Capítulo 6. "Los archivos"

James.

Camino junto a Darlene, me impresiona  su andar tan elegante. El como camina como una diosa.

No sé qué cursilerías estoy diciendo, pero bueno. Ella es única.

—¿De quién dijiste que era el bosque? —me vuelve a preguntar, interesada.

—De la manada de los Onsso —respondo tranquilo—. Trata de esconder tu marca, mataste a uno de ellos y son muy conocidos por ser vengativos.

—Gracias por el consejo —murmura y cubre su cuello—. Eres la segunda persona que no grita "Cazadora", me agradas.

—Tú no has hecho nada, básicamente. Soy creyente de qué las personas son inocentes hasta que se demuestra lo contrario —argumento con una suave sonrisa—. Has matado a alguien, sí, pero imagino que debe ser por una razón.

—Ellos me secuestraron para llevarme al Consejo por pisar este pueblo, territorio de cambiantes, vampiros, brujas y no sé qué más —masculla un tanto divertida.

—Ahí tienes tu razón —señalo—. Además, Jules apareció en territorio de los Onsso. Ya no me inspiran tanta confianza.

Ella suspira y me tomo un momento para analizarla. Lleva unos jeans ajustados de color negro y un top ajustado en tono celeste. Y unas lindas botas con un poco de tacón.

Ella es hermosa. Me quita el aliento, siento unas inmensas ganas de protegerla y cuidarla, de conocerla mejor.

¿Será ella...?

Imposible, hubiera reconocido su aroma.

Hubiera sentido sus emociones, podría escuchar sus pensamientos, nuestros corazones latirían a la par...

A no ser qué se haya puesto un hechizo de protección. O bueno, considerando que es Cazadora, ellos de seguro deben poseer algo que impide reconocer si un Cazador es tu compañero o no.

Sonaría bastante lógico, siendo sincero.

Olisqueo el aire, huelo su aroma. Es una mezcla muy extraña, si no supiera que es bruja y vampira, no me hubiera dado cuenta.

Algo oculta ella.

—¿Dónde estaba la hiedra? —parece pensar en voz alta, frunce su ceño—. Agh, estas cosas no suelen pasarme...

—¿Hiedra azul? —pregunto y ella asiente—. Sígueme.

Ella asiente y comienza a seguirme, me muevo con cautela. Los Onsso son muy vengativos y podrían atentar tanto contra la vida de ella como contra la mía.

Justo cuando estamos a unos metros de un arbusto de hiedra azul, me detengo en seco, ella parece abrir la boca pero la cubro rápidamente.

Agudizo mi audición, conteniendo la respiración. Mierda, hay Onsso por aquí.

Tomo la mano de Darlene y la atraigo hacia mí, nos escondemos detrás de unos arbustos bastante coposos.

—¿Qué sucede? —susurra ella, conteniendo la respiración.

—Hay Onssos por aquí —susurro—. Nos quedaremos aquí hasta que se vayan.

—Pero la hermana de Agnes sólo tiene dos horas más... —me interrumpe.

Evito respirar agitado y frustrado, ni siquiera doy un suspiro. Me dedico a oír la conversación que mantienen una mujer y un hombre.

Se la llevaron. ¿Qué haremos ahora? —dice ella, apenada.

—Por ahora nada, disimular. Debemos agradecer que nuestro Alfa es el alcalde, ¿Qué hubiera pasado si el Alfa de los Mareoux lo es? —masculla él.

—No abrimos el portal... No podremos...

—Querida, ya tendremos otra oportunidad. Ahora hay que buscar a esa maldita Cazadora. Ella no puede estar en este pueblo, no. Y lo sabes muy bien.

Y luego se hace el silencio. Estoy respirando un tanto agitado por la mención de Darlene, ¿Buscarla? Espero que el Consejo no la encuentre, carajos, ellos pueden ser muy crueles con su castigo.

Mis ojos viajan a los marrones de ella. Se encuentra con una expresión sorprendida, quiere decir algo, pero le cubro con suavidad su boca. Le hago una seña de que mantenga silencio.

Escucho pasos alejarse después de unos minutos, nos quedamos así de cerca por varios minutos más hasta que nos apartamos. Si mis sentidos no me fallan, ya no hay peligro cerca.

Me separo de ella y me paro, ella me imita después de unos segundos. Sus ojos siguen fijos en mí, estudiándome con cuidado.

—Vayamos por la hiedra —rompe el hielo entre nosotros. Su respiración está un poco agitada.

¿Quién es ella?¿Por qué es tan misteriosa y me atrae esa intriga por descubrir quién es?

Comienzo a caminar, ella me sigue. Una vez frente al arbusto, dejo que ella recoja la hiedra azul mientras yo miro a los alrededores.

Una vez termina, regresamos al pueblo casi corriendo. Definitivamente el territorio de la manada de los Onsso ya no me da buena espina y me genera una intranquilidad, perturbación, inmensa.

—¿Cuánto de lejos está tu casa y qué hora es? —pregunta jadeante. Sus mejillas están un poco sonrosadas.

—Estamos a ¿Veinte minutos? Y bueno, tranquila, aún tenemos tiempo, una hora —respondo intentando sonar tranquilo.

Estoy preocupado como la mierda. Jules es como una hermana mayor para mí, es prácticamente de la familia y perderla... Me dolería mucho.

—Bien, vamos —masculla Darlene, agarrando mi mano sin darse cuenta.

Sonrío de manera involuntaria. Hay algo en esta chica que me da cosquilleos, no sé qué es, no sé porqué siento esto.

Quizá es muy pronto para decirlo.

...

Darlene.

Una vez estamos en su casa, tomo una larga bocanada de aire. Lo que haré ahora, es algo que no hago hace tiempo.

Tengo miedo de joderla.

—Bien, solo tengo que moler la hiedra y dársela con agua, ya hechizada antes... Eso evitará que el veneno la lastime más y podrá expulsarlo —les explico a los chicos.

Ellos asienten, probablemente no entienden mucho. O bueno, eso creo de James.

Agnes se retira para dejarme tranquila, agarro un mortero y comienzo a moler la hiedra bajo la atenta mirada de unos ojos verdes.

—Darlene —llama él y levanto un poco la cabeza, en señal de que hable—. ¿Por qué nos odias?

—No los odio —me apresuro en responder.

¿Cómo podría explicarle que fui criada bajo el "odia a todo lo que no se parezca a ti, los Cazadores deben dominar el mundo" de la Orden?

¿Cómo se lo explico?Me trataría de una prejuiciosa, que se deja llevar por rumores, que esto y aquello. Y yo...

Ya he sufrido demasiado eso como para escucharlo de alguien más.

—¿Entonces? —continúa él con cierto interés—. ¿Qué es lo que te llevó a ir a la Orden de los Cazadores?

—Por ahora, deberías estar agradecido de que no te esté matando —me limito a responder, tajante.

Continúo machacando la hiedra, un poco cansada e incómoda. Es extraño, sus ojos verdes logran incomodarme.

Es como si viera a través de mi alma, como si yo fuera una simple ventana limpia y transparente. O sea... No me gusta esa idea.

Esto de los actos de bondad van en contra de la magia que yo manejo. La magia negra se caracteriza por dañar, destruir, absorber almas, deshacer, maldecir y muchas cosas más. Pero todos se relacionan con una simple palabra:

Maldad.

La magia negra es maldad, no es buena. Esto es como una ofensa a mi verdadera naturaleza, no fui criada para ser bondadosa. Sin embargo, estos hechizos los pueden realizar las brujas grises y las brujas negras, como yo.

Además, no me gustaría ver a Agnes sufriendo. Es una chica que me demostró por ahora ser noble y dulce, no me encantaría verla sufriendo y llorando por ver a su hermana muriendo.

Definitivamente no. Mi lado sentimental aparece cuando menos me lo espero.

—¿Qué te ha traído aquí? —decide indagar. Lo miro un momento antes de rodar los ojos.

¿Todos van a preguntarme que me trajo aquí?Maldita sea, ya me desespera eso.

—Vacaciones, nada fuera de lo común —replico cortante—. Tranquilo, procuraré no matarte si ocurre algo.

Su expresión se endurece. Genial, Darlene, estás enojando a alguien que no te hizo nada. ¿Desde cuándo te volviste tan maldita?

—...Bueno —acepta él, con aparente recelo. Algo no le cuadra.

Y no vine aquí por unas simples vacaciones. Vengo aquí para investigar porqué mierdas me intentaron matar hace unos años, porqué cada vez que quise venir antes no pude.

Y bueno, también llevarnos este territorio para nosotros. Siempre se puede hacer algo bueno, ¿No?

...

Salgo de la habitación donde se encuentra la hermana de Agnes una vez ha bebido la pócima para que expulse por completo el veneno.

Lo siento mucho por el piso de la habitación. Ha quedado manchado con ese veneno que... Ugh, no huele nada bien ni es nada lindo.

Me encuentro con Agnes y James. La rubia lucha por mantenerse impasible, pero puedo percibir el atisbo de angustia que quedó en sus ojos.

Por otro lado, el castaño se mantiene calmado, aunque su respiración está agitada. Sus ojos verdes lucen como preocupados y aterrados, pero a la vez lucha por ocultar ese terror.

—Como ya le he dicho a Darlene —empieza a hablar Agnes, en un tono serio—. Fue atacada por magia negra, necesitamos ver los archivos del territorio de brujas para encontrar al culpable, James.

—James —lo miro fijamente—. Déjanos ver, o mira tú. Por favor, este tipo de magia y como ha sido utilizada es de alguien muy experimentado... Hace tiempo no veía este tipo de casos y las últimas personas que quedan para manejar esto...

—Vienen de dónde vienes tú. Son de tu aquelarre —deduce él y yo asiento—. Bien, miremos los archivos. Mi padre no se molestará, creo. Además, he encontrado algo en Jules que he visto antes. Luego les explico.

Suspiro y él nos hace una seña para que lo sigamos. Comenzamos a caminar detrás de él, pasando por varios lugares de la casa hasta detenernos en una puerta.

Imagino que será la oficina de su padre. Es lo que creo, tiene toda la pinta.

Él abre la puerta y entra, enciende la luz y es exactamente el lugar que supuse. Tiene un escritorio, estanterías con libros, un cuadro de la familia entera.

Veo a una mujer y un hombre, supongo los padres de James. Después diviso a Jacob, James y un chico más del cual no sé el nombre ni tampoco he visto.

El castaño se acerca a una estantería y da unos toquecitos antes de que se abra como una puerta escondida.

Una habitación se muestra ante nosotros, es pequeña. En el centro hay un soporte para libros y un gran libro con detalles dorados, plateados y cobrizos.

Los archivos. La información de todo el pueblo. Los registros de todos los seres sobrenaturales que han aparecido en este pueblo.

Agnes se acerca a James y toma el libro con sus manos. Por su reacción, puedo ver qué el libro es pesado.

—¿Cómo funciona esto? —inquiere ella, extrañada al ver que intenta abrir el libro pero no puede.

—Sólo debes decir que quieres que te muestre y te abrirá el libro en esa página —explica el chico de ojos verdes—. Acércate, Darlene. Con confianza.

Me acerco con cautela y una vez estoy a una distancia prudencial, espero unos momentos a que abran el libro.

—Múestrame los archivos del territorio de las brujas —pide la dulce voz de la rubia y automáticamente, la pieza en sus manos se abre.

Nos mantenemos en silencio hasta que se queda quieto el objeto. Me acerco para ver mejor.

Entre tantos y tantos nombres, uno me extraña y sorprende a la vez. Es imposible que ella esté aquí, imposible. ¿Cómo ha entrado al pueblo?

—¿Qué? Oh, no, no, no... Esto no puede estar pasando —comenta el castaño con notable sorpresa—. Imposible que haya personas que manejen magia negra... Nunca se registró algo así antes... Sólo hay brujos blancos y grises.

—¿Hace cuánto se actualizaron estos datos?Vamos, dime —exijo, mi respiración está un poco agitada.

Ese nombre que he visto debe ser un error. No es posible. No, no, debí haber visto mal.

Mercink~

¿Quién será esa persona que ha visto Darlene en los registros?¿Cuándo ingresó al pueblo?¿Por qué nadie se dió cuenta antes?

¿Estará relacionado con las muertes del pueblo o Christian Mareoux está viendo mal?

¿Qué creen que vaya a pasar?

¿Quién será la persona que intentó asesinar a Darlene hace diez años?

El título tomará sentido en próximos capítulos. ❤️

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