Capítulo 81.- Mujeres de plastilina

Vieron esas películas de terror cuando suena el teléfono y la protagonista atiende pensando que es una de sus amigas, o su novio, o sus padres, pero en realidad es alguien que generalmente tiene la voz distorsionada y que le avisa que le quedan siete días de vida, o que está por vivir una horrorosa experiencia en la que terminara asesinada por un tipo con máscara y un chuchillo o puede ser que se salve y quede traumada de por vida sin poder dormir por la cantidad de pesadillas intermitentes que la van a asechar. En fin, sea lo que sea que la voz diga, irremediablemente la cara de la actriz que recibe la noticia es la misma cara que tiene Tzuyu en este momento que su adorable, o no tan adorable según la morena, esposa le está dando el "notición" del día.

— ¿Qué dijiste? —Tzuyu indagaba a Sana desde su lugar en la cama.

— Que hoy tenemos día de padres e hijos en el colegio de las niñas —Le anunciaba la rubia desde adentro del vestidor.

— ¿Qué dijiste? —Para la deportista era lo mismo que le estuvieran diciendo "no abras la puerta del baño porque adentro está el enmascarado que va a destriparte con su sierra".

Sana apenas asomó la cabeza por la puerta— Lo siento cariño, pero es lo que oyes —la fotógrafa tuvo que volver a adentrarse en el vestidor para evitar que su esposa viera como se reía de su cara de paralizada ante lo que le había anunciado. Una vez recuperada volvió a asomar su rostro— Hoy... dentro de una hora más o menos... tu... yo —lo decía lentamente casi como burlándose de ella— y las niñas, tenemos el día de padres e hijos en el colegio —explicó.

Tzuyu lo negaba con la cabeza, esto no podía estar pasando, debía ser una pesadilla o algo por el estilo— No...no...no ¿Dime que no es cierto? ¡Sana! —La llamó— Dime que no por favor ¡DIMELO! —suplicó.

— Lo siento mi amor, pero es tan cierto como que tú y yo acabamos de hacer el amor —le dijo desde la profundidad de su armario.

Tzuyu seguía agitando la cabeza negándolo— Eso no fue hacer el amor... eso fue... fue... fue un engaño ¡ME ENGAÑASTE! —La rubia tenía una sonrisa malévola en su rostro, menos mal que su esposa no la podía ver— Me engañaste —volvía a decir a lo Pimpinela— Me despertaste con mi desayuno preferido "fruta sobre Sana" y después me dejaste repetirlo, pero sin fruta y...y..y... Necesito salir de aquí como sea —la morena trató de levantarse, pero algo se lo impidió— ¡Auch! ¡Sana! —Volvió a chillar— ¿Me puedes sacar las esposas? —preguntó adolorida y poniendo su mejor cara de súplica.

— No hasta que tus hijas y yo estemos listas —Anunció la rubia saliendo del armario semidesnuda con la prenda elegida en sus manos.

— Ya sabía yo que algo te traías en tus manos —le dijo mirándola sospechosamente— Ayer lo hicimos en el auto, en el gimnasio, en la ducha, sobre la mesada, en el jardín...

— Siempre lo hacemos en todos esos lados Tzuyu, no hay nada de raro en eso —Era cierto— Lo único raro fue retenerte esta mañana para que no huyas como todos los años en este día —explicó con su vestido puesto.

— Sana por favor... No puedes hacerme esto... —trataba de zafarse de las esposas— ¡SOCORRO! ¡SOCORRO! —pidió auxilio.

— Mamá —Sakura y Minju entraban a la habitación ya listas con su uniforme.

— ¡NIÑAS! —Tzuyu pensó que eran sus salvadoras— Que bueno que llegaron, sáquenme de aquí por favor...

— Buen día mami —Saludaron las jovencitas sin prestarle demasiada atención al pedido de su madre— ¿Ya le elegiste la ropa que se va a poner mami para ir? —le preguntaron a Sana.

— Aún no ¿por? —Sana se estaba maquillando.

— No puede ser nada demasiado llamativo... —dijo Minju, las niñas todavía tenían a las arpías de sus compañeras porristas mirando a su madre.

— Nada que marque su trasero —Agregó Tzuyu.

— Y mucho menos algo que deje ver sus tatuajes —Hye-won entraba a unirse con sus hermanas.

— ¡HYE-WON! ¡HYE-WON! ¡SALVAME! —Tzuyu aclamaba por ayuda.

— Hola mami —saludó la otra melliza y volvió a unirse a la conversación de la rubia.

— ¡YA SE! ¡YA SE! —Sakura saltaba entusiasmada— ¡UN VESTIDO! —Tiró la idea. Tzuyu giró los ojos y la dejó seguir hablando, ni i que les fuera a hacer caso. La última vez que la trataron de vestir se terminó poniendo todo lo contrario.

Mientras su esposa y sus tres hijas discutían la forma de vestirla, Tzuyu captó a la menor de sus hijas mirándola desde el marco de la puerta. Yuna estaba totalmente abrazada al marco y la miraba batiendo sus pestañas a un ritmo incalculable, esa niña era la perdición de la morena.

— ¡Muac! —Dahyun le tiraba un beso y se escondía detrás del marco, Tzuyu solo la miraba sonriente— ¡Muac! —Dahyun volvía a dejarse ver para tirar otro beso y después volverse a esconder— ¡Muac! —otro y... en un abrir y cerrar de ojos la más chica de las Chou Minatozaki corría hacia la cama para sentarse en las rodillas de su madre. La corrida de la niña fue seguida por Sana y sus hermanas.

— ¿Te gustaron mis besos? —Le pregunto la pequeña.

— Me parece que no me llegaron —Le dijo la morena tratando de no reírse por la cara de preocupada de su hija.

— ¿No te llegaron? —Se puso un dedo en la boca mientras pensaba

Tzuyu negó con su cabeza— Tal vez me los tengas que dar personalmente —Le dio la idea y vio como la sonrisa de la niña iba en aumento.

El lobito sacaba su mejor cara de picara a jugar— ¿Quieres mis besos? —Le preguntó como si estuviera a punto entrar en una ronda de negociaciones.

— Quiero todos sus besos señorita —contestó su madre celosamente.

Dahyun la examinó inquisitivamente como tratando de ver si estaba bromeando o no— No puedo darte todos —le dijo tratando de mantenerse seria.

Tzuyu levantó sus cejas y se hizo la enojada— O si... tus besos son todos míos lobito, y no los pienso compartir con nadie —aseguró.

— Esta bien... —la niña aceptó lastimosamente, pero algo se traía entre manos— Pero primero tienes que darle un beso a mi dedito —le puso su dedo índice cerca de la boca.

— ¡Muac! —Tzuyu besó su dedo.

— Muy bien —la felicitó dándole unas palmaditas en la cabeza, las demás rubias de la habitación tuvieron que aguantar la risa.

— Dahyun no soy tu perrito —le recordó la morena, el lobito se tapo la boca con su mano aguantando la risa.

— Ahora tienes que besar mi piecito —se paró cerca de su madre y agarrándose de sus hombros levantó su pierna para dejar su pie a la altura de la boca de su madre.

— ¡Muac! —No solo lo besó, sino que aprovechó su mano libre para hacerle un poco de cosquillas.

— jajaja NO...no... solo besito —la pequeña sacó su pie y miró a su madre— Muy bien perrito —le dijo palpándole la cabeza de nuevo, Tzuyu solo giró los ojos.

— ¿Ya me gané mis besos? —Le preguntó la morena.

Dahyun se sentó de nuevo sobre las piernas de su madre y asintió— ¿Cuál quieres primero? —preguntó.

— Mmmm... ¿Puede ser un beso mariposa primero? —Preguntó Tzuyu.

Dahyun se paró, se agarró de los hombros de su madre y acercó lentamente sus pestañas al rostro de la morena. Cuando estuvo segura de estar a distancia suficiente, batió sus pestañas de manera que rosaban la piel de su madre imitando el vuelo de una mariposa... "el beso mariposa"— ¿Y ahora? —Tzuyu sabía a qué beso quería llegar su hija, pero la iba a hacer rabia un poco.

— Ahora quiero el beso golfista —A Dahyun no le gustó la idea, pero aun así caminó tambaleando por la cama y se frenó en la punta.

— ¡Muac! —Le dio un beso a una pelota de golf imaginaria que tenía entre sus manos y la puso en la cama para luego imitar la posición que tienen los golfistas cuando le van a pegar a la pelota. Era muy gracioso ver como la pequeña rubiecita sacaba su trasero y tiraba los brazos para atrás como si de verdad sostuviera un palo de golf— ¡VA! —gritó y le pegó con su palo imaginario a la pelota imaginara que transportaba el beso. Si algo le faltaba al beso golfista era que Dahyun terminara poniéndose la mano para taparse el sol y ver a donde iba a bola, y la pequeña lo hizo.

Sana y las demás se rieron del gesto, Tzuyu agarró la bola beso y se la puso en la mejilla, el beso había llegado a su destino— ¡Hoyo en uno! —Festejó Dahyun volviendo hacia su madre— ¿Y ahora? —le preguntó impaciente, no quería más besos distractores, quería llegar al preferido de ella y punto.

— Ahora... —Tzuyu se hizo la que pensaba— Ahora quiero el beso oruga... —A Dahyun no le gusto y agitó la cabeza negándose— ¿No? —Tzuyu se iba a ser rogar— bueno... entonces el beso sorpresa —pidió sabiendo que su hija se iba a negar.

— ¡MAMÁ! —Dahyun la acusó con su otra madre.

— ¡Tzuyu! Pídele el que ella quiere —la retó Sana.

La morena le sacó la lengua a su mujer, aun no le perdonaba la traición— Esta bien... quiero el beso del... —Dahyun estaba expectante el beso— del... LOBITO —obviamente la especialidad de Dahyun.

El lobito giró para mirar a su rubia madre y a sus hermanas— ¿Está agarrada? —preguntó haciendo referencia a las esposas que atrapaban a Tzuyu en la cama.

El lobito giró para mirar a su rubia madre y a sus hermanas— ¿Está agarrada? —preguntó haciendo referencia a las esposas que atrapaban a Tzuyu en la cama.

— Si cariño —Le aseguró Sana dejándola tranquila.

— ¿Y la otra mano? —tenía miedo de que el beso no pudiera llegar a tener el efecto deseado.

La pequeña sacó sus colmillos y puso sus manos en forma de garras, poco a poco se fue acercando al cuello de su madre.

— A mí se me hace más al beso de un vampiro que al de un lobo —Le susurró Minju a sus otras dos hermanas que estuvieron de acuerdo con ella.

— ¡Shhh! Me encanta esta parte —Las calló Sana que observaba atentamente como Dahyun se acercaba sigilosamente al cuello de su esposa.

— Cuando hay luna llena —Hablaba Dahyun— Los lobitos salen desesperados a buscar carne fresca —ya estaba casi rosando con su nariz el cuello de su madre— cuando la encuentran... ¡AUUUUU! —Aulló y acto seguido beso el cuello de su madre con más diente que otra cosa.

— Dahyun... —La llamó Tzuyu.

La pequeña rubiecita miró a su madre que le mostraba con una sonrisa como había logrado sacarse las esposas. Giró la cabeza para mirar a su otra madre que la esperaba con brazos abiertos. En segundos la pequeña estaba bajando de la cama y refugiándose en los brazos de Sana antes de que viniera Tzuyu a devolverle la mordida.

Cuando la morena llegó hasta donde estaba su hija tratando de pasar desapercibida arriba de su madre empezó a olfatearla— ¡GUAU! ¡GUAU! —ladró haciendo que todas las rubias mayores giraran los ojos. Por supuesto que no se iba a convertir en un lobo. Yuna miro a Mina sin entender.

— Parece que no la mordiste bien cariño —le dijo su madre.

Dahyun miró a Tzuyu y le palpó la cabeza— Lindo perrito —le dijo— Lind... ¡GUACALE! EL PERRO ME LANGUETEO TODO MAMA —Tzuyu le había pasado toda su lengua por la mejilla— MALO PERRITO MALO —La retó la niña.

— Bueno basta de juegos que vamos a llegar tarde —Sana cortó la diversión

— Yo creo que me voy a correr y des...

— Tzuyu —no fue un grito, ni siquiera levantó la voz.

— Bajo en dos segundos cariño —Le dijo la morena, Sana asintió y con Dahyun en sus brazos bajó.

— Ponte la ropa que te separamos — agregó Minju siguiendo a Sana.

— Si pececito —asintió Tzuyu.

— Bien hecho mami —Sakura le palpó la cabeza.

— Nos vemos abajo —Hye-won dejó otro toque en su cabeza y siguió a sus hermanas. El perro estaba bien entrenado.

— ¿Con que esta es la ropa que quieren que me ponga? —la morena agarró una remera de mangas largas que le habían dejado lista— ¡Si claro! A otro perro con ese hueso —No estaba tan bien entrenado como creían.

Más tarde en el estacionamiento del colegio.

— Tzu... amor... bebé... vida... corazón —Sana ya no sabía cómo hablarle a su mujer, la morena estaba apoyada con la cabeza en el volante sin querer bajarse del vehículo— Tenemos que bajar, Moguri y Jihyo ya están adentro —Tzuyu se volvía a negar, Sana tenía que sacar las armas grandes, se acercó a su mujer y le habló al oído— Bebé —dejó un beso en su cuello— Por favor. Te prometo que no va a pasar nada, empezamos con Yuna y después nos cruzamos a la preparatoria para ir con Kura, luego con las mellizas y listo —era rutina.

Tzuyu alzó su rostro y miró a su rubia esposa— Prométeme que te vas a portar bien —era la primera vez que eso pasaba.

— No sé de qué estás hablando —la rubia se sentó derecha y miró hacia el frente.

— Estoy hablando de que me prometas que no vas a alardear sobre nuestras hijas como la última vez —la última vez que la morena asistió al día de padres e hijos en el colegio niñas casi muere de la vergüenza cuando su esposa se puso a discutir con otras madres por cual niña era la más genial de todas. Estuvieron toda la noche discutiendo porque Sana quería hacer dormir en el sillón a Tzuyu por no haberla defendido y la morena tachaba en la lista lo que había puesto la rubia, para después ella poner en el lado de Sana "Por alardear sobre las niñas".

— ¡Tzuyu! —Sana la miró— Es mi derecho como madre alardear sobre ellas, mi madre lo hacía conmigo, mi abuela lo hacía con mi madre y estoy segura de que mi bisabuela lo hacía con ella también, es natural —concluyó.

— ¿Natural? —Tzuyu no podía creer lo que escuchaba— ¿Es natural que Momo y tú le digan a la madre de una de las porristas que su hija no es capitana porque no tiene sangre de porrista? — Como si fuera hereditario— ¿Es natural que Momo y tu aplaudan cada vez que la profesora nombra algún éxito de Kura o el patito? —No solo aplaudían, sino que subían a sus hijas a sus hombros y hacían que todas las demás siguieran el aplauso.

— No voy a discutir contigo —la conversación había acabado— Nos vemos en el colegio —la rubia se bajó del auto y caminó al colegio sin esperar a su esposa.

— ¡BUENOS DÍAS A TODAS LAS MADRES Y PADRES QUE SE HAN UNIDO A NOSOTROS EN ESTE DIA! —Saludó la directora del colegio— NIÑOS DEMOSLE UN FUERTE APLAUSO —aplausos por doquier.

— ¿Dónde está el bomboncito? —Sana llegaba al lado de la pareja Hirai sin su esposa.

— Ya debe estar por venir —Las tranquilizó segura de que su esposa erigiría bajarse y seguirla en vez de irse del lugar.

— EL DIA DE HOY —volvió a hablar la directora— HEMOS ORGANIZADO DISTINTAS ACTIVIDADES PARA QUE PADRES Y NIÑOS COMPARTAN —les avisó— LES VAMOS A PEDIR QUE SE PONGAN EN GRUPOS EN UNA MESITA —las mesas redondas estaban distribuidas por todo el gran salón— LAS MAESTRAS Y YO VAMOS A IR VISITANDOLAS POR LAS MESAS PARA CHARLAR CON USTEDES —hizo palmas— BIEN ¡A DIVERTIRNOS! —Momo y Sana giraron los ojos ante el entusiasmo de la mujer. Las tres adultas eligieron una mesa que estaba llena de plastilina para moldear.

— Allí está Chewy —las tres miraron a la puerta para ver como la morena la traspasaba y se acercaba a paso firme hacia su mesa hasta que fue interceptada por su hija.

— ¡MAMI! —Dahyun se le colgaba de las piernas.

Cuando Tzuyu vio el sequito de compañeritos que seguían a su hija, Sana pudo ver como se le transformaba la cara a su mujer.

— Con razón Changbin no quiere saber nada con ¿cómo los llama Jihyo? —La abogada había seguido a Tzuyu y se había topado con la misma visión que Sana.

— "Amiguitos idiotas" —recitó la bailarina que ni lerda ni perezosa ya estaba jugando con la plastilina.

— Dahyun —Sana podía sentir la voz de Tzuyu — ¿Quiénes son ellos? —le preguntó la morena a su hija.

— Son mis novios mami Contestó el lobito como si tener más de un novio fuera normal.

Inmediatamente Tzuyu localizó a Sana y caminó rápidamente hacia ella— ¿La escuchaste Sana? ¿La escuchaste? Dijo Novios ¿La escuchaste? En plural lo dijo —Olvidándose de la discusión anterior, la fotógrafa agarró la mano de su esposa y le dejó un beso en su mejilla.

— Tranquila Chewy —La calmó con suma diplomacia— Tu sabes cómo son los niños, le dicen novios o novias a sus amiguitas o amiguitos ¡Ven! Siéntate a jugar con la plastilina —le dijo cuidadosamente.

— No quiero jugar con la plastilina —Se sentó y se cruzó de brazos. Sana giró los ojos.

— ¡Mira Momoring eres tú! —Jihyo señaló a su escultura de plastilina que consistía en una muñeca media deformada que tenía dos pelotas de distintos colores en el pecho.

Momo que estaba ocupada haciendo su propia escultura miró al de su mujer— Estoy un poco gorda de caderas —opinó. Al parecer Jihyo había dejado mucha plastilina en el trasero.

— A mí me parece muy real —opinó Sana peleando con su amiga y agarrando su propia masa para jugar.

— VAMOS A PEDIR QUE CADA NIÑO SE UNA A SU FAMILIA —pidió la directora haciendo una vez más palmas.

Changbin y Dahyun llegaron corriendo a sus respectivas madres— ¿Qué estás haciendo mamá? —Le preguntó Changbin a la abogada.

— Recuerdas esa vez que encontramos a tus tías desnudas en el sillón de nuestra casa —Tzuyu y Sana habían bautizado la casa de sus amigas también.

El niño asintió con la cabeza— Cuando llegamos de visitar a los abuelos —Agregó el pequeño.

— Cierto —lo acompañó su madre— Dime si no se parece a la posición en que las encontramos —Momo mostró porque había ocupado toda la plastilina rosada. Su escultura estaba formada por una muñeca sentada arriba de otra. La que estaba arriba tenía sus piernas rodeando la espalda de la muñeca de abajo y Momo le había hecho un enorme trasero. Como si hiciera falta, a la traserona le había puesto plastilina amarilla en la cabeza para hacerle cabello rubio Changbin examinó la escultura detalladamente. La muñeca de abajo tenía sus dos manos en el enorme trasero de la otra.

— ¿la tía Tzu es la de abajo cierto? —preguntó el niño. Momo asintió— Pues creo que uno de sus brazos no se veía porque estaba deba...

— ¡MOMO! —Sana salió a defender su moral— NO TENGO TANTO TRASERO — eso era lo que le importaba— ¡TZUYU! — le pegó un codazo a su mujer que ahora estaba ayudando a su hija a hacer chorizos de plastilina— MIRA EL TRASERO ENORME QUE ME HIZO MOMO —Señaló la escultura.

— No le prestes atenc... —Un niño se pasó a su lado e hizo que la morena frenara.

— Disculpe Señora Chou —el pequeño tenía las manos atrás pero no dejaba de mirar atentamente a la morena— Mi nombre es Maxwell Smart y vengo a pedirle permiso casarme con su hija —El niño miró de reojo a Dahyun que batía sus cejas a más no poder.

— ¿Qué dijiste? —Volvía el perro guardián— ¡Dahyun deja de hacer caritas! —Volvió a mirar al niño— ¿Qué dijiste? —reiteró con mala cara.

Maxwell se puso nervioso por la cara de la morena— Le pre... le pregunté si... si.... ¡MAMÁ! —El pequeño salió corriendo para la otra punta del salón.

Lejos de enojarse, el lobito besó a su madre y volvió a palparle la cabeza felicitándola para después seguir moldeando plastilina con ella.

— ¡JA! —Sana terminaba su escultura— ADIVINEN QUIEN ES —Puso en medio de la mesa a una muñeca hecha con plastilina marrón bastante rellenita y para colma las dos enormes pelotas que le hacían de pechos estaban bastante abajo.

— ¡La tía Moguri! —adivinó Dahyun.

— ¡MOMORING ESTAS IGUAL! —inmediatamente Momo miró a su esposa.

— ¡JIHYO! ¿ASI DE GORDA ME VEO? ¿SE ME ESTAN CAYENDO LOS PECHOS? — Momo se paró de la silla y empezó a inspeccionarse desesperada. Sana se mataba de la risa.

— Disculpe —otro niño completamente distinto tiraba de la remera de la morena.

— Soy Simon...Dubu me dice Simi —El niño le hizo una sonrisa a la pequeña que solo respondió con una dulce risita que a Tzuyu no le gustó nada— Esto es para usted —El pequeño le dio una flor hecha de papel— y esto es para la flor más linda del jardín —Le dio varias flores de papel al lobito. La cara de Tzuyu hervía.

— Tzu... cariño -—Sana quería evitar una catástrofe.

— Yo me encargo Sana —la frenó— Disculpa... Timon...

— Simon -—La corrigió— O Simi —Le sonrió a la niña y esta vez le agregó su dedo apuntándola.

— Timon... Simon... Neron... como sea —habló Tzuyu duramente— Chou Dahyun... No Dubu para ti, sino Chou Dahyun —se lo iba a grabar en plastilina si era necesario— No se va a casar con nadie que tenga al menos cuarenta años —era un poco mucho— ¿Capichio? —quería sonar mafiosa.

El pequeño le sacó la flor a Tzuyu y giró hacia Sana— Hola mi nombre es Simon y quería...

— NIÑO —lo llamó Momo— SI no quieres ser la próxima plastilina que aplaste Tzuyu yo que tú me alejaría de la mesa —El pequeño volvió a mirar a la morena, que por poco y le salía espuma de la boca.

— ¡MAMÁ! —otro más que corría asustado.

Tampoco ligó reto de Dahyun esta vez, al contrario, la pequeña volvió a dejar un beso en la mejilla de su madre, y se arropó más en ella aún. Esa niña era un arma de doble filo.

— De esta el bomboncito no sale viva —Le susurró Momo acercándose a Sana.

— Lo peor de todo es que Dahyun le hace dos o tres mimos y la tiene como quiere. Esa niña es la perdición de mi mujer —agregó.

— ¿Esa niña? ¿Estás segura que solo esa niña? —Le preguntó Momo— Tu y sus cinco hijas han sido la perdición de Tzuyu —Agregó la abogada haciendo que Sana le prestara atención seriamente— ¿Te hubieras imaginado cuando la conocimos que iba a terminar jugando con plastilina en una mesita de un colegio? Si no te conocía a ti, ahora el bomboncito estaba en el Caribe rodeada de modelos —Agregó sin darse cuenta como afectaba ese comentario a la rubia.

— ¡JIHYO! —Momo detectó lo que estaba haciendo su mujer— ¿Se puede saber qué haces? —le preguntó.

— Mi muñeca y la tuya están teniendo un trio con Tzuyu —La bailarina les había sacado las muñecas a su esposa y a su amiga y las estaba cruzando con una de ella que ella misma había hecho.

— Perdone —otro más— yo soy...

— NO ME IMPORTA COMO TE LLAMES Y NO TE PUEDES CASAR CON MI HIJA —Tzuyu ya no tenía más paciencia. El niño no alcanzó ni a llamar a su madre. Salió chillando a la otra punta. El lobito acarició a su madre para tranquilizarla y se sentó directamente arriba de ella.

— MOMO PUEDES DECIRLE A TU MUJER QUE SAQUE SU MUÑECA DE ARRIBA DE LA DE MI ESPOSA —Sana no quería que la tocaran ni con muñeca de plastilina.

— ¿Sabes qué? —Momo se iba a vengar por su muñeca gorda y de pechos caídos— Mi muñeca —se la manoteo a su mujer— está por tener s- e - x - o —había niños presentes— con la muñeca del bomboncito —agarró la otra mujer hecha de plastilina que supuestamente emulaba a Tzuyu y las puso en una posición bastante comprometedora.

— ¿Pero miren a quien tenemos aquí? — La directora y las maestras llegaban a su mesa— La familia Hirai Park y la familia Chou Minatozaki —la mujer miraba todo el escenario— están jugando con plastilina —por suerte la mujer no había identificado las muñecas aun— ¿Qué estás haciendo Changbin? —le preguntó al niño.

— Estoy haciendo un sillón como el de mi casa para que mis tías sigan haciendo lo que estaban haciendo cuando mamá y yo las encontramos desnudas en casa —le informó el niño a la directora señalándole las muñecas que estaban una en manos de Sana, porque la rubia se estaba haciendo una "liposucción" según ella y la de Tzuyu estaba entre las piernas de la muñeca de Momo.

Sana estaba rojo tomate, Momo se hacía la distraída con la plastilina y Sana seguía modelando su muñeca. Tzuyu miraba a todo niño que pasaba por al lado de su hija con recelo.

Las maestras y la directora se miraron— Dahyun, Changbin pueden ir a almorzar si quieren —era hora de charla de adultos. Lo niños le hicieron caso— Señoras Hirai Park —empezó la maestra de Changbin— solo veníamos a felicitarlas por su hijo y tal vez, tal vez... les aconsejaríamos que es conveniente que la próxima vez intente hacer con la plastilina cosas...

— Más aptas para su edad. —saltó la directora.

— En cuanto a Dahyun —ahora era el turno de la otra maestra— Es una excelente alumna, pero tenemos un problemita...

Tzuyu y Sana se preocuparon— No... no es nada grave, no se preocupen —Les había visto la cara y las tranquilizó— Es solo que Dahyun... como decirlo —miró a la directora para busca ayuda.

— Es muy popular entre los niños - aclaró— Creemos que sería bueno que ustedes tuvieran "LA CHARLA" con ella —opinaron.

Tzuyu apoyó los codos en la mesa y puso su cabeza entre ellos, Mina le acarició la espalda— No se preocupen —contestó Sana a las mujeres— lo haremos —les dijo para que fueran a otra mesa.

— Tzu... —Sana sabía lo que se venía— Lo hiciste con las demás —dijo.

— No es lo mismo —habló la morena aun con la cabeza agachada.

— Lo se cariño, lo sé. Pero yo te voy a ayudar —besó la cabeza de su mujer.

— Hola mi nombre es Jeremy... ¡MAMÁ! —esta vez no fue Tzuyu, sino más bien la mirada asesina de Sana que se encargó de espantar al candidato de su hija. No creía que su esposa pudiera soportar otra pedida de manos.

— ¡O SI TZUYU DAME MAS, ¡MAS, MAS! —Momo volvía a jugar con las muñecas y esta vez movía la muñeca de la morena encima de la de ella.

— ¡NO ME DEJEN AFUERA! —Jihyo metía su muñeca también.

— ¡PUM! —con su puño Sana aplastó a las mujeres de plastilina que estaban sobre la mujer de plastilina de su esposa.

Agarró la muñeca de su mujer y la puso junto a la de ella. Las cosas como son.

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