Capítulo 14: "Resistiendo"

CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesteros

Pov's Lía.

 
Llego a mi trabajo y me pongo rápidamente manos a la obra para terminar todo hoy. No me sentía especialmente bien, los cólicos que sentía eran más fuertes que los síntomas premenstruales, pero supongo que este mes iba a doler un poco más la menstruación.  
 
Maldito Andrés.  
 
Últimamente estoy sintiéndome mal, muy seguido me duele el vientre, la cabeza y mis pechos están más sensibles, sufro de constantes contracturas, necesito un masaje.  
 
Ahg, Matt da los mejores masajes.  
 
Si, aunque odiara que mi mente me recordara todo el tiempo lo maravilloso que era Matt, no podía negarlo, él tenía unas buenas manos para tantas cosas. Muerdo mi labio recordando sus manos sobre mi piel, sobre mi entrepierna.  
 
Lía, concéntrate, estás en el trabajo.  
 
No podía evitar excitarme cada que pensaba en Matt, lo extrañaba mucho, hace ya un mes que tuve sexo delicioso con él por última vez.  
 
Sí, llevaba la cuenta, así de mal estoy.  
 
—Lía —Salgo de mis pensamientos cuando Lissa me habla —¿Qué tal bonita? —Deja un beso en mi mejilla.  
 
—Hola, Lissa.—Trato de darle una sonrisa consiguiendo solo una mueca por parte de ella.  
 
—Veo que nada bien.—Ríe y se trae una silla para sentarse a mi lado —¿Te sientes mal?— Pregunta un poco preocupada.  
 
—Si, no es nada, solo cólicos, supongo que voy a menstruar pronto.—No me importaba hablar de mi menstruación, era un tema común que vivíamos todas las mujeres todos los malditos meses, para mi no debía ser tabú.  
 
—¿Segura? —Indaga —El otro día también te sentías mal, ve a un médico.—Sugiere.  
 
—Si, eso iba a hacer si empeoraban los síntomas.—Suspiro —¿Y tú cómo vas? — Acomodo mi cabello detrás de mis orejas tratando de olvidar mis dolores, prestándole atención a mi amiga.  
 
—Ay, si eso. Venía a contarte algo fantástico. —Empieza a aplaudir como niña pequeña, se le ve muy contenta.  
 
—¿Qué te sucedió? —Río y se abanica la cara cuando se pone roja.  
 
—¿Estás lista? —Pregunta y asiento desesperada —¡Jake me propuso matrimonio! —Chilla y señala su dedo que está decorado con un hermoso anillo.  
 
—¡Oh, por dios! —Grito también. Nos fundimos en un abrazo —¿Cómo, cuándo, dónde? —Pregunto feliz por la castaña.  
 
Lissa y Jake se conocieron en la universidad; conozco a Jake, a veces cuando iba a casa de Lissa hablaba con él, es un buen chico, se nota que la ama y ella a él.
 
—Él me lo pidió ayer por la noche. —Tiene una sonrisa que va de oreja a oreja —No me lo esperaba, él me llevó a la playa y luego de comer me lo pidió.—Sus ojos se iluminan — Fue perfecto.—Susurra con una risita boba.  
 
—Oww, Lissa, estoy súper feliz por ti —Era cierto, Lissa hacia mucho que quería casarse, siempre me decía cuando almorzábamos que su esposo seria Jake  — ¿Cuándo será la boda? —Pregunto sonriente.  
 
—Aún no lo sé.—Habla rápido pero feliz —Son tantas cosas en que pensar. — Vuelve a abrazarme y yo lo hago también — ¡Ay, estoy tan feliz! Es como si estuviera en un cuento de hadas.—Dice.  
 
—Ya veras, todo te va a quedar hermoso, justo como en un libro.—Le guiño el ojo.  

 
 
. . .  

 
 
Hace más de dos horas terminó el tiempo libre para almorzar, comí con Lissa, fuimos a un bar cercano para así también poder hablar más sobre la propuesta de Jake. En cuanto terminamos nos despedimos y cada una se fue a hacer su trabajo.  
 
Tomo mi teléfono cuando le llega un mensaje.   

 
David: buenos días  
(Foto)  
 
M

uero de amor cuando veo la foto de la pequeña Sarah dormidita entre los brazos de su padre, ella es tan bonita.  
 
David se había ido a Londres una semana después de que salimos, decidimos seguir en contacto, quería ver cómo le iba y también saber sobre Sarah, siempre me gustaron los bebés pero a Sarah le había agarrado mucho cariño.  

Lía: Hola, preciosa, hola, David.  
 
 
Hablamos por un rato más mientras hacía mi trabajo fueron una buena distracción de mi tediosa mañana.
 
David me manda muchas fotos de Londres y de su bebé, hablamos sobre su universidad, y sobre lo difícil que le fue contratar a una niñera, no porque no encontrara, solo que no le hace mucha gracia que alguien más esté con su hija, ya que él quiere estar todo el tiempo con ella, pero no la puede llevar a la universidad, así que decidió contratar a una chica.  
 
Son las 7: 40 p.m, todavía tengo trabajo que hacer, me enfoco para terminar rápido, a las 8:30 termina mi turno, si no lo termino hoy, tendré que hacerlo mañana.  
 
No puedo evitar sentirme incómoda cuando los dolores vuelven, definitivamente debía ir al médico.  

 
Matt: Lía yo estoy saliendo
¿Quieres que te lleve?  
 
Lía: si quieres ve, yo todavía no termino de trabajar, si no llego a completar todo seguro salga a las 8:30.  
 
Matt: Te espero, solo son
unos minutos.  

 
En cuanto termino el último balance guardo mis cosas, ya no quedaba casi nadie en la oficina. Lissa se había despedido hace rato.  

Acomodó mi falda y desabrocho los dos primeros botones de mi camisa, tenía mucho calor. Acomodo mi desordenada cabellera detrás de mis orejas para después emprender camino a el ascensor.  
 
Una vez dentro, la puerta del ascensor se está cerrando cuando una mano impide ese acto dando paso a Brad, mi compañero de trabajo.
 
—Hola, lindura.—Dice dándome una sonrisa de lado.  
 
—Hola, Brad —Saludo lo más normal que puedo para que no crea que le esté coqueteando.  
 
—¿Qué tal el trabajo hoy? —Pregunta, quien pudiera tener su energía a estas horas.

—Bien —Digo estirando mi espalda para sonar mis huesos, de verdad estaba agotada —¿Y a ti cómo te fue? —No quería tratarlo mal, así que le seguí la conversación.  
 
—Bien, pero me iría mejor si aceptarías tomar un trago conmigo ahora. —Dice, ¿seductor? y ahí está el Brad que conozco, era raro que no lo haya dicho antes.  
 
—Creo que tuvimos esta conversación antes —Pongo mi mano sobre mi mentón como si estuviera pensando, él asiente rodando los ojos. —Ahora no puedo —Digo para no rechazarlo directamente, ya lo había hecho antes pero parece no funcionar.  
 
—¿Por qué? —Pregunta un poco frustrado —No entiendo, Lía ¿Por qué no quieres salir conmigo? —Se pasa las manos por el pelo.  
 
—Porque tú no quieres salir en plan amigos. —Le explico.  
 
—Ah, tienes razón. —Sonríe de lado —Vamos, anímate ¿Temes no resistirte a mis encantos? —Wow, tiene un gran ego.  
 
—No, me están esperando. —Hablo cuando el asesor se abre, él comienza a caminar detrás de mi hasta la entrada.  
 
—Sólo una cita. —Pide y ya me estaba cansando. Busco con la vista a Matt y lo veo apoyado en su auto.  
 
—No...Puedo —Digo ahora mirándolo a él.  
 
—¿Tienes novio? ¿Es eso? —Pregunta agarrando mi brazo cuando me quiero ir impidiendo que lo haga.  
 
—Sí, yo soy su novio ¿Algún problema? — Escucho la voz de Matt a mis espaldas haciendo que mi corazón de un vuelco al escuchar la palabra "Novio".  
 
—¿Matt Villar es tu novio? —Pregunta extrañado. Matt siempre quiso ir a poner a Brad en su lugar cuando me molestaba, pero siempre le dije que me podía defender sola.  
 
—S-si, ahora suéltame —Tiró de mi brazo soltándome de Brad. Matt sigue detrás de mí, no ha dicho nada pero puedo sentir el calor de su cuerpo cerca del mío.  
 
—Adiós.—Dice Brad acomodándose su saco sin dejar de hacer contacto visual con Matt, se da vuelta y desaparece.  
 
—¿Estás bien, cielo? —Pregunta Matt. Me doy vuelta con una sonrisita boba en la cara, todavía seguía perdida en cuanto dijo "Novio".  
 
—S-si, si gracias —Me atraganto con las palabras cuando deja un beso húmedo en mi mejilla —¿Vamos? —Pregunto sintiendo la cara roja, tratando de calmar mi sed de sexo, estaba en plena calle. 
 
Maldita calenturienta.  
 
—Vamos.—Sonríe con esa maldita sonrisa que me da cosquillitas en el estómago.  
 
Subimos al auto, me abrocho el cinturón y aprieto el reproductor de música para escuchar algo, necesitaba relajarme ya que siempre que estaba a solas con Matt se podía sentir la tensión sexual.  
 
—Mañana me voy.—Suelta de repente haciéndome volver la vista del camino a él.  
 
—¿A..., dónde? —Pregunto cautelosa por miedo a la respuesta.  
 
¿Quizás a vivir con su futura esposa?
 
—Tengo mi primera junta en Florencia en representación de la empresa.—No puedo evitar que mi pecho se llenase de felicidad al ver la sonrisa de Matt. Él está muy emocionado, lo sé, toda su carrera estuvo preparándose para este momento, cumplir su función como jefe —.Vuelvo en dos semanas —Y ahí es cuando mi sonrisa se borra.  
 
¿Tanto tiempo?  
 
—Wow, qué maravillosa noticia.—Pongo mi mejor sonrisa cuando él voltea a verme en busca de una respuesta, me ponía triste que se vaya, pero feliz que cumpla su sueño.  
 
—Lo sé, mi padre me lo dijo la otra vez cuando vino a mi oficina a buscar los papeles del contrato. —Sonríe como un niño y yo solo quiero abrazarlo, pero me contengo cuando él habla sobre el contrato, nunca hablaba de aquello era raro así que aproveché.  
 
—¿Y cómo va lo del contrato? —Pregunto lo más desinteresada posible.  
 
—Bien, hace un par de semanas hablamos con Melissa e hicimos algunos ajustes al trato.—Dice y lo veo muy relajado hablando de esto conmigo, quizá ya le gusta Melissa por eso hace unos días que no intenta nada conmigo. Debería sentirme feliz porque él se enamore de su mujer y yo pueda seguir mi camino, pero lo único que puedo sentir es una opresión en el pecho.  
 
—¿Qué tipo de ajustes? —Él me mira con una ceja alzada —Si se puede saber.— Aclaro mi garganta, él vuelve a mirar el camino.  
 
—Mi padre nos permitió cambiar cosas para que ambos estemos de acuerdo y queramos firmar —Explica —Ella propuso cosas y yo también. —Quiero detalles Matt, quise decir —Es una chica buena, creo que nos llevaremos bien.—Dice y siento los celos recorrer todo mi cuerpo.  
 
Cálmate, Lía, ella será su esposa.  
 
—Oh, qué bueno.—Hablo bajito pero con una sonrisa que es más una mueca. 
 
—Sí, ella quiere que nos casemos dentro de un año, así tendremos tiempo de conocernos mejor. —Llegamos a nuestro edificio pero ambos nos quedamos dentro del auto — ¿Sabes cuál es la mejor parte? —Pregunta girando su cuerpo hacia mí, niego —Que nos negamos a la cláusula de fidelidad.— Estamos ahora ambos enfrentados, sus ojos bajan a mis labios y luego disimuladamente s mi escote, se muerde el labio haciendo que ahora yo miré los suyos.  
 
Mierda, por qué es tan caliente.  
 
—¿Y por qué? —Cada vez estamos más cerca, nuestros labios casi rosan. Puedo sentir su embriagador aroma, justo cuando sus labios se están por posar sobre los míos, él habla.  
 
—Por qué no nos amamos —Susurra.
 
— Eso no lo sabes quizás... — Mi respiración se agita a causa de su cercanía.  
 
—No puedo amarla cuando mi corazón ya el pertenece a alguien más. —Ambos nos quedamos quietos.  

¿Él amaba a alguien más? Joder sentí mi pecho estrujarse.  
 
—Creo que debemos entrar. —Susurro separándome mientras contengo mis lágrimas, él asiente para luego bajar al igual que yo.  
 
En cuanto entramos al apartamento rápidamente me deshago de mis tacones de trabajo para tirarme a el sillón seguida por Matt que solo se me queda viendo, suelto un gemido de dolor cuando siento una puntada en mi espalda.  
 
—Mierda. —Me quejo.  
 
—¿Qué pasa? —Pregunta sentándose en el sillón mientras se deshace de su corbata.  
 
—Mi espalda de nuevo.—Desde pequeña tenía problemas de contracturas muy fuertes en mi espalda por lo cual mis padres me llevaban a que me hagan masajes para aliviar mis dolores, la cosa es que desde hace mucho dejé de ir.  
 
Matt se levanta y me deja sola en el salón confundida, lo veo volver después de un rato por el pasillo con un aceite para masajes en sus manos.  
 
—Desnúdate. —Levanta sus mangas hasta sus codos mientras habla.  
 
—¿Eh? —Pregunto un poco asustada, sé que no lo voy a resistir.  
 
—Que te desnudes, te haré unos masajes. —Se pone de cuclillas al lado del sillón quedando a mi altura.  
 
—N-no, no es necesario yo lo aguanto. — Por favor que se lo crea.  
 
—Vamos Lía, no va a ser la primera ni la última vez que te vea sin ropa.—Dice serio. Le doy la razón a mis adentros.
  
—Suenas muy seguro. —Río sarcásticamente sentándome en el sillón dejándolo entremedio de mis piernas.  
 
—Estoy seguro de ello.—Dice apoyando sus manos en mis muslos desnudos, haciendo que me recorra un escalofrío. Sus manos suben hasta mi camisa llegando a los botones. Está sentado sobre sus rodillas su cara a la altura de la mía, sus ojos observándome pidiendo permiso para desabrocharlos, asiento y sus dedos hacen lo suyo, en cuanto me doy cuenta estoy solo en sujetador. —Recuéstate —Dice sobre mis labios, hago lo que dice me acuesto boca abajo con mi cabeza sobre mis manos y con mi pollera todavía cubriendo mi trasero. Siento como se posiciona detrás de mi sentándose donde termina mi trasero , escucho como frota sus manos entre sí para calentar el aceite, finalmente sus manos se posan en mi espalda baja haciendo un poco de presión dibujando círculos con sus dedos a lo largo de mi columna.  
 
—Mmh... —Suelto sin darme cuenta, este hombre sí que sabe hacer masajes. Llega hasta mis hombros para masajearlos, reparte masajes por toda mi espalda. Siento como su torso más cerca del mío, su cuerpo caliente su respiración en mi nuca, su nariz llega a mi cuello y mi respiración es cada vez más pesada, siento como aspira sobre mi cuello.  
 
—Siempre amé tu aroma. —Su voz es lujuriosa y ronca —Tú perfume, siempre me pone duro. —Contuve un gemido cuando se acomoda chocando su erección con mi trasero, para después seguir con sus masajes. suspiro.  
 
Ahg, solo quiero que me arranque el resto de mi ropa y me folle.  
 
No puedo pensar con claridad si lo tengo así tan cerca, sintiendo su perfume, teniendo una abstinencia de semanas, con mis hormonas súper revolucionadas.  
 
Sigue masajeando mi espalda con su cuerpo cerca del mío, haciéndome desearlo, sintiendo mi humedad crecer cuando sus labios se encuentran con mi nuca enviando corrientes hasta mi centro. El aceite es comestible con gusto a vainilla, ese aceite fue un gran compañero. Comienza a besar mi nuca y parte de mi cuello sacándome suspiros mientras lo dejo hacer lo que quiera conmigo, sus besos bajan por mi espalda hasta el principio de mi trasero para volver a subir creando escalofríos mientras besa chupa y muerde toda mi piel.  
 
—Umh... —Ronroneo. Me maldigo inconscientemente, la humedad entre mis piernas ya era insoportable, las aprieto tratando de calmar el dolor de mi centro.  

Siento mi piel arder. De pronto sus labios ya no me tocan, sus manos siguen masajeando como si no hubiera pasado nada, como si no me hubiera puesto como una moto, puedo sentir su miembro cerca de mi trasero, me muevo por puro instinto. Tenía la cabeza en otro mundo en donde Matt y yo seguíamos igual que antes.  
 
—¿Qué sucede, preciosa? —Pregunta en tono juguetón mordiendo el lóbulo de mi oreja, cuando pego mi trasero a su erección, no contesto solo puedo pensar en restregarme contra él, deja de masajearme para apoyar sus manos a los lados de mi cuerpo dejándome restregar mi trasero en su erección mientras se dedicaba a besar mi cuello, llenándolo de besos mojados que me hacen suspirar. Siento mi corazón latir desesperado al igual que mi entrepierna deseosa de contacto.  
 
Una última vez, mañana se ira y no lo veré por dos semanas, cuando vuelva dejamos todo como está. 
 
—A la mierda.—Digo girándome todavía debajo de Matt para lanzarme a sus labios sintiendo como él me recibe gustoso. Enredo  mis dedos en su cabello tironeando un poco.—Uhm.. —Suspiro sobre su boca envolviendo con mi pierna su cadera empujándola hacia mí para crear fricción, él comienza unas dulces embestidas entendiendo mi pedido.  
 
Su mano recorre mi cuerpo hasta uno de mis pechos estrujándolo, haciendo que mi tanga  siga acumulando más fluidos, su beso me embriaga me tiene perdida. Extrañaba sus dulces labios tan rosados y apetecibles, su lengua, la que tantas veces me llevó al orgasmo juega con la mía.  

Se separa para besar mi cuello yo solo puedo suspirar no estaba en condiciones de pensar teniendo su perfume tan embriagador abrazándome. Me quejo cuando deja de chocar su erección contra mi mojada vagina. Su mano se pierde dentro de mi falda llegando por encima de mis bragas.  
 
—¿Aquí? —Pregunta comenzando a trazar círculos sobre mi clítoris, asiento. Solo puedo cerrar los ojos y sentir sus caricias soltando varios gemidos —¿Te da gusto que te toque aquí? —Abro más mis piernas y comienzo a mecer mis caderas, gimiendo alto cuando su mano se adentra en mis bragas, sintiendo más delicioso el contacto directo.— Respóndeme, Lía. —Muerde mi labio inferior haciéndome estremecer.
 
—S-si, ah... —Sigue besando mi cuello llegando a mis pechos. Justo cuando estoy más perdida nuestra burbuja sexual es explotada.
 
—Mierda.—Él maldice y nos quedamos quietos cuando escuchamos se teléfono sonar. Lo veo mirarme.  
 
—Atiende. —Digo levantándome como rayo cuando él se quita de encima, salgo corriendo a mi habitación.  
 
¡Uf! Salvada por la campana.  
 
Soy estúpida, ¿cómo puedo dejarme llevar así?. Basta, debo ponerme firme, sé que Matt es mi debilidad pero debo pensar en mí.  
 
Me tiro a la cama tratando de calmar mi respiración, siento un poco de frio y ahí es cuando me doy cuenta que solo estoy en sujetador y con la falda del trabajo, me levanto y cambio mi topa por un pijama cómodo, vuelvo a tirarme a la cama mirando el techo.  
 
Ahg, ni siquiera traje mi teléfono.  
 
Estaba aburrida mirando el techo, todavía tenía muchos dolores, ni siquiera me acuerdo cuando me tiene que venir, me levantó a buscar mi calendario, tenia uno de papel y otro en mi celular pero como estaba don cachondo afuera prefiero buscar el de papel en mis cajones.  

Cuando por fin lo encuentro me siento en la cama buscando el día que marque marqué, sintiendo un frio recorrer por toda mi espalda y mi corazón acelerarse del miedo cuando veo la fecha, mi periodo se atrasó una semana, me quedo quieta sintiendo que estoy al borde de una crisis.  
 
No, no puede ser, debe de estar mal el calendario.  
 
Trato de buscarle el lado lógico pero nada, saqué la cuenta desde la última menstruación y la del calendario está bien, nunca se me había atrasado el periodo, siempre fui puntual como reloj.  
 
No te asustes, puede ser normal.  

Puede ser estrés.
 
Tomo una bocanada de aire tratando de calmar los temblores de mi cuerpo.  
 
—No, no puedes estar embarazada, claro que no.—Repito una y otra vez para mí misma tratando de convencerme.  
 
No te enrolles, Lía, sabes que es casi imposible.  
 
Casi, tú lo dijiste.  
 
En cuanto logro calmarme guardo mi calendario evitando pensar en el tema, por lo menos hasta mañana que era sábado y no trabajaba, mañana tendré tiempo para pensar, Me tiro en mi cama. 

Matt no llamó a mi puerta, luego de terminar la llamada lo oí entrar a su habitación, supongo que me quería dar espacio, se lo agradecía. Di vueltas por más de dos horas antes de caer rendida.  

 
______________  
 
N/A: Espero que les haya gustado si así es vota, comenta y seguime que me ayudas mucho. 
Les dejo abajo el ig del libro (en donde dejo muchos memes y curiosidades de mis libros) 

 
-Aldi🥀 

CRÉDITOS A EDITORA: @Natalia_Ballesteros 

         

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top