Capítulo 38. "Paradero desconocido"
James.
Madison se encuentra desaparecida desde ayer. Al parecer nunca llegó a la mansión cuando dijo que saldría a caminar un momento, ¿Qué carajos?
Dudo que ella se fuera por su propia voluntad.
—¿Jacob no sabe donde está? —pregunta Agnes, confundida—. Digo... Son compañeros.
—No tiene ni idea —respondo, pensativo. Mis dedos se mueven, es algo que suelo hacer cuando estoy nervioso.
Darlene parece darse cuenta de mi estado, por lo que agarra mis manos con cuidado y entrelaza nuestros dedos, sin dejar de verme en ningún momento. Evalúa mi reacción a su gesto.
Creo que derribé a la reina de hielo, ¿No?
Ella bufa mientras rueda los ojos, le dedico una sonrisa, pero a pesar de todo, no me suelta. Sabe que sólo bromeo y que tengo claro que nuestra relación de compañeros es más de amigos que de pareja.
—¿Puede existir la posibilidad de que Madison nos haya traicionado? —sugiere mi compañera, su mirada avellana se torna escéptica.
Pienso que Madison no nos traicionó, jamás noté una mala intención en ella. Sólo vi a una chica buena detrás de una máscara de hostilidad, supongo que su don la lastima y prefiere aislarse para no herir a nadie. No tengo idea, pero dudo que ella sea mala.
—Darly, Madison no es de ese tipo de personas —aclara Brianna, una leve sonrisa se esboza en sus labios. Su tono de voz es seguro e intimidante—. Es una chica leal.
—Espero que así sea, Bri —murmura Dar, pareciera amenazarla de forma indirecta.
La mayor de nosotros no responde, sólo se limita a observarnos en silencio por medio de sus ojos azul verdosos. Cruza sus piernas, manteniendo ese semblante de seriedad y frialdad que la caracteriza.
—Ailish...
—No te cae bien —completa la castaña la frase de Agnes—. Lo sé, Mar.
—¿Pasó lo que... Creo que pasó? —inquiero, dudoso.
Los ojos claros de mi mejor amiga me observan, se iluminan de una forma blanquecina. Nunca había visto ese brillo en sus iris, ¿Qué mierda? Eso sólo ocurre cuando pierde el control y ella es la persona más serena que conozco.
Sí, en definitiva ha pasado lo que no debía pasar. Por un momento, pensé que todo era una mentira de Ailish, pero no lo fue.
—Sí —habla, suave.
Su mano izquierda forma una esfera de luz blanca y con un tinte transparente, resplandece de una forma un poco cegadora. La agranda poco después con ayuda de su mano derecha, su mirada está perdida en la magia que crea.
Por un efímero segundo, sus orbes se ven teñidas de una maldad que jamás vi en ella. Deja de mover sus dedos y la esfera estalla en miles de lucecillas que poco a poco se desvanecen. Maravilloso.
—No es tan grave como parece —explica Brianna—. Lo está sobrellevando bien.
—Cuida de que no explote, podría matarnos a todos —le recuerda Darlene, severa.
La bruja resucitada no responde, imagino que ya no está en condiciones para pelear por lo que es cierto o lo que no, o sobre que no deberíamos meternos en la vida de los demás.
—Sé que estarás bien, ¿Si? —murmuro hacia Agnes—. Sabes que estoy por si me necesitas, puedes confiar en mí.
—Somos amigos —afirma dulce, una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro—. Gracias, James.
...
Jacob.
Froto mis ojos, hastiado de tanto ver el techo de la habitación. Mi mente piensa en todo lo que ha pasado e imagina un sin fin de posibilidades para lo que está sucediendo, para lo que pueda ocurrir al finalizar esto.
¿Por qué Madison?
Sé que hace un tiempo ella ha visto la muerte de alguien y no ha querido decirme de quién se trataba, respeté que prefiriera mantenerlo en secreto. Lo que me preocupa es que ver aquello la afectó demasiado.
En el último tiempo, se la veía desganada, desorientada, ida, pequeñas ojeras se habían empezado a formar bajo sus ojos. Ella bloqueó lo que vio para que no me afectase.
¿Qué fue lo que vio?Me hubiera gustado ayudarla, intentar consolarla o algo, pero soy un estúpido. Un bueno para nada en el sentido de preocuparme por las personas y demás.
Jacob, calma. Haces un mar donde no lo hay, esperas tormenta donde no la habrá.
Ya no oigo su voz en mi mente, ni sus risitas, mucho menos siento alguna de sus emociones. Es como si nunca hubiese existido, pareciera que es un recuerdo más que algo real que ocurrió tan sólo ayer.
Ayer desapareció. Dijo que iría a caminar, que debía hacer algo importante, pero luego no volvió. Me aterra lo que pueda pasarle, jamás me perdonaría si a ella le hacen algún daño.
Sé que no tengo la culpa, pero es inevitable no sentirme así cuando yo fui quien permitió que Darlene ingresara al pueblo. Si ella nunca hubiese entrado, Madison no vendría al pueblo y nada pasaría.
Me siento en la cama y luego me coloco de pie, mi vista está un poco mareada por el cambio de posición tan brusco, pero estoy bien. Sé que lo estoy.
Camino hasta las escaleras y bajo por ellas. Puedo oír el murmullo de dos voces que conversan casi en la entrada de la mansión, una es una voz de mujer y la otra pertenece a John, mi "querido" hermano mayor.
—Oh, Jacob —saluda Kiera, en una cordial tonada, al verme pisar el último escalón—. Quería darte algo.
—¿Uhm?¿En qué puedo ayudarte, Kiera? —disimulo mi confusión por su comentario, veo de reojo a John, quien no aparta sus ojos azules de la joven castaña.
—Ten —me extiende un sobre de papel madera. Apresuro mis pasos para tomarlo—. Es parte de la investigación que le correspondía a Madison. También hay ciertos casos que ella estudió antes en la universidad, pueden ayudarla.
—Gracias, se los daré —mascullo, un tanto gélido.
—Un gusto conocerte, John —reconoce ella, con una sonrisa indescifrable en sus labios oscuros—. Nos vemos luego, Jacob.
Tras despedirse, cruza la puerta para marcharse en dirección a la salida. Observo como su cabello castaño se mueve al compás de sus pasos, mientras que guarda sus manos en los bolsillos de su saco azul.
Una vez ya se ha ido, me giro a ver a John. Él me analiza con sus ojos azules, iguales que los míos, sólo que los suyos los detesto. Sus comisuras se elevan con cierta arrogancia y a la vez frialdad.
—Lamento verte en este estado, hermano —palmea mi hombro, en aparente confianza—. Sé que todo se solucionará, no creas lo contrario.
—Lo dices porque es fácil ver desde afuera, tú acabas de conocer a tu alma gemela recién y no la has perdido —espeto, un poco irritado.
—Es cierto, quizá —reconoce, sereno—. Pero la fe mueve millones, el universo puede escucharte. Madison es una muchacha que sabe como defenderse si es que está en peligro, además, es probable que no le hagan daño. No podrían.
Desconfío de este tipo. Sus falsas palabras se huelen demasiado, jamás me ha caído bien mi enigmático hermano mayor, a pesar de a veces disimular que sí es mi preferido.
James me agrada muchísimo más que John. Eso está más que claro.
—¿Qué harás con Kiera cuando vuelvas a viajar a Suecia? —inquiero para desviar el tema, calculador.
Parece sorprenderse, lo puedo divisar en sus iris azules. Es difícil imaginar que yo sacaría ese tema justo ahora, porque por lo general, no me interesa lo que haga en su vida privada.
—Lo veremos, no creo que mi vida personal te importe, ¿O sí, Jacob? —farfulla, un poco divertido—. En fin, sé que todo estará bien. Y cuida ese sobre, es importante según lo que ha dicho Kiera.
Luego de decir eso, él se retira, en dirección a la cocina. Lo que diga este amargado no debe afectarme, porque después de todo, es lo que es: un chico amargado que sólo busca intimidar. Tiene que quitarse de la cabeza que ya no soy un niño que le teme y que hoy en día, desconfío hasta de mi propia sombra.
«Estaré bien, darling»
Detengo mis pasos al oír la voz de Maddie en mi cabeza. Mi ser se estremece, quedo paralizado al sentir sus latidos rápidos que, de manera lenta, se transforman en unos lentos y sosegados. Afirmo el agarre de mi mano al sobre que minutos antes me dio Kiera.
Quizá con esto que acabo de oír tenga una pista de donde encontrar a mi compañera.
...
Darlene.
Deslizo el labial morado por mis labios, mis ojos se encienden de un rojo aterrorizante. Es una prueba más de que sigue ahí, de que en cualquier momento llegará y yo no podré evitarlo, pero de igual manera, no me molesta.
Una vez termino de pintar mis labios, continúo con mis ojos. En los párpados aplico sombras grises con la brocha, sin perder mi calma que no tengo idea de donde saqué, imagino que pertenece a James. Él es la tranquilidad y yo soy el alboroto.
Él es el silencio, yo la melodía que lo interrumpe. Somos más que opuestos.
Madison ha desaparecido, Ailish estaba nerviosa cuando se la mencionó, ¿Tiene algo que ver? Después de lo que hizo con Agnes, yo diría que sí.
Mi paciencia se acaba, detesto ver que no tengo razones para matarla ni nada. Y como no las halle, no podré evitar que la rubia Fitzgerald sea cenizas en mis manos.
—Calma, Lexa. Todo a su tiempo —murmura James al escuchar mis pensamientos.
Lo visualizo a través del espejo. Su mentón descansa en sus manos, pareciera pensativo y su mirada refleja algo aún no descubierto, es como si tratara de hilar alguna teoría y en el camino, se descose.
—¿Le estás pidiendo paciencia a la que no la tiene? —trato de aligerar el ambiente, mi comentario divertido logra sacarle una sonrisa.
—Mira que yo quiero hacer lo mismo que tú —reconoce, despreocupado—, pero hay que mantener la calma. Es lo mejor que se puede hacer en estos momentos.
Asiento, un tanto orgullosa de su respuesta. Es aceptable, sensata, a veces siento que él es mi ancla a tierra, el freno que necesito antes de irme cuesta abajo a perseguir alguna de mis ideas.
Prosigo a terminar mi maquillaje mientras él atiende su celular que acaba de sonar, mantengo mi atención en lo que hago y en lo que él habla con quien sea que lo llama. Por su tono de voz, no es nada bueno lo que ha pasado.
—¿Cómo dices...? —masculla, perplejo—. De acuerdo, estaremos ahí lo más pronto posible.
No logro seguir la conversación, me percato de que mis ojos lloran lágrimas de sangre. Suelto un suspiro exasperado y me apresuro en limpiar el estropicio o mi bello maquillaje de hoy será arruinado por esa mierda.
—Ahm... Lexa... —me llama James, asiento para que siga hablando—. Jacob tuvo noticias de Madison. Tal vez con alguno de tus hechizos podamos rastrearla.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top