Regreso a casa

Cinco años después de que Troy Bolton se graduase en el instituto East High en Albuquerque, Nuevo México y se fuera a la Universidad de Berkeley en California para terminar sus estudios regresa a casa para una reunión de antiguos alumnos, a la que había aceptado asistir después de los innumerables intentos de su mejor amigo Chad Danforth.

A pesar de que solía hablar con sus padres a menudo no había vuelto desde que se había ido, en cuanto el avión aterrizo camino por el aeropuerto dirección a recoger sus maletas, sentía un poco de nostalgia, se quedó un momento quieto recordando la última vez que había estado allí, cuando se dirigía a lo que sería su nueva vida, estudiar en Berkeley teatro y jugar en su equipo de baloncesto mientras mantenía una relación con Gabriela Montez con quién llevaba dos años saliendo desde poco después de que ella se mudase allí y empezase en East High, precisamente por ella había decidido ir a esa universidad en vez a la de Albuquerque como en un principio pensaba hacer, porque su chica iría a la universidad de Stanford a estudiar derecho, no quería dejarla y cambio sus planes para estar a su lado, ahora todo era tan diferente de como se lo había imaginado, recogió sus maletas y camino hasta la salida, allí lo estaban esperando sus padres, Jack y Lucille Bolton.

-Bienvenido hijo-dijo Lucille sonriendo

-Gracias mamá-soltó Troy sin alegría alguna

-Nos alegra tu vuelta aunque solo sean unos días-dijo Jack

-Si, hacía 5 años que no venía, yo también me alegro de veros-dijo Troy abrazando a sus padres

-Venga vamos a casa, es tarde y seguro querrás descansar-dijo Lucille

-La verdad es que si, estoy algo cansado, a sido un vuelo bastante largo-dijo Troy

Los Bolton llevaron a su hijo a casa, si al pisar el aeropuerto le vinieron algunos recuerdos, estar de nuevo en casa y más al entrar en su habitación todavía le había traído muchos más recuerdos, allí creció y se crió, fuesen como fuesen las cosas ese siempre sería su hogar, además había vivido momentos felices.

Todo estaba igual que cuando él se había ido, la habitación de Troy era la de un chico tierno y dulce, que le encantaba el baloncesto y quería a su novia con locura, ahora ya no se veía así pero estaba tan cansado que simplemente se dejo caer en la cama, al segundo se quedo profundamente dormido, Jack paso a preguntar a su hijo si tenía hambre pero al verle dormido aviso a su mujer, Lucille fue por una manta y tapó a Troy, luego le dio un beso en la frente, querían a su hijo con locura y él los quería eran sus padres, le habían enseñado a ser amable, sincero, honesto, agradecido y bueno.

-Duerme mi niño-susurró Lucille a Troy

Luego regresó junto con su marido y fueron al salón para dejar dormir a Troy, había hecho un largo viaje desde California, la universidad de Berkeley, así que antes de preguntar como le habían ido últimamente las cosas le dejarían que descansase primero, porque se podía ver que lucía cansado.

-¿Cómo has visto a nuestro Troy?-preguntó Lucille algo preocupada

-¿Qué?-dijo Jack sorprendido

-Si, es que lo he notado diferente-argumentó Lucille

-Es lógico que haya cambiado, todos lo hacemos-dijo Jack

-Lo sé pero no me refiero eso-explicó Lucille

-No entiendo a que te refieres-dijo Jack confundido

-Si, a ver, es normal que haya cambiado pero lo he notado distante, extremadamente callado, si cierto que nunca ha sido un chico muy hablador y aún así es raro que no haya abierto la boca desde que se subió al coche, ni una sola palabra, además tampoco ha comido nada, sabes bien que le gusta la comida y la devora, tenía la mirada apagada, ya no estaba ese brillo que había cuando se fue, eso no es para nada normal, me...-explicó Lucille

-Ya, si ahora que lo mencionas yo también lo he notado pero pensaba que me lo estaba imaginando-dijo Jack

-¿Por qué crees que estará así? ¿Qué le habrá pasado? Me preocupa nuestro pequeño-dijo Lucille

-No lo sé pero ya nos lo contará, dejemos que descanse, le hemos educado bien, recién acaba de llegar-dijo Jack

-Cierto, ha sido un largo viaje, seguro nos lo dirá-dijo Lucille algo más tranquila

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Sharpey Evans acababa de regresar de Nueva York en el jet privado de su familia, llevaba viviendo allí desde que término Arte Dramático en la universidad de Albuquerque pero había vuelto para una reunión de antiguos alumnos, ella no era de esas personas pero quería cotillear y ver como le iba a sus viejos compañeros, además así aprovecharía para ver a la familia y no había que olvidarse de que era mejor a cualquiera o eso creía ella, como era de imaginarse Ryan la esperaba en su mustang rosa, que él le había traído para que pudiera moverse por la ciudad.

-Hola hermanita-dijo Ryan

-Hola Ry-dijo Sharpay

-Me alegra tu vuelta Sharp-dijo Ryan

-Si, aunque me dan igual todos ellos tengo curiosidad por saber como les van las cosas seguro Gabriela que se caso con el bueno de Troy, confirmaron que iban a venir-preguntó Sharpay con curiosidad

-Si irán los dos-dijo Ryan

-Perfecto Ryan-dijo Sharpay con una sonrisa un tanto malvada

-¿Qué estás pensando?-dijo Ryan quien conocía el odio que su hermana le tenía a Gabriela

-Ya veré-dijo Sharpay como si nada-Anda sube que quiero darme una ducha de burbujas

-Nunca cambias-dijo Ryan riendo

-Para estar fabulosa hay que cuidarse-soltó Sharpay con su aire de superioridad moviendo su pelo con sensualidad provocando las miradas de los empleados del aeropuerto

Nada más llegar a la residencia Evans, Sharpay aparcó su mustang rosa mientras uno de los empleados le llevaba las maletas hasta su habitación, ella no iba a molestarse en cargarlas para eso estaban el servicio, su habitación lucía con la misma decoración de cuando se había marchado, rosa por todas partes, ambos entraron a la casa, subieron las escaleras y se despidieron. Sharpay entró en la habitación, estar allí era como volver cinco años atrás cuando recién término el instituto y se fue a estudiar Arte Dramático, ahora era muy diferente a la chica de ese entonces, aunque pasase mucho tiempo seguiría siendo la vanidosa Sharpay Evans.

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Primer día después de su regreso de California, Troy se levantó de la cama, se dio una ducha rápida, bajó a la cocina y se encontró con sus padres, no dijo nada, no le apetecía hablar, solo se preparó un café, se lo tomó, después cogió las llaves de la casa, su móvil, se puso una cazadora y se marchó sin decir ni una sola palabra dejando a Jack y Lucille sorprendidos ante el extraño comportamiento de su hijo porque no era típico de él actuar de ese modo, ni siquiera se había molestado en decirles un buenos días.

Troy caminaba por la calle en dirección a la casa de su amigo Chad, aunque aún vivía en Albuquerque, vivía solo en una casita cerca de la que en el pasado había sido la casa de Gabriela, aún se acordaba de las veces que había estado allí y los momentos vividos, ahora todo parecía tan lejano.

Nada más llegar llamó al timbre, minutos después Chad abrió la puerta, desde luego había cambiado, su característico pelo ya no estaba, ahora lo tenía corto, del resto no había cambiado mucho, solo se le habían agudizado los rasgos denotando madurez, lo dejo pasar y los dos chicos fueron a la sala.

-¿Cómo lo llevas?-preguntó Chad

-Sabía que volver no sería fácil pero está siendo peor de lo que imaginaba, mis padres no han tocado mi habitación y eso me trae recuerdos-espetó Troy molesto-No es agrable, ¿sabes?

Si Chad estaba enterado de la situación de su amigo, por algo eran inseparables y habían crecido juntos

-Lo supongo. Si quieres puedes quedarte aquí, tengo sitio de sobra-dijo Chad

-Gracias pero solo tengo que reordenar todo y ya pero te agradezco la invitación-dijo Troy

-De acuerdo, bueno si en algún momento lo necesitas aquí siempre tendrás la puerta abierta, acondicionare una de las habitaciones que no uso por si decides quedarte, por algo eres mi colega-dijo Chad

-Me parece bien-dijo Troy chocando la mano a su hermano en señal de complicidad

-Pase lo que pase puedes contar conmigo y tienes todo mi apoyo-dijo Chad

-Gracias, por eso eres mi mejor amigo-dijo Troy tirándose encima suyo

-Siempre, ahora saca que me aplastas-dijo Chad mientras trataba de quitarse de encima a su amigo

-Eres un blandengue-soltó entre risas Troy

Chad que conocía a Troy desde que eran unos críos se alegraba de ver así a su amigo, él era el único que sabía lo estaba pasando, era su confidente cuando nadie más estaba enterado de la situación y pasase lo que pasase siempre apoyaría a su amigo aunque no estuviera de acuerdo con sus decisiones.

Después de esa breve charla Troy se fue y se pasó por ahí el resto del día, no le apetecía ver a sus padres, entrada la noche regreso a casa, sus padres estaban viendo la televisión, al notar que había llegado fueron a ver como estaba pero el chico los ignoró por completo y fue directo a su habitación, no quería ver a nadie, quería estar solo, como todavía no tenía sueño se puso a quitar sus cosas de baloncesto hasta que llegó a las fotos y vio una suya con Grabiela, era del día que ganaron por segunda vez el campeonato contra los Knigths de West High.

La observó unos segundos, luego la lanzó con fuerza contra la pared haciéndola añicos, al escuchar el ruido los padres de Troy tocaron en la puerta, el chico abrió y vio la expresión de preocupación con una mezcla de confusión en sus caras pero le importaba una mierda.

-¿Ocurre algo?-preguntó Jack

-No, estoy bien-dijo Troy cortante

-Seguro-dijo Jack viendo la foto rota y que estaba quitando algunas cosas de su habitación

-Si, completamente-soltó Troy secó

-Hijo te...-dijo Lucille con ternura

-Mamá estoy bien-grito Troy enfadado-Solo quiero reordenar la habitación y como no tengo sueño decidí empezar ya

-De acuerdo pero porque no lo haces mañana, hoy es tarde, incluso te ayudaré-dijo Jack

-Bien vale-acepto Troy finalmente

-Descansa mi niño-dijo Lucille yendo a darle un beso en la mejilla

-Si me disculpáis-dijo Troy echándoles fuera

Jack y Lucille salieron y fueron a su habitación a dormir pero seguían preocupados por su hijo Troy, él no era así, además estaba muy extraño, se comportaba de forma un tanto rara y eso no era normal en él, nunca los habia tratado de esa forma tan fría, ahora estaban seguros de que le pasaba algo, solo esperaban que no fuera grave y que lo pudiera solucionar pronto, no les gustaba verlo de esa forma tan distante, les dolía lo que fuera que le estuviera pasando, aunque ya era un adulto para ellos seguiría siendo su niño.

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Por fin una semana después la redecoración del cuarto de Troy había terminado y ahora tenía una nueva habitación totalmente diferente a como estaba antes, desde luego podía notarse que había madurado, ya no era tan juvenil, sino de alguien más adulto, era más sencilla, sin ningún objeto de baloncesto ni fotos de Gabriela.

Por fin podía ser el mismo, sin preocuparse por lo que los demás pudieran pensar, estaba harto de todo. Se quedó observando unos minutos su nueva habitación, así estaba mucho mejor, luego salió a dar una vuelta, odiaba estar mucho tiempo encerrado en su casa, sobre todo con sus padres intentando disimuladamente provocar que les contase lo que pasaba y no lo haría, no pensaba hacerlo.

Fue a un pequeño bar de mala muerte en la peor zona de Albuquerque, abrió la puerta de aquel antro y se sentó en un taburete en la barra, era un lugar repugnante con multitud de hombres borrachos y camareras vestidas con muy poca ropa, algunas siendo manoseadas por los clientes, además se podía percibir el olor a alcohol impregnado por todos los rincones, sin preocuparse por lo que sucedía a su alrededor pidió un whisky, se lo bebió rápido mientras sentía como le quemaba al bajar por la garganta, con tan solo 23 años ya había acabado borracho más de una vez, eso estaba empezando a resultar una costumbre par él pero le importaba un carajo, después de su tercer trago un barman se acercó a Troy, le observó unos minutos.

-Tengo algo en la cara o que idiota-soltó Troy con arrogancia

-No en absoluto-dijo el barman, se trataba de un chico de la misma edad que Troy, era de ascendencia negra

-Entonces que carajo miras-dijo Troy molesto

-Eres Troy, Troy Bolton-dijo el barman

-Si como lo sabes-preguntó Troy arqueando las cejas confundido

-Fuimos juntos al instituto, estábamos en el equipo de baloncesto, eras nuestro capitán, mi número era el 32-dijo el barman

« Joder, mierda, carajo, porque tengo que encontrarme con él, esperaba no hacerlo hasta la reunión al menos-Se dijo Troy para si mismo »

-Ya me acuerdo, Zeke Baylor ¿me equivoco?-preguntó Troy

-No, el mismo. ¿Que te trae a un lugar como éste?-dijo Zeke

-Bueno yo podría decirte lo mismo-argumentó Troy

-Cierto pero necesito dinero para poder pagar un curso de repostería de diseño y mi trabajo actual no me llega así que he tenido que buscar este trabajo complementario tres noches a la semana-dijo Zeke

-Sigues con eso-soltó Troy sin ganas, lo que menos quería en ese momento era hablar del pasado y lo acontecido hasta ese momento

-Si, trabajo de repostero en una tienda de postres y cafés. ¿Y tu qué?-dijo Zeke

« Sera... carajo no quiero andar hablando de eso pero no me queda más opción, a él menos le diré como me van las cosas  »

-Trabajo como ayudante del entrenador de un equipo local de baloncesto en California-dijo Troy

-Me alegro, es un paso para llegar lejos-dijo Zeke

-Si, lo es-dijo Troy ya harto de la conversación, no dejaba de verle a la cara-Me traes otro whisky

-Desde cuando bebes, creo que no deberías...-dijo Zeke, que estaba sorprendido, no se podía creer lo que veía, lo miraba y le costaba reconocer a su viejo amigo, Troy no bebía, nunca lo había hecho, se dijo para si mismo

-Joder, sírveme de una puta vez, carajo-soltó Troy empezando a sentirse enfadado-Que mierda esperas

-Bien, de acuerdo-dijo Zeke mientras le servía su copa, estaba todavía más sorprendido por como se estaba comportando Troy, no era típico de él-Aquí tienes

-Ahora pirate-dijo Troy ya furioso, tenía unas ganas de meterle unas ostias por metiche, que mierda le importaba su vida, la vena de la frente empezaba a hincharse debido al cabreo-Estas sordo o te lo haces

Zeke se largó y Troy volvió a hundirse en la bebida, estaba tan tranquilo hasta que ese memo había venido a tocarle los huevos, mientras disfrutaba de su novena o décima copa un hombre se acercó a él y se sentó a su lado, el hombre se veía un mingurria comparado con Troy, en esos cinco años a pesar de seguir midiendo lo mismo había aumentado su musculatura, así como su fuerza y eso le daba ventaja, sin olvidar que tenía muy buenos reflejos, todo iba bien cuando el hombre empezó a molestar a una chica que acababa de llegar a la barra, Troy pasaba de eso, no era asunto suyo pero después de acosarla le había tirado la bebida a él en la camiseta y sin importarle nada se le echo encima, se pelearon hasta que Troy se cansó, tenía la mano sangrando y ese tipo estaba fatal, después se fue de aquel bar, se sentía algo mareado, sin embargo regresó a casa, sus padres dormían tranquilamente, camino a hasta su habitación y se dejo caer en la cama.

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NOTA

Este capítulo va dedicado a Anggtoledo por animarme a publicar y apoyarme siempre, también porque a las dos nos encanta Zashley y la parejita Troy y Sharpay.

Ella acaba de publicar una nueva historia, Sam&Cat, pasaos a leerla, también sus otras historias os engancharan.

Se despide hasta el próximo capítulo

PriorSalvatore

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