Capítulo 17. "Primera muerte"

Brianna.

Dirijo mis ojos a la pequeña rubia que se encuentra parada a metros de nosotros. Madison ha dejado de gritar, pero está temblando.

—¿Qué acabas de decir, Agnes? —inquiero, ocultando mi desconcierto.

Se encuentra estática, con el celular en su mano izquierda. Su expresión es de estupefacción pura.

Sé que ella no merece esto. Es una persona demasiado bondadosa para este mundo de mierda.

—Eso ha pasado, Brianna. Y lo siento mucho, pero creo que me iré de aquí —responde Madison por Agnes.

Inhalo profundo. Hablaré de ese tema con ella más tarde, mi atención está enfocada en la rubia.

Agnes me observa, sus ojos claros comienzan a cristalizarse. Diablos, me está doliendo de alguna forma, no sé porqué.

Eso no debería estar pasando. Perdí mis sentimientos al ser traída de la muerte. Estoy confundiendo pena con dolor, debe ser eso.

La rubia se acerca a mí y me abraza. Su aroma a lirios llega hasta mi nariz, ocasionando que sonría de manera ligera. Ha pasado bastante tiempo desde que sonreí sin ser burlesca o fría.

—Agnes, calma, ¿Si? —intento tranquilizarla sin sonar como una desalmada—. Respira, cielo. Sé que es difícil y lo siento mucho, de veras.

Maldigo el día en que decidí esconderme en este pueblo maldito.

Oigo un sollozo provenir de ella, observo a James, quién me está diciendo con la mirada "No le digas nada más". Suspiro y rodeo su cintura con mis brazos para atraerla más hacia mi cuerpo. 

Nos quedamos en esa posición por varios minutos hasta que Madison decide interrumpir con un carraspeo.

—Hay algo que deben saber —menciona con inseguridad notable en su voz—. Es... Es algo que ví en la muerte de la madre de Agnes.

—¿Qué es? —inquiere Darlene, con notable interés en su voz.

Ella no se molesta en fingir u esconder sus sentimientos y emociones. Somos bastante parecidas en ese aspecto, supongo que por eso siempre nos hemos llevado relativamente bien.

—Su madre no murió de una forma natural. Fue quemada en un halo de luna informa con severidad.

Agnes levanta la cabeza para observarme, yo la miro con confusión. Ella dirige sus ojos a Darlene y luego a mí otra vez.

Intenta descifrar quien de las dos fue.

—¿Y qué se supone que es halo de luna, Madison? —continúa James, confundido por nuestras reacciones.

Pobre. Me da un poco de pena, es el único normal de los aquí presentes. Bueno, sí a él se lo puede llamar "normal", después de todo, es un licántropo, hijo de una ex cazadora y un licántropo alfa.

—Un hechizo de magia negra que no se utiliza desde hace siglos, pues se creía que era capaz de lograr que demonios posean a los humanos, pero eso no es cierto —explica con intranquilidad—. ¿Quién de ustedes sabe manipular ese hechizo?

La respuesta es más que clara: Darlene Zaridi. Soy poderosa, pero nunca quise ir más allá de mis habilidades y explotarlas. No soy una aficionada a la historia de la magia negra y sus hechizos, nunca me molesté en intentar aprender todos, con lograr manejar el 80% me basta.

Darly si ha decidido ir al lado que no se explora hace años. Ama aprender cosas nuevas, reutilizar conjuros viejos... No sé con qué fin, supongo que diversión. Ella es una chica bastante cruel, aunque no lo parezca, su rostro de ángel engaña, adoraba divertirse demostrando que podía realizar cosas que otras personas no. Ser halagada es una acción que le gusta mucho.

Cuando era más pequeña, ella ya podía usar poderes que otros no.

—Yo, pero no me miren. He estado con ustedes todo este tiempo —se defiende con una sonrisa encantadora y gélida.

Puede ser imprudente, pero no llega a ese nivel. No fue ella la culpable de la muerte de la madre de Agnes.

Es alguien más.

—¿Y entonces quién fue? —pregunta Agnes con una sonrisa triste—. Asesinaron a mi madre, chicos. ¿Por qué ella? No hizo nada. No tenía enemigos, jamás actuó con maldad...

James se acerca a nosotras y le toma la mano en un gesto reconfortante. Es un buen chico.

Darlene se acerca Madison con cuidado y le susurra algún asunto al oído. Por la cara de la castaña, no es nada de lo que deba preocuparme.

Decidí acompañar a la rubia en la espera de los resultados del autopsia del cadáver. Además de mí, está su hermana mayor.

La dulce rubia apoya su cabeza en mi hombro. No sé desde cuándo he dado tanta confianza como para que haga eso, pero la dejaré de momento. Soy una desalmada, pero sé reconocer los límites y sé que ella está pasando por un mal momento ahora mismo.

Su hermana mayor se mantiene en silencio, con la mirada perdida en el centro de la sala de espera donde nos encontramos. Hay algo en ella que me provoca recelo, no sé que es, ¿Sus ojos, tal vez?¿El aura que irradia?

Tengo entendido que es una bruja blanca, pero no lo parece. Creo que Darly opina lo mismo, una vez lo mencionó en una de nuestras charlas por chat.

Suspiro con pesadez. Esos temas no me incumben, no estoy aquí para ver porque una bruja blanca no lo parece o porque hay un asesino suelto matando personas a cada segundo.

¿Un asesino? Considero que son varias personas, pero me da igual.

Estoy en este pueblo para ocultarme de quién quiere asesinarme. Sé que Darlene dijo que no fue la Orden de los Cazadores, pero tengo una ligera sospecha hacia ellos o sus aliados.

También estoy para impedir que ocurra un suceso que puede cambiar todo. Es por ese motivo que me resucitaron. El tema es que no sé como impedirlo, ya que no tengo ni idea cuando sucederá, pero cada día siento esa fecha más cercana. No me asusta, tengo memorizado como reaccionar si ocurre en un momento inoportuno.

Tengo todo fríamente calculado. Analizo, pienso, decido. ¿Impulsividad o improvisación? No soy de esas personas.

No voy a los grandes riesgos, aunque cometí el error de ocultarme aquí. Yo soy más de la decisión premeditada, de planificar todo.

—¿Ustedes son las familiares de la señora Hall? —inquiere de repente un hombre con uniforme blanco.

Desde aquí huelo su aroma a cambiante de alguna especie. No logro distinguir cuál, supongo que será una de esas que están casi extintas.

—Sí, lo somos. ¿Cuáles son los resultados, doctor?¿Qué encontraron en mi madre? —se apresura a interrogar la hermana de Agnes.

—Creo que ustedes ya las saben, pero las diré igual. Temo decirles que no son buenas noticias...

Darlene.

Decidí que Madison se quedara conmigo, a pesar de que James quiso que se hospedara en su casa, finalmente aceptó mis argumentos de mi no.

Su mansión podrá ser lujosa y su familia una maravilla a simple vista, pero John no es alguien confiable en mi opinión. Es su hermano y deduzco que por eso confía en él, pero yo no me fío de ese rubio malhumorado.

De tan sólo ver sus ojos sé que no es una persona confiable. Los ojos son la puerta del alma, reflejan lo que eres y los de él...

Me siento en el sofá de la sala, cruzada de piernas. Observo mis uñas con atención, debo reforzar ese esmalte negro. No me gusta como quedó el resultado.

¿Desde cuándo te volviste tan adicta a la moda?

Dirijo mis ojos marrones a mis zapatos, no acostumbro a llevar botines con tacón bajo, pero he de admitir que son más cómodos que los tacos aguja.

—Esa muerte sólo es la primera de las que vienen —comenta Madison, enigmática.

Hago una mueca de "Uh, pues, que interesante". Claro que es sarcasmo.

—¿A qué te refieres, Madison? —pregunta James, asustado.

Me mantengo indiferente. Las muertes no me afectan, jamás han podido lograr que sacara un sentimiento. No puedo, tampoco me interesa intentarlo.

Así estoy más que bien. Ser una insensible es mejor que sufrir por sentir mucho. Mi madre ha agonizado por enamorarse de alguien que jamás la pudo amar, sólo apreciar. No me da pena. Ella sabía en lo que se metía, por lo que cuando yo nací, se encargó de alejarme de esa persona e inculcarme buenos valores. Algunos los conservo, otros los he borrado de mi alma.

No vine a este mundo para ser una buena persona. No está en mi naturaleza.

El fin justifica los medios. Mi lema y el de la Orden.

Mamá no estuvo a favor de que ingresara como Cazadora, se tranquilizó cuando dije que no la cazaría a ella. Es lo único que no haré nunca.

Por más que quisiera, no podría. Es la mujer que me dio la vida y me cuidó durante varios años.

—Es todo lo que puedo decir. El resto me lo reservo, ya que me afecta. Me atormenta —murmura con angustia. Acaricia sus manos en un gesto nervioso.

—Lo siento por preguntar —se disculpa él con una sonrisa amable.

James es un chico increíble. Caballeroso, atento, noble. Morgana Alters hizo un buen trabajo con sus hijos.

Christian Mareoux también.

Saber que Morgana fue la Cazadora más famosa y despiadada de la Orden es fascinante. Asesinó a tantos cambiantes que se ha perdido la cuenta, pero todo se puso del revés cuando llegó el licántropo a su vida.

A veces la vida puede ser tan patética e irónica. Y un asco, sobre todo.

¿Por qué un asco? Pues es injusta con quiénes son buenos y beneficia a quiénes predican el mal. Aunque, eso significa que me beneficia.

—Darlene, ¿Podrías mirarme? —solicita Madison con tranquilidad.

La miro sin titubear. Desprendo fuego en mi mirada, ella me observa con curiosidad. Vaya, que chica fuerte, es complicado mantenerme la mirada y ella lo hace casi sin inconvenientes.

Me sorprende. Aunque también implica un desafío para mí, quisiera que quitara esos ojos curiosos. Necesito acción en mi vida.

¿Qué diablos le causa tanta intriga en mí?

Le jour vient.

Mercink~

Y las cosas cada vez se tornan más confusas y difíciles...

¿Quién será el culpable de la muerte de Wanda Hall?

¿Qué es lo que Madison aún no nos dice?

¿Qué está pasando?¿Cuál es ese motivo que nombra Brianna?

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