CAPÍTULO LXIX
~PDV NEUS~
Traté de no pensar en cómo estaba Mael, pero su recuerdo en el suelo era algo que me inquietaba.
—¿Sucede algo? —La voz de Ivo hizo que volviera a mis sentidos.
—No, descuida. —No quería que se preocupara o que se hiciera una idea equivocada de algo que no era.
—Imagino que verlo inconsciente en el suelo tiene que haberte asustado. —Al escuchar sus palabras no pude más que sorprenderme.
—¿Acaso lees mentes y no me lo habías dicho? —dije totalmente sorprendida a lo que solo obtuve una carcajada de su parte.
—No es eso, pero estoy seguro que esa escena te asustó y más sabiendo que era alguien importante para ti. —¿En verdad era real este hombre?
—No quisiera seguir hablando del tema ¿puede ser? —No quería darle demasiado importancia a ese idiota por lo que prefería enfocarme en Ivo y los chicos.
—Tú mandas aquí Neus. —Ivo sonrió y me dio un beso corto con una sonrisa cómplice en sus labios.
En lo que hablábamos hasta donde nos esperaban los chicos el viaje se hizo muy corto, y como no había comido nada hasta el momento mis tripas no tuvieron mejor cosa que hacer que quejarse. Me hice la desentendida porque estaba muriendo de la vergüenza y no me animaba a mirar a Ivo a la cara, pero si pude ver por el rabillo del ojo cómo se estaba aguantando la risa.
—¡Hasta que por fin llegan! —La voz de Dean se hizo presente y con ella todos los demás.
—Pues no hagamos esperar más a las tripas de Neus. —Ivo se burló de mi, sabía que las había escuchado.
—No seas idiota. —dije tras darle un codazo en la boca del estómago.
—Mmmm... Ya se golpean, eso es otro nivel de confianza, la relación avanza favorablemente. —Valeria se burlaba de nosotros, y es que la latina no tenía pelos en la lengua.
—Deja de hablar y camina si no quieres morir. —La tomé del brazo y la arrastré hasta dentro del restaurante, los demás nos siguieron.
Una vez que nos sentamos en lo que esperábamos nuestros pedidos los chicos hablaban emocionados de los lugares que ya habían recorrido. Me alegraba saber que les gustaba mi hogar.
—Creo que me he enamorado de Iker. —Valeria soltó así de la nada en lo que casi me atraganto con la comida.
—Yo prefiero a Taras. —Ahora era Carla la que se declaraba.
—¿De verdad vamos a hablar de esto en la mesa? Estamos comiendo por Dios. —Luca estaba horrorizado con la idea de escucharlas hablar de hombres, ya que todos sabíamos cómo podía llegar a terminar todo esto.
—Por favor, tengan compasión de nosotros y esperen a su noche de chicas. —Adrien suplicó mirando a ambas.
—Igual lamento romperles el corazón a ambas, esos dos solo tienen ojos para Iluka. —mencioné tras dar un trago a mi bebida.
—No era necesario que nos rompieras el corazón de esa forma, al menos podrías habernos dejado con la ilusión. —Valeria ya estaba en modo dramática.
—Es mejor ahora que más adelante. —Sonreí ampliamente, era mi forma de cobrar venganza por sus burlas.
—Pues que suerte tienen si Iluka les da alguna posibilidad. —La confesión de Luca nos dejó en silencio por unos segundos.
—¿Estas interesado en mi amiga? —No me extrañaba que los hombres cayeran rendidos ante la belleza fatal de mi amiga pero no imaginé que mis bebés también.
—Es una mujer muy atractiva ¿o no? —Luca buscaba apoyo en los demás.
—Atractiva es, pero no se si estar con ella sería algo que pueda manejar. —Alexandre dio su punto de vista.
—En mi caso, ella demandaría demasiada atención y no creo que pueda cuidar de mi. —Moritz era todo un bebé.
—En todo caso, ambos tienen razón. —Volví a sonreír—. Ella es muy exigente y no puede cuidarse ni ella misma, es por eso que Taras siempre esta al pendiente de ella pero creo que solo Iker puede cumplir todas sus locas exigencias. —Pensar en todo eso me había vuelto algo nostálgica.
De verdad nunca imaginé que en mi regreso a casa estaría tan distanciada de mi bebé con todo lo que la extrañé.
—¿Por qué no vas a casa con ella luego de que terminemos de almorzar? Tienen mucho de que hablar. —Ivo sostenía mi mano con delicadeza.
—Pero quedé con los chicos que iríamos a conocer mi lugar preferido. —Me escudé en mi promesa, no se si me encontraba lista para hablar con ella a solas.
—Podemos ir mañana, arreglar su amistad es mucho más importante. —Moritz habló por todos y al verlos todos asentían con la cabeza.
—¿Lo ves? No pasa nada, estamos para ti. —Yo de verdad los amaba con el corazón. Ivo no podía ser tan bueno en todo, algún defecto debía de tener.
—De acuerdo, iré. —afirmé con más temor que con confianza.
Una vez que terminamos nuestro almuerzo los chicos se marcharon para seguir con sus recorridos en lo que yo me encaminé al lado contrario. Decidí ir a pie para pensar un poco de qué tendría que hablar y cómo lo hablaría.
Las ideas se apilaban una tras otra en mi mente, todo era confuso, mis sentimientos eran confusos y es que en verdad desde que llegué todo ha sido caos para mi.
No me di cuenta de que había llegado hasta la casa de mi amiga si no fue hasta que Iker salió a los gritos de ahí.
—No me importa lo que digas, volveré más tarde. ¡Desquiciada! —gritó tras cerrar la puerta. Su estado era eufórico, lo comprendía y lo compadecía, mi amiga no era alguien fácil de tratar—. Que bien que llegas hermanita. —dijo en cuanto me vio—. A ver si tu puedes calmar a esa loca. Suerte con eso. Vuelvo más tarde con su cena. —Iker solo me dio una palmada en el hombro en forma de aliento, se subió al coche y se marchó.
Quedé de pie frente a la puerta congelada por la situación de familiaridad con la que me trató, como si todo estuviera bien entre nosotros, como si fuéramos nuestros yo del pasado; pero también porque no sabía si debía hablar con ella.
Respiré profundamente y entré, yo tenía mis propias llaves.
Al entrar estaba todo oscuro y solo se veía la luz del baño encendida por lo que me acerqué con cuidado y en silencio para ver qué estaba tramando mi amiga, aunque dentro mío ya lo sabía.
—Maldito puerco, ¿quién se cree que soy para que me trate como una niña? —Ella en verdad estaba resongando en el que trataba de entrar a la bañera.
—¿De verdad crees que puedes entrar tu sola ahí? —Mis palabras la asustaron al punto de que casi cae al suelo.
—Maldita imbécil ¿quieres que muera de un susto? —En verdad estaba cabreada.
—¿Y privarte de tener una muerte más dramática? Jamás. —dije sonriendo en lo que me acercaba a ella y la ayudaba a entrar en la bañera que ya estaba llena de agua caliente y sus exóticas fragancias para el cuerpo.
—¿A qué debo el honor de tu visita? —Iluka estaba a la defensiva.
—Vine a evitar que cometas una locura. —hablé aguantando la risa. Me acomodé detrás de ella y comencé a lavar su cabello con mucha delicadeza, sabía cuánto disfrutaba de eso.
—No se de qué mierda hablas, pero puedo dejar que continúes con lo que estas haciendo en modo de disculpa por lo de recién. —Ella en verdad disfrutaba de que lavara su pelo.
—Yo soy la que debería de estar recibiendo disculpas y mimos, y veme aquí. —No sabía cómo expresar lo que sentía.
—Iba a decírtelo, no pensaba guardarlo por siempre, pero primero no supe cómo hacerlo y luego no sentí que fuera el momento. No quería que siguieras sufriendo y menos después de que por fin te diste la oportunidad de salir con alguien de nuevo. —No me hacía falta verla para saber que estaba llorando, y es que cuando quería era alguien muy sensible.
—Se que quisiste cuidarme, pero entiende también cómo me sentí al enterarme de todo. —Ahora era yo quien lloraba.
—No llores idiota que harás que yo llore. —hablaba tragándose los mocos.
—Qué dices si ya estas llorando. —Ahora yo sorbía mi nariz.
—Ven aquí pequeña idiota. —Ella estiró sus brazos para que la abrazara.
Dejé de lavar su pelo y me puse frente a ella para ver una imagen de mi amiga que pocas veces tenía la oportunidad de observar y cuando fui a abrazarla tropecé con su ropa en el suelo y caí sobre ella dentro de la bañera no sin antes pegar un grito de susto.
—¿Estas bien? —Vimos a Iker abrir la puerta desesperado.
—Pero que mierda, sal de aquí imbécil no ves que estoy desnuda. —Iluka se hacía la enojada pero en realidad estaba avergonzada.
—Tranquilo, solo tropecé caí dentro de la bañera y arriba de ella. —expliqué saliendo del agua. Toda mi ropa se pegó a mi cuerpo dejando al descubierto la parte de arriba de mi sostén ya que la prenda se volvió transparente.
—Pues deberían de tener cuidado y evitar seguir accidentándose. —Esa voz, Mael estaba detrás de Iker y pudo ver todo, pudo verme.
Salí como pude y saqué a los empujones a Iker para luego cerrar la puerta del baño.
—Estas jodida. —Iluka me observaba con una sonrisa en su rostro.
En verdad estaba jodida, cómo haría para salir de ahí sin exponerme. Jodido Mael.
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