CAPÍTULO LVIII

~PDV MAEL~

Durante el vuelo Iker no volvió a mencionar palabra alguna y en cuanto pisamos tierra nos subimos a un taxi y nos dirigimos hacia el hospital.

No pensaba verlo nunca de esa manera pero algo dentro mío me decía que era algo que ya sabía que pasaría.

No terminamos de llegar al hospital que el desgraciado se bajó casi corriendo y me dejo pagando el viaje. Casi no lo alcanzo.

En lo que caminaba por el pasillo iba regañándolo cuando un llanto y una voz que se me hacía familiar vino de golpe. Traté de enfocar la vista en las personas que estaban frente a mi y pude distinguir dos hombres y una mujer.

Los pasos se hacían más pesados en lo que avanzaba y cuando estuve lo bastante cerca la mujer se volteó al verlo a Iker, me extrañó que lo conociera, pero lo que me llamó la atención fue que cuando me acerque lo suficiente para ya entrar en su campo de visión, sus manos comenzaron a temblar y su sollozo se hizo más profundo, tanto que terminó desmayándose.

Todos, incluidos Iker acudieron a llevarla a una habitación vacía hasta que recobrara la conciencia. No me mal interpreten, quise ir a ayudar pero algo me decía que no era el momento adecuado, que haría más daño que bien si me movía de mi lugar.

Una vez que la dejaron en la habitación Iker vino hasta mi preocupado, todo su lenguaje corporal lo gritaba.

—¿Estas bien? ¿Te sientes bien? —En verdad estaba preocupado y no comprendía el por qué.

—Si, ¿por qué debería no estarlo? —Aun permanecía sentado con los brazos cruzados en esos terribles asientos grises y duros que habían en los pasillos de los hospitales, al parecer era una regla general colocarlos.

—Por lo que acaba de suceder con... —Se detuvo, como si no debiera decir lo que iba a soltar.

—Estoy bien, no veo el porque debería ponerme mal por una mujer que se acaba de desmayar. No es la primera vez que veo a alguien que se desmaya. —contesté sin mucho revuelo, pero al parecer él estaba algo desilucionado ya que mientras preguntaba se mantenía su postura espectante e inmediatamente luego de oír mis palabras sus hombros bajaron automáticamente.

Iker luego de mi confesión no volvió a preguntar nada y por el contrario volvió a su estado de preocupación por la chica del alquiler.

Yo solo estaba ahí sentado apoyando no se qué clase de locura de mi amigo. Observaba atentamente a Iker y al otro hombre hablar sobre lo que le había sucedido a la mujer cuando sentí unos pasos acercarse pero no esperé jamás la bofetada.

Sentía que ella solo me observaba y al juzgar por la fuerza con la que apretaba sus puños era con rabia. Luego pasó a Iker, pero él ya la esperaba, era como si supiera que ella actuaría así, no pude sentir lo que hablaban porque me había aislado mentalmente dentro de una burbuja.

Extrañamente su tacto había sido cálido, no hubo dolor ni ardor, era un tacto que conocía pero no se de dónde.

—Lo siento, me disculpo por la actitud de mi novia, en verdad no sabría explicar el porqué lo hizo.

—No te preocupes, después de todo tú no tienes la culpa. —Mirarlo a la cara fijo, intentado de no horrorizarme era agotador.

—¿Ivan cierto? —Iker apareció justo cuando la mujer de la bofetada desapareció.

—Si. —Él parecía estar tan confundido como yo.

—No te fijes en nosotros, estamos bien, pero creo que mi pequeña hermanita no... —Iker se quedo en silencio por un breve momento, como si analizara cada una de sus palabras—. Cierto, perdí el derecho de llamarla así hace un año. Neus es la que peor la debe estar pasando, ahora si nos permites necesito hablar unas cosas con Mael. —Creo que ninguno de los dos entendió a lo que Iker se refería pero aun así volvió hasta la entrada de la habitación en donde estaban las dos.

—¿Me vas a decir qué mierda es lo que acaba de suceder? —Volteé mi cuerpo hacia Iker que no parecía sorprendido por mi reclamo.

—Ya no tiene caso seguir ocultando nada. —Suspiró pesadamente—. Vayamos a la cafetería, necesito beber algo. —Comenzó a caminar por el pasillo blanco que parecía más bien un túnel sin fin.

Preguntó en la recepción si había cafetería pero le dijeron que solo había una máquina expendedora pero que en frente había una muy buena.

Luego de salir de ese lugar de muerte el aire fresco logró relajar mis expresiones, y es que en verdad odiaba los lugares así, los veía como sitios de muerte porque de una u otra forma las personas perdían algo ahí, una parte espiritual o carnal moría y lo decía por experiencia propia.

La cafetería se encontraba al cruzar la calle, tal cual lo había dicho la mujer de la recepción. El lugar rústico ofrecía una variedad de bocadillos y en cuanto entrabas el aroma a chocolate caliente contrastaba con el amargor del café.

Buscamos una mesa vacía y luego de hacer nuestros pedido me quedé de brazos cruzados esperando a que mi amigo hablara.

—¡Deja de mirarme de esa manera tan acusadora! —Me recriminó, pero en verdad yo solo esperaba que hablara, en verdad no estaba haciendo nada en particular.

—Sabes mejor que yo idiota que no puedo controlar mis expresiones faciales. Es más, deja de reflejarte en mi. ¡Vaya si hasta podría ser psicólogo! —bromeé para ver si Iker dejaba de estar tan tenso.

—De hecho lo eres, y a decir verdad uno de los mejores. —Pensé que él estaba bromeando.

—Ya, deja de bromear y habla enserio de una buena vez. —Le recriminé su accionar infantil en un momento como este.

—Espero que puedas entender mi postura y que todo lo que hice fue para protegerte hasta que tu memoria volviera. —Iker se veía jodidamente serio y ya hablando comenzado a preocuparme todo lo que tuviera que contarme.

—Eso lo evaluaré luego de escuchar todo lo que tengas que decir. —El mesero llegó con nuestro pedido para dejarlo sobre la mesa e irse tranquilamente, pero el que estaba en verdad nervioso era otro.

—La verdad es que nunca trabajaste en la empresa de tu familia, de hecho lo odias, estas ahí porque claramente tu madre es una experta en manipulación y se aprovechó de tu falta de memoria. —A decir verdad, eso explicaba porque odiaba tanto el trabajo y me sentía fuera de lugar.

—Si entonces no me dedico a a empresa familiar ¿qué mierda hago de mi vida? —Esperaba ser alguien importante, bueno me conformaba con mantenerme solo.

—Ya te dije, eres psicólogo y uno de los mejores a decir verdad, pero también eres lincenciado, bueno en realidad ambos los somos. Desde que somos chicos estamos juntos y como a ninguno nos interesaba seguir en el negocio familiar nos dedicamos a estudiar esas carreras. —A decir verdad eso no me lo esperaba en absoluto. Iker aun seguía nervioso y supongo que era porque todavía no llegaba a lo más importante.

—Perfecto, hasta ahora puedo comprender todo, pero supongo que todavía falta lo más importante y algo me dice que tiene que ver con la mujer que me dio una cachetada. —Mi café ya se había terminado y mi postura seguía relajada pero mentiría si dijera que no estaba ansioso.

—Tienes razón, falta que te diga sobre Neus. —Ese nombre me sonaba muy familiar—. En uno de nuestros tantos viajes, porque si, ambos viajábamos conociendo el mundo, hace un año vinimos a parar aquí y la conociste a ella y por primera vez en la vida te enamoraste pérdidamente. Te costó mucho hacer que mi pequeña hermanita se enamorara y confiara en ti. Y antes que me digas algo, no es mi hermana le digo de esa manera porque salía contigo y tu eres como mi hermano. —Iker en verdad estaba demasiado nervioso, no dejaba de mover ni sus manos ni sus pies.

—¿Por qué le costó confiar en mi, acaso soy un mal tipo? —Ante mi pregunta mi querido amigo estalló en una carcajada—. ¿De qué te ríes idiota? —Estaba molesto, me había molestado su risa.

—Lo siento, es solo que me dio risa tu pregunta. —Tomó un sorbo de agua buscando calmarse—. No es que tú, específicamente fueras malo. No se muy bien los detalles pero por lo que Ilusa una vez me dijo ella sufrió mucho con su ex pareja por lo que huyó de casa y es por eso que desconfía de los hombres. —Tan solo escuchar eso mis puños de inmediato se cerraron con fuerza—. Al parecer te marchaste de repente porque recibiste una llamada de urgencia diciendo que tu madre estaba muy grave, te fuiste sin decirle nada y en cuanto saliste del aeropuerto tuviste el accidente, el resto ya lo sabes. —Su cuerpo me decía que se había quitado un gran peso de encima.

—Creo que tomará algo de tiempo para que procese todo lo que me has contado, por el momento volvamos al hospital que estamos aquí por ti y no por mi. —Él en verdad hizo lo mejor que pudo con lo que encontró, es por eso que no puedo recriminarle nada.

En nuestro camino de regreso las preguntas se acumulaban en mi mente pero era conciente que no era ni el lugar ni el momento.

Al parecer la mujer que me había golpeado había salido un momento por lo que Iker pudo entrar a ver a su amiga.

Me quedé meditando por unos segundos y al levantar la vista estaba ella frente a mi.

—¿Quieres golpearme? Adelante. —Le dije acercándome un paso hacia ella.

—No tienes idea de cuánto. —Su voz sonó muy sexy.

—Lo siento si te he causado daño pero en verdad no tengo idea de quién eres y mucho menos qué tipo de relación teníamos. Tuve un accidente hace un año y producto de eso perdí la memoria y padezco de prosopagnosia que es una enfermedad que me impide reconocer rostros. —Por alguna extraña razón me sentía en la obligación de decirle todo eso—. Así que, si quieres continuar golpeándome puedes hacerlo pero no aquí montando espectáculos como quinceañera. Con tu permiso mi amigo me necesita más que tu. —Tras decir eso volví a mi lugar esperando a Iker.

Algo dentro mío me decía  que ella era importante para mi pero otra me decía que tenía que provocarla. Por el momento la prioridad era Iker.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top