Capítulo 83.- Una porrista menos

Semanas después - Entrenamiento de las porristas.

— ¡DIOS! ¡BASTA POR FAVOR! ¡NO PUEDO MAS! —Minju se dejó caer al césped.

— Que alguien me repita porque se nos ocurrió esta idea, no creo poder hacer un salto más —Hye-won se dejaba caer al lado de su hermana.

— NO CREO PODER MOVERME NUNCA MAS EN MI VIDA. EN SERIO, LLAMEN A UNA AMBULANCIA O ALGO POR EL ESTILO. DE AQUÍ NO ME LEVANTO —Sakura se unía a sus hermanas atrás suyo se tiraba Andrea que directamente no tenía ni fuerzas para quejarse.

— Hay que hacer algo —opinó Hye-won.

— Busquemos una forma de echarla... ¡YA SE! —Sakura tenía una idea— Podemos ir a decirle a la directora que la entrenadora nos hace tomar algún tipo de energizante o algo así, cosas siempre asustan a todos los maestros —sus hermanas giraron los ojos, Ji-woo no tenía ni fuerzas para girarlos.

— No podemos acusar a nuestra propia madre de darnos drogas Kura — Mientras Hye-won defendía a su madre se cubría los ojos con su propia mano por el sol.

— Vamos a tener que tomar medidas más extremas entonces —Opinó Minju.

— ¿Crees que es necesario? —indagó su melliza.

— No queda otra Hye-won —respondió.

— Estoy de acuerdo —La respaldó Sakura— Hay que hablar con mami Tzu —concluyó adivinando las intenciones de sus hermanas.

— ¿Alguien sabe dónde está mi hermana? —preguntó el patito una vez que recuperaba el aliento.

— Pensábamos que tú sabías —contestó Minju— La esperamos donde siempre, pero como no apareció y como la nueva coach nos hace correr vueltas extras por cada minuto que llegamos tarde, nos vinimos sin ella —Le contó a su prima.

— Mhhm —Alguien se aclaraba la garganta enfrente de cuatro cuerpos con cabezas rubias que estaban tiradas en el pasto.

Al mismo tiempo las cuatro miraron para arriba y se encontraron con Dahyun mirándolas con gesto serio y con sus brazos en la cintura.

— La entrenadora dice que ya pasó el tiempo de descanso, y que si no levantan sus traseros el próximo entrenamiento va a venir acompañada otra vez de la tía Momo —Informó la mas pequeña de las Chou Minatozaki haciendo que las chicas se levantaran rápidamente. Ninguna quería revivir el peor entrenamiento de sus vidas. El dúo Samo debería estar prohibido en la animación.

— Dahyun... ¿Cuánto tiempo va a durar estar tortura? —ya estaban exagerando.

Dahyun miró a lo lejos como su madre discutía con una de las porristas que durante el entrenamiento había demostrado no tener la fuerza suficiente para levantar a sus compañeras. Sana le estaba armando una rutina en el gimnasio verbalmente.

— Espero que pronto —dijo la pequeña no muy contenta con la actitud de su madre— Y eso que yo solo lo sufro desde afuera —Aclaró mientras acariciaba la espalda de Sakura dándole fuerzas. Ser la asistente de la coach no era tarea fácil tampoco.

— ¿Alguien sabe dónde está Yunjin? Mamá está que trina porque le falta su capitana —contó recibiendo la negación de las demás.

— USTEDES CUATRO —las llamó Sana— TIENEN CINCO VUELTAS ADICIONALES POR TOMARSE MAS MINUTOS DE DESCANSO —Sana se había cansado de esperar a sus hijas y sobrina— Y AHORA LAS QUIERO VER A TODAS CORRIENDO ANTES DE IRSE A LAS DUCHAS —ordenó mientras se acercaba al lobito— ¿Averiguaste algo de Yunjin? —Le preguntó preocupada.

— No saben nada —Contestó.

— Ve a contarles las vueltas—le indicó Sana a su hija menor, mientras iba a su bolso a buscar su celular. Le llamaba demasiado la atención que su sobrina no le hubiera avisado que iba a perderse el entrenamiento. Yunjin tenía permiso para llegar unos minutos tarde debido a que estaba tomando cursos avanzados para poder entrar a la universidad a estudiar abogacia como Momo, pero generalmente llegaba a tiempo. La rubia miró a sus porristas correr mientras se quitaba la idea de llamar a Momo, mejor averiguar antes que preocupar a su amiga.

— ¡SAKURA! VAS AL FONDO DEL GRUPO. POR TU POSICIÓN DEBERIAS ESTAR ENCABEZANDOLO —desde lejos podía leer los labios de su hija murmurando algo.

— Parece que alguien no tuvo sexo con la morena caliente anoche —Marisa había llegado trotando cerca de las mellizas para hacer ese comentario.

Lejos de ofenderse las mellizas se miraron y se echaron a reír— ¿Las viste desde tu cuarto? —le preguntó Hye-won a su hermana ignorando a la malvada porrista.

— Para no verlas —Respondió el pececito— No se cual de las dos estaba agarrada de la palanca de las luces de cambio y cada dos por tres las luces se reflejaban en mi ventana —Al parecer Sana y Tzuyu habían tenido sexo automovilístico. Ambas habitaciones de las mellizas daban a la puerta de casa.

— ¿Sentiste el bocinazo? Porque yo fue lo último que escuche... me imagino que allí deben haber...

— ¡HYE-WON! Por más que parezca que estoy bien, no quiero saber cuando tienen un orgasmo mis madres por favor —la retó Minju.

— Como si tu y Minho no lo hicieran en nuestro auto —Ya había contado que las mellizas compartían vehículo.

— Cómo si tu y Yuri no lo hicieran en nuestro auto —se defendió Minju— Creo que ya he encontrado más de tres sujetadores de ella tirados por allí —Contó riendo ante la cara roja de su hermana.

— MARISA ¿POR QUE DEMONIOS HAS PARADO DE CORRER? —la voz de Sana se volvía a sentir— ME DEBES TRES VUELTAS MAS AL MENOS.... DAHYUN ¿ESTAS ANOTANDO? —Dahyun giraba los ojos. No podía esperar por llegar a su casa a hablar con su madre, Tzuyu iba a saber detener a la entrenadora.

Mientras tanto en casa Chou Minatozaki.

La casa hubiera estado en completo silencio si no fuera por las pequeñas risitas de Eunchae que se fugaban por cada rincón. No era una risa fuerte, al contrario era suave y casi rasposa como la voz de su mujer, pero Tzuyu nunca se iba a cansar de escucharla. De todas las mujeres de su vida, Eunchae era la que tenía la risa más parecida a la de Sana, casi iguales y eso a Tzuyu le encantaba.

Al contrario de su hija, la risa de Yoon Ah siempre fue algo que resaltaba en ella. La risa del cangurin podía hacer que cualquiera le prestara atención, la risa de su hija mayor era capaz de derretir paredes e inclusive era el arma mortal que Yoon Ah tenía contra la bestia.

El problema le llegaba a la morena a la hora de distinguir la risa de sus mellizas, porque si bien Minju y Hye-won eran bastante diferentes, ese sonido era casi idéntico. Y digo casi, porque solo Mina, la mujer que las tuvo en su panza por nueves meses podía distinguirlas. Tzuyu no sabía como la rubia lo hacía, simplemente bastaba que su esposa escuchara y las sabia diferenciar con exactitud. Muchas noches, cuando la morena y su esposa se quedaban fuera de hora mirando una película o haciendo otras cosillas más interesantes en el sillón, se podía sentir una risa larga, bien finita, muy similar a un chillido, que Tzuyu sabía que venía del pececito o del perezocito. "¿Cuál de las dos es? Es la pregunta que la deportista le hace a su esposa para que identifique el origen del sonido. Y es la sonrisa posterior que Sana hace la que enloquece a Tzuyu y por eso Tzuyu ama no poder identificar las risas de sus mellizas, solo por el placer de poder hacerle esa pregunta a su mujer.

Normalmente, si uno no conoce a Sakura, espera que salga de ella una risa estruendosa, desinhibida y sin freno, pero la realidad es que no es así. La risa de Sakura es totalmente opuesta a su personalidad, es tímida casi no se siente y no dura mucho tampoco. Pero lo que a Tzuyu le fascina de la risa del lechucín es que la siente todo el tiempo, no suele pasar mucho tiempo entre risa y risa y lo mejor de todo es que la risa de Sakura se acopla a las demás, la niña nunca deja que nadie se ría solo, ella siempre acompaña a la risa de los demás.

Y cuando la morena pensó que no podía existir otra clase de risa, nace su hija menor y le demuestra todo lo contrario. La risa del lobito es la ultima arma que la pequeña utiliza para conquistar a quien sea que tenga enfrente. Si la pequeña no logró lo que quería con sus besos, ni con sus caricias, ni mucho menos batiendo sus cejas, su risa sofisticada, melódica y seductora termina con las pocas fuerzas que te quedaban para resistir ante sus encantos.

Pero la risa de Eunchae no tiene nada en particular. La de la ovejita es especial, porque es la más parecida a la de Sana que la morena ha escuchado y porque le encanta escuchar esa risa, desde que el cangurin dejó a su hija a cargo de su abuela mientras ella trabajaba, Tzuyu no ha parado de hacer cosas para que Rosie se ría. Y si entre las cosas que más hacen reír a su nieta, está que ella y su abuela se ensucien todas comiendo postre de chocolate, entonces Tzuyu se ensucia toda comiendo postre de chocolate, y eso era exactamente lo que ambas estaban haciendo ahora mismo, comiendo postre de chocolate y embarrándose a más no poder.

— ¡ESTAS DESPEDIDA! —La puerta de casa se abría y la voz de Sakura interrumpía el jocoso momento de abuela y nieta. Fue muy gracioso ver como Eunchae y Tzuyu se miraron inmediatamente como diciendo "estas locas nos interrumpen la diversión"

— ¡TU NO PUEDES DESPEDIRME! —Esa era Sana.

— ¿A NO? PUES... PUES... VOY A JUNTAR EL VOTO DE TODAS MIS COMPAÑERAS Y CON ESO SI VOY A PODER DESPEDIRTE —protestó. En la cocina Tzuyu agarraba a su nieta para ir a ver el motivo de la discusión— QUEREMOS UN MUNDO SIN ENTRENADORAS DESPOTAS COMO TU — siguió la joven— QUEREMOS UN MUNDO DONDE SE PUEDA IR A TOMAR AGUA CUANDO UNA QUIERA Y NO CUANDO LA ENTRENADORA CONSIDERE QUE ESTAMOS A PUNTO DE DESHIDRATARNOS —Sakura era la representante sindical del grupo.

— ANTES DE QUE LO HAGAS, YO TE ECHO DEL EQUIPO —le advirtió Sana.

— NO PUEDES ECHARME, YO SOY EL ALMA DEL EQUIPO —se defendió la joven.

— ¡OYE! —Minju protestaba.

— Un poco de razón tiene Min —la calmó su melliza.

— ME DA LO MISMO QUE SEAS EL ALMA, ERES UN ALMA MUY LENTA PARA MI GUSTO —Justo cuando Sana decía esto, aparecían Tzuyu y Eunchae.

— TAL VEZ SI NO NOS HICIERAS CORRER TRESCIENTAS CUATRO VUELTAS, LAS ULTIMAS LAS HARÍA MAS RÁPIDO —la acusó su hija.

— TAL VEZ SI FUERAS MAS RAPIDA NO TE HARIA CORRER TANTAS VUELTAS — contestó la rubia mayor.

— TAL VEZ...

— ¡SILENCIO! —Tzuyu terminó la discusión.

Las cinco rubias en la sala giraron a prestarle atención a la morena, e inmediatamente empezaron a reírse sin parar. Las risas que volvían loca a la morena se combinaban en perfecta armonía. La única que trataba de parecer enojada era Dahyun, que se sentó en el sillón individual cruzando los brazos.

La deportista miró a su nieta y le vio toda la cara llena de postre de chocolate. La pequeña le mostró sus manos también sucias como queriéndole hacer acordar porque estaban divirtiéndose tanto antes de que las demás llegaran.

— Cariño —Sana se acercaba a ellas— Con toda la cara llena de chocolate, no tienes autoridad ante nadie —La rubia besó a su nieta y después a su esposa saboreando literalmente el beso. La rubia agarró a su nieta, le tocaba a ella disfrutar de la ovejita.

— ¿Por qué estaban discutiendo? —La morena obvio el comentario de su mujer y miro a sus hijas— No me gusta que le hables a tu madre así Kura —La retó— ¡Dejen de reírse! —Cada una de sus hijas trataba de aguantarse la risa como podía. Era muy difícil hablar seriamente con su madre llena de chocolate.

— Mamá nos explota —Kura aguantó la risa y acusó a su madre— Los entrenamientos son una tortura —empezaba el teatro— Corremos todo el tiempo, bajo el calor del sol —Sana rodaba los ojos ante la exageración de su hija— Descansamos poco y encima nos grita todo el tiempo —no tenía miedo a la hora de decirlo.

— No exageres Kura —le dijo Sana sentándose en el sillón.

— Pues... tal vez y solo tal vez... esta vez coincidimos con Kura —Minju apoyó a su hermana. Hye-won y Dahyun movían la cabeza en apoyo.

— ¿Viste amor? Al parecer yo tenía razón —Tzuyu se sentó al lado de su esposa y puso su mano en una de las piernas de la rubia— Las porristas de ahora no son como las de antes, ahora son más... más... más debiluchas —esa fue la única palabra que le vino a la cabeza.

— ¿Qué? —Hye-won no podía creer lo que estaba diciendo su madre— ¿Cómo que más debiluchas? —Quería confirmar lo que había escuchado.

Tzuyu y Sana se miraron, era hora de un poco de manipulación materna— Pues... —Tzuyu habló— Que con todos los videos de la época de Sana, Momo y Jihyo que me hizo ver Minju y con todos los entrenamientos de ustedes que he visto, me he dado cuenta que las porristas ya no son como antes. Quiero decir Jihyo hacía un triple salto en el aire que era para morirse ¿cierto amor? —Sana asintió— Y Momo —Minju y Sakura abrieron los ojos, porque el puesto de su tía era el mismo que el de ellas— Momo podía guiar a dos voladoras a la vez ¡Guau! era increíble —Tzuyu parecía emocionada mientras que sus hijas fruncían los seños.

— Momo y Jihyo eran porristas de elite amor —Le dijo Sana— no puedes pedirles a todas su nivel —agregó.

— Y su madre —Señaló a Sana— Minju —miró a su hija— ¿Te acuerdas la competencia que me mostraste en la que Mina armó una rutina en cuestión de segundos porque tenía que desempatar con otro equipo? —la rubia se ponía colorada— Eso fue genial cariño —Tzuyu la besó y de paso le robó a su nieta, el quejido de Dahyun no pasó desapercibido por la morena.

— Si bueno... Para esas cosas hay que estar muy entrenada —dijo la ex capitana.

— Yo también puedo llegar a hacer un triple giró como la tía Jihyo —Saltó Hye-won. Habían ofendido su ego.

— No si no te entrenas para ello —Le dijo Sana— Jihyo no logró hacerlo hasta su último año —agregó.

— ¿Y la tía Momo? ¿Cómo hizo para guiar a dos voladoras? —preguntó Sakura curiosa. Ni ella ni su hermana podían hacerlo.

— Momo tenía un riguroso entrenamiento en el gimnasio y siempre era la primera en todas las vueltas —esto último iba dirigido a Sakura.

— Pero bueno, ustedes confórmense con lo que hacen —les dijo Tzuyu— Si total así salen campeonas —provocó— Menos mal que todas las porristas del país son debiluchas ahora —Les dijo.

— MAMÁ... —Sakura quería la atención de la rubia— Estás contratada de nuevo —de verdad la había despedido— Y quiero que me prepares una rutina como la de la tía Momo —dijo convencida y con el apoyo de sus hermanas.

— Yo también —se unió Minju.

— Aunque bueno —Siguió la morena— Una basquetbolista como yo, patea el trasero de cualquier porrista, antigua, nueva, o la que sea —eso iba dirigido a su esposa.

— ¿Perdón? —cinco famosas cejas Minatozaki se alzaron, Tzuyu podía jurar que hasta su nieta levantó esa parte de su rostro— ¿A quién le pateas el trasero cara de chocolate? —pregunto Sana muy seriamente.

— Vamos Sana... ¡Acéptalo! cada vez que salimos a correr juntas, te comes la tierra que voy dejando en el camino por delante de ti —le dijo.

— ¡Auch! Golpe bajo —dijo una de sus hijas.

— Me parece a mi o te están desafiando mamá —dijo Hye-won.

— Tu y yo, afuera ahora mismo Chou Minatozaki —indicó Sana— Me cambio y vamos a correr para ver quién es la más rápida —atinó a caminar hacia la escalera.

— Cuando quieras rubia... aquí te espero —le dijo— Y podrías dejarte esa faldita, por lo menos así te aseguras de que vaya por detrás de ti —Por más que le guiño un ojo lo que dijo no era mentira.

— Nosotras nos vamos a ir a lavar la cara mientras... ¿cierto ovejita? ¿cier...

— Mhmm —otra vez alguien se aclaraba la garganta y otra vez era la misma persona. Dahyun— ¿Con que estuvieron comiendo postre de chocolate? —Indagó a su madre— ¿Y se lo estuvieron comiendo sin mi? —presionó.

— Si bueno... eee... —los nervios entraban en ella— Tú sabes como le gusta a Eun...

— ¿Le hiciste el avioncito? —Preguntó de repente sin importarle las excusas de su madre.

— Eeee...

— ¿LE HICISTE EL AVIONCITO SI O NO? —presionó la niña.

— SIIIII... —confesó— Se lo hice... con ruidito y todo —Eunchae miraba a su abuela y a su tía sin entender nada.

Dahyun miró hacia otro lado aguantando las lágrimas.

— ¿Y ella? —preguntó el lobito.

— ¿Y ella qué? —Tzuyu sabía a qué se refería pero quería ganar tiempo.

— Si ella te hizo el avioncito a ti —insistió Dahyun aun mirando para otro lado— Y quiero que me digas la verdad —agregó.

— Dahyun yo...

— TU NADA —la paró— Dilo de una vez por todas. SI voy a sufrir, que sea todo de una, como cuando me arrancas la curita de la lastimadura y después me soplas... si es que te acuerdas, porque como ahora tienes a otra para soplarle las lastimaduras —Tzuyu no podía creer como hacía su hija para que las lágrimas cayeran dramáticamente por su rostro.

— Dahyun amor...

— Deja... deja... no quiero que digas nada —le habló la pequeña.

Tzuyu se paró y con su nieta en sus brazos caminó hasta su hija menor— Dahyun... lobito... míranos —pidió la morena— Es cierto... comimos postre... y nos hicimos mutuamente el avioncito — antes de que su hija protestara la morena apuró sus palabras— Pero eso no quiere decir que no te extrañáramos a ti —aseguró.

— Nnaassruutt blaa —Eunchae le balbuceaba y le gesticulaba a su tía.

— ¿Viste? Perdónanos —le dijo— prometemos que vamos a dejar el postre de chocolate para cuando estemos las tres —besó sus dedos.

— ¿Lo prometes por mamá? —preguntó y Tzuyu asintió, jamás rompería una promesa hecha sobre Sana.

— Esta bien —Dahyun le palpaba la cabeza a su madre. Tzuyu giraba los ojos— Ahora ve a que mamá te patee el trasero —Ordenó muy segura de la victoria de la rubia.

— Oye tu madre puede hacer lo que quiera con mi trasero....

— ¡TZUYU! —Sana con un short lista para correr entraba en la sala— VE A LAVARTE LA CARA Y DEJA DE DECIRLE ESAS COSAS A NUESTRAS HIJAS, DESPUES PIENSAN QUE SOMOS UNAS SEXOPATAS —Le dijo mientras la morena se metía en el baño.

— ¡MORMONALES! —gritaron todas sus hijas a la vez.

— Bueno, estas son la reglas —Hye-won junto a sus hermanas y la pequeña Rose estaban en la vereda de su casa. Tzuyu y Sana iban a correr por el honor de la victoria— Hacen el recorrido del parque y vuelven para acá, la primera que llega es declarada la más rápida de la casa — dijo el perezocito.

— No vale distraerse haciendo nada raro por allí —les advirtió Minju ya sabiendo como eran sus madres.

— Tampoco se vale venir embarrada — esta fue Dahyun— No sin antes venir a buscarnos al menos —agregó la niña no queriendo perderse la diversión— Mucha suerte para ambas —La pequeña se acercó y dejó un beso a su mami Tzu y después otro a su mamá— Tu puedes mamá, hazla papilla —le susurró a Sana con todo su orgullo porrista.

— Trataré cariño, trataré —le dijo Sana con fe.

— PREPARADAS... —Tzuyu y Sana se posicionaba— LISTAS.... ¡YA! —Sakura daba inicio a la carrera y la pareja empezaba el trote hacia el parque.

— ¡VAMOS MAMÁ! —alentaron las niñas.

— Debo decir una cosa —Tzuyu corría detrás de Sana— No solo las falditas de porristas son mis preferidas, ese short hace que todos mis sueños se cumplan —Sana sonreía sin olvidarse de su respiración.

— Es más, estoy muy contenta de que saques a pasar a Squishy y Spongi... Mira que contentas se ven... saltando por allí —agregó la morena haciendo reír a su mujer.

En el minuto siguiente Sana dobló por una calle para ya quedar totalmente fuera de la vista de sus hijas, Tzuyu dobló unos segundos más tarde y...

— ¿A dónde crees que vas morena? —Sana la frenó y la apretó contra la pared de una de las casas vecinas.

— ¿Has visto pasar una rubia muy sexi por aquí? Tiene un trasero que madre mía... —Sana se cansó de escuchar piropos e hizo callar a su esposa con su boca encima de la de ella.

— Podemos correr todas las carreras que quieras —Le dijo Tzuyu cuando Sana la dejó respirar— Pero siempre me vas a tener detrás de ti amor —aseguró la actual entrenadora de las Liberty.

Sana se concentró en los ojos marrones de su mujer— ¿Crees que a los Señores Peterson les molestará que nos toquemos un poco en su jardín? —Sana había reconocido la casa donde habían frenado.

Tzuyu sonrió malvadamente— Pssss ¿Qué nos puede pasar? ¿Terminar en la cárcel de nuevo? —La morena agarró el trasero de su mujer— Estos shorts se han ganado mi corazón —Sana no perdió más tiempo y besó a su mujer, después de todo tenía una hora más o menos para darle la vuelta a la manzana y hacerles creer a sus hijas que habían estado corriendo. Bueno, algo de ejercicio iba a hacer seguro.

— ¡ALLI VIENEN! —Gritó Sakura que tenía a Rose en sus brazos.

— ¿Quién viene primero? —preguntó Dahyun.

— Vienen cabeza a cabeza —informó Minju que tenía unos binoculares en sus ojos.

— ¡DALE MAMÁ! —Alentaron Sakura y Dahyun— ¡HAZLO POR EL ORGULLO PORRISTA! —gritaron.

— ¿Porqué mami Tzu viene sin remera? Se supone que mamá le había prohibido correr sin ropa —Examinó Hye-won.

— Y la ropa de mamá está llena de hojas y césped —Observó Minju.

— ¿Ese es el señor Peterson? —Hye-won distinguió un hombre que venía corriendo detrás de sus dos madres.

— SI —afirmó el pececito— Es él... Y viene agitando un bate de beisbol — informó.

— ¡TODAS ADENTRO! —gritó Tzuyu con todas sus fuerzas apenas supo que estaban suficientemente cerca para que sus niñas escucharan.

Las chicas se miraron pero no demoraron en hacer caso, se metieron a su casa seguidas de Sana y un poco más tarde entró Tzuyu.

— Creo que lo perdí —La morena estaba agitada apoyada por la puerta.

— ¿Crees que nos reconoció? —Sana miraba por la ventana.

— Espero que no —respondió su mujer.

— Mhhmm —La rubia y la morena se dieron vuelta para encontrarse con cinco pares de ojos mirándolas.

— ¡DE ACUERDO! NO CORRIMOS, NOS QUEDAMOS HACIENDO OTRA COSA EN EL JARDIN DEL SEÑOR PETERSON —Confesó Tzuyu.

— ¡TZUYU! —la retó su mujer— Se supone que tenías que aguantar —le recordó.

— No puedo resistirme a un par de tus ojos y voy a resistirme a cinco Sana... Imposible —eso era cierto.

— ¿SABEN QUE? —Sakura las interrumpió— ¡ESTAN CASTIGADAS! —decidió el lechucín.

— Estoy de acuerdo con Kura... Nos mintieron y eso no se hace —les dijo Hye-won.

— ¿Cuándo les mentimos? —Preguntó Sana.

— Dijeron que iban a correr —contestó Hye-won.

— Y eso hicimos —dijo Tzuyu— Pero ¿Ustedes han visto como le queda ese short a su madre? Imposible resistirse, no pueden pensar que iba a durar más de dos segundos con su madre corriendo delante de mi —se lamentó que el Señor Peterson las hubiera interrumpido.

— Sakura tiene razón, están castigadas —apoyó Minju.

— Por mormonales —siguió Dahyun.

— ¿Y cual se supone que es nuestro castigo? —preguntó la rubia madre.

— Pues... pues... —Dahyun buscaba ideas en su hermana.

— El viernes a la noche vamos a salir todas juntas con nuestras parejas y ustedes no pueden prohibírnoslo —Dijo Hye-won.

— ¿Una cita de tres? —preguntó Tzuyu pensando en las dos mellizas más Sakura.

— Una cita de cinco —corrigió Minju— Dahyun sale con Changbin y Yoon Ah con Jake —agregó— Ustedes se quedan con la ovejita —ya tenían todo pensando.

Tzuyu iba a protestar pero Sana le tomó la mano para calmarla— De acuerdo — contestó la rubia mientras le sacaba a Eunchae de los brazos de Sakura, era hora de darle de comer a su nieta.

— De acuerdo —Cada niña subió a su cuarto.

— Oye tu —Tzuyu frenó a Dahyun que se dio vuelta desde la mitad de la escalera para mirar a su madre.

— Voy a tener a Changbin vigilado —le dijo. Dahyun simplemente sonrió pícaramente y subió detrás de sus hermanas.

— ¡TZUYU! —Sana la llamaba desde la cocina.

— Dime amor de mi vida —respondió melosamente entrando a la cocina para encontrarse con su nieta sentada en su sillita alta y su mujer tratando de meterle una cuchara con naranja en la boca.

— Siéntate a comer con Chae, que hoy le toca puré de calabaza y tu sabes que lo odia —la cara de la morena fue una poesía.

— No me gusta el puré de calabaza —el puchero de Tzuyu era muy parecido al que Eunchae estaba haciendo.

— Abre la boca si no quieres que le diga a Yoon Ah que le diste postre de chocolate a la tarde —amenazó.

Tzuyu cedió y abrió la boca, su mujer y sus extorsiones.

— Chae mira como la abuela se come el puré —con un avioncito Mina le daba una cuchara de puré a su mujer.

La deportista puso cara de asco inmediatamente, cara que cambió cuando una mirada asesina se posó sobre ella— Mmmmm —se sobaba el estómago— ¡Que rico puré! —La rubia giro los ojos ante la actuación de su esposa— Ahora te toca a ti ovejita —Le dijo a su nieta.

Sana agarró otra cucharada y le hizo el avioncito a su nieta logrando metérsela en la boca con facilidad. Eunchae agarró la cuchara con sus dos manitos.

— ¿Ta rico el purecito Bichito junior? —Tzuyu acercó la cara a su nieta. La niña miró a su abuela rubia y después a la morena, sacó la cuchara llena de pure babeado y se la puso rápidamente en la boca a Tzuyu.

La deportista puso cara de asco de nuevo, Eunchae acercó su carita a la de su abuela— blbassuuffa puu —como diciendo "como me vuelvas a preguntar esa tontera te toca otra cucharada".

Sana trataba de aguantar la risa como podía, se levantó para acariciar la espalda de su mujer cuando el timbre de la casa sonó.

— Espero que no sea el señor Peterson —pensó para ella misma la rubia mientras llegaba a abrir la puerta.

Pero no era el señor Peterson justamente— ¿Yunjin? ¿Qué haces aquí? —Su sobrina estaba parada en el umbral con unas hojas blancas en la mano y tenía todo su maquillaje corrido por haber estado llorando— Yunjin, cariño... ¿Qué pasa? Me estás asustando... —No pudo terminar porque el leoncito se abrazó a ella con fuerzas y empezó a llorar desconsoladamente.

Sana cerró la puerta y con Yunjin sobre ella caminó hasta el salón para que ambas se pudieran sentar en el sillón.

— ¿Quién era cari...? ¿Yunjin? ¿Qué pasa? —la morena vio a su sobrina llorando y llegó rápidamente a ella.

Ambas se quedaron acariciando a su sobrina hasta que parara de llorar.

— Vengo... vengo... —como podía entre sollozos hablaba.

— Tranquila leoncito —la calmó Tzuyu— Cuéntanos por favor —Pidió.

Yunjin respiró hondo y miró a sus tías— Vengo... Vengo a renunciar a mi puesto de capitana en el equipo tía Mina —le dijo titubeando.

Sana y Tzuyu se miraron— ¿A renunciar? ¿Por qué? —preguntó sorprendida.

Yunjin le pasó las hojas blancas a Tzuyu que no dudo en agarrarlas y ponérselas a examinar— No creo que sea bueno para mi... —Dijo la joven.

— ¿Qué dices Yunjin? Eres una de las mejores porristas que tengo —le aseguró Sana— ¿Cuál es el problema? —preguntó ya nerviosa.

— Está embarazada —la voz de Tzuyu quedó flotando y solo fue acompañada por los sollozos del leoncito.

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