Capitulo 38

Fue inevitable que la prensa se enterara del intento de sabotaje al sistema de varias de las compañías de la ciudad. Lo que Felicity no había esperado es que con la noticia del arresto de Cooper también se hiciera pública su relación con Oliver. Los periodistas estaban encantados con los acontecimientos, algunos habían retorcido tanto los hechos, que casi parecía que Cooper había atacado a Queen Consolidated por un arranque de celos. Nada que ver con la realidad.

Felicity tenía muy claro que su ex solo se quería a si mismo, las demás personas eran medios para conseguir un fin. Un padre villano, un ex delincuente... empezaba a pensar que era un milagro haber acabado siendo del bando de los buenos.

¿Qué hubiera pasado si su padre se hubiera quedado junto a ella? Seguramente hubiera crecido pensando que lo que hacía su padre estaba bien, puede que él incluso la hubiera aleccionado del mismo modo que Malcom Merlyn había tratado de instruir a Thea. Puede que incluso hubiera participado gustosa en el intento de acabar con Arrow.

Justamente eso era lo que había soñado esa noche, se había visto a ella misma, sentada frente a una pared repletas de pantallas de ordenador que no paraban de reproducir imágenes de Oliver vestido como el héroe encapuchado.

—Vaya así que has logrado dar conmigo— le había dicho cuando él había entrado en la sala donde ella estaba apuntando con su arco y una flecha.

—¿Quién eres? —le preguntó él manteniéndose alerta, había aprendido a no fiarse de las chicas guapas.

—Soy Felicity Smoak —se presentó—. y voy a ser la que acabe contigo... Oliver Queen.

Después de eso no había nada más, se había despertado tan intranquila que no había podido volver a dormirse. Dejó a Oliver que dormía plácidamente y bajó a la cocina en busca de algo que la hiciera conciliar el sueño.

—No creo que haya fuerza en la tierra que pueda hacerte mala persona —le había dicho John cuando Roy había estado inconsciente gracias al veneno de víbora tibetana

Desde luego las papeletas no había estado a su favor y aun así había salido victoriosa. Sí había sufrido pero gracias a eso valoraba aun más lo que tenía. Unos amigos, una familia que la valoraban tal y como era, con sus virtudes y sus defectos; al contrario de lo que hacía su madre. Felicity sabía que tendría que llamarla en algún momento, más ahora que su relación con Oliver había visto la luz, pero no le apetecía tener que enfrentarse a ella, no después de lo de Cooper. Con un poco de suerte estaría tan ocupada con algún nuevo amor que no se enteraría de nada.

Al parecer no era la única a la que le costaba conciliar el sueño, sentada en la isleta de la cocina estaba Thea mirando al interior de la taza que tenia sujeta entre ambas manos.

—Si llego a saber que íbamos a tener fiesta de pijamas me hubiera puesto algo más glamuroso —bromeó Felicity.

Esa noche para dormir llevaba una camiseta vieja de Oliver que tapaba mucho más que algunos de sus pijamas, pues el dobladillo del bajo le llegaba casi a mitad del muslo y algunos de los pantalones de sus pijamas, sobre todo los de verano era muy, muy cortos.

—¿Tampoco puedes dormir? —le preguntó la joven Queen con voz bastante más despierta que la de su cuñada.

—He tenido una pesadilla —Felicity comprobó que el calentador de agua aun tuviera la suficiente agua para realizarse una infusión. Le dio al botón y mientras se calentaba buscó su taza y el sobre con las hierbas relajantes que sabía que Raisa guardaba en uno de los armarios de la cocina—. ¿Y tú?

Thea dio un fuerte suspiro y confesó —No puedo dejar de pensar en Roy.

—¿Para bien o para mal? —Felicity se sirvió el agua en su taza junto con una cucharada de miel.

Ojala pudiera saberlo, eran tantos los pensamientos que brotaban de su cabeza, que Thea no era capaz de ordenarlos. Negó con la cabeza, haciéndole saber a su amiga que no lo sabía.

—Por cierto, ¿cómo llevas ser la Reina del corazón de Oliver Queen? —ese había sido uno de los titulares que la prensa había utilizado para anunciar su noviazgo.

—Por favor podrían acaso usar algo más manido —protestó mientras se sentaba junto a la joven.

Felicity había preferido no leer más artículos después de haber leído tres. Los escritores eran diferentes pero el contenido era el mismo. Hablaban del pasado de Oliver, de su etapa en la isla, y que como ella había sido su secretaría a su vuelta. Uno de ellos había reducido la historia al típico cliché de secretaria se lía con su jefe, usando para ello ciertos rumores que Isabel Rochev se había encargado de difundir. Los otros dos habían sido algo más benignos con ella y le habían dado algo de crédito a su cerebro. Habían repasado su paso por la empresa y le habían concedido el merito de algunas de las mejoras en Queen Consolidated; aun así había sentido como cuestionaban la relación.

—Lo que ocurre es que les fastidia no haberse enterado antes —le informó Thea que por desgracia estaba bastante más acostumbrada a estar en el ojo público—. Un poco más y no se enteran hasta que tuvieras un anillo brillante en la mano izquierda.

—Ojala, eso me hubiera dado ¿cuánto; un par de años?.

—No creo que Oliver vaya a tardar tanto como crees —expresó Thea algo conspiradora.

Hacía un par de días estaba segura de haber visto a su hermano esconder una pequeña caja de joyería en el bolsillo interior de su chaqueta. Esa caja podría contener muchas cosas, pero la mirada avergonzada con que le había mirado su hermano le hacía sospechar que era algo importante. Ella estaría encantada de que así fuera.

—Tienes una gran imaginación —de pronto Felicity sintió unas ganas enormes de bostezar y no puedo evitar abrir la boca, el sueño estaba haciendo acto de presencia.

—Debería irte a la cama, tú sí que tienes que madrugar —la joven gracias a que el Verdant tenía su actividad prácticamente por la noche se podía permitir el lujo de levantarse un poco más tarde.

—Lo haré —Felicity recogió su taza y la puso en el interior del lavavajillas, pero antes de marcharse, se acercó a la joven y le dio un beso en la sien—. No te preocupes tanto, estoy convencida que pronto se solucionará todo. No te acuestes muy tarde.

Tras eso Felicity regresó a la cama junto a su chico, dejando tras de sí a una Thea un poco menos confusa.

— X —

Diggle acudió al rescate. Las inmediaciones de la mansión Queen estaban rodeada de hordas de periodistas en busca de la primera declaración de la pareja, de un titular que les hiciera vender más periódicos. Poco sabían ellos que el ataque que había sufrido Queen Consolidated por parte de Cooper Seldon poco tenía que ver con que Oliver y Felicity estuvieran juntos.

Quentin Lance había realizado una investigación oficial mientras que el Team Arrow había realizado la suya. Por suerte para todos, solo habían sido cinco paratas informáticos del tres al cuarto en busca de dinero rápido; si hubieran sido como Tockman la cosa hubiera sido muy diferente. La propia Felicity admiraba la destreza del hombre que se había colado en su sitema y destrozado sus ordenadores, algo que por supuesto no iba a perdonar ni olvidar nunca; era buena pero sus ordenadores eran sagrados. La empresa en la que estaban contratados Seldon y sus compañeros, y que Queen Consolidates había contratado, nada tenía que ver con sus actividades delictivas, simplemente había sido un lugar de encuentro.

—Han pasado dos días ¿no debería haberse calmado ya? —preguntó Felicity nada más abrirle la puerta a su amigo —. Te juro John que no entiendo donde está el interés.

—El gran Oliver Queen ha sentado la cabeza y en cierta forma has ayudado a ello —John le lanzó una mirada comprensiva—. Lyla te manda esto, suponía que lo necesitarías.

Felicity aceptó la caja que su amigo le entregaba y al abrirla estaba llena de cupcakes.

—Dime que son de chocolate con menta...— le suplicó, aunque fuera como fuera ya se le estaba haciendo la boca agua, tenían una pinta deliciosa.

—Por supuesto.

—Doy gracias de que Lyla y tú os volvierais a reencontrar, es maravillosa —le dio un mordisco a uno de los pastelitos—. Ummmm... y sus pastelitos son cachitos de cielo. Tengo que llamarla para darle las gracias.

—¿Qué tienes ahí? —preguntó Oliver que se había acercado.

—Nada son míos y no comparto —ella se abrazó a la caja como si su vida dependiera de ello.

—Da igual, ya probaré alguno, no puedes vigilar la caja las 24 horas al día —le sonrió satisfecho,

—Cierto, por suerte me los comeré antes de que pasen 24 horas —Felicity le sacó la lengua y se marchó a buscar su teléfono para llamar a Lyla y agradecerle el detalle.

—¿Crees que es buena idea darles más carnaza a esa gente que tienes acampando fuera de casa? —le preguntó Diggle a su compañero nada más quedarse a solas—. Me da miedo que ella no sea capaz de soportarlo.

—Lo sé a mi también, pero tengo que hacerlo John.

—Pase lo que pase sabes que cuentas conmigo —el exmilitar le palmeó en la espalda en señal de apoyo, solo él conocía los planes de Oliver—. Salvo si piensas ir a las Vegas, la posibilidad de encontrarme con la madre de Felicity me da mucho miedo.

—Enfrentarme a Donna me dio más miedo que pelear con Ras al Guhl.

Ambos sabían que la declaración del Oliver no era del todo cierta pero era lo que ambos necesitaban para aligerar el ambiente algo tenso que se respiraba en la mansión Queen.

Minutos más tarde justo a la hora que debían salir para comenzar con las obligaciones de la vida diaria, se reunieron con ellos Connor y Felicity, este último disfrutando de uno de los deliciosos cupcakes que le habían sido negados a su padre, regresaba al colegio después de sus días de expulsión con ganas de reencontrarse con sus amigos. Oliver miró disgustado a su chica que lo ignoró y continuó hablando con el pequeño camino al coche.

Para la ocasión Diggle escogió un coche con las lunas tintadas para darle al trío la mayor privacidad frente a los flashes de las cámaras que los acorralaron tan pronto las verjas de la mansión Queen se abrieron. Felicity había tenido la oportunidad de comprobar durante los años que llevaba trabajando para Oliver lo insistente que podía a llegar a ser la prensa, ahora que era ella también el objetivo le resultaba bastante más angustioso. No paraba de escuchar su nombre una y otra vez, así como la pregunta de si iban a casarse o que le parecía ser la sustituta de Moira. Esto último le daba bastante repelús a pesar de ser la madre de Oliver, había habido veces que se había preguntado si esa mujer tenía corazón o una piedra en el pecho. No se alegraba que estuviera muerta, pero estaba aliviada de no tener que convivir con ella, hubiera sido muy incomodo después de como la intimidó cuando se enfrentó a ella al descubrir que Malcom Merlyn era el padre de Thea, y para colmo se había atrevido a contarle todo a Oliver. Sin duda no sería la candidata favorita como novia de su hijo, por mucho que supiera que lo amaba de verdad.

— ¿Por qué está aquí toda esa gente? —preguntó Connor bastante sorprendido de la presencia de los medios. Por suerte para él no había tenido que vivirlo hasta ese momento, a pesar que el descubrimiento de su existencia había sido noticias durante días, pero a él le habían respetado.

—No les hagas caso, Connor, en algún momento se aburrirán e irán a molestar a otra persona. Los periodistas son como ese compañero tuyo, solo pueden hacerte daño si tú lo permites. La mejor manera de impedirlo es hacer oídos sordos —Oliver miró comprensivo a su hijo, esperaba que entendiera la lección que no solo había querido inculcarle a él, sino también a su chica. Ella le estaba mirando satisfecha y él no dudó en guiñarle en un gesto de complicidad.

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