Capitulo 40

La recuperación de ambos héroes fue a las mil maravillas, primero Roy y luego Oliver fueron dados de alta del centro médico de ARGUS. En menos de una semana de nuevo en casa, aunque claro, eso no implicaba que estuvieran cien por cien recuperados, aun tenía camino por recorrer.

Desde el primer momento Felicity Smoak tomó el relevo de su prometido, alzándose como la cabeza de familia no solo en la empresa sino a todos los niveles. Convocó una rueda de prensa para informar de la situación, el estado de salud del CEO podía hacer que los valores de Queen Consolidated se tambalearan y no podían permitirse eso, aun no. Con ayuda de Thea y Oliver se había preparado a conciencia para ese momento; y debió hacerlo bastante bien porque al día siguiente comprobó que se había ganado el respeto de la mayoría de los periodistas. Para todos ellos, Oliver y Roy habían resultado heridos en un accidente de coche que el Capitán Lance se había encargado de falsificar para mantener en secreto sus alteregos.

Oliver estaba encantado de regresar a su casa, al fin podría dormir de nuevo en su cama junto a su chica, y no con ella sentada en una silla mientras él estaba tumbado como habían dormido durante su estancia en el centro de Amanda Waller, sino con ella tumbada a su lado mientras que su mano descansaba sobre su pecho a la vez que podía sentir como su respiración le acariciaba la piel de su torso.

Su hijo Connor también fue un gran aliciente, el niño al verle se había abrazado a él como una lapa y no se había querido apartar de su lado el resto del día. Sentía el haber preocupado a su hijo, pero tal y como Felicity le había hecho ver cuando descubrió la existencia del pequeño, nadie estaba a salvo de los accidentes de coches, las enfermedades... Sandra, la madre del pequeño, no se vestía de cuero cada noche, ni ponía en riesgo su vida pero aun así había muerto. En la vida había cosas que no se podían controlar, pero la mayoría de veces cuando se ponía la capucha de Arrow, Oliver sabía lo necesario para salir victorioso. Un hombre no podía tener dos nombres, cierto, porque él no era dos personas distintas, Arrow era Oliver Queen, y Oliver Queen era Arrow, separar esas dos identidades había causado dolor, no solo a él, sino a las personas a las que amaba, como a su madre, a Tommy, a Laurel, a Felicity... Gracias a ella se había acogido a Connor y gracias a su hijo había aceptado sus sentimientos por su chica a pesar de las miles de dudas y miedos que asolaban su mente. La mejor manera de honrar a los que no estaban era luchando, luchando por el bien de la ciudad y luchando por su propia felicidad, sus padres así lo hubieran querido y también su mejor amigo.

Decidió aprovechar al máximo lo que la convalecencia le regalaba, tiempo con su hijo, con Felicity, con Thea, en resumen con su familia. Una familia de la que Roy había vuelto a formar parte, su joven compañero había aceptado a regañadientes mudarse a la mansión Queen.

—Necesitas que alguien te cuide y no pienso tener que decidir entre ayudar a mi hermano o ayudarte a ti, cuando hay espacio de sobra para que vivamos todos juntos— había argumentado su hermana ente la negativa de su novio de mudarse a la mansión. Felicity siendo como era, había apoyado a su cuñada y Roy no había tenido otra opción que ceder a las dos mujeres que más respetaba en su vida.

Raisa estaba encantada, la mansión Queen estaba de nuevo repleta de vida, de risas... algo que hacía mucho tiempo que no había, incluso agradecía las protestas de los dos convalecientes... que en un principio llevaron bastante mal las limitaciones que sus lesiones les ponían. Siempre que podían trataban de saltarse alguna recomendación de los médicos, por suerte siempre había alguien allí para impedirlo, Thea y Felicity se habían vuelto muy estrictas en ese sentido, aunque el peor de todos ellos era Connor, que a la mínima que su padre se movía ya estaba avisando a algún adulto.

Diggle y Lyla los visitaban casi a diario y al final acaban quedándose a comer o a cenar como la gran familia que eran. Incluso Sara había regresado a Starling al enterarse del accidente que había sufrido su ex-novio y había asumido el papel de heroína de la ciudad, junto con los tres miembros del Team que estaban sanos. Felicity tenía la ligera sospecha que Sara no era la única Lance que había regresado a la ciudad, aun no había podido demostrar si sus sospechas eran erróneas o no, pero le resultaba extraño la aparición de una segunda mujer enmascarada; aunque si de verdad estaba en lo cierto, Laurel no había regresado sola, pues a la misteriosa heroína se la había visto siempre acompañada de un hombre vestido de cuero negro y otro vestido con mallas azules... Fueran quien fueran, los tres desconocidos estaban ayudando a acabar con la delincuencia que ensuciaba las calles de Starling algo que todo el equipo agradecía.

Felicity trataba de compaginar sus dos trabajos con él, con el cuidado de su nueva familia y la preparación de la boda. Sentía que apenas había horas en el día para poder atender todas sus obligaciones; al menos tenía lo más importante, su vestido de novia.

Ese mismo día, había tenido que salir un poco antes de la oficina para reunirse con la pastelera para elegir la tarta para la boda. Habían logrado convencer a la mujer para que acudiera a la mansión con todo lo necesario para la selección de sabores y decoraciones; lo que menos le apetecía era acudir con un aun convaleciente Oliver a la pastelería con decenas de periodistas a la zaga. La imagen que la recibió a su llegada era la misma que encontraba a diario; Connor sentado junto a su padre en el sofá del salón, atendiendo mientras que éste le daba explicaciones de cómo debía realizar los ejercicios que tenían como deberes. Ese día además Roy estaba con ellos tratando de resolver ejercicios de matemáticas.

—Creo...—Oliver se obligó a recordar las lecciones que había aprendido sobre los decimales— que hay que dividir normal y luego contar cuantos números hay después de la coma y se pone en el mismo lugar en el ¿cociente?.

—¿No había que poner 0 para quitar las comas? —preguntó Roy que también estaba mirando el cuaderno de ejercicios del pequeño.

—Eso es cuando está dentro de la cajetilla —le refutó Oliver, apenas se acordaba pero de eso estaba casi seguro—. Harper tenías que haber prestado más atención en clase.

—Habló el que no diferencia el coeficiente de resto —se defendió el joven ante el ataque de su cuñado—. ¿La cajetilla, en serio? hasta yo sé que eso es divisor.

—Es el dividendo —le corrigió Connor que miraba como los dos adultos discutían con diversión. Su padre y su tío muchas veces se asemejaban a un dúo cómico sin que ellos lo pretendieran.

—Harper vas a tener que volver al colegio —Oliver trataba de ocultar su sonrisa de satisfacción de que su hijo le hubiera corregido.

—Lo dice el hombre que dejó la universidad...

—A mí al menos me aceptaron... —no pensaba reconocer que tras su vuelta se arrepentía de muchas cosas de su pasado y haber dejado la universidad era una de ellas. Muchos en Queen Cosolidated no habían confiado en él por culpa de su falta de estudios, esa misma falta de estudios le había hecho dudar de si mismo.

—Papá ¿dejaste la universidad? —le preguntó su hijo sorprendido de que su padre hubiera sido capaz de ello. Siempre estaba diciendo que estudiar era importante...

—Yo...—Oliver miró a Roy regañandole con la mirada, no quería ser un mal ejemplo para su hijo. El refrán haz lo que yo digo no lo que yo haga que tanto había utilizado su padre era lo que le venía a la cabeza en momentos como éste.

—¿Qué está pasando aquí? —le preguntó Felicity decidiendo que era mejor entrar antes de que el asunto se les escapara de las manos.

—Tío Roy dice que papá dejó la universidad — le respondió el pequeño

Felicity miró a su chico el cual le rogaba con la mirada que por favor le sacara de ese berenjenal de una manera que no le hiciera quedar demasiado mal.

—Bueno, es cierto que tu padre muchas veces no es demasiado inteligente —apuntó Felicity acercándose al sillón donde estaban sentados sus chicos. Su comentario se ganó una carcajada de Roy y un gruñido de desagrado de su chico— y ese no fue su momento más brillante, por suerte tiene otros talentos a los cuales sabe sacara partido y sobre todo me conoció a mi —Oliver no podía estar más de acuerdo con esto último, ambos se complementaban, ella era la lógica y la inteligencia en estado puro y él era el compromiso, el corazón... Esa dualidad le había hecho convertirse no solo en una buena pareja sentimental, sino en un gran equipo de trabajo.

—Eso demuestra que no soy tan tonto algunos creen —respondió Oliver cogiendo a su chica por la cintura y haciéndola que se sentara sobre sus rodilla.

—Yo no diría tanto, estuviste a un pelo de perderla —le recordó Roy—, no creo que sea algo de lo que estar muy orgulloso.

Después de Slade estos dos habían estado bailando el uno al rededor del otro, tanto es así que Diggle y Roy casi habían hecho apuestas sobre cuando iban a dar el gran paso... pero de pronto algo cambió, Oliver se alejó y Felicity empezó a hacer su vida. No había sido hasta que ella empezó a salir con Collin cuando Oliver se sacudió a sí mismo y dejó que sus impedimentos volaran lejos cuando finalmente aceptó que no podía estar sin ella.

—Aun me pregunto que ve mi hermana en ti...

—¡Oliver! —le riñó su chica dándole un golpe suave en el pecho—. Y no vayas a decir que empezó él, porque ya no tenéis cinco años. Hay veces que Connor parece mayor que vosotros dos...

Felicity se fue a levantar justo cuando el niño llamó su atención.

—¿Puedes mirar si mis ejercicios están bien?

—Por supuesto —ella se sentó junto al pequeño, cogió el cuaderno donde había estado trabajando y analizó detenidamente cada uno de los ejercicios—. Están bien —casi era una sorpresa después de la conversación que había escuchado al llegar a casa.

—¿Ves? soy más inteligente de lo que mucha gente creé —le señaló Oliver a su compañero.

Felicity le dio un apretón en una de sus rodillas de manera cariñosa; ella estaba segura que si la vida de su chico hubiera sido diferente habría sido capaz de sacarse una carrera. Pero no culpaba a la isla, sino a la permisiva educación que Moira y Robert le habían dado.

—¿Has acabado los deberes? —le preguntó Connor, y el pequeño asintió—. Entonces recoge tus libros que la mujer de las tartas va a venir dentro de unos minutos —Connor obedeció rápidamente, le había prometido estar presente en la cata de los pasteles—. En cuanto a vosotros espero que os comportéis mientras voy a cambiarme.

—No te preocupes yo me encargo de vigilarlos —comentó Thea que acababa de llegar a casa para ayudar a la selección de la tarta.

—No tiene ninguna gracia la forma en que nos tratáis... —protestó Roy bastante molesto con que lo trataran como un niño pequeño.

—Comportaros como es debido y entonces os trataremos como adultos —le recordó Felicity mientras salía hacia su dormitorio.

— X—

La repostera que Thea le había recomendado a Felicity le parecía una mujer demasiado estirada. Había aparecido cargada con muestras de bizcochos y rellenos, así como fotografía de sus diferentes trabajos. En cuanto Felicity había dicho que quería una tarta de bizcocho de vainilla con relleno de chocolate, la mujer había protestado diciendo que esos sabores estaban anticuados y había sacado las diferentes muestras.

—¿Cuando nos hemos convertido en una pareja de sexagenarios? —le pidió Oliver a su chica ante la clara critica a sus gustos quizás algo tradicionales...

—Este es un bizcocho de fruta de la pasión y mango —anunció la pastelera acercándoles un trozo generoso de bizcocho.

Todos probaron un bocado del bizcocho, el cual no estaba malo, pero la fruta de la pasión le daba un toque acido no apto para todos los paladares.

—No me gusta —confesó Connor sin malicia ninguna sino con la naturalidad de un niño—, yo quiero un red velvet.

Oliver sonrió a su hijo, el también prefería el clásico bizcocho rojo.—Pasemos al siguiente —pidió.

—De acuerdo —claramente el comentario del niño le había sentado mal a la repostera—. Aquí tenemos un bizcocho de coco, limón y almendras.

—Descartado —Oliver retiró el plato de su chica— No queremos que la novia tenga una reacción alérgica en mitad del banquete.

—Es cierto se me olvidó comentar que Felicity es alérgica a los frutos secos —se disculpó Thea que había sido quien había concertado la cita.

—Entonces también podemos descarta estás —La mujer retiró de la mesa cuatro tipos de bizcochos, dejando sobre la mesa solo tres más—. ¿Qué tal este te Apple & cherry pie?

—No está mal —dijo Felicity tratando de no hundir a la pobre mujer, pero en realidad no le parecía una buena elección... Siguieron probando el resto de muestras, sin que realmente les gustara ninguna—. ¿Tenéis red velvet?

—Por supuesto... —respondió la mujer con una expresión que no dejaba a dudas que no le estaba gustando ni un pelo hacía donde iba la conversación.

—Pues quiero una tarta de cuatro pisos, de red velvet y crema de queso, recubierta de fondant blanco y con encaje comestible en verde bosque y como mucho un par de rosas en rosa bebé —.Felicity había tomado una decisión, le daba igual que la tacharan de anticuada, ella prefería considerarse de gustos clásicos. Pero no quería en su boda una tarta con forma de caja de zapatos... quería lo normal una tarta sin grandes adornos y extravagancias como era ella.

—¿No ha visto Magnolias de Acero?

Por supuesto que había visto esa pelicula, era una de sus peliculas favoritas. No solo porque salía Julia Roberts, sino porque Sally Field y Shirley Maclaine estaban magnificas. Sí podía recordar la desagradable tarta de armadillo a la que la pastelera se refería .

—Si la he visto, pero si Connor quiere que el pastel sea un red velvet, pues eso es lo que vamos a tener, porque él es parte de esta boda tanto como su padre y yo.

El niño la miró sonriendo, y ella le respondió con otra sonrisa aun mayor y un guiño de complicidad. Sin embargo de repente el rostro del pequeño se ensombreció y salió corriendo.

—¡Connor! —le llamó su padre e incluso trató de ir tras él, pero aun le costaba moverse tras el accidente.

—Quédate aquí ultimando los detalles con Thea — su chica le obligó a sentarse de nuevo—, voy a ver que le ocurre.

Felicity siguió al pequeño hasta su dormitorio allí le encontró sentado sobre su mullida cama , con las piernas encogidas mientras que su frente descansaba sobre sus rodillas; estaba llorando, desde la puerta era capaz de escuchar sus pequeños sollozos.

—Ey —le llamó la atención ella muy suavemente mientras se sentaba sobre su cama—, ¿Que es lo que ocurre?.

—Nada —contestó entre sollozos el pequeño.

—Connor, las personas no lloran por nada...—le argumentó la rubia; de pronto una idea le vino a la cabeza— ¿Es por qué tu padre y yo nos casamos?

—No, no es eso —aseguró el niño levantando al fin la cabeza—. Es que me estoy olvidando de mamá...

La declaración del pequeño golpeó directamente a Felicity en el pecho, cerró los ojos y respiró profundamente, los recuerdos de angustia cuando era ella pequeña y empezaba a olvidarse de su padre acudieron de pronto a su cabeza, y eso que su padre le había abandonado, no quería imaginar lo que sería estar en la situación de Connor. Abrazó al joven Queen y dejó que éste encontrara el consuelo entre sus brazos.

—Tengo una idea —anunció de pronto ella, rompió el abrazo y se puso en pie—, enseguida vuelvo —y no mintió, apenar había pasado un minuto y ya estaba de vuelta con el teclado de su tablet, cogió la tablet que le había regalado a Connor cuando llegó a vivir con Oliver y dejó ambas cosas sobre las piernas del pequeño —. Escribe todo los recuerdos que tengas sobre tu madre. Como te cuidaba cuando estabas enfermo, esa excursión que recuerdas con gran cariño, las tartas que te hacía para tu cumpleaños...

—La red velvet, siempre decía que era una tarta mágica porque la gente que no la conocía se pensaba que sabía a fresa pero en realidad sabe a chocolate— recordó el pequeño.

—Y llevaba totalmente la razón, es mágica, yo siempre estoy más contenta después de comer un trozo de tarta —Felicity rezaba para estar tratando el tema de una manera correcta—. Escribe eso, escribe todo lo que quieras y cuando sientas que sus recuerdos se escapan, podrás leer todo lo que hayas escrito y recordarla.

—Pero no quiero que piense que no la quería...

—¡Claro que ella sabe que la querías! Y estoy segura que no le gustaría nada verte así de triste... Por desgracia nuestra memoria no puede recordarlo todo, pero tu corazón sí —Felicity puso una mano sobre el pequeño pecho del Connor— y en el tuyo siempre habrá un gran hueco para tu madre, porque nadie quiere que la olvides. Y si tenemos que hacer un libro para que eso no pase, lo hacemos...¿vale?

Connor asintió.

—Felicity —la llamó cuando esta se levantaba para irse —. Me alegro que vayas a casarte con papá.

Ella se agachó y le dio un beso sobre su cabeza.

—Yo también —le limpió las lagrimas de sus mejillas—ambos sois mi familia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top