CAPÍTULO XXXV
~PDV IKER~
Llevamos tres semanas en el hospital y Mael no se ha despertado aún.
Neus ha estado llamando todos los días sin falta hasta que el celular quedó sin batería, decidí que sería mejor de esa forma, incluso saqué el chip para que le diera fuera de servicio, o al menos eso esperaba. Cuando mi amigo se despierte estoy seguro que él mismo querrá comunicarse con ella.
—¿Vas de nuevo al hospital? —Mi madre preguntaba desde el otro lado de la línea.
—¿No te parece que es una pregunta tonta? Es mi mejor amigo ¿dónde se supone que debo estar si no es a su lado? —Terminaba de buscar mis cosas para irme a quedar allí, yo pasaba las noches con él.
—No lo se, solo decía. A lo mejor estas perdiendo tiempo de tu vida en alguien que no se va a despertar. —Mi madre podía ser una gran víbora cuando quería.
—Pues no me importa, y como tu bien dijiste es mi vida y hace años que hago con ella lo que quiero. —Tras decir eso corté la llamada.
No le di demasiada importancia porque sabía cómo se ponía cuando no hacía lo que ella quería.
Mi celular volvió a sonar y casi contesto sin antes ver de quién se trataba. Menos mal que me di cuenta a tiempo, Iluka no dejaba de llamarme.
Tomé el celular y lo apagué, antes de ir al hospital pasaría por un local para comprar uno nuevo.
En todo este tiempo ella ha sido insistente de más. He escuchado cada uno de los mensajes de voz que dejaba y pasaba de la desesperación rogando por el bienestar de su amiga hasta el odio extremo hacia mi y Mael. No pensaba contestarle hasta que mi amigo abriera los ojos de una puta vez.
Al estar tanto tiempo de noche despierto me afectaba porque varias veces me encontré en la oscuridad del cuarto pensando en la idiota de Iluka, y eso era algo que jamás en la vida me había pasado, pero ella siempre tenía que estar dando en la nota.
—Por fin llega joven Iker. —Oscar se puso de pie par saludarme.
—¿Y su madre? —pregunté lo obvio.
—Tampoco ha venido joven, al parecer tenía cosas que solucionar en la empresa. —El rostro de Oscar era claro como el agua y se podía ver la angustia y la descripción por parte de los padres de mi amigo.
—No te sientas mal, ambos sabemos a quién de verdad nos importa. —dije colocando mi mano en su hombro para reconfortarlo—. Ya puedes ir a descansar amigo. —Dejé mis cosas en el piso al lado del sofá que se encontraba a la derecha de la cama en donde estaba Mael.
—Muchos gracias joven. Nos vemos mañana. —Me saludó con una sonrisa agradable para marcharse.
Una vez que Oscar se fuera caminé hasta el baño para lavarme las manos y senterme al lado de mi amigo.
—Ya deberías ir despertándote, ¿sabes lo preocupada que debe estar Neus? —No había día en que no le hablara de ella, estaba convencido que su amor lo haría despertarse, nunca antes lo había visto así con una chica—. Estas haciendo sufrir a mi pequeña hermanita y el que va a pagar las consecuencias soy yo ¿o acaso crees que Iluka me lo dejará pasar? Si tienes compasión por tu amigo abre los ojos. —En verdad sabía que ese demonio me lo haría pagar a mi.
No obtuve respuesta de mi amigo como ya se había hecho costumbre.
—De acuerdo, de acuerdo, luego no te quejes si resulta que ella te cambia por otro hombre. —bromeé con él y me acomodé en el sofá. Mis ojos se quedaron fijos en sus manos por algún extraño motivo y pude ver cómo se movían lentamente—. ¿De verdad te vas a comportar así solo porque dije que Neus puede cambiarte por otro hombre? —Sus manos realizaron movimientos más firmes.
Me puse de pie para estar frente a él y sus ojos se apretaban con fuerza al igual que sus manos. En un abrir y cerrar de ojos Mael había abierto los ojos.
No esperé demasiado y corrí hacia afuera en busca de un médico que lo revisara.
El médico que estuvo a cargo desde su operación se hizo presente frente a mi y me siguió a toda prisa hasta el cuarto de mi amigo.
—Con cuidado, no intente forzar la vista. —El médico lo guiaba para que se sentara con cuidado contra el respaldo de la cama.
—¿Quién es usted? Quite la luz de su cara que no puedo verlo con claridad. —Mael hablaba con dificultad y era comprensible.
—No hay ninguna luz sobre mi rostro. —expresó el doctor con curiosidad.
—Por fin depertaste amigo. —Estaba tan feliz.
—¿Quién eres? ¿Quién soy? ¿Nos conocemos? —Las preguntas de Mael me descolocaron por completo.
—Claro, soy tu mejor amigo Iker. —Me acerqué hasta su cama para que me viera, quizás no me reconocía desde donde me hallaba.
—¡Dios! ¿Qué le sucede a tu rostro? —gritó espantado retorciéndose en su lugar.
—¿Qué tiene? —pregunté tocándome.
—Tranquilo, debe ser solo una mala jugada que le esta haciendo su cerebro después de tantos días dormido. —El médico trataba de calmarlo, pero no funcionaba.
—¡Usted también! Su... Su... Su rostro no está en su lugar. —Mael hablan incoherencia y se exaltaba cada vez más.
En un momento una enfermera apareció para colocarle una inyección que volvió a dormirlo.
—Le colocamos un sedante, esta demasiado alterado. Mañana cuando despierte continuaremos con las pruebas. —Tras decir eso se marchó junto a la enfermera.
Me recosté sobre el sofá completamente preocupado, no hallaba una explicación a lo que estaba sucediendo ni una justificación al porqué le estaba sucediendo esto a él, justo ahora que había conocido a alguien y su vida se iba encaminando.
Los días siguientes fueron de pruebas constantes. Lo único claro que sabíamos era que padecía de amnesia temporal y emocional, pero todavía no había nada concreto de porqué no podía distinguir los rostros.
A pesar de que Mael había despertado sus padrea seguían sin aparecer demasiado, al menos su padre venía de vez en cuando para verlo aunque sea a lo lejos.
—Después de una semana de exámenes ya tenemos un diagnóstico. —El hombre con la bata blanca y la planilla sobre sus manos nos observaba con lástima.
—Hable doctor, no nos haga esperar más. —Oscar estaba impaciente.
—El paciente sufre de una rara enfermedad denominada prosopagnosia. —El tono de su voz era sutil pero firme.
—¿En qué consiste? ¿Puede hablar claro? —En verdad me estaba aguantando las ganas de gritar.
—Es un problema neurobiológico que consiste en un daño en el lóbulo temporal-occipital que hace que el paciente no reconozca los rostros. Puede identificar las partes del rostro pero frente a si solo están todos dispersos, incluso él mismo tampoco reconoce su propio rostro. —Era claro que era algo que pocas veces se veía por lo que anotaba todo lo que Mael hacía o decía, el doctor se mostraba intrigante ante la enfermedad de mi amigo.
—¿Cómo lo curamos? —Era lo único que me interesaba saber.
—No tiene cura —Cuando escuchamos eso nuestras almas cayeron de golpe al suelo—, al menos no reconocida oficialmente.
—¿Puede explicarse mejor? —Oscar trataba de mantener la compostura por ambos.
—Existen dos casos de prosopagnosia: uno que es un trastorno congénito en el que el paciente nace con esa enfermedad y la segunda, y creo claramente que este es el caso, es que se produce debido a una lesión fuerte en el cerebro, en este caso el accidente automovilístico que sufrió. El pronóstico en esta segunda opción es un poco más alentadora, aunque no hay estudios científicos comprobados, se dice que la cura viene con el tiempo, como no hay ningún tratamiento específico, los pacientes con prosopagnosia adquirida sueles tener una recuperación de manera espontánea. —No era el panorama que esperábamos, pero algo de esperanza había.
—¿Cómo va a hacer para manejarse de ahora en adelante? —Oscar seguía demasiado preocupado.
—En su caso el trabajo será doble, pero tendrá que aprender a prestar atención a datos secundarios como son la forma de caminar, los perfumes, color de cabello, tonos de voz, etc. —Estaba seguro de que sería demasiado complicado pero no imposible—. Ahora si me disculpan, tengo que seguir con mis rondas, más tarde vendré a revisarlo. —Se disculpó y siguió su camino.
Mael no solo no se acordaba de nosotros sino que tampoco podía reconocer nuestros rostros ni el de él mismo, el camino sería largo pero no lo dejaría solo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top