CAPÍTULO LVI
~PDV IKER~
Hoy teníamos una reunión por unas inversiones que se harían en con una empresa de España y Mael estaba realmente molesto el día de hoy por lo que era más que seguro que tuviera que hacerme cargo de la maldita reunión.
Mi amigo esta cabreado por algo desde ayer que salimos del hotel, no creo que se hubiera dado cuenta de que estaba Neus allí, él no la recuerda, o eso es lo que pienso.
—Espero que no nos haga perder el tiempo ese tipo, no estoy de humor. —Declaró Mael mirando los papeles sobre su escritorio.
—Y si lo dices con esa cara de buenos amigos de seguro que será un amor. —Sonreí tratando de que se relajara.
—Al menos debería ser puntual ¿No crees? —En verdad estaba siendo demasiado exigente sin motivo alguno.
—Falta una hora para la reunión. —respondí observando las agujas del reloj en mi muñeca.
—Bien, encárgate de evaluar su rostro, sabes lo importante que es para mi... Si es un viejo decrépito deshazte de él, no necesitamos personas arcaicas. —En verdad estaba cabreado y no sabía el porqué.
—Como diga mi general. —No me quedaba de otra que ponerle onda al día, sino sería una mierda y, particularmente querías terminar esta reunión temprano para irme con una de mis bebés a pasar un buen rato.
En lo que esperábamos en su oficina gris y aburrida mi amigo se puso a leer unos papeles en lo que yo me mensajeaba con la nena que vería en un rato más. No me malinterpreten por no estar al cien por ciento pendiente de esto porque yo solo estaba por Mael para no dejarlo caer en las garras de la bruja de su madre.
Faltando media hora para la reunión nuestra secretaria nos avisó que había llegado por lo que le dije que lo acompañara hasta nuestra sala de reuniones.
—¡Vamos Mael! Mueve él culo de tu silla y trata de ser amable y de escuchar y leer lo que proponen que el pobre tío solo hace de mensajero. —A veces tenía que recordarle que con los que trataban eran personas.
—¿Ya vino? —Se fijó en su reloj—. Media hora antes, muy bien... Tiene puntos a favor. —Tomó los papeles y se dirigió hasta la sala de conferencia y no me quedó otra que perseguirlo, esperando que todo saliera bien, ya que necesitaba relajarme.
Cuando lo vi llegar casi palidecí un poco, solo un poco por no decir que quería que la tierra me tragara y me escupiera del otro lado del mundo.
Estaba seguro que ese tipo era el hombre que sostenía la mano de Neus en el hotel, estaba seguro de que era su pareja, y en este momento me gustaría no poder reconocer rostros como mi amigo.
El hombre se presentó como Ivo y no me quedaron dudas, estaba seguro que era él.
La reunión empezó en cuanto nos dio las carpetas con las propuestas de la empresa para la que trabaja. Era elocuente en sus palabras y seguro en lo que proponía, eso hablaba muy bien de él como empleado porque no solo memorizaba lo que sus jefes querían sino que estaba de acuerdo y hasta se podría decir que habían investigado los riesgos de este proyecto a fondo por lo que no me sorprendería que no le sorprendiera nada de lo que Mael pudiera cuestionarle.
En medio de la reunión, que por cierto iba muy bien, su rostro cambió a uno muy serio en lo que observó su teléfono. Ese hombre se debatía si atender o no la llamada, pero terminó cediendo y respondió luego de disculparse.
—Creo que es una buena empresa. —Mael dijo tras seguir hojeando la carpeta con documentos.
—Es un hombre joven que tiene entusiasmo pero que sobre todo piensa por si mismo. —hablé mirando en dirección en donde se encontraba, al parecer la llamada era importante, quizás sus jefes esperando saber cómo iba todo.
—¿Cómo que Iluka tuvo un accidente? —Sus palabras retumbaron cruelmente en mi cabeza haciendo que mi cuerpo se dirigiera involuntariamente hasta él.
Me mantuve en silencio hasta que colgó la llamada, por más que quise no podía articular palabras, quería creer que había escuchado mal, era lo único que necesitaba.
—Disculpa ¿dijiste acaso Iluka? —Me valía todo en este instante.
—Si. Disculpe pero la mejor amiga de mi novia Neus acaba de tener un accidente y se encuentra muy grave. —Ese hombre estaba preocupado pero no compartíamos la misma preocupación—. Perdón que me retire pero comprenderá que no la puedo dejar viajar sola. —Debía ser un buen tipo se arriesgaba a dejar todo e ir a acompañar a Neus.
—Si valla, no se haga problema nos estaremos comunicando vía mail. —La voz de Mael detrás mío me sorprendió.
—Gracias. —Fue lo único que dijo y tras tomar sus cosas con nerviosismo se marcha casi corriendo.
—¿Qué piensas hacer? —Mael me hacía volver a la tierra, qué haría yo, qué tenía que hacer.
—No se a qué te refieres. —Traté inútilmente de desviar la atención.
—No quieras mentirme a mi idiota. —La firmeza en su voz indicaba que estaba cabreado—. Ya deberías haber sacado los pasajes en vez de quedarte de pie como un idiota ahí. —Él señaló en mi dirección sin discreción alguna.
—¿Pasajes? —No lograba comprender del todo sus palabras.
—Al parecer conoces a esa mujer y algo debe significar para ti, caso contrario no estarías tan idiota. —En definitiva su percepción se había agudizado—. Y no intentes engañarme que sabes bien que no podrás. Además... —Recostó su cuerpo sobre su silla fina de ejecutivo que tanto odiaba—, te debo tanto que a dónde vayas iré. —Sus palabras de verdad me sacaron de eje, sabía a qué se refería pero no quería que creyera que todo lo que hacía lo hacía por conveniencia, lo único que quería hacer era proteger a mi amigo de las garras de su madre.
No pude decirle nada, tenía la mente en blanco, las piernas no me reaccionaban, estaba a punto de colapsar y todo ¿por quién? Por la idiota de Iluka.
—Si te vas a quedar parado como un idiota y no vas a sacar esos pasajes no quiero escuchar quejas de tu parte después. —El imbécil todavía me provocaba.
Me giré para observarlo, y aunque sabía que era inútil, le dediqué una sonrisa de agradecimiento para luego tomar mi celular y marcharme.
Gracias a Dios el viaje no era tan largo por lo que esperaba que esa idiota de Iluka no fuera a ninguna parte sin mi.
~PDV NEUS~
Cuando colgué la llamada ya me encontraba en el aeropuerto y para mi mala suerte un vuelo había salido hacía poco por lo que tendría que esperar al próximo alrededor de una hora y media.
Taras no respondía mis llamadas y eso solo aumentaba mi maldita ansiedad y mi cargo de conciencia. Nada de esto hubiera pasado si yo hubiera permanecido a su lado, tan estúpida y egoísta fui para dejarla sola buscando consuelo para mi estúpida vida.
—Deja de pensar cosas que no tienen sentido. —Su sonrisa gatúbela se cruzó brevemente ante mis pensamientos, pero los brazos que me envolvieron solo podían ser de él.
—Lo intento pero no puedo. —Me aferré a su espalda y rompí en llanto—. Me muero si algo le llega a pasar a Iluka. —dije sin soltar la idea de que lo peor podía llegar a suceder, no estaba lista para otra pérdida en mi vida.
—Deja de pensar en cosas que no van a suceder, ella va a estar bien. Todavía tiene que darme el visto bueno. —Ivo sonrió sin dejar de acariciar mi espalda.
—Tienes razón... Ella tiene que verte y decir lo sexy y soculento que es tu trasero. —Ese pensamiento, aunque fuera ridículo, me sirvió para encontrar mi eje.
Nos mantuvimos con Ivo abrazados hasta que llegó la hora de volar. Como había pocos pasajeros pudimos cambiar los boletos para estar sentados uno al lado del otro.
El viaje fue una tortura, a pesar de que no eran tanto kilómetros la idea de recorrerlos en cámara lenta me estaba volviendo loca.
Una vez que aterrizamos nos dirigimos al hospital en el que estaba segura estaría.
Corrí hasta la mesa de entrada en donde pregunté por ella y me indicaron el número de habitación a la que claramente me dirigí corriendo.
Cuando por fin llegué me encontré con Taras devastado.
—¿Cómo esta ella? —Por un momento pensé que eran mis palabras las que salieron pero al ver los puños apretados de Taras no me quedó otra que ver en la misma dirección y juro que casi me desmayo.
—¿Iker? —Me encontraba de pie, sin poder moverme.
—¡Imbécil! Deja de correr que estas en un hospital no en una pista de atletismo. —Esa voz, no habla forma de que esa voz estuviera aquí.
Detrás de Iker su rostro se dejó ver... Después de tanto tiempo volvía a verlo, después de tanta tortura Mael aparecía así como si nada frente a mi, sin un poco de descaro.
Iba a golpearlo pero no pude, mi cuerpo se sintió pesado y la oscuridad me invadió.
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