CAPITULO XXXI

~PDV MAEL~

Nunca imaginé querer formar una familia, si bien no era del tipo de hombres mujeriegos como Iker, simplemente decidí que el amor no era para mi, pero Neus dio vuelta mi mundo por completo. Solo quería estar con ella y nadie más y se que me costaría mucho hacerle entender eso a mi familia.

Luego del relajante baño ella me obligó a que me quedara en la cama hasta que estuviera la cena y claramente no le iba a llevar la contra a mi muñeca.

En tanto esperaba llamé al idiota de mi amigo para saber si él tenía algo que ver con la llamada de mi madre.

—Hola... —dijo en cuanto contestó la llamada.

—Iker —Antes de que pudiera decir algo me interrumpió.

—Iker se encuentra fuera de servicio en este momento, está ejecutando un código 6060. —Ese era el código que habíamos inventado si uno estaba por tener sexo.

—Sabes muy bien que el código no funciona cuando hay un 0001. —Ese era el que usábamos cuando había un padre involucrado.

—Dame un minuto nena, esto es urgente... —Se escuchó que se disculpaba—. Ahora si dime, pensé que estabas teniendo sexo salvaje con mi hermanita en la cabaña. —Estaba realmente desorientado.

—Y en eso estaba, pero esta tarde resulta que mi madre me llamó, ¿sabes algo? —Fui directo al grano.

—La verdad que no, yo hablé con mi madre ayer pero ella no me dijo nada respecto a la tuya. —Era sincero, yo sabía cuando mentía.

—Sabes que desconfio de ella cuando llama así de la nada, algo me dice que no es nada bueno. —En verdad me preocupaba, no era de las que llamaba sin ninguna intención.

—Siempre fuiste de tener intuiciones, quizás ya te encontró prometida. —Antes de llegar aquí algo había mencionado sobre eso, pero la verdad es que no le di mucha importancia—. Ahora vuelve con mi hermanita que yo volveré con la gatita que me esta ronroneando desnuda desde la cama que si me entero de cualquier cosa te aviso. —Y sin poder decir nada me cortó la llamada.

Iker no cambiaba más, pero como amigo era muy leal.

Me estaba aburriendo cuando el olor a comida inundó cada rincón de la habitación haciendo que mi estómago ruguiera. Me puse de pie y fui hasta la cocina, después de todo estaba bastante aburrido.

—¿Qué haces nena? —pregunté en tanto me sentaba a la orrilla de la mesa para tener buena vista de lo que estaba haciendo sin interrumpirla.

—La cena ¿o acaso eres ciego? —Ella siempre tan simpática.

—No me había dado cuenta de ese pequeño detalle. —bromeaba con ella, después de todo era divertido molestarla.

—Pensé que te había pedido que te quedaras en el cuarto. —Neus se dio media vuelta para verme en tanto buscaba algo entre las bolsas de las compras.

—Si, pero me aburro bebé si no estas a mi lado. —Hice un puchero estirando un poco mis labios esperando que ella me diera un beso.

—Eres un niño cargoso y repleto de mañas. —En lugar de darme un beso, que era lo que esperaba, ella colocó la espátula que tenía en su mano sobre mi boca.

—Yo no era así hasta que te conocí. —Y era la verdad. Ella solo sonrió para volver a lo suyo.

Neus se mantuvo enfocada en la cena en tanto yo a observarla por completo. No hubo movimiento ni rincón de su cuerpo que me perdiera. En mi mundo la fascinación solo tenía sentido en su existencia.

—¡Listo! —Su voz entusiasmada me despertó de mi ensimismamiento.

—¿Qué pasó? —Estaba algo desorientado, al parecer me había quedado medio dormido.

—Que la cena está lista. —En su sonrisa se podía observar el brillo del entusiasmo por lo que había hecho.

Frente a mi había un plato con un pollo con hiervas cubierto por una salsa y rodeado de papas. Rápidamente el olor llegó a mi abriendo mi apetito y terminó por volverme loco cuando ella abrió la botella de vino blanco. Me urgía casarme con esta mujer.

La cena estuvo deliciosa y la pasamos entre risas. Neus era una mujer con la cual se podía platicar sobre cualquier tipo de tema, desde política hasta religión dando argumentos válidos.

Luego de comer le pedí que se fuera a recostar en tanto yo lavaría y ordenaría todo.

Esa noche nos quedamos profundamente dormidos, no hubo tiempo para decir buenas noches, el día había sido demasiado corto para todo lo que queríamos hacer.

En la mañana siguiente la desperté con el desayuno en la cama, luego decidimos salir a caminar sobre la nieve ya que todo afuera estaba cubierto por un extenso manto blanco.

El almuerzo lo hicimos entre los dos, pero en medio terminamos haciendo el amor, y es que esta vez no pude aguantar lo sexy que se veía mientras cocinaba.

El tiempo a su lado pasaba volando.

~PDV NEUS~

Me llevé un susto de muerte cuando Mael abrió la puerta y yo estaba agachada escondida. Tuve que usar todo mi autocontrol para dejar de temblar y que lo notara, lo que menos quería era que lo matara.

Por dentro rezaba con todas mis fuerzas para que no notara lo ridícula que había sido mi excusa, y al parecer funcionó, o al menos eso fue lo que creí.

En tanto estaba haciendo la comida y Mael estaba en el cuarto le llamé a Iluka para contarle pero la muy infeliz tenía el celular apagado por lo que seguro estaba teniendo sexo duro con algún tipejo.

Tuve que aguantarme sino quería ser descubierta, así que solo imploraba a todos los dioses porque este fin de semana terminara rápido y bien, o al menos que no volviéramos a salir.

~PDV MAEL~

—¡Apúrate! —grité para que Neus moviera sus piecitos más rápido, fue la primera en decir que quería salir a primera hora para ir a trabajar y ahora no puede despegarse de la cama.

—¡Calla imbécil que tu tienes la culpa! —Apareció subiendo a las apuradas al auto en tanto yo no paraba de reír—. Conduce si no quieres morir. —Su carácter siempre saliendo a flote.

—Bueno amor, no me mates ¿si? —dije jugando con ella.

—Entonces no me hagas hacerlo. —Ella siguió mirando al frente mientras se terminaba de abrigar.

Luego de dejarla en su casa mi celular comenzó a sonar una y otra vez por lo que tuve que aorillarme para poder contestar.

—¿Quién? —contesté furioso al ver que el número en pantalla no estaba agendado.

—¿El señor O'Neill? —Una voz gruesa sonó del otro lado de la línea.

—Si ¿quién habla? —Su voz no me resultaba familiar en lo absoluto.

—Soy el doctor de emergencia del hospital... —Cuando dijo emergencia mi corazón comenzó a latir más rápido, pensé que Iker había tenido un accidente por lo que no lo dejé terminar de hablar.

—¿Iker se encuentra bien? ¿No fue nada grave verdad? —El solo hecho de pensar en perder al idiota me enloquecía.

—¿Iker? No disculpe... —Se notaba confundido—. Yo llamaba para avisar que la señora O'Neill había tenido un accidente. —Cuando caí en la cuenta de que se trataba de mi madre me anulé y corté la llamada.

Encendí el auto y como loco me dirigí hasta el aeropuerto para comprar un boleto con el primer vuelo a casa. Luego le llamaría a Iker y a Neus para explicarles todo.

El viaje se volvió una tortura y me recriminaba por no estar con mi madre en este momento, me hizo replantearme si era un buen hijo por no cuidar de ella.

Quería que el maldito avión se apurara pero sabía que era imposible que eso sucediera. En mi cabeza ocurrían mil escenarios diferentes sobre cuál había sido el accidente, de cómo se encontraba ella y porqué mierda mi padre no me había llamado primero.

Las horas de viaje se volvieron interminables hasta que por fin aterrizó el estúpido avión. Tomé mi valija, esa que había armado para pasar el fin de semana con Neus y corrí para buscar un taxi.

En la salida cuando la señal se restableció entró una llamada de Iker.

—Mael ¿dónde mierda estas? —Iker estaba enojado.

—Tuve que volver de urgencia a casa, mi madre tuvo un accidente... —En eso que estaba hablando crucé la calle rápido.

De lo rápido que crucé no miré hacia los lados, lo único que me interesaba era alcanzar el taxi que estaba desocupado para llegar más rápido al hospital.

La voz de Iker no se escuchó y fue reemplazado por el zumbido del claxon de un auto. La tensión de todos los músculos de mi cuerpo y el dolor extremo fue lo último que recuerdo antes de perder la conciencia.

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