Capitulo 23
Oliver fue a su despacho, el antiguo despacho de su padre, mientras Felicity y los niños se arreglaban. Bien podría haber acompañado a su esposa a la habitación y fingir estar dormido mientras ella se cambiaba de ropa; pero eso no le parecía bien. Tenía a su propia Felicity en su propio tiempo, no quería traicionarla una vez más, aunque esta vez fuera con ella misma. Al igual que el resto de la casa, la habitación permanecía igual pero a la vez diferente. El robusto escritorio de madera de cerezo aun presidia el despacho pero había un segundo escritorio algo más pequeño y mucho más tecnológico que él supuso que pertenecía a su esposa, los sofás en los que tantas veces se había sentado de pequeño aun seguían frente a la chimenea. Se sentó tras la mesa en la que Robert Queen había pasado tantas horas levantando su impero y la encontró llena de papeles. La mayoría relacionados con la alcaldía de la ciudad, había encontrado incluso lo que suponía que era su discurso para el mitin de esa tarde.
Sin embargo nada de eso llegó a captar su atención, lo fue una carpeta negra que encontró en el último cajón de su mesa; aparentemente parecía normal pero al abrirla se encontró con un membrete que decía Liga de la Justicia, entre los papeles pudo leer su nombre o mejor dicho el de su alter ego, Arrow; así como el de Barry, Flash, además de otros que supuestamente debía conocer como Batman, Superman, Wonder Woman, Cyborg, Green Lantern, Aquaman y por último alguien conocido bajo el nombre del Oráculo. Al parecer cuando Felicity le dijo que estaba cargado de trabajo estaba en lo cierto, porque si había leído bien esos papeles ya no solo protegía su ciudad sino todo el planeta y aun así tenía tiempo para su familia...
—Dime Oliver Queen, o debería de decir Arrow —habló Zatanna desde uno de los sofás—¿Encuentras tu deseo satisfactorio?.
Ante la intrusión, tomó el abrecartas del escritorio y la apuntó con él.
—¿Qué es lo que has hecho? —le preguntó con sus voz amenazante de Arrow.
—Concederte tu deseo ¿no es esto lo que tú querías? —la maga extendió los brazos como señalando todo, pues en su despacho había más fotos familiares— Una familia unida y feliz.
—Dijiste que alguien te había enviado —Oliver no estaba dispuesto a seguirle la corriente quería respuestas y las obtendría. Se acercó a ella apuntándola con el abrecartas.— ¿Quién?
—Un amigo que quiere que abras los ojos —ella no se inmutó a pesar de tener la punta metálica muy cerca de su cuello — La pregunta es; ¿Lo has hecho?, ¿Estás dispuesto a abrazar todo esto? o ¿Seguirás huyendo como hasta ahora?
Él no estaba huyendo, estaba con Felicity y quería vivir todo lo que había visto junto a ella, no como el recuerdo de otra persona, sino vivirlo en carne propia y para eso debía volver a su tiempo a su dimensión o donde narices fuera, quería volver a casa con ella.
—¿Cómo puedo volver? —pidió esta vez mucho más tranquilo.
—De la misma forma que viniste; deseándolo.
Una fuerte luz se extendió por toda la sala engullendo tanto a Zatanna como a Oliver.
Felicity llegó al Verdant tan rápido como su mini le permitió; por primera vez en su vida de conductora había rebasado el límite de velocidad, mejor dicho la segunda; la primera había sido cuando se encontró a Oliver herido de bala y vestido de vigilante en el interior de su coche al salir del trabajo.
Esta vez el motivo era distinto aunque el protagonista no, Oliver había desaparecido, así sin más. Según Diggle una luz muy fuerte había aparecido y Laurel y él se habían esfumado. Desde luego ella había perdido la conexión casi a la vez que Diggle, Roy y Thea exclamaron alertados por la luz. Cuando el ex-militar le había comunicado la noticia le había pedido que por favor no se fuera a alarmar. ¿Cuándo entendería la gente que lejos de mejorar las cosas esas declaraciones siempre afectaban a peor?; el caso es que ella había tenido que escuchar todo lo ocurrido tratando de controlarse pero después de cinco minutos esperando a tener nuevas noticias había salido de la guarida, se había subido al coche y allí estaba.
—¿Lo habéis encontrado? —preguntó la informática acercándose a ellos corriendo.
—Felicity te dije que te quedaras en la guarida o que te fueras a casa, que ya te avisaría cuando supiéramos algo — le reprendo Diggle al verla aparecer.
—¿De verdad pensabas que me iba a ir a casa tan tranquila? Es de Oliver de quien estamos hablando. Tengo que estar aquí — Ella sabía que su amigo la comprendería, ya que desde hace mucho tiempo ella se había preocupado por el bienestar de Oliver, al igual que el de él; ambos eran su familia y no iba a quedarse de brazos cruzado si alguno de ellos les ocurriera algo.
De pronto una pequeña luz comenzó a aparecer, ésta se fue haciendo más y más grande obligando a los cuatro que estaban allí a taparse los ojos para que no les hiciera daño pues era demasiado intensa. Duró apenas unos segundos y al desaparecer Laurel y Oliver estaban de vuelta, tendidos en el suelo medio inconscientes.
—Oliver —exclamó Felicity al ser la primera al verlo.
Salió corriendo hacía él mientras que Diggle hacía lo propio con Laurel ayudándoles a incorporarse. Thea y Roy también se acercaron.
—Estoy bien, estoy bien —murmuró algo desorientado por el trasiego del encantamiento de Zatanna.
—¿Qué os ha pasado? —preguntó Thea aun no entendiendo muy bien qué es lo que había pasado— Cuando vinimos a buscaros no estabais y de pronto habéis vuelto a aparecer de la nada.
Oliver miró a Laurel para comprobar cómo estaba pero esta no le dirigió la mirada, aunque teniendo en cuenta que se estaba dejando ayudar por Digg estaba bastante seguro que estaba igual o más desorientada que él.
—Es largo de explicar —y no tenía ganas de hablar de todos los detalles, la experiencia había sido demasiado personal para compartirla, Laurel seguramente pensaría lo mismo que él.
—Y ya está, ¿eso es todo lo que piensas decir? —le increpó Felicity alzando la voz más que por enojo por el miedo que había acumulado mientras no sabían que le había ocurrido —Nos has dado un susto de muerte idiota egocéntrico.
Oliver alcanzó su mano izquierda con la que ella le estaba golpeando en el pecho llena de impotencia.
—Felicity, mírame —tomó su barbilla entre sus dedos y la obligó a alzar la vista desde su torso — Estoy bien —comentó con un tono tan dulce que sorprendió a todos menos a Diggle que ya había sido testigo de conversaciones muy parecidas.
Ella no contestó sino que puso una mano sobre su mejilla y lo besó sin importar quien estuviera presente. Oliver tardó unos segundos en devolvérselo por si se arrepentía de mostrar afecto delante del resto del equipo; pero estaba claro que no era así.
Diggle sonrió con satisfacción, al igual que Thea que desde que se había hecho amiga de la informática había cruzado los dedos para que su hermano saliera con ella. Roy por su parte los miraba boquiabiertos, no porque le desagradara la idea, porque tenía claro que entre esos dos pasaba algo, sino porque no esperaba ser testigo de un beso tan... intimo.
— ¡ejem, ejem! —carraspeó el joven— Para eso se inventaron los hoteles.
—O las casas —le siguió la corriente su novia.
Fue entonces cuando Felicity se dio cuenta de lo que había hecho y se sonrojó profusamente casi del mismo color que su carmín, que de manera excepcional era rojo y no rosa como de costumbre. Oliver por su parte tenía una expresión de satisfacción con ese beso ella le había demostrado que estaba dispuesta a vencer sus miedos tanto como él y en un futuro no tan lejano vivieran lo que había podido ver en el encantamiento de la maga.
Laurel miró para otro lado, no quería ver como sus sueños se caía en pedazos. Había llegado el momento de pensar en sí misma, eso comenzaba por abandonar el equipo Arrow e incluso la ciudad para volar sola. A su padre le costaría hacerse a la idea, pero si podía soportar que Sara estuviera lejos tan bien podría sobrellevar su partida a Coast City por ejemplo.
—Es tarde, volvamos todos a casa —sugirió Diggle comprobando que tanto la abogada como su amigo se encontraban perfectamente; así la nueva parejita podría intimar todo lo que quisiera—. Pero mañana tenemos que hablar sobre nuevas reglas para la guarida. Me dais más miedo que estos dos — al la última frase señaló a Thea y a Roy.
—Misión cumplida Oliver Queen abrió los ojos —anunció Zatanna en cuanto se reunió con la persona que le había solicitado su ayuda.
—Perfecto —le agradeció—, necesitamos que Arrow tenga la mente despejada. Y esa no relación con Felicity Smoak afecta negativamente a nuestros planes.
—¿Qué planes son esos? —le preguntó con curiosidad la maga.
—Lo averiguarás, pronto lo averiguarás —respondió él misteriosamente.
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