Capítulo 29. "Despertar"
Darlene.
Camino entre las lápidas del cementerio, James me acompaña. El aire que se respira en este lugar es pesado, desolador, lúgubre, como si el oxígeno no pudiera entrar a los pulmones.
Bueno, es un cementerio, hay cientos de personas muertas enterradas bajo tierra. ¿Qué se puede esperar?¿Qué sea un lugar de color de rosas?
Continuamos andando en silencio, el único ruido que se oye es el de unos pájaros revolotear. No hay nadie más en esta zona, lo que vuelve aún más tétrica la escena.
—¿Crees que todo esté conectado? —cuestiona en un susurro lleno de pesadumbre.
Sé que a él le afectan mucho las muertes, es empático y siente las emociones de los demás sin quererlo. A veces siento un poco de pena, debe ser horrendo percibir lo que los demás sufren o lloran.
Suspiro un poco, relamo mis labios.
—Puede ser. Las posibilidades son altas —mascullo, dándole un leve vistazo.
Ayer lo besé. Nos besamos. No removió nada en mí, fue una simple acción, un impulso que no tengo idea de donde salió, pero lo cumplí. Sé que él no sintió lo mismo, sus pensamientos son diferentes a los míos.
Somos opuestos, está más que claro.
Sin embargo, nos complementamos.
—¿Por qué sigues intentándolo conmigo? —indago seria—. Soy una demonio, James. Mereces alguien que te ame y te dé lo mejor.
—Somos compañeros —responde obvio, como si me lo recordara—. No creo que seas mala, Lexa. No debes estancarte en eso de que no puedes sentir, hay posibilidades de que puedas desbloquear tus emociones...
Mi mirada café se dirige a él, ambos nos observamos fijamente. Sé que hay posibilidades de que pueda sentir, pero son mínimas, casi inexistentes.
El linaje del que provengo es el más insensible, el más poderoso y aterrador que se conoce hasta el momento.
No creo poder sentir nunca. Tampoco me importa si logro desbloquear los sentimientos o no, no quiero sufrir. No quiero llorar otra vez, quiero estar bien.
—Tienes esperanza en mí, chéri —reconozco, sin dejar de observarlo—. Las esperanzas siempre mantienen vivas a las personas.
—Así es —asiente—. Tengo esperanza en ti. Creo en ti, en que no eres mala, escuché tus pensamientos y sé porque viniste al pueblo. Lo sé todo.
No me inmuto ante su confesión. Me mantengo impasible, siendo sincera, ya preveía que en algún momento íbamos a tener esta conversación.
Los secretos no pueden ocultarse por siempre.
—Espero eso no cambie nada entre nosotros —me atrevo a decir.
—Para nada —asegura él—. Aunque creo que hay mejores maneras de descubrir quien intenta asesinarte.
Me río un poco. Bueno, tal vez tiene un poco de razón, pero hice todo esto para tener más acción en mi vida. No puedo mantenerme quieta en un lugar, mi naturaleza oscura sale a la luz, reclamando que la maldad sea liberada.
Así debe ser, mi madre pretendía que yo viva encerrada toda mi vida, que mis poderes demoníacos sean enfrascados para que no conozcan lo que es la luz del sol. Lamentablemente no puedo cumplirlo.
—Así que Lexa, ¿eh? —cambio de tema. Mi tonada se relaja, prefiero evitar los asuntos tensos.
—Tú me dices chéri y yo también quería decirte de una manera especial. Espero que no te incomode que haya entrado a tu mente para saber tu segundo nombre y de ahí sacar un apodo —explica, un destello dorado aparece en sus ojos por unos segundos.
—No te preocupes, no me molesta. Lo ibas a saber en algún momento —opino con una pequeña sonrisita.
Los apodos me disgustan y sólo los permito viniendo de personas cercanas a mí. Aunque, debo admitir que Lexa no suena mal, me gusta y James lo pronuncia de una forma bastante particular.
Me agrada.
...
Cuando me detengo frente a la lápida que lleva escrito el nombre de mi madre, las aves dejan de revolotear y la atmósfera se vuelve desagradable, casi volviendo imposible la acción de respirar. Si antes ya se me dificultaba ese movimiento, ahora es peor.
Formo unas rojas flores de magia y las dejo en el pequeño florero que hay cerca del mármol. La luminiscencia que emanan es preciosa, contrastan con el material de la lápida e iluminan su nombre.
"Cassandra Zaridi
05/05/1980 - 28/07/2021
R. I. P"
No sé para que vengo, supongo que por impulsos que nacen de mí y son irrefrenables. Las muertes no me afectan, ¿Por qué estoy haciendo todo este circo de dejarle unas flores? No estoy siendo sincera.
Sólo soy una falsa. Una mentirosa como todos.
Poco tardo en percatarme de que a mi lado izquierdo se forma una nube de niebla rojiza, que poco a poco moldea una silueta humana. Reconozco su altura y la forma en la que se peina el cabello.
Esa melena castaña oscura despeinada y altura de casi dos metros corresponden a una sola persona. A un hombre que estuvo poco y nada en mi vida.
Compartimos rasgos en común, tengo la ferocidad de su mirada, sólo que yo soy aún más fuerte que él. Me encuentro a otro nivel.
—Viniste a visitarla —menciona sorprendido—. Y no viniste sola.
—¿Qué haces aquí, padre? —pregunto cortante—. ¿Para que vienes?
Él dirige sus ojos a James unos segundos, le dedica una tenue sonrisa amable, para luego enfocarlos en mí. Su expresión es dura y gélida.
—Visito a tu madre, la mujer que en algún momento fue mi esposa. ¿Hay algún problema con eso? —responde simple.
—Tú sabes cual es el problema —mascullo adusta.
Él siempre supo que ella moriría, que habría consecuencias por sus acciones. Todo este tiempo lo supo, pero no le importó, sus obligaciones en el infierno siempre fueron más importantes.
¿Qué esperaba mi amada madre de un demonio que no puede sentir?
—Veo que encontraste a tu destino —intenta desviar el tema de la conversación—. Tu maestro de la Orden tiene información importante para decirte. Si te preocupa tu madre, despreocúpate, está teniendo una buena estadía en el infierno. Me encargué de ello.
Mantengo mi expresión imperturbable y seria. Aunque, en cierra manera me extraña el hecho de que mamá haya descendido al infierno, ¿Cómo logró entrar?
—Recuerda: Vous ne pouvez pas échapper au destin. L'éveil est proche —señala indiferente, pero sé que intenta mostrarse un poco más simpático y quizá demostrar esa figura paternal que nunca fue.
Palmea mi hombro con suavidad y luego desaparece, no sin antes dedicarle una mirada a la lápida de mi madre.
Es fascinante la facilidad con la que puede transportarse del infierno, otra dimensión, hasta la Tierra, que sería la dimensión de los humanos y algunas criaturas sobrenaturales.
Unos pocos poseen ese poder tan admirable. Él es uno de ellos.
—Ese hombre que acabas de ver es mi padre —le explico a James, quien se mantuvo callado todo este tiempo—. Probablemente sea la primera y última vez que lo veas.
Él sonríe un poco, extrañado.
—Que manera más rara de conocer a mi suegro y darle la primera impresión —comenta, quitándole tensión al asunto.
Me río ante su comentario.
—Le caíste bien, no te preocupes.
...
Brianna.
Aparezco en la habitación donde se encuentra Agnes con un chasquido de mis dedos. Suspiro antes de acercarme a ella.
La serenidad que denota su rostro me da tanta paz, observo como su pecho se eleva de manera lenta. Agarro una de sus manos y la entrelazo con la mía.
No debería estar preocupada por ella, pero, ¿Me importa? Eso de que es imposible porque fui resucitada se puede ir a la mierda. Las estadísticas se pueden ir al carajo.
Con mi mano libre acomodo su flequillo y beso su mano, sintiendo la desesperación y el miedo correr por mis venas después de mucho tiempo.
Ha pasado tanto desde que me sentí así. Me abruma, la última vez...
Cierro mis ojos por un momento e inhalo profundo. Los abro después de unos segundos, encontrándome con una mirada azulada que me observa atenta.
—¿Brianna? —susurra sin poder creerlo.
Suelto su mano por reflejo y ella se sienta en la cama para poder abrazarme con fuerza. Me quedo paralizada, sin saber como reaccionar.
Agnes despertó. No sé como sentirme al respecto.
Agnes acaba de despertar del coma, joder.
¿Cómo puedo reaccionar?
—¿Qué pasa? —respondo, sonando tranquila.
Decido corresponder a su abrazo.
—Estás aquí... —murmura sin soltarme.
—¿Creíste que te dejaría sola? —sonrío de manera involuntaria.
La rubia se deshace del abrazo para poder verme mejor. Por un momento veo que sus ojos se colorean de negro, parece no percatarse de ello, está más concentrada en que yo esté aquí.
De tan sólo ver eso siento que mi corazón se paraliza. Trago saliva.
Mierda y más mierda.
—¿Qué fue lo que pasó? —intento indagar, la preocupación me invade.
Espero que no se haya vuelto realidad eso. Espero estar equivocada con mis teorías, si ella sufrió de la pérdida significa que está condenada a una vida infeliz.
El lado oscuro que pocos conocen de lo llamado perderse en tu propia oscuridad o pérdida de la humanidad.
—Me perdí —musita, colocando sus manos en mis mejillas—, pero estoy aquí. Logré salir.
Me cuesta imaginar lo mucho que habrá sufrido estando atrapada en sus peores pesadillas, en un lugar del cual no puedes salir y prácticamente no hay nada corpóreo. Es la nada misma.
—¿A qué costo? —quiero saber, pero lo único que recibo es una negación por parte de ella—. Agnes, dime...
—Mi humanidad —admite. Su voz suena gélida, agarra mis manos para tranquilizarse.
Tras escuchar sus palabras, ahora soy yo quien decide abrazar a la otra. La rodeo con mis brazos y me pierdo en la calidez que desprende su cuerpo, sé que no está todo perdido.
Sé que encontraremos una solución a eso. No es tan grave como parece, ¿Verdad?
—Quiero ver a Jules, ¿Puedes llevarme con ella? —pide serena. Sus manos se aferran a mi espalda.
Asiento sin decir nada, no le puedo negar el ver a su hermana. Y si quiere visitarla es por algo que tal vez no me dice aún o no quiere decirme. Respetaré aquello.
...
Termino de bajar las escaleras y me mantengo apartada de las hermanas Miller, observando el panorama con minuciosidad.
No confío en Jules.
—Jules —la llama Agnes, pero la mencionada no la mira—. Hermanita...
Intenta acercarse, pero la mirada asesina de su hermana se lo impide. Continúa sin dirigirle la mirada o palabra.
—¿Por qué no puedes mirarme? —se confunde Agnes—. Mírame, por favor. Mírame y dime que es mentira.
—¿Qué se supone que debo desmentir?¿El que te haya atacado? —se burla, sonriendo cruel—. Mejor vete de aquí, no tenemos nada de que hablar. Tú y yo no tenemos nada que nos una.
Los hombros de la chica que besé días atrás, tiemblan por la tristeza e impotencia. Creyó que su hermana mayor se arrepentiría, pero es como dijo Darlene: ese tipo de personas jamás se arrepienten de lo que hacen.
Es un caso perdido.
—¿Por qué? —sisea, quebrada—. ¿Por qué, hermanita?
El cuerpo de Jules se envuelve en ese humo grisáceo tan extraño que posee desde que fue convertida. Veo una llamarada de fuego negro aproximarse hacia Agnes, pero la rubia es más rápida y lo ataja creando una barrera protectora blanquecina, que tiene remolinos como decoración.
Su elemento es el viento. Fascinante.
Me acerco hasta ambas y permito que en mis manos se formen esferas negruzcas. Las lanzo hacia Jules para detenerla y funciona.
Por unos efímeros momentos, la magia blanca de Agnes se funde con la mía, formando una capa traslúcida de color grisáceo, también conocida como magia gris.
Es la unión entre ambos mundos tan distintos.
—Vuelve a intentar hacerle algo y acabas muerta —advierto seria. Ella me sonríe burlona—. Yo que tú no me reiría tanto. Ahora mismo tu vida está en tus propias manos, tus decisiones te llevarán al camino de la muerte o al de vivir. Tú decides.
Quisiera que no sonría tanto, puedo ser cruel cuando quiero.
Doy unos pasos hacia atrás y agarro una de las manos de Agnes antes de llevarla hacia las escaleras. Me duele ver su triste rostro por no poder hablar con su hermana.
Una vez estamos arriba, la miro sin decirle nada. Escucho un sollozo que suelta y las lágrimas se arremolinan en sus ojos con rapidez, para luego caer por sus mejillas.
—¿Por qué? ¡No lo entiendo, Brianna! —expone frustrada—. No entiendo porque ella me lastimó, porque todo esto pasa. ¡Intentó matarme!¡Soy su hermana! ¿Por...por qué?
Extiendo uno de mis brazos y rodeo su cintura, para luego acercarla a mi cuerpo. Deposito un beso suave en su cabeza, intentando calmarla.
Sus pequeñas manos se aferran a mi espalda, un leve cosquilleo me invade en aquella zona.
—No tengo idea, Agnes, pero estoy aquí. Para ti —susurro y siento como me abraza, llorando en mi hombro.
Mercink~
Ayy, como me dolió escribir esa escena de Brianna y Agnes :(
¿Opiniones?
¿Creen que Brianna esté volviendo a sentir?
¿Creen que Agnes pierda su humanidad?
¿A qué se refirió el padre de Darlene?
¿Qué opinan de Darlene y James?
Recuerden que todo lo que menciono tiene alguna importancia en la trama. Todos los capítulos son importantes y dicen algo, puede que no siempre sea explícito ese algo. ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top