CAPÍTULO XXIII

~PDV MAEL~

Los días que había pasado con Neus se habían vuelto increíble, y la verdad es que no quería que llegara el mañana porque no solo tendría que ir a trabajar sino que yo tendría que dejar de vivir con ella, y no estaba preparado para eso.

Odié a Iker y a Iluka por interrumpirnos en un momento tan apasionado y es que ella me llevaba a otro nivel: podía ser ruda, prepotente y hasta odiosa, pero luego podía convertirse en la mujer más dulce y tierna del mundo, pero lo que más me volvía loco era lo apasionada que podía volverse con un simple beso.

Tuve miedo que sucediera lo de aquella vez pero se veía segura y me lo confirmó cuando enroscó sus piernas en mi cadera llevándola hasta la mesa de la cocina, pero todo se fue al carajo cuando esos dos comenzaron a llamar a la puerta.

Neus me dio tiempo para que mi amigo se tranquilizara y así poder abrirles, más tarde hablaría con el idiota de Iker.

Más allá del pequeño evento de interrupción pasamos una gran noche entre risas y tragos, no imaginé que Neus pudiera beber tanto.

Iker se llevó a Iluka que obviamente no iba a poder llegar sana a casa culpa de la borrachera que traía encima por lo que mi amigo con todas las buenas intenciones del mundo se ofreció a llevarla.

Neus me informó que se iría a su cuarto mientras yo terminaba de ordenar y lavar todo lo que habíamos ensuciado. Cuando terminé me dirigí a su cuarto para corroborar que estaba bien pero no la encontré por lo que comencé a buscarla por toda la casa.

No esperé hallarla de esa forma tan sexy sobre mi cama. No pude moverme por contemplar lo bien que se veía en ropa interior y porque el bulto en mi entrepierna estaba creciendo y no quería joder la situación, necesité de mucho autocontrol pero se fue al carajo cuando ella me pidió que le hiciera el amor.

Su petición me tomó por sorpresa y por unos breves segundos dudé en hacerla mía, pero la lujuria en sus ojos y el roce sutil de su piel al descubierto con la mía no me dejaron otra opción.

Neus hizo explotar mis sentidos haciendo que mi cordura volara, era de las que se dejaban llevar pero también de las que le gustaba tomar el control, cosa que nunca antes había experimentado. Ella hizo que acabara no una sino varias veces y que continuara con ganas de más.

Cuando ambos llegamos al clímax acabamos juntos y en cuanto su rostro se apoyó sobre mi pecho se durmió profundamente.

Mientras tapé su cuerpo desnudo con las frazadas pude notar algunas cicatrices en su espalda. Intenté tocarlas con cuidado pero ella inconscientemente quitó mi mano de su cuerpo, estaba seguro que eso estaba relacionado con su pasado y con los ataques que tuvo la noche anterior.

Vería cómo se despertaría y trataría de hablar con ella, pero por el momento disfrutaría de dormir con ella de esta manera.

~PDV NEUS~

Me removí sobre la cama para buscar más comodidad ya que la parte derecha de mi cuerpo se había adormecido, de seguro dormí toda la noche en la misma posición, pero al intentar moverme la cabeza me dolió como mil infiernos.

Respiré profundo pero solo conseguí que me doliera más la cabeza. Nota mental: no volver a beber tanto.

—¿Dónde diablos dejé el agua? —pregunté en voz alta mientras estiraba mi brazo para buscar la botella con agua que acostumbraba a dejar en la esquina de mi cama.

—Aquí tienes. —La voz ronca de Mael se escuchó demasiado cerca pero de seguro debía ser mi imaginación, quizás todavía estaba bajo los efectos del alcohol.

—Gracias. —respondí como si nada mientras tomaba el vaso con agua que me estaba ofreciendo.

Bebí un poco y luego escupí el agua al darme cuenta de que había recibido el vaso de agua de Mael que estaba acostado a mi lado.

—¿Qué demonios haces en mi cama? —pregunté mirando a mi izquierda en donde se hallaba él.

—Solo toma el agua y déjame dormir un rato más, todavía es temprano para despertarse. —Se quejó estirando su cuerpo en la cama para colocarse boca abajo y tomar la almohada entre sus brazos.

La luz del sol era algo tenue  lo que corroboraba que todavía era temprano como había dicho Mael. Un rayo de luz apareció y me dejó ver el torso descubierto de él haciendo que me sobresaltara.

—¿Qué haces desnudo en mi cuarto? —pregunté completamente enfadada en tanto lo empujaba levemente con mi mano.

—Dos cosas voy a decir: —habló con la voz ronca más sexy que había escuchado... Concéntrate Neus, no es hora de excitarte más bien es hora de que recibas una explicación lógica para no matarlo—. Uno: no estamos en tu cuarto sino en el mío —Rápidamente comencé a mirar cada rincón para caer en la cuenta de que tenía razón—, y dos: tu también estas desnuda. —dijo mirando fijamente en dirección de mis pechos.

Bajé la mirada en la dirección que él observaba relamiéndose los labios y me di cuenta de que otra vez tenía razón, estaba desnuda. Levanté las sábanas y descubrí que estaba completamente desnuda, automáticamente me cubrí para que no pudiera seguir observándome.

—¿Qué me hiciste cerdo salvaje? —dije mirándolo con furia iba a matarlo en este preciso instante.

—Hice lo que me pediste ¿o no te acuerdas que fuiste tú quién me pidió que te hiciera el amor? —En sus ojos había diversión pero también sinceridad.

En el instante en el que dejó de hablar todas las imágenes de lo que había sucedido anoche fueron cayendo una por una en mi mente. ¿Cómo podía haber sido tan osada anoche?

—¿Ahora me crees? —preguntó después de haberme dado tiempo para que recordara.

—Esto no debió pasar, no quería que las cosas fueran así... —Trataba, en vano, de explicar mi comportamiento.

—Se que no querías que fuera así, al menos tu yo consciente. —dijo sentándose a la par mía en la cama.

—¿Y si lo sabías porqué tuviste que hacerme caso? —pregunté furiosa, si sabía cómo era porque simplemente no me dejó dormir aquí y él en mi habitación.

—¿Piensas que no tuve la intención de hacerlo? —preguntaba sin dejar de mirarme fijamente a los ojos a lo que yo afirmaba con un movimiento ligero de cabeza—. Lo intenté pero déjame decirte una cosa, tu yo inconsciente es muy persistente. —Sonrió y me besó rápidamente un tanto divertido.

Me quedé en silencio, no sabía qué decir o qué hacer. Mael desvió su mirada a mi espalda y fue cuando recordé mis cicatrices. Maldita sea, las había visto, estaba segura que si.

—¿Las viste? —pregunté preocupada tratando de cubrirlas con mis manos y las sábanas a pesar de que sabía que era inútil.

—Si. —El tono de su voz ahora había cambiado a uno serio y en verdad lo comprendía.

—Comprendo que no puedas entenderlo y hasta que te desagrade ya que no soy tan perfecta como esperabas. Mi cuerpo tiene varias de esas marcas que me siguen recordando por lo que pasé y si no te gusta estar con alguien marcado lo entiendo, después de todo este es tu último día viviendo aquí conmigo. —Bajé la vista porque no soportaba la idea de que Mael me observara con lástima o con desprecio por no ser una mujer perfecta, no al menos como él se lo imaginaba.

—Mírame Neus... —Sostuvo mi rostro con delicadeza levantándolo desde el mentón para que pudiera observarlo—. Nunca quise una mujer perfecta, nunca te busqué por ser algo que no eras. Me gustas así tal como eres. Amo cada parte de tu ser y de tu cuerpo, te amo así de rota y así de quebrada. No hace falta ser completa para ser hermosa y si te sientes incompleta o te desagrada estar quebrada yo haré que de apoco, con paciencia y con amor te ames nuevamente. —Escucharlo hablar de esa forma tan sincera y tan honesta no hizo más que provocar que las lágrimas salieran de mi sin aviso.

—Gracias. —dije mirándolo mientras lloraba.

Mael me besó con dulzura pero también con pasión, este hombre estaba generando tantas cosas nuevas en mi que no me sentía segura de si iba a poder con estas nuevas emociones.

—Ahora que estas en tus cinco sentidos te haré el amor para que puedas recordarlo mejor. —advirtió para pasar a besarme con desesperación y pasión.

Mael simplemente me estaba volviendo loca.

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