CAPÍTULO XIV
~PDV NEUS~
Mientras desayunaba mi mente no dejaba de pensar en lo que haríamos después, cuáles eran los planes de Mael.
-¿En qué piensas? -preguntó sacándome de mis hipótesis.
-En que pronto llegará el invierno. -dije con mis ojos apuntando al café aún humeante.
-¿Y no te gusta? -Lo vi acercarse lentamente.
-Lo amo. -Al levantar la vista estaba demasiado cerca observándome con esos profundos ojos grises.
Mael lentamente se acercaba a mis labios, podía sentir su aliento a café tanto que no sabía si era el mío o el de él. Por un instante cerré los ojos pero por algún motivo retrocedí.
-Yo...yo... Lo siento. -dije apenada al mirar la cara de tristeza que ponía-. Vayamos más despacio, no estoy acostumbrada a las muestras de afecto constante. -Junté mis manos sobre mi falda y enfoqué mi vista en mis dedos nerviosos jugando entre ellos.
-Es mi culpa. -¿Qué tan malo era para que él se disculpara?-. Estoy tan feliz que no puedo controlarme, pero iré más despacio, al menos lo intentaré. -Una sonrisa se dibujó en su rostro.
-De acuerdo. -dije algo más relajada-. ¿Y bien, a dónde iremos? -Quise cambiar un poco el tema de conversación.
-Por ahora, tú ve a buscar un abrigo mientras yo lavo y ordeno esto. -Comenzó a levantar todo muy lentamente-. El resto es una sorpresa. -Yo solo asentí, no había nada más que pudiera hacer.
Di media vuelta y me dirigí hasta mi habitación y como no sabía qué íbamos a hacer no tenía idea sobre qué tipo de abrigo debería elegir. Simplemente tomé el que tenía más a mano y volví a la cocina.
-Ya estoy lista. -dije apareciendo frente a él a lo que simplemente me dedicó esa sonrisa tan casual que tenía desde que lo conocí.
-Entonces nos vamos. -Tomó su abrigo, ese sobretodo negro que le quedaba tan bien, y tomando mi silla de rueda me llevó hasta la salida de mi casa tras cerrar la puerta con llave.
-¿Has llamado un taxi? -Hasta donde recordaba no lo había visto jamás manejar un auto propio.
-No. -Detrás de sus ojos comenzaba a aparecer un brillo travieso-. Mientras te cambiabas Iker me trajo el auto que terminé por alquilar para tener una mejor comodidad. -A su espalda se hallaba un auto último modelo, o al menos eso parecía porque yo tenía menos idea de auto que Iluka de compromiso.
-Tiene que haberte costado una fortuna. -Estaba totalmente asombrada-. Te pagaré la mitad del alquiler, no hay punto de discusión. -No lo dejaría gastar en mi de manera innecesaria.
-¿Alguien aquí pidió dinero? -preguntó mientras abría la puerta del acompañante para que entrara.
-Pero... -Quise intentar decir algo pero me vi interrumpida cuando me sostuvo de manera delicada para ayudarme a entrar.
-Pero nada. -Terminó por abrochar mi cinturón de seguridad-. Si lo hiciera solo por ti se que te sentirías incómoda, así que tú tranquila, que después de todo necesitaba en qué moverme mientras estoy aquí. Los taxis están demasiados caros en este lugar. -Al oírlo decir eso me di cuenta de que nunca le había preguntado ni su apellido ni de dónde venía, básicamente no sabía nada de él.
-De acuerdo. -dije una vez que entró al auto y se puso el cinturón de seguridad-. ¿A dónde iremos? -Él ya se había puesto en marcha.
-A buscar mi ropa, no pienso vestir esto por dos días más. -Tenía razón, anoche no le había dado tiempo a traer una muda de ropa para cambiarse. ¡Qué idiota! Tiene que haber sido demasiado incómodo dormir vestido de esa forma.
El camino de repente se puso silencioso y de una manera incómoda, tanto que si alguno hablaba el otro sabría que lo hacía por compromiso.
Perdida en el paisaje que se desplegaba frente a mi, realmente podía notar que el invierno estaba a la vuelta de la esquina.
-Por favor espera aquí no voy a demorar demasiado y no quiero que pases frío entrando y saliendo del coche. -dijo aparcando el auto en un complejo de casas de familias muy bien acomodadas, eso no me lo esperaba.
-¿Tu vives aquí? -No podía salir de mi asombro.
-Temporalmente. -Sus ojos sonrientes no se separaban de los míos-. Iker y yo alquilamos juntos mientras viajamos. -Terminó por explicar, pero su explicación solo me dejó con más dudas que al inicio.
-Creo que hay mucho que no se sobre ti y me pregunto si acabo de dejar por entrar en mi vida a un loco asesino pervertido. -Ante mi comentario una carcajada demasiado sonora salió de entre sus labios.
-Ya habrá tiempo para que me conozcas y sepas que no soy un loco asesino pervertido, aunque solo tu sacas mi lado pervertido cada vez que recuerdo lo sexy y ardiente que te veías aquella noche en el... -Rápidamente cubrí su boca con mis manos.
-Ya calla y ve por tus cosas, caso contrario pediré un taxi y volveré a casa. -dije esperando que se detuviera, no quería recordar esa noche por obvias razones y mucho menos cómo iba vestida, tan fuera de mi.
Mael salió casi corriendo y me quedé pensando en que él debía ser alguien con dinero para alquilar un auto de ese tipo y vivir aquí, a pesar de que Iker también pagaba, por lo que ambos debían de tener mucho dinero.
Sus manos se veían bien cuidadas por lo que no creo que haga trabajos manuales, no le había visto cicatrices a simple vista por lo que tampoco creo que haga trabajos forzados. En este punto no estoy segura de si es un ladrón o un millonario.
-¿Me extrañaste mucho? -Me sobresaltó al oír que preguntaba cuando abría la puerta.
-¿Puedes al menos hacer algún ruido y no aparecer como un fantasma? -Él solo sonreía mientras aventaba en el asiento de atrás un bolso mediano en el que supongo estaban sus pertenencias.
-Pero si hice ruido, caminé como una persona normal ¿o prefieres que tropiece? -Su tono burlón era notable, al parecer ser demasiado alegre estaba en su ADN.
-Deja de hablar tonterías. -No quería decir que la imagen de él tropezando en mi cabeza había resultado de lo más graciosa-. ¿Hacia dónde? -Mi curiosidad seguía sin ser saciada.
-A un lugar que quiero mostrarte. -Sonrió sosteniendo el volante entre sus manos mientras me dedicó una rápida mirada.
-Ok. -dije arrastrando las palabras-. Veo que no piensas soltar palabra. -Traté de usar ese típico tono de voz ofendido que usaba Iluka cuando quería conseguir algo de algún chico pero lo único que obtuve fue una risita de su parte.
-Paremos un rato voy a comprar algo, enseguida vuelvo. -Y sin decir nada más me dejó con las palabras en la boca ¿será qué en algún momento me dejará ganar alguna discusión?
No pasaron más de diez minutos en lo que apareció portando dos vasos con bebidas calientes, lo noté por el vaho que salía de ellos, y una pequeña bolsa, que por lo que pude ver eran bocadillos.
Llegamos a un lugar que no conocía. Mael paró el auto y tras bajar la silla de rueda me llevó hasta un arce al que le quedaban unas cuántas hojas rojas aún entre sus ramas, a su lado un pequeño asiento de piedra.
-Cierra los ojos por un minuto. -Pidió mientras me sostenía en sus brazos y me depositaba en el pequeño banco.
La sensación de la superficie fría recorrió todo mi cuerpo haciendo que un escalofrío hiciera temblar mis brazos y mis piernas. El día era bastante fresco, el aire demasiado helado hacía que tu rostro se congelara y no pudieras evitar chillar los dientes.
-Ahora puedes abrirlos. -Él se apartó lentamente de mi vista y lo que vi me dejó más que asombrada.
A mis pies se extendía un inmenso valle otoñal, y a sus pies se encontraba todo el pueblo, dejando a la vista una excelente pintura. El lugar era simplemente hermoso.
No esperaba que me trajera hasta aquí. Mael tenía muchas facetas, y la mayoría desconocidas para mi, pero quería conocer más de él, quería intentar acercarme más.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top