CAPÍTULO XXXII

~PDV IKER~

Cuando llegué a casa no había rastros de mi amigo por lo que simplemente deduje que estaría con mi hermanita.

Pasó todo un día y no hubo señal siquiera de un mensaje suyo y eso me preocupó por lo que comencé a llamarlo pero su teléfono me daba fuera de línea.

—¿Hola? —Su voz al otro lado del teléfono era muy excitante.

—Hola Iluka ¿cómo has estado? —Se sentía bastante raro hablar con ella después de haber tenido sexo con ella hace dos noches atrás.

—Estaba bien hasta que decidiste llamar. —Ella seguía enojada conmigo por no haber devuelto su llamada.

—Lo siento no pensé que querías que te devolviera la llamada. —Mentí, era claro que esperaba que la llamara de nuevo pero ya era demasiado para mi el hecho de haber tenido sexo más de sos veces con ella.

—No me importa, ve al grano que estoy ocupada. —A decir verdad, dudaba de eso pero decidí seguirle la corriente.

—Solo quería saber si Neus sigue con Mael. —hablé rápidamente.

—Ya que estamos hablando sobre eso, ella llegó ayer y no ha... —No la dejé continuar y colgué la llamada, si Mael no estaba con ella dónde demonios se había metido.

Volví a intentar llamarlo y esta vez si respondió.

Estaba eufórico, hablaba deprisa, sus palabras se atropellaban. Lo único que pude entender es que había vuelto a casa por un accidente que tuvo su madre.

La jodida llamada se cortó cuando estaba a punto de explicarme mejor. Por un momento todo quedó en silencio hasta que el claxon de un auto resonó con fuerza seguido de gritos para luego morir en silencio.

La opresión en mi pecho me hizo saber que algo no andan bien. Tomé un pequeño bolso y metí en el lo justo y lo necesario en tanto pedía un taxi.

Salí corriendo para suplicarle al chofer que me llevara lo más rápido posible hasta el aeropuerto, en el camino ya había reservado un pasaje directo a casa.

¿Qué demonios te ha sucedió Mael?

~PDV ILUKA~

—¿Y, cómo estuvo tu fin de semana? —Sorprendí a Neus con la pregunta en cuanto entró a su casa.

Sabía que vendría por lo que me senté a esperarla en la oscuridad de su departamento. Nunca antes había soñado incluso en que ella me cumpliera el sueño de estar con alguien, así que por eso no dejaré que se le escape ningún detalle.

—¡Mierda! Casi me das un susto de muerte, estúpida Iluka. —Neus me insultaba desde el umbral de la puerta de entrada en tanto buscaba el interruptor para encender las luces.

—¿Por qué deberías asustarte? Eso significa que tienes algo más sucio que la consciencia. —Me reí fuerte. Seguía sentada de piernas cruzadas frente a ella observando con cuidado cada uno de sus movimientos.

—Claro que tengo algo más que la consciencia sucia y adivina culpa de quién es. —En sus ojos se veía la picardía, mi amiga después de muchos años mostraba un brillo que no pensé vivir para ver, pero rápidamente se extinguió.

—¿Qué sucede Neus? Sabes perfectamente que a mi no me puedes mentir y si ese jodido bastardo te hizo algo que tu no quisieras yo mismo lo mataré con mis manos. —Dejé rápidamente el sofá para moverme hasta donde estaba ella—. Habla Neus que me estas volviendo loca. —En el momento que mis manos tocaron sus hombros ella simplemente se derrumbó delante de mi.

Neus estaba teniendo una de sus crisis y yo no lograba comprender el porqué si ella había confirmado que la había pasado muy bien.

Mi amiga se derrumbó a mis pies llorando, le costaba respirar y me abrazaba con fuerza. En tanto yo trataba de calmarla, pero al parecer nada funcionaba.

—Neus necesito que trates de respirar hondo, cierra los ojos y solo escucha mi voz. No estas sola, estas conmigo y nadie puede lastimarte si estoy a tu lado. —No era la primera vez que calmaba uno de sus ataques, pero nunca antes había presenciado uno tan fuerte.

—Ilu... —Muy pocas veces me llamaba de esa forma y si lo hacía era porque no eran muy buenas noticias que digamos—. Él está aquí, lo vi caminando de la mano con alguien. —Sus palabras entrecortadas dificultaban que entendiera el mensaje completo, pero cuando al fin terminó de hablar volvió a su crisis.

—Respira, concéntrate en mis ojos. —Sostenía con delicadeza su rostro para obligarla a verme—. Estoy aquí, él jamás volverá a tocarte un solo pelo, aquí no puede hacerte daño. —Acariciaba su cabello mientras la abrazaba fuerte, sabía que eso la calmaba.

Cuando Neus al fin pudo calmarse le di un vaso con agua y la acompañé hasta su cuarto. Me recosté con ella en su cama y no me moví de allí hasta que se durmió.

Cuando Neus se durmió completamente, me moví con mucho cuidado, no quería despertarla.

Suspiré fuertemente una vez que salí del cuarto, cerré los ojos e incliné mi cabeza hacia atrás pensando en lo que tendría que hacer para resguardarla de ese infeliz.

Solté otro suspiro cancino y caminé hacia la mesa en donde había dejado mi bolso. Tomé el celular de su interior y marqué a Taras.

—¿Iluka? —Siempre contestaba en el primer tono, sabía que estaba pendiente de mi, no era ninguna tonta, sabía de sus sentimientos hacia mi, pero lamentablemente solo lo veía como mi jefe y un gran amigo apuesto.

—Taras no iremos con Neus hoy a trabajar y creo que mañana tampoco ¿podrías llamar a las chicas para que nos remplacen? —Él nunca se negaba a mis pedidos y aunque a veces me aprovechara de eso, no me gustaba molestarlo.

—Claro, pero ¿qué sucede? ¿Neus está bien o se enfermó? —Definitivamente Taras no era solo un joven jefe bastante atractivo sino muy humano también.

—Neus está en una de sus crisis, al parecer el hijo de puta está vacacionando en el pueblo. —admití con la poca información que pude obtener de ella, y es que cuando entra en sus ataques de pánico es muy difícil calmarla y que hable, generalmente se queda dormida.

—¿Esa basura está aquí? —El odio en el tono de voz de Taras se dejó escuchar y eso se debía a que él cuidaba a Neus como una hermana pequeña.

—Si, es lo único que pudo decirme antes de derrumbarse. Necesita descansar y ambos sabemos que en ese estado no puede ir a trabajar. —Era algo que la experiencia en sus ataques nos hizo darnos cuenta.

—De acuerdo, tu no te muevas de ahí. Si necesitas algo me llamas ¿entendiste? —En verdad era una lástima que no pudiera enamorarme de él.

—Si, si, si... Yo te aviso cualquier cosa. —Y tras decir eso colgué la llamada.

Dejé el celular sobre la mesa y me recosté sobre el sillón, no sabía bien como actuar ante esta situación, nunca nos imaginamos que ese tipo podría aparecer aquí.

El destino se empeñaba en que todo le costara el doble a mi amiga. Cuando al fin conoce a alguien que le hace bien y que entiende por lo que pasó, que la acompaña y la sostiene en su dolor, el pasado aparece de nuevo para recordarle lo miserable que es su vida.

En ese instante recordé a Mael, quizás él sabía algo más.

Me moví en busca del celular y le marqué, su número me daba fuera de servicio y luego pasaba a la contestadora, quizás el muy tonto se quedó sin batería. Mañana volvería a llamarlo, ahora mi prioridad era mi amiga.

Neus no durmió muy bien, durante toda la noche se despertaba con pequeños sobresaltos de llantos. Ambas pasamos una pésima noche.

El amanecer no se hizo esperar y cuando por fin Neus quedó profundamente dormida mi celular comenzó a sonar. Salté de la cama y casi en el aire lo tomé para salir de la habitación antes de que ella se despertara debido al idiota que llenaba a esta hora.

Y si, era un idiota el que marcaba. No tenía ganas de hablar con Iker pero quién mejor que él para saber dónde estaba el imbécil de su amigo que no contestaba mis llamados, debía ser el primero en estar conteniéndola.

Me sorprendió que Iker no supiera de Mael, lo que no me sorprendió fue que cortara la llamada, ese hombre buscaba despedirse de sus pelotas.

Neus durmió todo el día y no hubo rastro de Mael ni de Iker, y esto solo me daba mala espina. En verdad esperaba equivocarme.

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