☆•☆•☆

Las leyendas griegas son el eco de mi alma. Desde que era niña, sus voces han llenado mis noches, transformando la oscuridad en un lienzo de maravillas. Recuerdo con nitidez la calidez de la voz de mi padre, como un arrullo que me transportaba a mundos fantásticos, repletos de dioses, héroes y amores imposibles. Él, con su don de cuentacuentos, lograba que cada relato fuera una aventura, dejándome al borde de la almohada, suspirando por conocer el destino de cada personaje.

Pero entre todas aquellas historias, una en particular se grabó en mi corazón con letras de fuego: la de dos jóvenes destinados a amarse, como el Sol y la Luna, condenados a una danza eterna de anhelo y separación por la envidia de una diosa caprichosa. Afrodita, en su celo, había tejido una red de imposibilidad entre ellos, pero Zeus, conmovido por su lamento, les concedió un instante sublime: un breve pero intenso eclipse, un encuentro fugaz donde sus almas se reconocieron en el cielo.

Esa leyenda, la que mi padre me narraba noche tras noche, hoy resuena en mis adentros con una nueva melodía. Porque ahora, la historia de aquel amor adolescente, la de Helios y Selene, cobra vida en esta nueva historia, en mi propia historia. Aquí, en este mundo donde las expectativas se levantan como montañas y las emociones se desbordan como ríos embravecidos, dos chicos se enfrentan a sus propios eclipses. Sus almas, atrapadas en la complejidad de sus sentimientos, deben hallar la manera de unirse, como aquellos amantes de la leyenda.

Yo, Selene, que siempre he sido una observadora de las estrellas, ahora me encuentro protagonizando un nuevo capítulo de mi vida, donde la luz y la sombra, el anhelo y el encuentro, se entremezclan en un baile incierto. ¿Lograremos, nosotros, encontrar nuestro propio eclipse? ¿Podremos hallar un camino para que nuestros corazones se unan, a pesar de los obstáculos que amenazan con separarnos, como aquellos amantes de antaño?

Esta es mi historia, una leyenda escrita en el presente, donde el destino, las emociones y las decisiones jugarán su propio juego. Bienvenidos, entonces, al principio de mi relato, un viaje donde el amor, como el Sol y la Luna, buscará su encuentro más allá del cielo estrellado.