Capítulo 33 : Un matrimonio artístico
Un Matrimonio Artístico
El sol se alzaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados, mientras Valentina se miraba en el espejo del vestidor. El vestido de novia, delicadamente bordado con flores que parecían cobrar vida, caía con gracia sobre su figura. Cada puntada había sido un acto de amor, un reflejo de la dedicación que había puesto en su arte a lo largo de los años. Esa mañana, todo el esfuerzo había valido la pena.
“¡Valentina!” exclamó Clara, asomándose por la puerta. “¡Estás radiante! Pareces una obra maestra”.
Valentina sonrió nerviosamente. “Gracias, Clara. No puedo creer que hoy sea el día. ¿Realmente está todo listo?”
“Todo está perfecto”, respondió Clara, ajustándose el cabello. “Los invitados ya están llegando y el lago se ve espectacular. La decoración es simplemente mágica”.
Valentina sintió una mezcla de emoción y ansiedad. “¿Y Lucas? ¿Está bien? ¿No se ha puesto nervioso?”
“Lo vi hace un rato con los chicos. Estaba intentando no pensar en el hecho de que se va a casar contigo”, bromeó Clara, riendo. “Pero no te preocupes, está emocionado. Todos lo estamos”.
“Es tan surrealista”, murmuró Valentina, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. “Desde aquel día en el lago hasta ahora… nunca imaginé que llegaríamos a este momento”.
“Y lo hemos hecho juntos”, dijo Clara, acercándose para abrazarla. “Recuerda, este es solo el comienzo de una nueva aventura”.
Con esas palabras resonando en su mente, Valentina respiró hondo y salió del vestidor. Cada paso hacia el lago era un eco de sus sueños compartidos, de todas las risas y lágrimas que habían vivido juntos.
Al llegar a la orilla, su corazón se llenó de alegría al ver la decoración: el lugar estaba transformado en un verdadero paraíso artístico. Los árboles estaban adornados con cintas de colores vibrantes y globos que flotaban suavemente al viento. Mesas cubiertas con manteles de lino blanco estaban dispuestas alrededor del lago, cada una decorada con pequeños jarrones llenos de flores silvestres.
“¡Wow!” exclamó Valentina, asombrada por la belleza del lugar. “Es aún más hermoso de lo que imaginé”.
“Todo es gracias a tus amigos”, respondió Clara, señalando a un grupo que trabajaba incansablemente en los últimos detalles. “Ellos han puesto su corazón en esto”.
Valentina sintió una oleada de gratitud hacia cada uno de ellos. “No podría haber pedido mejores amigos ni un mejor lugar para casarme”.
Mientras la música suave comenzaba a sonar, Valentina se encontró con la mirada de Lucas al otro lado del lago. Él estaba rodeado de sus amigos, vestido con un traje elegante que realzaba su porte y su sonrisa radiante. En ese instante, todo lo demás desapareció; solo existía él y la conexión inquebrantable que compartían.
“Es hora”, dijo Clara, tomando la mano de Valentina. “Vamos a hacer que este momento sea inolvidable”.
Con el corazón palpitante, Valentina comenzó a caminar hacia el altar improvisado, decorado con lienzos pintados por ellos y otros compañeros artistas. Cada obra contaba una historia, un fragmento de su viaje juntos.
Lucas la observaba acercarse, y sus ojos se llenaron de amor y admiración. Cuando finalmente se encontraron frente a frente, el mundo a su alrededor se desvaneció; solo existían ellos dos.
“Te ves increíble”, dijo Lucas, su voz suave como un susurro.
“Y tú estás deslumbrante”, respondió Valentina, sintiendo cómo las mariposas revoloteaban en su estómago.
El oficiante comenzó la ceremonia, hablando sobre el amor y la creatividad que une a las almas gemelas. Valentina y Lucas intercambiaron miradas llenas de complicidad mientras escuchaban las palabras que resonaban en el aire.
“Hoy celebramos no solo su amor, sino también su compromiso de apoyarse mutuamente en cada paso del camino”, dijo el oficiante con una sonrisa cálida.
“Prometo amarte en cada trazo que dibujes en nuestra vida juntos”, comenzó Lucas, su voz firme pero llena de emoción. “Prometo ser tu compañero en cada aventura artística, en cada risa y en cada lágrima”.
Valentina sintió cómo las lágrimas acudían a sus ojos al escuchar esos votos tan sinceros. “Y yo prometo ser tu musa y tu apoyo”, dijo ella, su voz temblando ligeramente. “Prometo celebrar cada uno de tus logros y ser tu refugio en los momentos difíciles”.
Los amigos y familiares presentes sonrieron al escuchar las promesas que se hacían el uno al otro; sabían que estaban presenciando algo verdaderamente especial.
“¿Tienen anillos para intercambiar?” preguntó el oficiante.
Clara apareció en el momento justo con una bandeja decorada con flores donde reposaban los anillos. Lucas tomó el anillo y lo deslizó suavemente en el dedo de Valentina.
“Con este anillo, te elijo hoy y siempre”, dijo Lucas con fervor.
Valentina tomó el otro anillo y lo colocó en el dedo de Lucas. “Y con este anillo, te prometo mi amor eterno”, afirmó con voz firme.
La multitud estalló en aplausos y vítores mientras el oficiante sonreía ampliamente. “Ahora, por el poder que me ha sido conferido, los declaro marido y mujer. ¡Pueden besarse!”
Lucas se inclinó hacia Valentina y sus labios se encontraron en un beso lleno de amor y promesas. El mundo a su alrededor estalló en vítores y risas mientras los globos flotaban aún más alto en el cielo azul.
Al separarse, Lucas tomó la mano de Valentina y juntos comenzaron a caminar hacia sus amigos, quienes los rodearon con abrazos y felicitaciones.
“¡Felicidades!” gritó Clara mientras saltaba de alegría. “¡Han hecho esto posible!”
“Gracias por todo”, dijo Valentina con una sonrisa radiante. “No podríamos haberlo hecho sin ustedes”.
La celebración continuó con música y baile junto al lago. Valentina y Lucas compartieron su primer baile como esposos bajo un arco iris de luces titilantes que iluminaban la noche.
“Esto es perfecto”, susurró Lucas mientras giraban lentamente al ritmo de la música.
“Sí”, respondió Valentina, sintiendo cómo su corazón se llenaba de felicidad. “Nunca imaginé que podría ser tan hermoso”.
Mientras bailaban, los amigos se unieron a ellos en la pista improvisada junto al lago, creando un ambiente festivo lleno de risas y alegría.
“¡Vamos a pintar algo juntos!” sugirió Clara entusiasmada mientras tomaba pinceles y lienzos que habían preparado para esa noche.
“¡Sí! ¡Eso sería genial!” exclamó Lucas.
Valentina miró a su alrededor y vio cómo todos comenzaban a sumergirse en la pintura, creando un mural colectivo que representaría la unión de sus vidas artísticas.
“Esto es lo que siempre soñé”, dijo Valentina mientras tomaba un pincel y comenzaba a pintar junto a Lucas. “Crear algo hermoso con las personas que amo”.
Lucas sonrió mientras elegía colores vibrantes para plasmar sus sentimientos en el lienzo. “Cada trazo es una historia; cada color representa un momento compartido”.
Así pasaron la noche, riendo, bailando y creando juntos. Las risas resonaban entre los árboles mientras los colores del mural empezaban a cobrar vida bajo las estrellas.
“Este será nuestro legado”, dijo Valentina mirando el mural que crecía ante ellos. “Un símbolo de nuestro amor y amistad”.
“Y siempre recordaremos este día”, añadió Lucas mientras aplicaba un toque final al lienzo. “Cada vez que miremos esta obra, recordaremos lo felices que somos juntos”.
Cuando finalmente la noche llegó a su fin y los últimos acordes musicales se desvanecieron en el aire fresco del lago, Valentina miró a Lucas con gratitud infinita.
“Gracias por hacer realidad mis sueños”, le dijo ella sinceramente.
“No, gracias a ti por ser mi inspiración”, respondió él con una mirada profunda. “No puedo esperar para ver qué nos espera en esta nueva aventura”.
Con los corazones llenos de amor y esperanza, los recién casados se abrazaron bajo el manto estrellado del cielo nocturno. Sabían que este era solo el comienzo de una vida llena de arte, pasión y aventuras compartidas.
Mientras los últimos globos flotaban suavemente hacia las estrellas, Valentina y Lucas se dieron cuenta de que su amor era como una obra maestra: única, vibrante y siempre en evolución. Y así comenzaba su viaje juntos como esposos; un viaje donde cada día sería una nueva oportunidad para crear algo hermoso juntos.
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