CAPÍTULO XLIV
~PDV ILUKA~
No se cómo fue que de una discusión terminamos en un beso, y de un beso terminamos en mi cama. Jodido Iker que me hacía la vida imposible.
En el momento en que el idiota había ido hasta la cocina mi hermosa amiga Neus, que al parecer huele cada vez que estoy con un hombre, me llamaba.
La conversación iba lo bastante bien en lo que yo rezaba a todos los santos que Iker no apareciera hablando y la cagara, pero a mi esas cosas no me suceden y el imbécil entró preguntando si todavía tenía hambre en lo que agitaba una banana con un doble sentido. Pude contenerme de no matarlo pero no de largarle con lo primero que encontré.
Después de todo lo que había pasado Neus aún reconocía la voz de Iker, menos mal que cambié el tema de conversación o no me dejaría en paz.
—Nunca me dijiste en dónde estaba Neus. —Iker se acomodaba a mi lado en tanto yo me vestía de nuevo.
—No tengo porqué decírtelo, ustedes no necesitan saber absolutamente nada de ella. —Tomé su ropa y se la aventé a la cara—. Vístete porque ni sueñes que vas a pasar la noche aquí. —Estaba decidida a que se marchara, esto no debería haber sucedido nunca.
—Pensé que te había gustado tanto como a mi. —Iker se acercaba seductoramente hasta mi.
—No confundas las cosas, lo de esta noche fue solo un error que no se volverá a repetir. —Lo observé vestirse y una vez que lo hizo lo acompañé hasta la puerta.
—Como tú digas, pero algo me dice que sucederá lo contrario. —Iker me guiñó su ojo izquierdo de manera coqueta y se marchó.
En algún punto de mi existencia lo extrañé y es por eso que no quise quitarme su perfume de mi cuerpo, al menos por esta noche, mañana sería otro día, había mucho que pensar.
~PDV NEUS~
Me desperté temprano para poder ducharme antes de ir al trabajo. Había tenido una pésima noche con pesadillas constantes, su voz y sus ojos no dejaban de atormentarme.
—¿Estas despierta? —La voz de Ivo del otro lado de la puerta me sacó de mis pensamientos y me dirigí hasta ella para abrirla.
—Buenos días. —saludé con una sonrisa a pesar de mi estado.
—Necesitas vestirte. —Ivo me observó tras darse cuenta que estaba envuelta en la toalla.
—Lo siento es que recién salgo de la ducha. —Me excusé colocando mi cuerpo detrás de la puerta.
—Lo que sea, el desayuno esta listo y yo seré quien te lleve al trabajo el día de hoy, los demás ya sean marchado. —explicó dando media vuelta para marcharse.
—Estoy bien con eso. —grité desde la puerta para luego cerrarla y cambiarme.
Sabía que Ivo sentía algo hacia mi por la forma en que me trataba, y además, todos los demás se encargaron de dejarlo en evidencia. No era un hombre que me desagradara, por el contrario era apuesto, atento y dulce, solo que no quería involucrarme con nadie.
Bajé luego de cambiarme, esta semana mi turno era de mañana por lo que era agradable salir a caminar con el sol de la madrugada sobre el rostro.
El desayuno estaba servido pero Ivo se encontraba en el lado opuesto de le mesa concentrado en su trabajo por lo que terminé desayunando en un absoluto silencio.
—Si terminaste deja que levante las cosas para lavarlas. —dije tomando su taza vacía.
—Deja luego recojo yo todo, ve por tus cosas que nos vamos. —Su voz era demasiado varonil y aún así no sonaba del todo dura.
—Pero aún es temprano. —Tenía tiempo de levantar las cosas y lavar los trastes.
—Exactamente. —Ivo me observaba esperando a que me diera cuenta de lo que quería referirse—. ¡Eres tan lenta en las mañanas! —habló todo frustrado caminando hasta la puerta para esperarme—. Es temprano y vamos con tiempo para que camines a paso tortuga disfrutando del sol en tu cara, si nos vamos sobre la hora de seguro llegaremos tarde. —Cerró la puerta una vez que salí por ella.
—Tienes razón. —Sonreí agradecida de que notara lo mucho que me gustaba que los rayos del sol golpearan de lleno mi rostro en la mañana temprano.
—Se lo que te gusta y lo que no. —Ivo murmuró en voz baja pero logré escucharlo haciendo que sonriera.
Después de eso nuestra caminata a mi trabajo fue en completo silencio. Ivo solo caminaba detrás de mi observándome en lo que yo disfrutaba los rayos del sol.
Si solo hubiéramos compartido más tiempo juntos, si tan solo Mael hubiera podido sentir esa calidez en mi, tal vez no se hubiera, tal vez no me hubiera abandonado.
Pensando en eso mi estado de ánimo decayó por completo, tan así que me detuve de golpe y sin darme cuenta logré una colisión: Ivo golpeó su cuerpo contra el mío que había quedado estático en medio de la calle.
—No te quedes parada en medio de una avenida. —Me recriminó en lo que con su mano tomó mi brazo y me empujó hacia la otra esquina.
—Lo siento. —Estaba arrepentida por mi accionar pero eran de ese tipo de cosas que no puedes evitar.
—Deja de llorar que es demasiado temprano para desperdiciar lágrimas en alguien que no lo vale. —Con suavidad su mano quitó una lágrima que al parecer rodaba por mi mejilla.
—Lo siento. —Me disculpé, y es que hoy pensé que tendría un buen día y sin embargo, la estoy cagando como las mejores, pero es que no se porqué desde ayer estoy más pendiente de él y sus recuerdos.
—Eres única y especial, pero te ves más linda cuando disfrutas del sol en tu rostro con una sonrisa y no con lágrimas. —Ivo acarició mi rostro y fue raro: al principio me contracturé ya que no estaba acostumbrada a la cercanía de los hombres, pero luego, en algún punto me gustó.
—Mejor sigamos así no llego tarde y ayudo a Perla a abrir el Café. —Traté de no sonar brusca ni desconsiderada luego de que me ayudara a mejorar.
—Vamos, estoy seguro de que te sientes incómoda en este momento. —Él sonrió y la mañana se hizo aun más brillante.
El camino se hizo más corto y brillante ya que el sol ascendía cada vez más.
Esta vez en cuanto comencé a caminar Ivo me tomó de la mano y me puso a su lado, supongo que fue su manera de cuidarme para que no me pasara lo mismo de hacía un momento.
—Que tengas un día tranquilo. No te la pases llorando que vas a espantar a los clientes con el maquillaje corrido. —En su advertencia se dejaba ver un destello de burla.
—Lo mismo para ti. Deja de enamorar a las chicas de tu trabajo y ya decídete por alguna y no las tengas esperando a todas. —Ivo no era mujeriego pero eso no evitaba que tuviera a todas las mujeres de su trabajo bajo sus pies.
—Yo ya elegí a una, es solo que se hace la desatendida. —Sonrió sin quitarme los ojos de encima para luego marcharse.
—Espero que le des pronto una oportunidad. —Perla apareció justo por detrás dándome un susto de muerte.
—¡Perla! Casi muero aquí, ¿acaso buscas matarme de un susto? —reprochaba su accionar a lo que ella se reía muy divertida.
—Te voy a matar si no le das una oportunidad a ese bombón... Quién pudiera comerse un caramelo como ese. —Había olvidado que mi jefa tenía adoración por los hombre bien parecidos.
—¡Perla, por favor! Podría ser tu nieto. —hablé en lo que entraba al local para dirigirme a los vestidores por mi uniforme.
—Pero no lo es. —Ella sonrió simplemente.
—Claro, claro... Lo que tú digas Perla. —contesté burlonamente entrando al cambiador para colocarme mi uniforme.
En lo que lo hacía sentí a Perla hablar muy animadamente con alguien pero pensé que estaba al teléfono por lo que no le di demasiada importancia.
Salí del vestidor y cuando levanté mi cabeza, en lo que terminaba de atar mi cabello en un moño, pude distinguir esa sonrisa, era algo difícil de olvidar.
—¡Oh Neus! Ven aquí querida. —Ella me llamaba agitando su mano—. Ella es Magena y desde hoy esta trabajando con nosotras. —explicó en lo que ella solo sonreía muy divertida.
¡Genial! Lo que me faltaba, tener una loca en el trabajo. Y yo que pensé que me iba a ir bien el día de hoy.
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