CAPÍTULO VI

~PDV MAEL~

Llegué a este lugar con la esperanza de separarme de la asfixia que mis padres y sus negocios me generaban, ser hijo de una familia con dinero sólo había causado problemas en mi vida, y no era para nada satisfactorio como la mayoría de la gente piensa.

Desde que era pequeño he recibido una educación estricta basada en protocolos sociales que odiaba. Mi madre no dejaba que pudiera elegir a mis amigos, y cuando lo hice decidió que no asistiría más a la escuela y en cambio contrató tutores para que me enseñaran en casa.

Cuando crecí con las únicas personas que me relacionaba era con los hijos de los amigos de ellos, que tenían de inteligencia lo que yo tenía de pobre. Jamás pude congeniar con ninguno de ellos, solo estaban interesados en lo que el dinero podía comprar.

Le rogué a mi padre que me dejara asistir a un colegio para realizar mis estudios secundarios y tuve que fundamentar los beneficios que traía el hecho de poder socializar con maestros y alumnos que no tuvieran nada que ver con nuestra línea de negocios. Extrañamente funcionó, más allá de que él era mucho más flexible que mi madre.

En el colegio rápidamente nos acercamos con Iker, que al parecer pasaba por algo similar a lo mío, solo que su personalidad era mucho más extravagante que la mía, sin contar que él amaba que las chicas anduvieran detrás suyo.

Pasamos muy buenos momentos en la escuela y nos recibimos como los mejores promedio del colegio, si no estudiaba de seguro le iba a dar un motivo a mi madre para que me sacaran de allí, por lo que no me quedó otra que darle duro al estudio, gracias a Dios que me resultaba fácil.

Con Iker pensamos muchas veces sobre qué carrera seguir, lo único seguro era que ninguno de los dos quería estudiar algo relacionado con los negocios de nuestros padres. Después de mucho pensarlo nos decidimos por la Historia y luego por la Psicología, aunque también hicimos cursos de escritura, de esa forma hicimos que nos crecieran alas para volar.

Cuando hablamos con nuestros padres sobre nuestra elección recuerdo que mi madre cayó desmayada al suelo, mi padre quedó anonadado, sin reacción al igual que los padres de Iker; pero como ya habíamos cumplido la mayoría de edad no podían hacer nada.

Luego de recibirnos de ambas carreras, porque no se nos ocurrió mejor desafío que llevarlas en paralelo, decidimos viajar por el mundo para conocerlo, y nunca en mi vida pensé que al llegar aquí mi corazón se quedaría anclado en sus ojos.

Con Iker salimos a recorrer el lugar asombrados por la belleza, el follaje de otoño realzaba el aire de misterio que el lugar tenía. Estaba tan absorto en la textura de las hojas de los árboles y sus colores que no noté cuándo me había separado de Iker.

Me detuve por un segundo para mirar hacia atrás, quizás él aparecería, pero no. Decidí que lo mejor era llamarlo pero cuando estuve a punto de sacar el celular me llamó la atención una pelirroja que rebuscaba algo en su pequeño bolso de correr. Por una extraña razón me dirigí hasta el negocio más cercano y compré una botella de agua, aún a lo lejos se podía ver lo cansada que se encontraba.

Al acercarme pensé por un breve momento en no entrometerme pero algo me arrastraba hasta ella. Estaba boca arriba con sus brazos extendidos y una sonrisa de par en par, era hermosa, no solo físicamente sino que despedía un aura de gentileza, dulzura mezclada con algo de desilusión y dolor.

La llamé para darle lo que le había comprado y cuando abrió sus ojos nuestras miradas por un breve segundo se conectaron y en ese instante entendí que mi amor tenía dueña, pero el romanticismo duró poco porque se levantó tan sobresaltada que nuestras frentes chocaron.

No me importó el dolor y aproveché la oportunidad para conocerla un poco más. La abuela que atendía el negocio la saludó por su nombre: Neus, nunca antes lo había sentido mencionar, pero era perfecto. Se fue tras ver la hora en su teléfono.

-Mael ¿Dónde carajos te encuentras? -La voz preocupada de mi amigo al otro lado del teléfono hizo que volviera a la realidad.

-En las nubes Iker. -contesté aún mirando por donde ella había salido.

-Ok, ¿estas seguro de que no te han drogado? -Ahora sonaba más preocupado.

-No te preocupes, ahora te mando la dirección para que vengas por mi. -dije para luego cortar la llamada y enviar la dirección.

Resultó que Iker estaba más cerca de lo que pensábamos, y a penas me vio con su aire dramático comenzó a revisarme para ver que ningún alienígena se hubiera llevado algo de mi precioso cuerpo, de lo contrario ambos sabíamos que mi madre sería capaz de torturarlo para luego matarlo.

Tras verificar que no me faltaba ningún órgano a simple vista seguimos recorriendo el lugar, hasta que decidimos entrar a un café para beber y comer algo, pero grande fue la sorpresa cuando me volví a encontrar con ella. ¿Sería éste el poder del destino?

La vi nerviosa ante nuestro encuentro y eso me dio risa y ternura a la vez, era un hombre que pocas veces me llamaban la atención ese tipo de cosas en las mujeres, generalmente me relacionaba con chicas de la noche, que les gustara salir de fiesta, sin compromiso alguno; siempre se acercaron a mi por interés así que no vi el motivo para hacer lo mismo que ellas.

-¿No crees en el destino? -Le pregunté una vez que la vi salir, estaba algo pálida y eso me preocupó.

Su actitud ruda contrastaba con el aura que emanaba. Su boca decía que no me acercara, que no estaba interesada en los hombres, pero su aire de misterio me decía que estaba loca porque alguien que de verdad la amara. Solo en dos oportunidades que nos vimos y ya me estaba enloqueciendo.

-¿Quién era ella? -Iker me interrogó al salir del lugar tras ver el interés que estaba mostrando en ella-. Tu nunca muestras interés en alguien primero.

-Ella es diferente. -Solo dije sonriendo, había algo en ella que me lo decía. Era diferente, era especial.

-Si te tiene así con solo haberla visto una vez, merece mi respeto. -Me palmeó la espalda.

-Te equivocas, esta es la segunda vez en el día. -hablé sin darme cuenta.

-No te tenía así de rápido y eso que te conozco hace más de diez años. -Sonreía-. Aunque prefiero a la rubia que estaba en el mostrador.

-Necesito un favor. -dije mirándolo fijo.

-Me tienes a tu servicio. Nunca antes te había visto actuar de esta manera por lo que tengo curiosidad de saber qué va a pasar. -contestó divertido.

Y así fue como trazamos el plan para que pudiera encontrarme de nuevo con ella, lo que nunca me esperé es que se viera tan ardiente vestida de esa forma una vez que la vi junto a la barra. Cada curva de su cuerpo estaba bien remarcada, su maquillaje realzaba sus facciones haciéndola ver más fascinante.

El encuentro no salió como lo tenía en mi mente, ella seguía evitando estar cerca mío por lo que se fue, y claro estaba que no la iba a dejar sola, la seguí desde una distancia prudente, cuando estuviera en casa segura recién me iría.

Pensé en contenerme pero, al verla sentada en esa plaza muerta de frío, no pude hacerlo y me acerqué para darle mi abrigo.

Su cara de sorpresa contrastaba con sus ojos llenos de furia. La miré y sin darme cuenta ya la estaba besando.

Sus labios con sabor a amor y la textura de no haber besado hace mucho provocaron que mi corazón se acelerara aún más de lo que ya estaba. Mis manos se envolvieron en su cintura aferrándome a ella, aferrándome al momento y al sentimiento de no perderla. Yo estaba enamorado completamente.

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