CAPÍTULO XXVIII

~PDV NEUS~

Me vi derramando unas lágrimas ante sus palabras. Por alguna extraña razón sus palabras sonaron a despedida y mi corazón dolió.

Este dolor que sentí no fue como mi relación anterior, fue mucho peor. Sentí que el corazón se me hacía añicos, era como si alguien lo tomara en sus manos y lo extrujera. Sabía que no es lo que él había querido decir pero no podía evitar sentirme así.

—¿Por qué lloras bebé? —preguntó secándome las lágrimas que se mezclaban con los copos de nieve que se derretían sobre mi rostro.

—No lo se. —Mentí, y es que no quería preocuparlo con algo tan estúpido.

—No llores, sabes que estoy para ti. No me iré de tu lado. —Al escucharlo decir eso fue un interruptor para llorar aun con más fuerza.

—Lo siento, pero... pero, por más que quiera no puedo de... de... dejar de llorar. —Mis palabras salían entrecortadas debido al llanto.

—Ven aquí bebé. —Mael me acercó para envolverme en un cálido abrazo.

Los brazos de Mael se habían vuelto mi cable a tierra, aferrarme a su espalda era sentir seguridad y esconderme en su pecho se había convertido en mi lugar favorito del mundo.

Él dejó de hablar y solo acariciaba mi cabello con movimientos lentos y repetitivos hasta que me calmara. El sonido del silencio era interrumpido por una brisa invernal y el contacto de la nieve contra el suelo. Sin darme caí envuelta en un profundo sueño.

—¿Piensas qué de verdad te ama? —Una voz que no lograba reconocer me hablaba.

Cuando me quise dar cuenta me hallaba sentada en el sofá de mi vieja casa. Las paredes color crema con cuadros colgados de retratos de nuestras familias ne hizo ponerme en alerta.

—¿De verdad crees que puede amarte estando marcada? —Su imagen se iba recreando frente a mi haciendo que cada partícula de mi cuerpo se tensara.

—¡Esto no puede estar pasando! Déjame vivir. —supliqué llorando intensamente.

—¿Dejarte? —Preguntó poniéndose de pie para acercarse hasta donde yo me encontraba paralizada del miedo—. Eso nunca sucederá. Veras Neus —Su lengua se posaba sobre mis labios, yo solo podía apretar con fuerza mis ojos para no verlo—, no importa lo lejos que estés de mi, tú eres mía y esas marcas lo demuestran—. dijo levantando mi blusa para dejar al descubierto una de las tantas cicatrices que me hizo.

—¡No me toques maldito bastardo! —grité y con mis manos trataba de separarlo de mi cuerpo.

—Neus soy yo. —Había desesperación en su voz—. ¡Despierta de una vez! —La insistencia en su voz era tanta que sentía cómo sacudía mi cuerpo.

Con mucho esfuerzo pude despertarme de la horrible pesadilla en la que me encontraba.

Cuando abrí los ojos me encontré con los de Mael llenos de lágrimas. Estaba por decir algo pero al recordar su lengua sobre mi rostro unas intensas ganas de vomitar aparecieron por lo que tapando mi boca aparté a Mael para correr hasta el baño.

—¡Neus me estas asustando! Abre la puerta por favor. —suplicaba del lado de afuera. Había puesto la traba no quería que me viera en ese estado.

Cuando descargué todo lo que había en mi estómago me recosté contra la parte baja del lavado de manos para respirar un poco.

—Si no abres la maldita puerta en este instante juro por todos los santos que la voy a derribar de una patada. —Sabía que las amenazas de Mael eran ciertas por lo que me puse de pie y lavé mi rostro—. Voy a contar hasta tres... Uno... Dos y ... —No pudo continuar.

—No me quiere dejar, Mael, no me quiere dejar. —Me largué a sus brazos llorando y los dos caímos al suelo, jamás me soltó.

—¿Tuviste otra pesadilla? Tranquila fue solo un mal sueño. —Trataba de calmarme pero yo simplemente no dejaba de llorar.

—Me dijo que soy suya, que siempre lo seré y tiene razón. —No podía mirarlo a la cara—. Tiene razón, estoy marcada. —Los ojos de Mael se oscurecieron por completo.

—¡Mírame! —ordenó con voz firme levantando mi rostro para que lo viera directo a los ojos—. Nada de eso es cierto, tu no le perteneces a nadie. No eres un objeto sino una maravillosa persona libre. —Sus manos firmes me obligaban a no bajar el rostro—. Eres libre Neus. —Sus labios se posaron en los mios que se hallaban húmedos por el surco de las lágrimas que desembocaban ahí.

¿En verdad era libre? ¿Por qué no me sentía en verdad así?

~PDV MAEL~

Neus quedó dormida en mis brazos por lo que con mucho cuidado la cargué hasta la habitación y la dejé que descansara. Cuando se levantara iríamos por las provisiones.

Cuando salí del baño y me dirigía a la habitación pude sentir como estaba teniendo otro episodio. En verdad pensé que ya habían acabado.

Me enfurecía por todo lo que había tenido que pasar y me dolía verla en ese estado tan vulnerable.

Trataba por todos los medios de que despertara pero el sueño era muy profundo. Hice hasta lo imposible para que tratara de escuchar mi voz y cuando por fin lo hizo corrió hasta el baño y se encerró.

Me asusté como los mil demonios cuando ella no salía y no respondía. Iba a tirar la puerta abajo cuando decidió salir. Neus se derrumbó en mis brazos y a mi se me partió el corazón.

Ella llorando por el fantasma de un ex que la marcó a fuego con marcas más allá de las visibles. Neus tenía marcas invisibles, ella estaba encadenada a un pasado que jamás volvería pero que le había hecho creer que jamás la dejaría.

—Eres libre y nadie tiene que hacerte creer lo contrario. —En verdad estaba haciendo mi mayor esfuerzo por no llorar junto a ella.

—No va a dejarme nunca. —Ella repetía una y otra vez. Ese tipo merecía morir por lo que le había hecho.

—Claro que si. Tu tranquila que ahora estoy yo para protegerte. —Acariciaba su cabello de manera lenta y con una respiración pausada para que ella pudiera imitarme y calmarse.

Cuando estuvo más calmada pude ir hasta la cocina para preparar café caliente para que se sintiera mejor.

Neus sorbía de la taza humeante pero no decía nada, nada, absolutamente nada salía de su boca, incluso sus ojos parecían perdidos. Ella no estaba en este momento conmigo.

—¡Vamos! —dije cortando el silencio, no era bueno manteniéndolo por tanto tiempo—. Aquí está tu abrigo. —Le pasé el abrigo a lo que ella me miraba con asombro.

—Si no te importa ¿podrías ir tu solo? No me siento con ánimos de salir. —La voz que salía de entre sus labios era muy débil.

—La verdad es que si me importa. —Ella me miró con enfado e incrédula ante mis palabras.

—¿Perdón? —Su semblante había cambiado ligeramente a uno enfadado.

—Claro que me importa que te quedes aquí sola. —Miraba a Neus que parecía que en cualquier momento me mandaría a la mierda—. Vine hasta aquí para pasar dos días contigo, solo contigo y no con el fantasma de tu ex.

—¡Eres un jodido imbécil! —Neus me gritó poniéndose de pie—. No puedo creer lo poco que te importa como me encuentre en este momento. Lo único que te interesa es que se haga tu voluntad porque a eso es a lo que estas acostumbrado ¿verdad? que todos hagan lo que el señor diga. —Neus estaba furiosa y yo encantado, prefería verla en ese estado que en uno de depresión—. Pues te equivocas conmigo. —No me aguanté y la callé con un beso, esta mujer despertaba en mi lados que no imaginaba tener.

—Pues la verdad te equivocas. —contesté luego de recibir una bofetada de su parte. En verdad no me había dolido en absoluto, siempre que a ella le sirviera para descargar su angustia podía usar mi cuerpo como le complaciera—. Soy feliz viendo que vuelves a ser tú misma que verte hecho un trapo en el suelo, eres más que eso Neus y no quiero que el gusto al imbécil que tw arruinó tiempo atrás. Quiero que vivas, que seas libre, que ames, y si es conmigo mucho mejor. —Terminé por decir a lo que por su rostro surcaban lágrimas.

—Vamos estúpido. —demandó tomando su abrigo en tanto se limpiaba sus lágrimas con las mangas de su suéter.

Neus era mucho más bella cuando demostraba su fortaleza.

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