con K— Respondí sin dejar de mirarlo y él extendió su mano, la tomé y seguido de eso me cargó... Sonreí... Se sentía como estar con mi padre.
—Bueno que coincidencia, yo me llamo Camilo.
— Ou... Entonces... ¡Tenemos el mismo nombre!
—Sí, así es pequeñita...— Él empezó a caminar y a medida que se alejaba del cuarto conmigo en brazos, mi madre ponía una cara de desesperación interna.
—¡Camilo espera!
—... ¿Disculpa?— Mi abuelo miró a mi madre con una mirada amenazante; en respuesta ella bajó la mirada rápidamente.
—Pa-papá... Aún tengo cosas que hablar con Kamila...
—Pues... Lo harás luego... ¿O acaso sigues disfrutando hacerme enojar?
—N-no papá... L-lo siento...
—Bien dicho mi niña, bien dicho.— Mi abuelo salió del cuarto conmigo en brazos, y fue hasta el suyo.
Empezamos a hablar de cosas, me hizo varios peinados, jugamos un rato, me enseñó su don y bla bla bla... Yo me divertí tanto, y él igual. Pero a pesar de eso, lo miraba a los ojos y había algo que no me convencía... Sentía que no era la primera vez que hacía esto con alguien.
—Abuelo...
—¿Sí?
—Usted... ¿Tiene más nietos?
—No que yo sepa... Pero siempre quise. Me haría muy feliz...— Dijo en un tono humilde que me hacía sentir como en un hogar.
—Bueno... Carlos también es nieto suyo... Es mi hermano...
—Oh, qué bacano.
—... Usted... Cuida niños... Desde hace mucho... Y... Y a usted la mayoría no le gustan... Pero a pesar de eso es muy bueno con los niños.— Traté de adivinar. No es que lea mentes, solo aprendí a interpretar emociones y sentimientos... Como un modo de socializar... Lo juro, no soy rara.
—... — Mi abuelo me tomó en brazos y me miró curioso—. Yo tenía razón... Tú eres especial.
—¿Entonces acerté?
—Sí pequeña, así es... Y eso me revela mucho... Como que eres una niña muy inteligente.
—Pero... Mi papá siempre decía que yo era rara... Y que si seguía actuando así iba a alejar a la gente...
—Pues estaba mal, porque tú eres exceptional. Ven pequeña, sígueme.
Mi abuelo fue hacia una puerta pequeña, la abrió y entramos juntos: era su armario. Fue hacia un cajón y de ahí sacó una ruana amarilla sin ningún detalle a diferencia de la suya, y me la puso.
—¿Quieres saber un secretó? Yo mismo hago mis prendas de ropa, por eso tengo algunas como esa... ¿Quieres añadirle detalles a esa y quedártela?
—¿En serio? —El asintió y mis ojos se llenaron de ilusión—. ¡Claro que quiero!
—¡CAMILO!... —Una voz mandona se hizo presente; el abuelo en respuesta solo frunció el ceño y rodo los ojos—. ¿Camilo? ¿A donde fuiste?... —La puerta se abrió y mi Abuela Mira entró— Ah, aquí estás... ¡APARECIERON DOS PUERTAS NUEVAS! ¡HABRÁ NUEVOS DONES!
—... Bueno niña, oficialmente eres una Madrigal.
No estoy de acuerdo con ninguno de los comportamientos tóxicos en está historia.
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