CAPÍTULO L

~PDV MAEL~
No pensé sentir que mi corazón se acelerara al punto de querer estallar solo por escuchar su risa en medio de tal multitud.

Pensé estar enloqueciendo, que lo que habías vivido en mi viaje me estaba persiguiendo de nuevo a casa, pero ¿en verdad estaba volviendo a casa o había salido de ella?

Su risa se incrementó y un perfume que me era familiar pero que no podía asociarle un nombre y muchos menos un rostro logró que me decidiera por seguir el eco de lo que quedaba de aquella risa.

Me armé de valor para caminar solo en tan inmensa multitud, mirando hacia todas partes, solo la buscaba.

Recibí muchos empujones pero también los di, hasta que con mucho esfuerzo llegué hasta una pareja que caminaba hacia la salida.

No habías duda, el perfume era suyo y por consiguiente la risa también aunque ya no se escuchara. Dudé por un segundo en hablarle y es que qué le diría cuando la tuviera frente a frente, estaba más que claro que parecería un lunático esquizofrénico acosándola.

No me importó y en el momento que extendí mi mano para alcanzarla la mano de Iker sobre mi hombro logró que perdiera mi oportunidad.

—¿Estás bien? No te vi en el lugar en el que te dejé y me preocupé. —De verdad apreciaba la preocupación sincera de mi amigo pero en cierto punto me estaba asfixiando.

—Solo quise ganar algo de tiempo llegando a la salida para buscar un taxi que nos lleve a casa. —mentí porque no creí necesario que supiera lo que había ocurrido.

—Me alegra saber que vas progresando con tu enfermedad y te vas quitando los miedos de a poco. —Las palabras de Iker sonaron sinceras y solo por eso no lo golpeé.

—Ya deja de ser tan sentimental que más que un amigo pareces una novia. —Corté con tanto sentimentalismo.

—Tienes razón, doy asco... Ya parezco mujer en período. —Iker se dio cuenta de que habló demasiado alto cuando un grupo de mujeres se detuvo a mirarlo con mala cara.

—Mejor nos vamos antes de que nos golpeen por tu culpa, jodido imbécil, al menos fíjate donde opinas. —Lo tomé del cuello de su camisa y lo arrastré a la salida, sin embargo, yo seguía mirando en la dirección por donde se habían ido aquella pareja.

~PDV NEUS~
Desperté una vez que aterrizamos y todo porque Ivo se dignó a hacerlo, pero para que eso pasara dejó que todos salieran y fuéramos los últimos.

—¡Qué vergüenza! —exclamé en lo que me arreglaba el cabello—. ¿Por qué has dejado que fuéramos los últimos? —Lo observaba de reojo en tanto salía del avión.

—Es solo que quería verte dormir un poco más. —Al estar serio y decir eso, al menos para mi, sonó un tanto seductor.

—De verdad eres un imbécil. —dije tomando su mano para entrelazarla con la mía. Ivo me observaba detenidamente de una manera completamente absorta—. ¿Qué? ¿Acaso no dije que iba a tratar de ir enserio en esta relación? —Él solo asintió—. Entonces no te quejes. —Ivo iba a contestarme pero mi celular sonó y automáticamente atendí.

—Tú espera aquí que voy por nuestro equipaje mientras hablas con Iluka. Dale saludos de mi parte. —Soltó mi mano y se alejó entre la multitud.

—De acuerdo. —respondí con una sonrisa olvidando que ya estaba en el teléfono.

—¿Equipaje? ¿Saludos para mi? ¿De quién y dónde mierda estas? —Iluka claramente estaba confundida.

—Hola bebé. —La saludé alegremente, y es que necesitaba tanto hablar con ella.

—Hola y hasta ahí no más... ¿Qué mierda me he perdido? —Estaba enfadada, lo sabía y es que era muy obvia y no servía para ocultar sus emociones.

—Vamos de a poco ¿si? —Dijera lo que dijera igual se enojaría por lo que lo mejor era largarle todo de una vez—. El del saludo fue Ivo, lo del equipaje es porque vinimos dos días a Inglaterra por trabajo de él y si preguntas qué tengo que ver yo en todo esto es porque estamos saliendo hace dos días. —Largué todo sin reparo en cómo lo podía tomar ella.

—¡¿Qué tú y él qué?! —De todo lo que dije solo se quedó con la parte en que ambos estamos saliendo—. Espera un segundo, deja que me siente porque ya me falta el aire... —Siempre tan dramática—. Ahora si, repite por favor lo que dijiste. —Ya me la imaginaba sentada sobre el sofá de su casa tomándose un vaso de agua para calmar su ansiedad.

—¿Desde el comienzo o solo la parte en la que digo que Ivo y yo estamos saliendo? —Sabía que en estos momentos si hubiera estado cerca suyo me hubiera ahorcado por insolente, lo cual provocó que diera una carcajada muy sonora.

—No te rías que a mi me está por dar algo. —Su voz sonaba rara pero sabía que era parte de su teatro.

—Pero si fue idea tuya que saliera con Ivo. —Desde que le envié una foto de todos los que vivíamos en casa siempre dijo que tendría que salir con él, incluso antes de conocerlo.

—Si, eso ya lo se y es que el sujeto tiene la culpa por ser ardiente. —Eso era signo de que ya estaba procesando la información—. ¿Vas a contarme cómo fue o esperas un memo? —Conociéndola como lo hacía sabía que se estaba muriendo de la intriga.

—En realidad comenzó porque lo usé debido a que una compañera de trabajo, que ahora vive con nosotros, se me declaró y hasta me besó. Claramente se lo dije y me respondió que no le interesaba ser usado y que al menos le diera una oportunidad en el tiempo que me quedaba viviendo en España. Pasaron cosas en el medio y decidí darle una oportunidad. —Hablé lo más rápido que pude porque no estaba en el lugar indicado para contarle todo eso.

—¡¿Te has vuelto bisexual?! —gritó dejándome prácticamente sorda. Iluka volvió a seleccionar la información que le di.

—¡Neus! —La voz ronca de Ivo hizo que volteara en su dirección y observara cómo más de una mujer se daba vuelta a verlo pasar.

—¡Te dejo! Ivo ya está aquí con las valijas. —dije sonriendo al ver como su sonrisa brillaba solo mirándome a mi.

—¿Piensas cambiar a tu amiga por un pene? —Claramente estaba montando un teatro.

—Yo solo estoy siguiendo tus consejos. —No pude evitar reír—. Cuando tenga tiempo libre si me quedan ánimos luego del sexo te marco. —No le di tiempo a responder que corté la llamada, era obvio que no tendría sexo con Ivo pero me gustaba molestarla.

Ivo se hallaba a unos pasos de mi cuando su perfume se impregnó en cada célula de mi cuerpo devolviendo a la vida los recuerdos que intentaba enterrar.

Sabía a la perfección que era el perfume que usaba Mael pero era lógicamente imposible que nos encontráramos este día y a esta hora en este lugar.

Su perfume se acercaba cada vez más y yo quedé paralizada, sin poder mover un solo músculo.

Mi cabeza se volvió un caos en cuestión de segundos, una parte de mi querías buscarlo y reclamarle por todo el dolor que me hizo pasar y otra parte de mi quería salir huyendo de ahí, no estaba lista para que mi mundo se derrumbara si lo encontraba de la mano con otra mujer a las risas.

—Perdón por tardar tanto ¿ya no estas hablando con Iluka? —Ivo llegó a mi lado y tomando mi mano giró mi cuerpo hacia la salida.

—Si pero ya colgué. La dejé mucho en que pensar. —De solo recordarlo sonreí, aunque mi cuerpo seguía tenso, su perfume seguía detrás nuestro.

—Seguro que no supera el hecho de que Magena se te haya declarado. —Era impresionante cómo me conocía al punto de saber sobre qué había hablado con ella sin habérselo contado.

—Supongo que aún piensa que soy bisexual. —De solo decir eso Ivo fue el que estalló en una carcajada.

Iba a reír a la par pero mi cuerpo se tensó al sentir que alguien se acercaba a nosotros. No podía explicar qué era ese tipo de sensación, pero era angustia y ansiedad en el mismo momento.

Quería voltear y atrapar al sujeto que estaba detrás nuestro, pero si volteaba y resultaba ser Mael de verdad no sabría cómo reaccionar.

—¡Vamos! ¡Por allá hay un taxi libre! —Ivo sostuvo con fuerza mi mano y apuró el paso.

Lo que sucedió lo tomé como una señal del destino: el pasado debía de quedar atrás y solo debía pensar en mi presente, y en él estaba Ivo no Mael.

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