CAPÍTULO XXXIV
~PDV ILUKA~
Ya era bastante tarde para que Neus no llegara así que decidí marcarle para saber en donde diablos se había metido. El lugar estaba repleto el día de hoy para que yo sola pudiera cubrirlo.
Me sorprendió sentirla llorar, quizás seguía preocupada por Mael que no aparecía, pero todo se fue al carajo cuando dijo que se habían marchado.
Si esos dos volvían a poner un solo pie en el pueblo espero que supieran que iban a ser hombres muertos.
~PDV NEUS~
Después de aquella noche en la que fui a su apartamento Iluka se mudó a casa para no dejarme sola.
Ha pasado un año desde que se marchó sin decirme, y ese año ha sido un infierno para mi.
Nunca pensé que su partida doliera aún más que los golpes que recibía en mi relación anterior.
Todas las noches, sin excepción volvía a su apartamento con la esperanza de poder encontrarlo pero siempre era en vano.
Una de las últimas noches el guardia me dijo que habían sacado un montón de cajas del lugar y que había vuelto a estar en alquiler. Eso solo significaba una cosa: habían venido a llevarse sus cosas.
Le rogué para que me dijera si había sido alguno de ellos, pero la respuesta fue negativa. Al parecer habían mandado a embalar las cosas, no les daba la cara para volver.
Continué trabajando pero le pedí a Taras que cambiara mi turno a la mañana y no a la noche, el solo hecho de trabajar en el mismo horario en el que sus recuerdos aparecían dolían como la mierda y lo único que podía hacer era llorar y seguir llorando.
Trabajaba de día y de noche me movía en los mismos lugares en donde estuvismos buscando alguna explicación de cómo fue que llegamos a esto.
El invierno me encontró en la misma cabaña en la que estuvimos juntos la última vez. Me vine sin decirle nada a Iluka, necesitaba estar sola, llorar, pensar y soltar.
¿Tan mala novia había sido para que huyera así de mi? Quizás se cansó de fingir un amor que jamás sintió.
El primer copo de nieve del nuevo año cayó sobre una de mis lágrimas y fue cuando comprendí que necesitaba alejarme de todo esto, que no estaba preparada para enfrentar todo lo que el invierno traería.
Me iría a cualquier lado en donde la nieve no existiera y con ella dejar atrás sus recuerdos. El frío duele y su amor cala profundo en cada herida.
~PDV IKER~
En cuanto me bajé del avión me dirigí directo a casa de sus padres, algo había pasado, podía sentirlo pero esperaba que estuviera bien y solo fuera un estúpido susto de marica el que me había dado.
El taxi no podía ir más lento porque el calambre de tortuga que tenía no se lo permitía. El paisaje de mi ciudad era monótono, no se comparaba a la belleza del pueblo en donde vivían las chicas.
Ese pensamiento me llevó a revisar mi celular y encontrarme con un montón de llamadas perdidas de Iluka, esa mujer era bastante intuitiva. Apagué el celular y no lo encendería hasta no estar seguro del paradero y bienestar de Mael.
Por fin llegué a la casa de sus padres y cuanto bajé el mayordomo de la entrada se alegró de verme pero en sus ojos se veía preocupación y temor.
—¿Qué sucede Oscar? ¿Sabes dónde está Mael? —pregunté preocupado, algo me decía que no andaba nada bien.
—Si joven Iker. —Su semblante cambió a uno preocupante. Me estaba desesperando que no hablara—. Esta en el hospital tuvo un accidente. —No terminó de decirme en cuál se hallaba que di media vuelta para subirme de nuevo en el taxi.
Sabía con exactitud en el hospital que se encontraba por lo que no fue necesario dar muchas vueltas.
Al llegar le pagué al señor taxista, bajé mi equipaje y corrí hasta la entrada. El lugar estaba repleto de personas con semblantes demacrados, por otro lado las puertas se abrían de par en par para permitir el ingreso de las camillas que bajaban de la ambulancia con los heridos.
Frente a las puertas principales se hallaba la recepción con dos computadoras sobre el largo escritorio dejando ver a unas cuantas personas detrás del mostrador.
—Disculpe ¿dónde se encuentra el paciente O'Neill Mael? —En este punto me hallaba desesperado.
—Aguarde un momento. —La mujer robusta del otro lado del mostrador tecleaba su nombre en la computadora—. Se encuentra en este momento en cirugía. Tiene que seguir por ese pasillo y en donde topa doble a la izquierda. —Señaló con su dedo un extenso pasillo que se hallaba a su derecha.
Quedé como una persona mal educada porque no le di las gracias, pero en verdad en este preciso momento lo único que me interesaba era saber sobre mi amigo.
Corrí lo más rápido que pude, pero era como si me moviera en cámara lenta y el pasillo se extendiera. Finalmente llegué y vi a sus padres de pie frente a la puerta que decía "cirugía".
—¿Cuánto tiempo lleva ahí dentro? —No me interesaban los modales.
—Todo esto es tu culpa, tú debías cuidarlo. —Su madre comenzó a golpearme en cuanto volteó al escuchar mi voz.
—Yo no supe que se había marchado hasta que me llamó diciendo que usted había tenido un accidente. —Me defendía de sus acusaciones en tanto dejaba que golpeara mi pecho para descargarse.
—¿Qué tú tuviste un accidente? —El padre de Mael preguntó desorientado y en ese momento los golpes en mi pecho cesaron.
—Tenía que hacer algo para que volviera y dejara de estar con esa busca vida con la que estaba saliendo. —Mi mundo se derrumbó ante sus palabras mientras que su marido se quedó congelado a su lado.
—¿Nos estuvo espiando todo este tiempo? —No daba crédito a lo que estaba escuchando.
—Ustedes nada más pensarían que iba a dejarlo recorrer el mundo así como así, arriesgando a que cualquier mujerzuela se le acercara para chupar todo su dinero. —Al parecer esta mujer no estaba entendiendo la gravedad de su mentira.
—¿Se da cuenta de que su hijo, su propia sangre, está en cirugía en este momento porque tuvo un accidente por venir de urgencia a verla? —Estaba conteniendo toda mi ira en mis puños, nunca pensé que seguiría manejando la vida de su hijo a su antojo ya siendo bastante mayor Mael.
Las puertas de quirófano se abrieron dejando salir un aire helado que me erizó cada bello de mi cuerpo. Nos detuvimos y miramos desesperadamente al doctor para que nos dijera el estado de mi amigo.
—La cirugía ha sido un éxito. —Esas primeras palabras hicieron que el alma me volviera al cuerpo—. En este momento está inconsciente y no sabremos cuánto demorará en despertar. Como el mayor daño lo obtuvo en la cabeza no sabemos cuáles serán las consecuencias cuando despierte. Lo están trasladando a su cuarto y en un momento podrán entrar a verlo. Con permiso. —El doctor se despidió tras dar el informe y se marchó de nuevo hacia dentro del quirófano.
Los tres caminamos por no decir que corrimos hasta su cuarto y cuando entramos su madre se largó a llorar sobre su cuerpo mientras que su padre se quedó a un lado de pie.
Me quedé en el umbral de la puerta no dando crédito a lo que mis ojos estaban viendo, su rostro están hinchado por los golpes y la cirugía, su cabeza estaba envuelta en vendas hasta la frente, sus labios cortados al igual que sus brazos. No resistí la imagen de mi amigo en ese estado así que decidí salir por un momento.
Cerré la puerta detrás de mi y tomé asiento en las sillas que estaban unidas a la pared golpeando mi cabeza contra ella.
Me cargaba la culpa de no haber estado con él en ese momento y no teniendo sexo con Iluka, tendría que haberme dado cuenta de que su madre nos estaba siguiendo. Todo esto también era mi culpa por ser mal amigo.
—Disculpe, estas son las pertenencias del paciente. —Una enfermera me brindó un pequeño bolso y su celular que aún estaba intacto.
—Gracias. —dije tomando las cosas.
Cuando ella se marchó el celular vibró marcando una llamada, me sorprendió ver que aún conservaba algo de batería.
Hubiera deseado no ver de quién se trataba esa llamada. No era el momento de hablar con ella. Cuando Mael se despertara le devolvería la llamada.
Lo siento Neus, pero por ahora deberás esperar un poco más, solo aguanta un poco más pequeña.
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