Capitulo 39

Dejaron a Connor en el colegio sin ningún problema y gracias a la pericia de Diggle consiguieron entrar en Queen Consolidated sin tener que enfrentarse cara a cara a los periodistas. Tanta atención no estaba solo afectando a los nervios de los dos grandes implicados, sino que los empleados también se estaban viendo perjudicados pues recibían llamadas de curiosos en busca de información. Por suerte Oliver sabía que contaba con unos empleados leales, todos ellos habían sido conocedores de la relación y no habían dicho nada.

Era la hora del almuerzo, Diggle había pasado a por algo de comer al mejor restaurante japonés de la ciudad, no podía faltar la bandeja de sushi, un revuelto de fideos con gambas y media decena de gyonzas de carne tanto para su compañero como para él. Como de costumbre el team se reunió en el despacho de Oliver para disfrutar del almuerzo.

—Espero que la cosa se calme de aquí al domingo —comentó Felicity mientras cogía con los palillos un sashimi de atún —. Odiaría tener que perderme el cumpleaños de mi ahijada por culpa de unos cotillas incontrolables.

—Seguro que para entonces habrán encontrado un nueva noticia —le aseguró su chico a partir de su experiencia— o si no simplemente se la daremos.

—Por un momento he creído que eras Marlon Brando en el Padrino —bromeó Diggle.

—Cada hombre tiene su propio destino —esa era uno de los pocos diálogos que Oliver recordaba de la película. Él y Tommy las habían visto mucho tiempo a atrás—. Lo único que tengo en común con la mafia es la de proteger a la gente que quiero. Y eso incluye a los pequeños mini diggles que puedan haber en un futuro.

Había esperado algún comentario de su amigo, siempre que Felicity había sacado el tema de una posible nueva paternidad John siempre había reusado del tema, diciendo que Lyla y él llevaban una vida demasiado ajetreada para tener otro hijo. Ahora sin embargo se mantuvo callado, con la cabeza baja y Oliver casi podía percibir una expresión de culpabilidad.

Felicity miró a su chico y mantuvieron una conversación silenciosas, ambos sabían que pasaba algo raro y no pensaban dejarlo escapar.

—¿Qué es lo que ocurre John? —le preguntó su amiga.

—No quería decíroslo porque... — el exmilitar se paró y tomó una fuerte exhalación, tratando de encontrar la manera de dar la noticia sin herir los sentimientos de sus compañeros—, no quería entristecerte —reveló mirando directamente a su amiga—. Lyla está embaraza.

El despacho quedó en completo silencio. Diggle esperaba no haber cometido un error al dar la noticia. Pudo ver como un brillo de dolor pasó por el rostro de su amigo y jefe, que pronto fue sustituido por preocupación por la mujer que los acompañaba. Felicity estaba no solo callada sino también muy quieta casi parecía no respirar.

—¿De cuantó...?—finalmente preguntó.

—De cuatro meses —del mismo tiempo que hubiera estado ella, de ahí el mutismo.

—Y pensaste que me tomaría mal la noticia —su tono era más bien enfadado más que dolido—. Eres idiota John Diggle, me alegro por vosotros —Felicity se echó a los brazos de su amigo y le dio un fuerte achuchón—. Vamos a ser tíos de nuevo —exclamó feliz cuando su mirada se encontró con la de su chico.

Oliver sonrió y se acercó a su amigo para felicitarlo. Es verdad que como a Felicity aun recordaba ese hecho doloroso, pero no podían vivir anclados ahí y celebrar las cosas buenas. Y la llegada al mundo de un nuevo hijo de su gran amigo, lo era.

—¡Enhorabuena John!

—¿Y sabéis ya si es niño o niña? —preguntó la rubia ilusionada

—Lyla dice que no quiere saberlo porque le da igual lo que sea.

—Pero tú quieres que esta vez sea un niño...—supuso Oliver.

Le había visto jugar con Connor y AJ, estaba claro que ese hombre deseaba tener un niño con el cual hacer lo que hacía con sus sobrinos. Aunque si ese retoño resultaba ser una niña sería igual de afortunada, pues se desviviría por ella del mismo modo que había hecho con la pequeña Andy.

Diggle no pudo contestar, pues de pronto se escuchó jaleo procedente de la mesa de Adrien. Los tres se volvieron y al ver quien era la causante de tal alboroto Felicity palideció. Donna Smoak estaba gritando y tratando de escaparse de el amarre de los guardias de seguridad que Queen Consolidated tenían contratados.

—Suéltenme, están cometiendo un error. Quiero a ver al señor Queen.

—Pues póngase a la cola señora, pero lo hace fuera de aquí —le respondió uno de los guardias.

—Suéltenla —ordenó Oliver tratando de arreglar la situación —, es la madre de la señorita Smoak.

A Oliver no le pasó por alto la mirada de sorpresa de los dos guardias de seguridad, él los entendía, había pensado exactamente lo mismo; madre e hija no se parecían en nada, salvo el color del pelo y de ojos.

—Lo sentimos mucho señora Smoak — se disculparon ambos hombres.

—No tenéis que disculparos —les indicó Felicity saliendo del despacho de su chico—ella tenía que haber seguido el protocolo en vez de colarse como supongo que habrás hecho ¿no es así madre?

—¿Es que acaso tengo que pedir cita para ver a mi propia hija? —Donna se llevó la mano el pecho dolida por la imagen que su hija pintaba de ella al resto de los presente.

—De acuerdo —Felicity no estaba dispuesta a entrar al juego de su madre y por eso decidió dejarlo pasar— ¿A qué has venido mamá?

—¿Tú qué crees? ¿Sabéis lo que siente una madre al enterarse de la vida de su hija por las noticias?

—Será mejor que hablemos mejor en mi despacho —sugirió Oliver, su vida privada era eso, privada e iba hacer lo posible porque siguiera así—. Adrien no me pases llamadas.

La asistente asintió sin poder apartar la vista de Donna. No era para menos, mientras que Felicity estaba elegantemente sexy con su vestido verde bosque, su madre estaba al borde de lo chabacano. Su vestido de punto blanco, dejaba muy poco a la imaginación, tenía un escote demasiado pronunciado dejando al aire su muy generoso escote, mientras que el largo de la falda apenas llegaba a mitad del muslo, si encima se le unían una votas de tacón, resultaba un atuendo muy poco conveniente para ir de visita al trabajo de su hija.

—Mamá no podías llamar en vez de presentarte en mi trabajo para dejarme en ridículo —Felicity respiró hondo antes de hacerle la pregunta a su madre, no quería decir cosas que sabía que luego se arrepentiría. Porque a pesar de sus defectos era su madre, tal y como le había ocurrido a Oliver con Moira.

—¿Yo ridiculizarte a ti? ¿y lo qué has hecho tú? —le recriminó indignada—¿Sabes lo tonta que me sentí cuando Mindy me preguntó por tú querido novio? —Donna no solo miró a Oliver, sino que le hizo un chequeo de arriba abajo, haciéndole sentir muy incomodo—. Un novio del que yo no sabía nada. Además te he llamado y me ha contestado otra persona.

—Eso es porque he vendido mi casa —vale si, debería de haber sido un poco menos dura con su madre, y haberle dicho que ya no vivía en su casa— pero aun así tengo móvil.

—Estaba preocupada —reconoció finalmente su madre—también he leído lo de ese chico, el que conociste en el MIT.

Después de lo ocurrido con Connor, fue una de las pocas veces que madre e hija conectaron, eso había significado algo para Donna, que a pesar de lo que su hija pudiera pensar tenía corazón, pero ella no tenía la suerte de ser tan fuerte como su pequeña.

—No tienes porque, todo lo que ha escrito la prensa es mentira... —Felicity se acercó a su madre y trató de calmarla.

—Salvo que intentó entrar en los sistemas de QC —apuntó Diggle que se había mantenido al margen muy cerca de Oliver.

—Me alegra saberlo, aunque claro ¿quién iba a un partidazo como Oliver Queen por un don nadie como ese? —la madre atenta y preocupada desapareció para dejar paso a la Donna que tan bien conocía Felicity.

—Mamá Oliver es algo más que una cuenta corriente.

—Apuesto —Dona bajó la mirada a la entrepierna del novio de su hija— a que también es bueno en la cama.

—¡Ya, cállate! —le gritó furiosa.

—Un poco más de respeto, soy tu madre.

—Pues entonces compórtate como tal —le sugirió Felicity—. Vienes aquí y no solo me dejas en ridículo frente a mis compañeros de trabajo, sino también frente mi amigo y mi novio —ya no había vuelta atrás Felicity había abierto la compuerta de sus sentimientos e iba a derjarlos salir—. Un novio con el cual me he ido a vivir porque le amo, y no por su dinero o porque sea magnifico en la cama le quiero por cómo es como persona. Pero supongo que tú no sabes lo que es eso porque ninguno de tus novios a merecido realmente la pena. Sobre todo aquel que trató de meterse en mi cama...

Pudo ver como Oliver y Diggle se ponían tensos tras la última parte de su declaración. Por suerte para ella no había llegado a ocurrir nunca nada, su madre había llegado a casa y el muy cerdo había desistido. Fue ese el momento en el que Felicity había decidido marcharse lo más lejos posible de Las Vegas. Sonrió a sus dos compañeros, quería que supieran que nada le había pasado.

Un sonido se empezó a oír del interior de la chaqueta de Oliver, este sacó el teléfono móvil que utilizaba para sus misiones de Arrow.

—Buenas tardes Capitán ¿en qué puedo ayudarle? —aunque una llamada de Quentin a ese número solo quería decir una cosa, lo necesitaban.

Oliver atendió atentamente tomando nota de cada una de las indicaciones que Lance le estaba dando.

—Lo siento señora Smoak pero tenemos que irnos —declaró nada más colgar el teléfono.

Oliver tomó a Felicity por la cintura y la escoltó hacía la salida, Diggle les siguió muy de cerca llamando a Roy y a Thea para que acudieran a la guarida, tenía una nueva misión que cumplir.

— X —

Thea no había podido escaparse pues tenía asuntos que resolver con algunos de los proveedores del Verdant. Lo que dejaba a los tres varones para cubrir el trabajo de campo mientras que Felicity los guiaba sentada tras los ordenadores.

Según Lance unos hombree enmascarados habían asaltado los laboratorios farmacéuticos de la ciudad, secuestrando a parte de los trabajadores. La policía tenía la sospecha que el asalto estaba relacionado con la nueva droga que circulaba en la ciudad y que se estaba extendiendo casi tan rápidamente como el Vértigo lo hizo en su día. La a la nueva sustancia se la conocía bajo el nombre de Candy, tanto por ligera similitud a los caramelos de rayas rojas y blancas, como sus supuestos efectos "felices".

El almacén estaba custodiado por varios encapuchados con metralletas y aunque Lance y sus hombres estaban dispuestos a entrar, no lo lograrían sin ser vistos; algo que Oliver y sus compañeros sabían hacer de maravilla. Y por si eso fuera poco, Felicity había sido capaz de introducirse en el sistema de vigilancia de la farmacéutica poniendo sobre aviso a sus compañeros.

Roy, Diggle y Oliver, avanzaron por los pasillos enfrentándose a puñetazos a los "vigilantes", trataron de hacerlo de la manera más silenciosa posible para no alarmar al resto de delincuentes. Felicity al menos contaba diez personas más armadas divididas en varias estancias; dos de ellos estaban con la mayor parte de los trabajadores secuestrados, todo esos maniatados con bridas de plástico, cuatro estaban en el laboratorio junto a otros de los empleados que trabajaban con una pistola pegada a sus espaladas, los últimos cuatro hacían rondas para evitar que nadie apareciera.

Sin embargo poco pudieron impedir que los chicos del Team avanzaran por el laboratorio. Había logrado colarse por el sistema de respiración, saliendo por una de las rendijas que daban a uno de los baños. Una vez habían acabado con los tres vigilantes, Diggle fue a liberar a los trabajadores mientras que Roy y Oliver se encaminaron hacía el laboratorio.

—Ya estoy —anunció Diggle—, dime la situación Felicity.

—Hay un hombre justo a la derecha de la puerta. y el otro está entre los secuestrados. Ten cuidado desde aquí no puedo ver si va armado, pero sospecho que así sea —informó la rubia tratando de obtener una mejor imagen de la habitación donde estaban los retenidos; pero no lo consiguió—. Oliver, se acaban de llevar a dos empleado al almacén, creo que quieren conseguir los ingredientes para fabricar sus drogas. No entiendo porque no hacen como el resto de delincuentes y consiguen los ingredientes de una manera ilegal.

—¿Secuestrar a los empleados de la fabrica no te parece algo ilegal? —le preguntó Roy a través de su intercomunicador.

—Ya sabéis lo que quería decir. Se roba el camión de reparto no el laboratorio —o al menos esa había sido siempre la tónica hasta ahora.

Oliver también creía que había gato encerrado, puede que tras el secuestro y el robo de productos químicos hubiera algún otro delito que aun no habían descubierto. Porque tal y como había dicho su chica, el modus operandi no era el previsible.

Cuando Oliver y Roy llegaron a la puerta del laboratorio se colocaron tal y como habían pactado, y al aviso del primero entraron disparando flechas no solo a los secuestradores sino también a objetos para que estos al caer inmovilizaran a los malos.

—Márchense de aquí —les ordeno Oliver con su voz distorsionada a los trabajadores del laboratorio.

Estos no se hicieron de rogar y salieron corriendo de allí, estaban agradecidos de que Arrow y su compañero Arsenal les hubiera salvado.

—Rehenes liberados —anunció Diggle a través de la frecuencia que compartían—. El capitán Lance y sus hombres les están ayudando a salir. ¿Necesitáis ayuda?

—No, lo tenemos todo controlado —anunció Oliver—. Solo asegúrate que los farmacéuticos salgan sin problemas.

—Ya los veo —informó Diggle que veía como se acercaban los trabajadores con bata.

—Tener cuidado —les pidió Felicity.

El camino al almacén estaba demasiado oscuro, los secuestradores habían destruido las bombillas del pasillo.

Cuando llegaron al almacén los villanos empezaron a disparar sus armas, los dos héroes encapuchados se protegieron tras algunas cajas y cuando vieron la oportunidad de lanzar un ataque lo hicieron.

Estaban pelando, cuando una chispa desató un pequeño incendio en el laboratorio, algun bala había impactado en algún lugar con corriente y los cables habían cortocircuitado produciendo una pequeñas chispa, esa chispa había llegado a algún producto inflamable y se había producido una llama que empezaba a extenderse peligrosamente por la estancia.

Felicity pudo ver como el pequeño incendio se producía antes de quedarse si imagen de las cámaras de seguridad. Seguramente el cortocircuito había afectado al tendido eléctrico de todo el laboratorio.

—Oliver, Roy tenéis que salir de ahí ahora mismo —les ordenó Felicity.

—Aun no hemos liberado a los rehenes —respondió Oliver, se podía escuchar que sus respiración era fatigosa pues se estaba pegando con uno de los secuestradores.

—Oliver hay un incendio en el laboratorio, en cualquier momento puede haber una explosión. Salir de ahí ahora mismo.

Pero ninguno de los dos héroes encapuchados le hicieron caso, siguieron luchando y luchado, hasta que de pronto se escuchó una explosión.

— OLIVER —gritó Felicity aterrada.

—Oliver, Roy ¿podéis oírme? —pudo escuchar ella como su amigo llamaba a los dos que seguían dentro.

Con las lagrimas corriendo por sus mejillas, Felicity se llevó las manos a la boca tratando de contener el llanto. Si Oliver y Roy no habían salido de allí antes de la explosión, había muy pocas posibilidades de encontrarlos con vida.

—Dime que han salido John, por favor —le rogó, no, le suplicó a su amigo. No quería pensar lo que sería una vida sin Oliver a su lado.

—Lo siento Felicity —Diggle trataba de mantener el tipo, pero de sus ojos también brotaban las lágrimas ante la pérdida de sus compañero, su amigos, sus hermanos.

Tras eso ella dejó de escuchar nada más y rompió en llanto.

— X —

Oliver despertó pero no sabía dónde estaba, ni tan siquiera se sentía capaz de identificar como era la sala, solo podía percibir claridad, estuviera donde estuviera había mucha luz. Se incorporó esperando sentir dolor, había estado peleando y había habido esa explosión... pero nada no había sentido nada.

Escuchó como alguien se acercaba y al volverse se sorprendió al ver de quien se trataba.

—¿Tommy? —le preguntó asombrado.

—Hola Oliver —le saludó sonriente—. No te sorprendas de verme, eres tú el que no debería de estar aquí.

—¿Qué es lo que ha pasado?

—No escuchas a las personas que te quieren —le señaló su amigo sentándose a su lado—. Siempre has sido demasiado orgulloso para tu propio bien —Oliver miró a su amigo aun sin creerse que estaba ahí—. Espero que a mi si me hagas caso Ollie, tienes que volver. Nuestra hermana te necesita...

—Y a ti también.

—Y me tendrá, igual que tú, en vuestros recuerdos —Tommy no abandonaba su sonrisa serena—. Yo no puedo volver pero tú sí, tienes que casarte con Felicity...

Oliver cerró los ojos apenado, el solo pensamiento de que su mejor amigo no estaría presente en un día tan importante para él, así como sus padres de entristecía.

—Siempre pensé que si algún día llegaba a dar ese paso serías mi padrino.

—Yo también, pero tengo un gran sustituto —indicó Tommy—, ese Diggle siempre me cayó bien —el día que los había llevado al restaurante donde trabajaba su cuñada había cambiado el concepto de hombre frio que tenía del guardaespaldas de su amigo y poco a poco habían, no entablado una amistad pero si haciéndose algo más que simples conocidos. Si hubiera continuado con vida habrían acabado como amigos —. Al igual que Felicity desde que la conocí supe que iba a trastocar tu vida, solo había que ver la forma en que os mirabais...

Todo el mundo se había dado cuenta que entre ellos había algo menos Felicity y él. No es que hubieran estado ciegos, más bien es que ninguno quería arriesgarse a verlo. Una vez lo habían hecho, habían descubierto que el riesgo valía la pena.

—Tommy... —empezó a decir Oliver.

—No fue tu culpa —le interrumpió su amigo—, tú intentaste salvarme; pero era mi destino. Al igual que el tuyo es hacer cosas buenas no solo por Starling City, sino para todo el mundo. Porque me equivoqué y eres un héroe Oliver Queen.

Ambos amigos se abrazaron fuertemente.

—Es hora que regreses a tu vida — Tommy rompió el abrazo y se puso nuevamente en pie—. Y no te preocupes estaremos siempre ahí.

Oliver no tuvo que preguntar quienes eran los demás, su padre y su madre aparecieron cogidos de la mano con una sonrisa orgullosa.

Después de eso simplemente desaparecieron.

—X —

Esta vez sí estaba sintiendo dolor al despertar, sobre todo cuando sin querer había tratado de mover uno de sus hombros. Protestó y eso alarmó a la persona que le tenía agarrado de la mano.

—¿Oliver? —Felicity se levantó de la silla en la que había estado sentada durante días. No estaba segura si había imaginado una reacción de su chico.

—Duele—protestó sin importarle si le hacía parecer un endeble.

—Voy a llamar al médico — le soltó la mano dispuesta a avisar que Oliver se había despertado por fin.

Según les habían explicado, tras la explosión el cuerpo de Oliver había resultado tan dañado que la respuesta natural del cerebro había sido mantenerlo inconsciente para centrar las energías en recuperarse, y despertaría cuando ya no fuera necesario focalizar esa energía en curarse. Algo parecido a lo que había ocurrido con Barry, pero Felicity había esperado a que su chico no estuviera el mismo tiempo "dormido" que su amigo.

Por suerte solo había pasado una semana y Oliver ya estaba despierto.

—No te vayas —le pidió cogiéndola del brazo, sin importarle el dolor que su rápido reflejo le había ocasionado—, necesito hablar contigo.

—Oliver podemos hablar luego —sugirió ella con ternura peinando su pelo con los dedos—, los médicos tienen que saber que estás bien y así pueden ponerte algo para el dolor.

—Me da igual, necesito decirte esto —Ella afirmó con su cabeza y se sentó en un hueco que había en la cama—. Siento no haber salido cuando me lo pediste, no porque me duela todo el cuerpo, sino por haberte preocupado, porque te quiero.

—Yo también te quiero —le respondió ella acariciando su barbilla poblada de barba de una semana.

—Hemos pasado por muchas cosas y seguramente aun nos queda muchas más por pasar, pero sea lo que sea quiero que estés a mi lado.

—Oliver no pienso irme.

—No es así como me había imaginado haciendo esto —aunque lo dijo en voz alta, era un comentario más dirigido a si mismo que a su chica —pero no puedo esperar. ¿Felicity Smoak te quieres casar conmigo?

Ella se quedó con la boca abierta de la impresión, Oliver no había dado muestra ninguna de querer dar un paso tan serio.

—Tengo un anillo...—que había llevado consigo en el traje de arrow pero no sabía dónde estaba—pero no sé donde está ahora mismo.

—Diggle tiene todas tus cosas —consiguió decirle a pesar de la sorpresa—, se lo dio el personal en cuanto te trajimos al hospital de ARGUS.

Así que allí era donde estaba en un hospital de Amanda Waller. Ya tendrían tiempo de hablar de eso, ahora necesitaba otra cosa.

—¿Te casarás conmigo? —le volvió a preguntar.

Felicity afirmó con la cabeza mientras cada vez esbozaba una sonrisa más grande

—Sí, sí claro que me casaré contigo.

Oliver la atrajo hacía si y la besó.

—No creí que llegaría el día que me alegraría de veros así —comentó Diggle que acababa de entrar en la habitación de su amigo.

Tras la explosión había creído que sus amigos había muerto. Había tratado de entrar a rescatarlos pero Quentin le había hecho entrar en razón, el lugar estaba en llamas, tendría que esperar sino quería resultar herido. Incapaz de mantenerse sin hacer nada, había llamado a Lyla, necesitaba que Amanda Waller interviniera, tanto si Oliver y Roy estaban con vida, como si no, necesitaba de personal que no fuera a revelar la identidad de los dos arqueros.

Aunque muy heridos, sus dos compañeros seguían con vida, habían logrado no solo esconderse ellos, sino también mantener con vida a los dos rehenes que aún seguían dentro. Los villanos habían muerto, uno de ellos había resultado ser uno de los directivos de la empresa que se había pasado al lado oscuro tras ser despedido, de ahí la extraña manera de actuar. Mientras los rehenes había sido llevados al hospital de Starling, Roy Oliver habían sido trasladados a una base de ARGUS, allí los médicos y enfermeras los habían atendido hasta lograr estabilizarlos. Roy por suerte solo había conseguido algún que otro golpe y un brazo roto; Oliver es quien había resultado peor parado, con un fuerte golpe en la cabeza, una luxación del hombro derecho y una pierna rota.

Lyla se había reunido con Thea y Felicity, las dos estaban tremendamente preocupadas, envueltas en lágrimas y las había llevado al centro médico. Desde ese día, ninguna de las dos había abandonado a ninguno de los dos heridos.

Thea y Roy se habían reconciliado, casi perder a su chico había logrado que Thea focalizara sus pensamientos y olvidarse de Chase, solo quería a una persona y ese era Roy. Y él había aceptado la disculpa encantado, pues al igual que Oliver su perspectiva había cambiado de repente.

—Me alegro de verte John —le saludó un feliz y sonriente Oliver—, quiero que seas el primero en saber que vamos a casarnos.

—¿Casaros? —preguntó alzando una ceja. Su amigo se movía rápido.

—Si me lo acaba de pedir y le he dicho que sí —le respondió Felicity completamente exultante.

—Entonces creo que necesitarás esto —Diggle se sacó del interior de la chaqueta una cajita de joyería y se la entregó a su amigo.

—¿Tú sabías que me lo iba a pedir? —Felicity estaba impactada como es que era la unica que no lo había visto venir.

—Le acompañé a comparte el anillo —le respondió con una sonrisa y un guiño de complicidad.

—Puedes abrirla tú —Oliver le entregó la cajita a su chica que aceptó encantada—, yo no puedo.

Al abrir se encontró un anillo de platino con forma de flecha que estaba decorada con minúsculos diamantes. Era sencillo, pero Felicity no era amante de las grandes ostentaciones y a la vez era muy simbólico. Oliver se había planteado si pedir que sustituyeran algunos diamantes por esmeraldas, pero así solo ellos y sus allegados conocerían la simbología que se escondía en él.

Él sacó la joya de la pequeña caja y con sumo cuidado se lo colocó en el dedo anular de la mano izquierda.

—Ahora si puedes llamar al médico, por favor.

Felicity le besó tiernamente en los labios y fue en busca del médico. Ya tendían tiempo de celebrar su compromiso, lo importante es que Oliver estaba vivo y debía de recuperarse.

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