Capitulo 44

Mientras que la chicas estaban completamente descontroladas los chicos estaban bastante más calmados. Después del pequeño altercado que había provocado Cisco, el ambiente se volvió bastante más distendido gracias a las cartas. Oliver había ganado varias manos cuando decidió abandonar la partida y dar la oportunidad de que ganaran otro de sus compañeros.

Estaba sentado en la barra del bar escuchando los resultados del mundo deportivo cuando se acercó su compañero Diggle.

—Siento que te estés aburriendo en tu despedida de soltero —comentó el exmilitar sentándose en el banqueta que estaba a su lado.

—Está bien John —le respondió dando un gran sorbo de su botellín de cerveza —. Gracias por acordarte de Tommy esta noche.

—No hay porque darlas, era un gran tipo —Diggle pidió una cerveza igual que su compañero—. Además estoy seguro que te hubiera montado una despedida de soltero mucho mejor que ésta. Yo estoy algo anticuado.

Oliver sonrió.

—No estoy del todo seguro de haber podido soportar una despedida montada por Tommy Merlyn —confesó Oliver, sentía que ya había tenido suficientes fiestas y despiporres en su vida; más aun desde que había aceptado la responsabilidad de ser padre —. Esto me va bien John. Por cierto gracias por invitar a Anatoly...

—Ese hombre es todo un personaje...—la camarera le dejó su botellín justo en frente y Diggle se lo agradeció antes de darle un gran sorbo—. Te casas dentro de una semana.

Oliver se volvió a su amigo con una sonrisa de oreja, oreja, era obvio que estaba feliz de ello.

—Sí, nunca hubiera imaginado que estaría deseando que llegara el día. Antes del tiempo que estuve fuera veía el matrimonio como una cárcel y después... simplemente creía que era algo que no me podía permitir.

—Pero conociste a Felicity Smoak —apuntó Diggle.

—Exacto, nunca sospeché que entrar a su oficina ese día cambiaría mi vida tanto.

—Menos mal, porque conociéndote hubieras salido huyendo lo más lejos posible.

Oliver asintió con la cabeza, y aunque no lo hizo ese día sí lo había hecho después. Y no solo una vez, sino muchas más, siempre que empezaba a sentir algo muy fuerte por ella, se obligaba a ir al lado contrario. Eso le había llevado en parte a salir con Sara de nuevo, después de su desliz con Isabel se había dado cuenta que le había importado demasiado haber dañado a Felicity; pero como no podía permitirse el lujo de tener todo lo que Felicity implicaba había saltado de cabeza a una relación con Sara, una relación cómoda y sin grandes riegos; solo el aquí y ahora.

—Gracias por haberme hecho abrir los ojos John.

Diggle desde el primer momento no le había permitido mantener la creencia de que estaba condenado a una vida de soledad. Siempre había confiado en que encontraría a la persona adecuada para compartir su vida, y Oliver sospechaba que Diggle se había dado cuenta de que esa mujer era Felicity mucho antes que él.

—No hay de que —Diggle no creía que su amigo le debiera nada, él le había dado los consejos porque sentía que su amigo estaba perdido, el solo le había orientado un poco; él y Felicity habían hecho el resto—. Aunque déjame decirte, es mejor que cuides bien de nuestra chica, no me gustaría tener que ir tras de ti.

—Daría mi vida por ella —respondió desde el corazón Oliver.

—Lo sé pero seré yo quien la lleve frente el altar —Felicity se lo había pedido y a pesar de ser el padrino de Oliver no había podido negarse, ella era su hermana pequeña. La llevaría frente al altar y luego estaría al lado de Oliver junto con Roy—, tenía que decirlo.

Oliver chocó su botellín con el de su amigo.

— X —

Lyla se aseguró de que Thea y Felicity llegaran su casa en buen estado. Ninguna de las dos estaba borracha, pero la joven Queen si que estaba algo "achispada".

—shhhhhhh —Felicity le pidió algo de silencio, había visto el coche de Oliver aparcado en la entrada, así que suponía que tanto él como Roy estarían durmiendo —. Thea por dios no hagas tanto ruido.

—No hago ruido —respondió la joven tratando de hablar bajo perono lo logró y su voz se escuchó por el pasillo.

—¿A dónde vas? —preguntó Felicity al ver que su cuñada iba a sentido contrario a donde estaban sus dormitorios.

—Quiero enseñarte una cosa.

—Thea son las cuatro de la mañana, ¿no puedes esperar a enseñarme lo que sea que me quieres enseñar mañana no sé a las 2 del medio día?

Felicity no estaba acostumbrada a salir mucho de fiesta, lo zapatos le estaban destrozando los pies y estaba que se caía de sueño.

Pero la joven no le hizo ni caso siguió andando hasta llegar al lugar que tenía en mente. abrió la puerta de una habitación a la que Felicity no había entrado nunca.

—Te presento la habitación principal... —anunció Thea entrando dentro, Felicity la siguió y se quedo sorprendida, si ya pensaba que el dormitorio de Oliver era grande, esté era dos veces el de Oliver—. Supongo que podemos decir que a partir de la semana que viene es tu dormitorio —la joven le guiño un ojo y fue hacía el armario.

—Yo... no... —balbuceó la informática, esa habitación había pertenecido a Moira y Robert Queen, no podía imaginarse durmiendo allí—yo... nunca...no podría dormir aquí.

Thea se volvió a mirarla

—¿Por qué? Ahora eres una Queen y esta casa te pertenece.

—Bueno a ti también quédatela tú.

—Si vivo aquí es porque me gusta estar en familia—apuntó la joven—, si quisiera ser la señora de la casa, te recuerdo que tengo la mansión Merlyn esperándome.

Eso era cierto, Thea ahora era la heredera de las propiedades de Malcom Merlyn, entre ellas la mansión; pero una vez había decidido volver junto a su hermano, había dejado a un lado esa parte de su vida y había abrazado el apellido Queen de nuevo. Lo único bueno que Malcom Merlyn le había dado era a su hermano Tommy y él había tratado bastante mal su recuerdo.

—Pero esto es demasiado...—Felicity no podía más que admirar la gran cama con dosel, el mueble peinadora que había en uno de los laterales, el chaise longe en color blanco que estaba a los pies de la cama.. Esa habitación parecía no haberse visto afectada por la crisis de liquidez de la familia Queen.

—Es una suerte que la esa bruja de Isabel Rochev no pusiera sus garras en esta habitación, porque si lo hubiera hecho seguramente lo primero en desaparecer sería esto —Thea sacó a empujones del armario un gran baúl—. Mi madre tenía la costumbre de todos los años sacar este baúl, en el guardaba todo los recuerdos de su boda con mi pa...—ella dudó en como referirse a él— con Robert.

—Era tu padre —le dijo Felicity agarrándola del brazo—en lo que importa, Robert Queen, fue tu autentico padre.

Thea le dio una sonrisa triste y abrió el baúl.

—A mi me encantaba esos días, porque me dejaba probarme su vestido de novia, los zapatos...veíamos fotos y me contaba la historia de cómo se habían conocido y enamorado —le explicó a la rubia— aunque supongo que yo fui una completa ingenua porque me lo creí, creía que se amaban y siempre soñaba con tener esa misma clase de amor... Ahora espero que no.

—O puede que al principio si se amaran —le planteó Felicity, apenas podía creer que estuviera defendiendo a Moira.

Thea sacó un precioso vestido de novia, con una voluminosa falda de seda blanca y un corpiño de encaje precioso. No era para nada el estilo de Felicity, pero entendía porque a la pequeña Thea le había encantado vestirse con el vestido de novia de su madre; era un vestido de autentica princesa de cuento.

—Hacía años que no lo veía —desde que había sospechado que entre su madre y Malcom había algún tipo de relación más allá de la amistad —. Pero sigue siendo tan bonito como recordaba.

—Sí, es precioso—lo que más sorprendía a Felicity era que a pesar de haber pasado tantos años no parecía pasado de moda, y el blanco aun se mantenía impoluto—. ¿Quieres probártelo? —le preguntó a Thea al ver que no paraba de acariciar con cariño la tela del vestido.

—No —la joven se secó una lagrima que se le había escapado —prefiero mantenerlo en el recuerdo.

—¿Estás segura? —Felicity creía que era una pena, pero entendía que ahora que su madre faltaba quisiera mantener ese recuerdo intacto.

—Sí —Thea le dio una sonrisa triste —pero esto no es lo que quería mostrarte —. Se quitó los tacones y se sentó en el suelo animando a Felicity que siguiera su ejemplo.

Del Baúl sacó un álbum de fotos, mostrando a una joven Moira, completamente ataviada como una novia. Se la veía feliz y contenta, nada que ver con la Moira Queen que ella había podido conocer. ¿Serían las continuas infidelidades de su marido la causa de que se convirtiera en una mujer sin corazón o le había ocurrido algo más? Thea le enseñó y explico fotografía por fotografía, en algunas se podía ver a Malcom Merlyn en compañía de la que había sido su mujer y la madre de Tommy, aunque como era normal su cuñada no quiso ahondar mucho en su presencia.

—No es que no esté disfrutando de todo esto... —comentó Felicity señalando al caos que las rodeaba— porque lo estoy haciendo, lo prometo. ¿Pero hay algún motivo para que tuvieras la necesidad de enseñármelo?

—Sí que la hay —la joven miró en el interior de la caja y de ella sacó un estuche —quería darte esto; son todo tuyos

Felicity cogió el estuche y al abrirlo se encontró con los pendientes de perlas que Moira había llevado el día de su boda.

—¡Oh no, no puedo aceptarlo! —trató de devolvérselos pero Thea no se lo permitía—. Son de tu madre deberías de tenerlos tú

—Claro que puedes, ella siempre decía que el anillo y el collar serían míos, pero los pendientes sería un regalo para la mujer que se casara con Oliver y esa eres tú.

—Sí, pero no creo que ella estuviera muy de acuerdo en regalármelos a mí, ella y yo no nos llevábamos bien precisamente —por decirlo de una manera bonita, no le iba a decir a la joven que su madre la había amenazo para que no le contara a Oliver nada sobre la paternidad de su hermana.

—Estoy segura que si estuviera aquí y vieras lo feliz que haces a mi hermano te habría dado ella misma sin pensarlo —le aseguró la joven Queen— Dios sabe que tenía muchos defectos, pero ella quería que fuéramos felices; aceptó a Roy porque sabía que me hacía feliz y te hubiera aceptado a ti también.

La rubia se sintió conmovida por la defensa de su amiga.

—Thea lleva razón — respaldó Oliver que se había acercado a la habitación siguiendo las voces de ambas mujeres sin que estas se dieran cuenta de su presencia, estaba apoyado en el marco de la puerta contemplando el caos que las rodeaba, contento de que sus dos chicas favoritas se llevaran tan bien—, ella hubiera querido que los llevaras en nuestra boda.

Volvió a abrir la caja y miró detenidamente los pendientes, eran preciosos, seguramente de perlas natura y oro amarillo, Felicity no era muy partidaria del oro amarillo pero con esos pendientes podría hacer la excepción.

—Es tarde ¿Por qué no seguís mañana? —Oliver las ayudó a ponerse en pie, el alcohol ya había desaparecido de sus organismos pero tenían las piernas algo entumecidas de la postura, he hecho tuvo que sujetar a su chica para que no diera de bruces contra el suelo —. Esto demuestra que es hora de ir a la cama

—Creo que llevas razón —la informática se giró hacía su cuñada y la abrazó—, gracias.

Los tres emprendieron rumbo a sus dormitorios, había sido un día lleno de emociones, pero sobre todo lleno de esperanza de futuro, un futuro que iban a afrontar todos juntos, como una familia.

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