CAPÍTULO XLII
~PDV NEUS~
Terminé de arreglarme y bajé para la cena, hasta aquí llegaba el aroma a carne haciendo que mi estómago se quejara por no apurarme.
Al bajar todos estaban esperándome sentados alrededor de la mesa por lo que me apresuré a tomar mi asiento.
—Has tardado una eternidad y muero de hambre. —Alexandre se quejó, y es que ese francés era muy puntual para mi gusto debido a que se iba al extremo.
—Avisé que comieran sin mi que iba a tardar un poco. —Contesté sirviéndome un poco, el olor a la carne y las verduras era exquisito.
—Jamás comeríamos sin ti. —Moritz me defendió.
—Y es por eso que eres mi bebé consentido. —Revolví su cabello en señal de cariño.
—¿Y qué hay de mi? —Dean preguntaba desde el otro extremo de la mesa.
—Claramente también lo eres. —No pude acariciarlo para no pasar por encima de la comida.
—Bueno, bueno... Ya sabemos que Neus quiere a todos ¿ya puedo comer? Muero de hambre. —Carla preguntó casi suplicando con sus ojos que la dejaran dar un bocado a lo que se encontraba sobre su plato.
—Si mujer, come de una vez. —dije para que no se detuviera por mi culpa. En cuanto dije ya había devorado casi la mitad de lo que tenía en el plato.
—Por cierto, ¿qué te sucedió hoy para que llegaras esa manera? —Luca preguntó mirándome mientras yo devoraba la comida, que por cierto estaba deliciosa.
—Es cierto casi nunca sueles llegar con ese ánimo. —Ivo se unió a la conversación.
—Es que a la salida del trabajo una chica la persiguió y le pidió su número. —Dean me ahorró los detalles de explicar.
—¡¿Qué?! —exclamaron todos juntos.
—¿Y qué hiciste? —Vale estaba muy entusiasmada con el chismerio.
—Le dijo que no tenía celular. —Moritz contestó por mi lo que aproveché para seguir comiendo.
—¿Y por qué mentiste? —Adrien me preguntó directamente.
—Porque no tengo ganas de que las personas bromeen conmigo. —dije dando el último bocado—. La conocí hoy en el trabajo como cliente, en qué cabeza cabe que me persiga corriendo solo para pedirme el número, en ninguna. Entonces lo hice fácil y le dije que no tenía, de todos modos no volveré a verla. —expliqué en lo que me servía un poco de agua para pasar el último trozo de carne que me metí a la boca de pura golosa.
—Si quieres más puedes servirte, está en el horno. —Luca sabía que iba a volver a repetir el plato.
—Gracias. —hablé en lo que me ponía de pie con el plato en mano para volver a servirme.
—En todo caso esta bien lo que hiciste, hoy en día uno nunca sabe qué clase de personas hay en el mundo y no se puede andar adivinando si hay maldad o no en ellos todos el tiempo. —Alexandre me felicitaba por mi accionar.
—Creo que me impactó que haya sido una chica y que fuera tan directa, pero no creo que vuelva a verla. Mañana arranco con mi turno en la mañana por lo que no creo que aparezca. —expliqué levantando mi plato de la mesa.
—Bueno, ya basta de charla es tarde y mañana hay que trabajar. —Alexandre nos habló por lo que cada uno se dedicó a hacer las tareas que nos correspondían.
Luego de levantar las cosas de la mesa y dejarlas para que las lavaran, los saludé y me fui a mi cuarto, era hora de descansar.
Me acomodé en la suavidad de mis sábanas y antes de abandonarme en la comodidad tomé mi celular para colocar las alarmas y llamar a Iluka, sino la llamaba todas las noches para desearle buenas noches no me dejaría en paz en todo el día.
—¿Hola? —contestó sorprendiéndome ya que me están durmiendo con el sonido del teléfono.
—¿Ya estas dormida bebé? —pregunté acomodándome hacia un costado de la cama.
—Oh nena eres tú. —respondió algo nerviosa.
—¿Estas bien Iluka? —pregunté preocupada, era raro que ella respondiera de esa manera.
—Si amor, es solo que estaba casi dormida esperando tu llamada. —Su voz sonaba algo tembloroza.
—Si te quedaste con hambre aquí de postre tengo esta banana. —Se pudo escuchar a lo lejos la voz de un hombre que me sonaba familiar. Un golpe se dejó oír en el silencio que se había producido.
—¿Estas con alguien picarona? —Estaba segura que así lo era pero por alguna extraña razón la voz se me hacía familiar y no sabía de quién exactamente y es que ella me había presentado a tantos "amigos" que era imposible que los recordara a todos—. ¿Qué fue ese ruido? ¿Estas bien? No es necesario que me mientas, si estas con alguien solo dime y marco mañana. —hablé muy divertida por la situación.
—No estoy con nadie bebé. —La escuché murmurar algo entre dientes—. Dime ¿Cómo te fue en tu día? ¿Trabajaste mucho? —Ella preguntaba seria pero a mi me divertía la situación.
—Vamos a suponer que te creo y te seguiré la corriente. —Aguanté la risa—. Tuve un día bastante extraño en realidad. —respondí pensando en lo que había sucedido.
—¿Extraño? ¿Cómo? —Se que ella se moría de la curiosidad por saber.
—Es que en el trabajo una cliente pidió mi número de teléfono. —dije sin muchas vueltas.
—¿Una chica? ¿Estamos hablando de que una mujer intentó coquetear contigo? —Se oía muy sorprendida y muy cerca de ella se pudo escuchar una pequeña risilla que me hizo acordar a Iker.
—Sabes no se con quién estas pero su risa me hizo acordar a Iker. —Estaba muy segura de que se parecía mucho, después de tanto tiempo aún podía recordarlo.
—¿Iker, de verdad Neus? No hay forma de que pueda estar con un tipo que siquiera se parezca a él. Iker y su amigo son unos bastardos mentirosos que lo único que querían hacer era divertirse a costa de nosotras, pero tu te enamoraste y terminaste perdiendo. —Había rencor en sus palabras y no la culpaba, después de todo ella fue quién más sufrió mi estado tras la partida de Mael.
—Yo sigo creyendo que tú también te enamoraste de Iker y te niegas a aceptarlo porque si lo haces dolerá. —Siempre sospechamos con Mael que esos dos algún día terminarían juntos a pesar de ser tan opuestos en una orilla eran iguales.
—En verdad debes estar al borde del sueño para estar alucinando todo lo que estas diciendo. —Sabía que lo negaría a muerte—. No hay fuerza en el mundo que haga que yo me enamore de ese cavernícola repleto de testosterona. No voy a negar que es muy apuesto y tiene su buen cuerpo, pero hasta ahí llega, no tiene nada más que ofrecer. Ese hombre solo esta hecho para revolcarse con mujerzuelas. —Al parecer Iluka tenía mucho guardado dentro de ella.
—Si tu lo dices, con Mael siempre pensamos que terminarían juntos. —La imagen de cuando lo hablamos vino a mi memoria de un solo golpe.
—Bebé deja de pensar en ese tipo, ya se marchó de tu vida y tu te fuiste para rehacer tu vida, de nada sirve que sigas pendiente de él y sus recuerdos. —Sabía que tenía razón pero me era difícil, por más que lo intentara algo en el día me hacía recordar a él y a lo que pasamos juntos.
—Lo se, lo se. —contesté observando la luz que entraba por mi ventana.
—Por el contrario deberías darle una oportunidad a Ivo, ese muchacho me cae bien y si no quieres involucrarte sentimentalmente al menos deberías revolcarte unas cuantas veces con él en su cama o en la tuya, para el caso es lo mismo. —No podía hacer nada con ella, estaba completamente absorta en que Ivo estaba detrás mío y no podía hacerla cambiar de opinión.
—No se cuántas veces debo decirte lo mismo, no hay nada entre Ivo y yo así que deja de alimentar tus locas fantasías. —La recriminé.
—Lo que sea, pero recuerda que mereces ser feliz, te han lastimado demasiado para que te quedes colgada de un amor que no valió la pena. —Suspiré profundo porque ella tenía razón pero el corazón era más duro de hacerlo entender que el cerebro.
—Que tengas una bella noche, mañana empiezo mi turno de mañana. Te amo a ti y a Taras. —Me despedí de ella.
—Y nosotros también te amamos y te extrañamos bebé. Duerme bien. —Después de eso colgó la llamada.
Cerré los ojos, mañana sería otro día.
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