Capítulo 20. "¿Teoría acertada?"
Darlene.
Es una pena que no vuelva a ver a mi madre, supongo que a esto se referían Madison y Brianna cuando dijeron que viajara a Canadá en cuanto me fuese posible.
Madison me lo advirtió entre indirectas. "La están matando" resuena en mi cabeza.
No dejaré que su muerte me afecte, la aprecié y aprecio, pero no puede afectarme su deceso. Tal vez en otro tiempo, siendo niña, quizá sí. Hoy en día soy una desalmada.
Sigo impasible sin importar lo que ocurra. Papá se podría morir también y tampoco me afectaría.
Nada me afectaría, a no ser que tenga que ver conmigo misma. Es la única manera de que me importe algo en esta vida.
Brianna me importa, pero no lo suficiente. Ya somos adultas y cada quien tiene su vida, sin preocuparse por la otra. Aunque a veces siento esa necesidad de cuidarla y protegerla por el tiempo perdido.
—Lamento lo de tu madre —murmura James con pesar—. Si necesitas hablar con alguien, puedes hacerlo conmigo.
Sonrío serena. Es tan lindo este chico que a veces parece tan irreal.
—No te preocupes, la muerte de Cassandra Zaridi no puede afectarme —explico sin alterarme, mantienendo la sonrisa en mi rostro.
—Eso es porque eres una demonio, ¿Verdad? —pregunta con interés y yo asiento.
Los demonios no pueden sentir, a mí no me preocupa ese asunto. Como he dicho antes, prefiero no sentir en vez de sufrir por algo o alguien que no vale la pena mi dolor.
—Te lo dije —murmura Madison, anodina, con la vista enfocada en el té que se acaba de preparar.
—Podrías haberme dicho lo que ocurriría —me quejo con un ápice de ira.
—Puedo predecir la muerte de las personas, pero no sé la fecha exacta de cuando ocurrirán —argumenta con hastío e indiferencia—. Hubiese sido inútil. No se puede cambiar el destino.
Suspiro y recojo mi cabello rojizo en un moño lo más prolijo posible. Aún estoy esperando que mi maestro me explique como es que encontró a mi madre muerta y dedujo que fue un asesinato.
Aquí nada es casualidad. Que mi madre haya muerto en estos tiempos no es coincidencia.
Tenemos que mantener vigilada a Jules y también a John. Ninguno de ellos dos me inspira confianza.
Aunque, mi pregunta sería, ¿Qué son ellos?¿Peones del verdadero jugador?¿El jugador mismo?
¿Quién intentó asesinarme y por qué?
—¿Si?¿Qué sucede, Jacob? —oigo a James hablar por teléfono, su voz se oye cargada de extrañeza—. ¿Qué?¿Por qué debo...? Está bien, iré en cuanto pueda.
Lo veo colgar la llamada y nos observa con un poco de pena. Ya entiendo, se debe ir.
—Jacob quiere que vea unas cámaras del pueblo. Nos vemos luego, chicas —se despide con timidez, guardando el celular en su chaqueta.
Se aleja, camino a la puerta.
Apoyo mis codos sobre mis piernas y dejo descansar mi mentón sobre mis manos.
Tengo muchas preguntas que rondan mi cabeza y no encuentro respuestas. Vuelvo a sentirme frustrada, necesito saber que pasó.
De repente siento un extraño palpito, mi cuerpo comienza a sentirse cálido y adormecido. El corazón me está latiendo demasiado rápido en este momento, no estoy asustada por eso, sólo es...
Extraño.
Escucho una voz a mi alrededor, pero suena como si fueran varias hablando al mismo tiempo. Susurros, comentarios, ¿Qué mierda?
—Eres tú, Darlene —comenta James con sorpresa—. Tú eres mi...
—Compañera —completo por él, seria.
No puedo ocultar la sorpresa en mi voz. Me estoy quedando sin aliento. Joder. Mierda y más mierda.
Vaya elección de compañera que le hizo su diosa. Al parecer, no le aprecia mucho.
Diosa Luna, ¿Segura de que quieres a tus seguidores?
Maldito destino de mierda. De todo lo que podía pasar, ¿Tenía que ocurrir esto?
Los licántropos y yo somos enemigos.
James es todo lo opuesto a mí.
—Siempre supe que este día llegaría en algún momento —comenta Madison con voz soporífera—. Me extraña que no lo hayan intuido.
❀
Brianna.
Doy una calada al cigarro entre mis dedos y suspiro. El sabor mentolado refresca mi organismo, se siente como si me renovara.
Quizá no debería fumar, pero es adictivo y no sufro daños por ser un ser sobrenatural. Así que no lo dejaré por ahora.
—¿Por qué viniste al pueblo? —la pregunta de quien se encuentra sentada frente a mí, está cargada de curiosidad.
Sonrío por lo tierna que se ve al preguntar eso.
—Temas personales —mascullo indiferente.
—¿Y cómo es que los demás no te encontraron? —Agnes enfoca sus ojos azules en mí y me doy cuenta que no son normales.
Son de un azul suave, con pequeños toques grisáceos, pero se sienten tan cálidos y luminosos. Desprenden un aura reconfortante.
Te hipnotizan, cuando quieres despegarte de ellos, te das cuenta que no puedes.
Agnes Hall Miller es un ángel de corazón puro. Una bruja blanca de las más poderosas, no se siente atraída por la oscuridad ni el peligro, sólo representa la luz y la nobleza que hoy en día ya no existen en el mundo.
Me preocupa que ella pueda estar en peligro por mi culpa. Sé que sabe cuidarse y eso, pero no quisiera hundirla en mis problemas.
No estaré eternamente en este pueblo, me quieren muerta y si muero, ya no tendré posibilidades de regresar de nuevo. Una vez cumpla mi misión, me iré.
—Sé ocultarme bien, rubia —expongo intentando sonar un poco más cálida.
—Uhm, está bien. Lamento si mis preguntas te molestan —me observa de reojo, sin borrar esa sonrisa agradable de su rostro.
—Descuida, no molestan —le aseguro en un tono suave.
Vuelvo a darle una calada al cigarro mentolado y expulso el humo hacia un lado. Puedo sentir como la mirada azul suave de la rubia cerca de mí, no se aparta.
—¿Cómo conoces a Madison? —su pregunta no me sorprende.
Es curiosa, normal que pregunte este tipo de cosas.
—Bueno, hace tiempo alguien me trajo a la vida y ella estaba entre las personas que ayudaron a ese alguien —explico serena.
—Oh, bueno... Supongo que la razón por la que te trajeron es importante —comenta.
—Sí, es importante —recalco seria—. Pero aún no es tiempo para que los demás la sepan.
Ella asiente, comprensiva. Al estar cerca de Agnes, puedo apreciar más de cerca su rostro. Es una chica tierna, joven, su rostro está decorado con sombras doradas en sus ojos, labial rosa palo y pocas pecas esparcidas en sus mejillas.
Es linda.
Me agrada su sinceridad y bondad. No es mala, es simpática.
Un maullido corto nos distrae y ambas giramos hacia la responsable del sonido.
Mi gata Ady se acerca a nosotras y se sube a mis piernas. Acaricio su cabecita y ella ronronea en respuesta.
—Tienes una gata —se sorprende—. ¿Cómo se llama?
—Ady —sonrío sin dejar de ver los ojos amarillos de la gata. Su pelaje es de color negro y es bastante largo.
Me recuerda mucho a Katy, la gata que mis padres biológicos tenían. Recuerdo que nunca me dejaban estar cerca de ella porque me consideraban peligrosa y temían que le hiciera daño.
—Awww, que linda —elogia sincera y cariñosa.
Ady la observa intrigada, se baja de dónde está sentada para acercarse a Agnes. La rubia le acerca su mano izquierda, amistosa, y el animal se frota contra sus dedos.
—Suele ser arisca con todos, es bueno que le caigas bien —comento y desvanezco el cigarro que estuve fumando antes.
Ella desvía su mirada de la gata negra para colocarla sobre mí. Sonríe un poco, como si estuviera satisfecha o contenta por lo que dije.
—¿Tienes más mascotas además de ella? —interroga.
—No, sólo Ady. ¿Tú? —intento saber, con los labios entreabiertos.
—Tengo una labradora llamada Violet —contesta, sus ojos están brillantes.
Respirar el mismo aire que ella se siente difícil, pero es tan satisfactorio y mágico lo que percibo estando cerca de la rubia llamada Agnes.
Creo que ella también siente lo mismo.
Ady maulla en alto y luego se aleja hasta la cocina. Esa gata si que sabe cuando dejar a solas a dos personas.
—Interesante —menciono algo seria.
Acomoda su cabello rubio sin decir nada, observo como lo tiene recogido en una semi coleta con dos pequeñas trenzas que parecen formar una corona. Las puntas las tiene onduladas y caen por su hombro derecho.
Lleva un suéter amarillo pastel a rayas blancas, ajustado al cuerpo, combinado con unos pantalones negros y unos zapatos de tacón bajo.
Agnes me gusta. Nadie me había gustado de esta manera y es incoherente siendo que yo fui traída a la vida, perdí gran parte de mi humanidad en el proceso.
¿Qué mierda me pasa?
La rubia se acerca a mí y se sienta a mi lado, no aparto la mirada de su rostro al tenerla tan cerca.
Pronto se aproxima a mi rostro y me besa, une nuestros labios de una manera tan delicada que me estremece un poco. Disfruto la sensación de corresponderle al beso.
Mi corazón late de manera frenética.
Enreda sus manos en mi cabello castaño y acorta aún más la distancia entre nosotras. Saboreo el beso, succiono un poco su labio inferior, lo que provoca que se ruborice ligeramente.
Apoyo mis manos en sus mejillas de una forma suave, mi tacto frío ocasiona que tiemble un poco.
Nos mantenemos así por unos segundos más y luego nos deshacemos del beso, respiramos un poco agitadas.
Prosigue a sentarse sobre mí, su respiración roza de manera suave mi rostro, la atraigo hacia mí para besarla de nuevo.
Un cálido, dulce y casi perfecto beso.
—Creí que no corresponderías... —musita jadeante al separarse.
Arqueo una ceja.
—¿Por qué no lo haría? —inquiero en respuesta.
—¿Quizá por qué no te gusto o no te sientes de la misma forma?
—Agnes, no sé que sientes tú, pero puede que me sienta de esa manera —confieso serena y un poco cálida.
Se queda paralizada en su lugar, sin saber que decir ante mis palabras que la tomaron por sorpresa. Reprimo la sonrisa divertida que quiere escapar de mis labios.
Ahora tengo miedo de lastimarla por ser tan fría. Mierda.
—Entonces... ¿Yo desbloqueé tus emociones? —cuestiona desconcertada.
—Tal vez. Aún no lo sé —dudo.
Agnes se levanta, estuvo sentada en mis piernas todo este tiempo. Juguetea un poco con sus dedos, nerviosa, pero sé que es de una buena manera.
Ady regresa y se sienta en el sofá cercano a nosotras. Su completa atención está en nosotras, joder, es tan curiosa y adorable que me dan ganas de abrazarla todo el tiempo.
Un carraspeo atrapa nuestra atención y buscamos al responsable del ruido.
Jules Miller se encuentra parada en el jardín. Su cabello rubio está recogido en una coleta alta, sus ojos son fríos y asesinos, está envuelta por un humo grisáceo. Ese detalle me llama la atención.
Jamás estuve equivocada en mi teoría.
Mercink~
¿Les gustó ese beso de Brianna y Agnes?
¿Creen que hacen una linda pareja?
¿Qué está pasando con Jules?
¿Qué opinan de Darlene y James?
¿La muerte de la madre de Darlene está conectada con todo lo que pasa en el pueblo?
¿Qué creen que vaya a pasar en el próximo capítulo?
¿Alguien más amó a Ady? 👀
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