Capítulo 77.- El cuento de pinocho
Dos meses después - Casa Chou Minatozaki.
Tzuyu estaba en la sala de su casa acostada en el sillón, con su nieta sentada en su estómago y apoyada en las piernas alzadas de la morena. Mientras Sana, las miraba desde la entrada de la sala sin hacer ruido para no interrumpir ese momento.
— ¿De quién es esta naricita? —Tzuyu alzaba su mano y con su dedo dibujaba la nariz de Eunchae— ¿Y estos ojitos? — ahora recorría el párpado de la bebé— ¿Y estos cachetitos? —ambas manos agarraban el rostro de la pequeña— ¿Son todos de la abuela cierto? —jugó Tzuyu.
— Bla fffffurrrffffff bla pruuuff —Eunchae balbuceaba cosas sin parar.
— Tienes razón —Dijo Tzuyu— le podríamos dejar algo a tu otra abuela, después de todo ella es la dueña de la belleza que heredaron ustedes... deberíamos darle una orejita, aunque sea —Poco generosa con su mujer. Eunchae se dejó caer en el pecho de su abuela y mientras le babeaba la remera, jugaba con las partes del rostro de la deportista.
— Definitivamente este pequeño traserito —Tzuyu la tenía agarrada de la cola— Es mío... y no lo comparto con nadie ¿Cierto ovejita? —la pequeña ahora pasaba a morder la pera de su abuela.
— Soy tan irresistible que me quieres comer a besos —le dijo a la bebe— Lo mismo que le pasa a tu abuela Sana, no puede dejar de tocarme ni de darme besos... hay veces que tengo que venir a este sillón para que deje de acosarme... —mentía.
Sana no aguanto y tuvo que intervenir— ¿A caso le estás mintiendo a nuestra nieta? —la rubia caminó hasta el sillón y se sentó en la otra punta entrecruzando sus piernas con esposa. Apenas Eunchae vio a su otra abuela trató de gatear por el cuerpo de la morena para llegar a la rubia, Tzuyu la tuvo que ayudar con sus manos.
— Ratita traicionera junior, me cambias por un buen par de te...
— ¡Tzuyu! —Sana pensaba que Eunchae era muy pequeña para escuchar las guarradas de su esposa.
— Un buen par de ojos —terminó la frase incorporándose en el sillón para llegar a la boca de su mujer— y los labios más ricos del mundo —la besó. Eunchae sentada en las piernas de la rubia no quería que se distrajeran entre ellas así que se colgó del cuello de su abuela.
— ¿Hablaste con Yoon Ah? —Le preguntó la morena logrando que su esposa asintiera— ¿Ya están instalados en el hotel? —Yoon Ah y Jake habían decidido hacer un viaje romántico por Europa.
— Si... aunque extraña mucho a Eunchae —contestó besando la cabecita de su nieta Lucas dice que apenas recibió la foto que le mandamos de Eunchae durmiendo entre nosotras se largó a llorar y empezó a decir que era una mala madre por no llevarla con ellos contó riendo.
Tzuyu rió con ellas— Ya vamos a ver si sigue pensando lo mismo después del sexo europeo. ¿Recuerdas nuestro viaje a Europa? Al segundo día ni nos acordábamos que teníamos hijas... Tu hasta quisiste abandonarlas y quedarnos a vivir en Italia —le refrescó la memoria a su esposa.
— No es cierto —Tzuyu la miró.
— Eunchae dile a tu abuela Sana, que si miente le va a crecer la nariz como a Pinocho —Tzuyu apretó la nariz de su nieta.
— Por lo menos esta vez usaste el cuento infantil —Tzuyu le solía contar a Sana, la historia de una pinocha, que cuando mentía en vez de crecerle una nariz, le crecía un miembro entre sus piernas. De más está decir que en la cama Tzuyu actuaba de pinocha y Sana era la esposa que la hacía mentir.
— Con Eunchae sí, pero si quieres esta noche te cuento "pinocha" a ti —la ovejita estaba hecha un sándwich entre sus abuelas. Pero no se crean que la bebé se quedaba atrás, parada entre medio de ambas las imitaba y empezaba darles besos babosos a las dos.
— Quiero ir a despertar a las chicas —Confesó Sana nerviosa.
— Tu lo que quieres es saber porque Hye-won entró de esa forma anoche en casa —Después de dejar a Yuri en su departamento, Hye-won había vuelto a su casa y había entrado enfurecida. Se fue a su cuarto, no sin antes pasar por el de sus madres y tirarle un zapatazo a Tzuyu al grito de "todo esto es tú culpa".
— ¿Crees que se peleó con Yuri? —compartió sus miedos.
— Cariño, llevan de novias un mes nada más...
— ¿Y que tiene? Tal vez se dieron cuenta que no tienen nada en común, son diez años de diferencia Tzuyu —Sana estaba preocupada por su hija.
— Sana...—Tzuyu era la que recibía los besos de su nieta ahora— Esperemos a que Hye-won se despierte y nos cuente ¿Si? Después de todo yo fui la que recibí el zapatazo —Dijo.
Sana asintió apretándose los labios— Déjame adivinar —le dijo Tzuyu— Quieres ir a despertarlas ahora —Sana asintió— ¿Te haces responsable del humor de las cuatro cuando las levantes? —asintió nuevamente.
— ¿Viste Eunchae? Nos abandona por cuatro rubias más —Tzuyu agarró su nieta para ella y la fotógrafa se levantó del sillón riendo por lo que decía la morena— Esta noche no le va a tocar escuchar el cuento de "pinocha" sino más bien el de "pinochon" —esto último lo dijo bien fuerte para que la rubia lo escuchara mientras subía las escaleras.
— Ese juguete enorme que se te ocurrió comprar está encerrado bajo cuatro llaves, antes muerta que escuchar el cuento de "pinochon" —Contestó en el mismo tono.
— ¡Maldición! Momo me va a ganar la apuesta —se reprochó mirando a su nieta que ahora la miraba fijamente— Como me sigas mirando así ovejita, no voy a poder evitarlo —la pequeña seguía con la mirada fija en su abuela y ahora le agregaba risitas.
— Tú te lo buscaste ovejita —puso a la bebe sobre el sillón y se inclinó hacia ella— Me voy a comer toda tu pancita... ¡ñam! ¡ñam! ¡ñam! —la risa de Eunchae inundaba la sala.
Una rubia carraspeando frenó el juego— ¿Qué estás haciendo? —Dahyun se paró al lado de su madre y sobrina con los brazos cruzado— ¿Me parece a mí o le estás comiendo la pancita a otra que no soy yo? —le reprochó.
Tzuyu rió ante los celos del lobito— ¿A caso estás celosa? —le preguntó.
— ¿Celosa yo? No... para nada —dijo Dahyun.
Tzuyu aguantó la risa— Ven aquí lobito celoso —La morena alzó a su hija y la acostó en el sillón al lado de su nieta— Ahora me voy a comer dos pancitas ¡ÑAM! ¡ÑAM! ¡AUCH!... —algo la había golpeado— ¡PERO QUE DEM... HYE-WON! —vio el otro zapato de Hye-won cerca del sillón.
-— Es todo tu culpa... —Hye-won llegaba a la sala señalando a su madre— Dile cosas lindas... ten gestos pequeños pero significantes... mírala a los ojos todo el tiempo... aprovecha cada oportunidad para acariciarla —todo esto dicho con la imitación de la voz de Tzuyu— ¡Tú y tus consejos me llevaron al peor momento de mi vida! —Hye-won se dejó caer en el sillón individual y se tapó la cara con las manos.
Tzuyu giró los ojos— Dahyun amor, porque no llevas a la ovejita a desayunar —dijo— Necesitamos hablar con tu hermana —Sana venía entrando.
El lobito asintió y se fue a la cocina con su sobrina— ¿Te peleaste con Yuri? —Fue lo primero que la tétrica de Sana preguntó.
— No —Fue la contestación rotunda sin sacarse las manos de la cabeza.
— ¿Salió mal la cita? —Habían ido a festejar el mes de noviazgo.
— No —de vuelta contestó— Salió todo perfecto, como lo planeamos —Sus madres habían ayudado.
— ¿Entonces porque tu madre se sigue sobando la cabeza cariño? —Sana se sentó al lado de su esposa para acariciarla donde le había pegado el zapato.
— No puedo...
— ¿Qué no puedes? —volvió a preguntar Sana.
— Contarles —dijo— me da mucha vergüenza —seguía con su cara tapada.
— Cariño —Sana se paró para ponerse de rodillas enfrente de su hija— Somos tus madres... y además a nadie le han pasado más cosas vergonzosas que a mí al lado de tu madre —dijo muy segura.
— Eso es cierto —Tzuyu aceptó su culpa.
— Hye... antes de conocer a tu madre, jamás sabía lo que era una cárcel. Desde que apareció en mi vida, por lo menos visito una celda una vez al año —contó.
— Casi todo el mundo Tzuyu nuestros traseros desnudos —Dijo Chaeyoung, eso era porque casi todo el mundo las había pescado teniendo sexo en algún lugar.
Hye-won dejó libre su rostro y Sana volvió a sentarse al lado de su mujer para darle espacio— De acuerdo —La joven estaba dispuesta a contar lo sucedido.
— Iba todo perfecto, el lugar que me recomendaste fue genial, la comida era exquisita, el ambiente era el adecuado y todo eso. Hice lo que me aconsejaste — miró a Tzuyu y la morena por las dudas se cubrió detrás de su mujer— Le dije cosas lindas sin inhibirme, la acaricié sin miedo, la miré a los ojos todo el tiempo... pero sin darme cuenta... todo eso estaba estaba...
— Calentándote —terminó Tzuyu por ella.
— ¡TZUYU! ¡MAMI! —la retaron.
— ¿Qué? Las cosas como son ¿No? ¿Era eso o no? —le preguntó a su hija esquivando las miradas malévolas.
— Si —las caras de las rubias competían haber cual se ponía más colorada— pero no me había dado cuenta de que me estaba afectando tanto hasta que al final de la noche, estábamos en la puerta del departamento, en el auto... besándonos...y...y...
— Tocándose —otra vez Tzuyu.
— ¡TZUYU!
— ¡MAMI!
La retaron de vuelta.
— ¿Qué? ¿Pueden dejar de escandalizarse por cosas que son perfectamente normales? Sana tengo que recordarte las cosas que tú haces con esas manos...
— ¡TZUYU!
— ¡MAMI!
No había caso.
— Bueno... bueno... sigue Hye —indicó.
— Bueno si —confesó— Besándonos y tocándonos —suspiró tratando de relajarse— En un momento... —Miraba cualquier cosa de la sala menos a sus madres— Yo estaba en el asiento del conductor ¿cierto? —Informó lo obvio— y... porque yo había ido manejando el auto de Min y mío —sus madres asintieron ante lo obvio— y... además a Yuri no le gusta manejar porque dice que es un desastre, de hecho, me contó una anec...
— ¡HYE-WON! —gritaron ambas a la vez.
— Y ella se me subió arriba —dijo rápidamente volviendo a envolver su cara en sus manos.
Sana y Tzuyu se miraron— Hye-won, cariño...
— Yuri fue porrista ¿cierto? Eso ustedes lo sabían —empezó a hablar de vuelta aun tapada— y... y las porristas suelen tener un hermoso trasero...
— Eso no lo voy a discutir —Tzuyu le guiño un ojo a su mujer y bajó la mano hasta su trasero para apretar rápidamente un poquito, Sana giró los ojos, pero sonrió.
— Entonces puse mis manos allí...
— ¿A dónde? —Sana no entendía aún.
— En el trasero cariño... ¿no estás escuchando? —Contestó Tzuyu.
— Tal vez si dejaras de acariciarme mi trasero podría prestar mayor atención —la retó Sana.
— Ni pienses que eso me va a detener —le advirtió Tzuyu apretando aún más.
— Entonces...
— ¿ME VAN A AYUDAR O NO? —Hye-won no quería escuchar trasero y apretar en la boca de sus madres.
— Por supuesto cariño —la calmó Tzuyu— sigue, sigue —alentó— le agarraste el trasero y ¿qué pasó? —insistió.
— Y... —Hye-won tragó saliva— Y... —suspiró— ella me tocó mis... —la joven señaló sus pechos.
— Quiere decir que Yuri le tocó sus pechos —explicó Tzuyu a su mujer.
Sana giró sus ojos ante la explicación de su mujer.
— El beso se intensificó y... y... ella... ella... ¡qué difícil que es esto! —Volvía a tomarse la cabeza— Yuri se empezó a mover arriba mío y yo no aguanté más —finalizó.
Sana esperaba algo más— No aguantaste más y ¿Qué? ¿Tuvieron relaciones? —preguntó.
Hye-won agitó la cabeza negándolo.
— No... quiero decir que... que...
— Acabaste —Sentenció Tzuyu.
— ¡TZUYU!
— ¡MAMI!
Esto iba de reto en reto.
— ¡NO VAN A PODER CREERLO! —Kura irrumpía en la sala— ¡MIREN QUE TENGO! —Alzando su cuello les mostraba a sus madres y hermana la pequeña marca que tenía en el cuello.
— ¿Te picó un mosquito? —le preguntó Tzuyu.
— Eso más bien parece una mordedura de araña —opinó Sana mirando desde cerca el cuello de su hija.
— ¿Qué? ¡NO! ¡ES MI PRIMER CHUPON! JINIE LO HIZO ¿VEN? —alzó aún más el cuello.
Tzuyu resopló – Lo sabía, si te dicen Jinie, no puedes hacer ni un chupón como la gente —dijo, Sana seguía examinando la marca.
Kura la miró con su mejor mirada asesina junior— Esto es un chupón verdadero —defendió su marca.
¡CRACCKKK! La morena se había cansado de discutir con su hija y agarrando del cuello de la remera de su esposa la rajó en dos.
— ¡TZUYU!
— ¡MAMI!
Sana había quedado solo con su corpiño negro y con dos pedazos de remera en cada costado.
— Esto es un chupón Kura ¿Ves? — Apretaba una de las inmensas marcas que tenía Sana en su pecho— ¡Esto! —otra más abajo— ¡Esto!— Otra en un costado— ¡Esto! —Otra— ¿Sana puedes sacarte el pantalón? —pidió amablemente.
— Creo que Kura ya entendió cariño —la rubia agarró un almohadón y se lo puso encima.
Kura se dio vuelta y salió rápido a su cuarto— Ningún novio de mis hijas va a venir a enseñarme a mí como hacer un chupón... por favor —la morena tenía un diploma honorario en chupones. De hecho, la tesis de Tzuyu había sido "Como hacer un chupón en diez segundos".
— ¿Era necesario que le rompieras la remera a mamá? —preguntó Hye-won desde su lugar.
— Era eso o mostrarle el que tienes tú en el cuello —le dijo— Y quise evitar comparaciones entre novios o novias en este caso —explicó— Además el de Yuri deja bastante que desear también —opinó.
— ¡No es cierto! —Hye-won no iba a aceptar que calumniaran a su novia.
— ¿Tengo que arrancarle el pantalón a tu madre para mostrarte? —Sana se alejó de su esposa.
— No es necesario —Hye-won frenó— ¿Me van a ayudar o no? —volviendo al tema.
— Por supuesto cariño —contestó Sana mirando de reojo a su esposa que aún seguía midiendo la fuerza que tendría que emplear para arrancarle el pantalón a Sana.
— ¡MAMI! —Hye-won llamó la atención de la morena— ¿Puedes prestarme atención? —quería que su madre rubia se tranquilizara.
— La tienes perezosito, la tienes —se despabiló..
— ¿Qué hago? ¿Cómo hago para evitar que eso me pase? —Eran las dudas— ¡O DIOS! —Hye-won volvía a agarrarse la cabeza— Acabo de darme cuenta de que no sé qué hacer con una mujer —decía sin parar.
— Ryujin, tranquila —pedía Sana— no es así —la tranquilizó— A todas nos llegaron las mismas dudas —le dijo— Cuando llega el momento y estás lista, sabes lo que tienes que hacer. Además, estoy segura de que Yuri te va a ayudar ¿cierto cariño? —Tzuyu seguía mirando a su hija.
— Cierto amor —acompañó a su esposa no tan segura.
— ¡MAMÁ! —Kura llamaba a Sana.
— ¿Qué pasa Kura...?
¡CLIK! Foto a los chupones en el pecho de la rubia madre.
— ¿QUÉ HACES KURA? —Sana se volvió a cubrir.
— Quiero que Jinie vea tus chupones para la próxima —era cuestión de aprender— Necesitaba un ejemplo porque en internet no salen tan bien hechos... —Tzuyu se erguía orgullosa.
— Sakura —Sana no iba a aceptar que sus pechos anduvieran en la cámara de su hija— Dame ese celular ya mismo — ordenó.
— ¡Pero mamá! —Sakura se quejó.
— Pero nada... ¡Dámelo! —El lechucín le pasó su teléfono y Sana borró su foto.
Sin decir nada más la joven Minatozaki subió por las escaleras en forma silenciosa.
Tzuyu se inclinó hacia su esposa— Sabes que ese celular también guarda las fotos en la memoria interna ¿cierto? —le dijo.
— ¡DEMONIOS!... ¡CHAERYEONG! ¡VUELVE AQUÍ! —Sana salió a perseguir a su hija.
Tzuyu giró hacia Hye-won rápidamente— Bien. No tenemos mucho tiempo, así que vas a tener que prestar mucha atención —le dijo.
— ¿Qué pasa? —Hye-won estaba perdida.
— SHHHH ¡escúchame! —pidió su madre— Vas a ir a la casa de Momo y apenas la veas vas a decir lo siguiente "Necesito el oso de peluche para arreglarlo" ¿Escuchaste? —preguntó.
— ¿Qué oso de peluche? ¿De qué hablas mami? —Hye-won pensó que su madre estaba loca.
— ¿Quieres hacer sentir bien a Yuri si o no? —Ahora si prestaba atención —Asintió rápidamente— ¡Repite lo que te dije! —ordenó.
Hye-won giró los ojos— Voy a la casa de la tía Moguri y digo "Necesito el oso de peluche... —no se acordaba.
— Para arreglarlo —agregó Tzuyu— Hye-won tienes que concentrarte —exigió— Lo más probable es que tu tía se sorprenda, pero cuando se recupere te va a preguntar "¿El marrón o el blanco?" —dijo— y tú tienes que contestar "el marrón" —explicó— Después la tía Momo te va a poner el tercer candado al preguntarte "¿En cuánto tiempo crees que esté listo?" y tú vas a contestar... escucha bien... tu respondes... "En tres semanas y media" —Le dijo— ¿Entendiste todo? —preguntó mirando a la escalera por si venía su mujer.
— Primero digo "Necesito el oso de peluche para arreglarlo" —repitió Hye-won— Después digo marrón — agregó— Y por último en tres semanas y media —finalizó.
— Perfecto —la felicitó Tzuyu— Ahora —volvió a mirar la escalera— Una vez que tengas lo que Momo te va a dar, te vienes a casa y te encierras en tu habitación para abrirlo. ¡Escucha bien! Bajo ningún punto de vista ni Sana ni Jihyo pueden ver lo que Momo te dé ¿De acuerdo? Bajo ningún punto de vista —Insistió.
— ¿Lo que sea que tía Momo me dé, me va a ayudar? —preguntó Dubitativa.
— Lo que Momo te va a dar me enseñó a mí a hacer esos chupones Hye-won —le dijo justo cuando Sana volvía a entrar a la sala— Y como te decía Hye... cuando dos personas se aman, el resto sale solo —inventó algo en el momento.
— TZUYU —Sana volvía quejándose a los brazos de su mujer y con una remera nueva— Kura le mandó la foto a Hyunjin —se acurrucó en su esposa.
— Oooo lo siento cariño —Tzuyu la abrazó— Pero deberías estar orgullosa, esos pechos son dignos de mostrar...
— Y este es el momento de mi salida —Hye-won ya había pasado demasiado tiempo hablando de sexo con sus madres— Voy hasta la casa de las tías —anunció, no había tiempo que perder. Menos mal que su mami Tzu estaba distrayendo a su otra mamá.
Casa Hirai Park.
— HIRAI PARK YUNJIN ¿PUEDES BAJAR ESA MUSICA POR FAVOR? —pedía Momo mientras Jihyo iba a abrir la puerta.
— ¡Hye-won! —su sobrina estaba parada enfrente de ella— ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue en tu cita mes aniversario? —sus tías también habían contribuido al plan.
— Me fue bien tía Jihyo, gracias por ayudar —no iba a pasar el martirio que pasó contándoles a sus madres.
— Pasa... pasa... Yunjin está castigada por faltar al colegio y Ji-woo se está bañando...
— En realidad vine a pedirle algo a la tía Momo —contestó repasando lo que tenía que hacer.
— ¡Hye-won! —Momo cansada del ruido de su casa abrazó a su sobrina más silenciosa.
— Momoring... Hye-won quiere pedirte algo —Jihyo pensó que su sobrina se iba a asfixiar.
— Lo sabía. Los consejos del bomboncito apestan, te mandaron con la genia de la seducción ¿Estás lista para empezar? Jihyo ve trayendo mis apuntes...
— Tía Momo —Hye-won no quería más consejos, necesitaba ir al grano— Necesito el oso de peluche para arreglarlo —La cara de Momo fue inolvidable. Inmediatamente miro a su esposa y tragó saliva.
— Eeeee —nerviosa habló— ¿El marrón o el blanco? —Preguntó titubeando.
— El marrón —contestó Hye-won segura y preparada para seguir.
— ¿Otra vez ese oso? —interrumpió Jihyo— Pensé que ya lo habías arreglado Moguri. Sabes que lo detesto —Jihyo odiaba ese peluche porque pensaba que los osos tenían que estar libres por el bosque y no encerrados en un placar como lo tenía su esposa.
— Jihyo sabes que ese oso es muy import...
— Si si, ya sé. Te lo regalo tu abuela — miró a su sobrina— ¿para qué lo quieres Hye-won? Tu mami Tzu se lo ha llevado un montón de veces para arreglarlo y nunca queda bien.
— Eeee... —Esto no se lo habían dicho— Hice un curso de médica en peluches en el colegio y pensé que quizás podía arreglar este —vio como Momo se relajaba y se relajó.
— ¿En cuánto tiempo crees que lo tendrás listo? —Esta pregunta si la reconoció.
— En tres semanas y media —contestó.
— Chewy siempre dice lo mismo, pero siempre lo trae antes —Dijo Jihyo— A veces es Momoring que lo extraña mucho y lo va a buscar para traérselo esté como esté —contó— Se encierra en el cuarto horas con el —agregó.
— Sígueme Hye-won, te voy a dar el oso —Momo caminó por el pasillo seguida por Hye-won hasta que entraron a el cuarto de invitados.
— Ya sabes lo que tienes que evitar ¿Cierto? —preguntó Momo abriendo un placar con una llave que salió de una baldosa suelta en el piso.
— NI mi mamá ni mi tía Jihyo pueden saber lo que me diste —dijo segura.
— Exacto —la abogada sacó un oso de peluche enorme de una de las puertas— Toma —se lo dio a la jovencita— Adiós Porni —Momo le dejó un beso en la cabeza del peluche— Te voy a extrañar mucho mucho —abrazó al oso— ¡Cuídalo! —fue la última advertencia que le dio a su sobrina.
Hye-won giró los ojos, no entendía el amor por el peluche. Ambas volvieron a donde estaba Jihyo— Adiós tía Jihyo —para saludar a su tía puso el oso en el piso.
— ¿QUE HACES? —Momo levantó el oso del piso— NUNCA VUELVAS A HACER ESO. NO LE GUSTA SENTARSE EN EL PISO —Lo puso en el sillón.
— No le hagas caso —le dijo Jihyo— No sé porque quiere tanto ese peluche... debería estar libre por el parque —sollozó.
De vuelta en casa Chou Minatozaki.
Hye-won volvía a su casa después de haber comprobado que sus madres y sus tías competían para ser la pareja más loca de la faz de la tierra— Juro que, si mi madre quiere que practique con este condenado oso, más que un zapato le va a volar por la cabeza —dijo a si misma mientras entraba por la puerta cargando el enorme peluche.
Por suerte la costa estaba despejaba. Sus hermanas no se veían y sus madres... bueno sus madres si se veían, en el sillón, pero no quiso averiguar que estaban haciendo. Así que decidió subir con el molesto peluche a su habitación.
— ¿Qué se supone que tengo que hacer contigo? —miró al enorme oso sentado en su cama.
— ¡HYE-WON! ¿Qué estás haciendo? — después de un rato Hye-won subió a la habitación de su hija y la encontró reviviendo la posición que había vivido en el auto, pero en vez de Yuri, encima de ella estaba el gigante peluche.
— Practicando —Le dijo la jovencita con sus manos en el trasero del peluche — pensé que para estas cosas se usaban muñecas inflables —Le dijo a su madre.
Tzuyu giró los ojos— Ven aquí —Le sacó el oso de encima— Lo importante de ese oso es esto —Lo puso de espalda dejando ver un enorme cierre que había entre tanta piel falsa— Ábrelo —Indicó.
Su hija hizo lo pedido y después de que tiro del cierre metió la mano para empezar a sacar revistas Playboy, DVD con títulos como "Jessica Larsson en: las rubias sabemos lo que hacemos", "la profesora Jessica de la lección oral" entre otros.
Hye-won miró inmediatamente a su madre— Hye-won...te presento a porni —Señaló el oso— Nuestro traficante negro de revistas y películas porno —Le dijo— Parece que Momo agregó cosas nuevas...
— ¡TZUYU! —La voz de Sana se sintió.
— ¡VOY CARIÑO! —Anunció— Diviértete perezosito...y no acoses más a porni que demasiado tiene con tu tía —Como si ella no hiciera nada.
— ¿Tanta tarea tenía Hye-won? —Le preguntó Sana a Tzuyu cuando entraba en la habitación— Lleva todo el día encerrada en la habitación y aún seguía haciendo cosas cuando pase a darle las buenas noches —Dijo.
Tzuyu aguantó la risa como pudo— Ya sabes cómo es cariño —Contestó desde la cama. La morena estaba esperando a su esposas para acurrucarse.
— Recuerda que mañana las buscas tu del colegio y que Momo, Jihyo y los niños vienen a cenar —Le dijo Sana mirando sospechosa a su mujer— ¿Que pasa? —Le preguntó alzando su ceja.
— Nada...
— Tzuyu...saca las manos de tu ingle —Una vez tapada, la morena había adoptado esa posición. La morena agitó la cabeza— Tzuyu... —Sana asintió— ¿A caso me vas a leer un cuento? —Preguntó pícaramente.
Tzuyu movió su cabeza asintiendo. Sana se hizo la que pensaba mientras subida ya en la cama gateaba hacia su esposa. Cuando llegó piso una rodilla en cada lado de las piernas de su mujer. Tzuyu agarró su cintura impidiendo que aún se sentará en ella.
— Pinocha... —Dijo Sana— ¿Me amas? —Preguntó. Empezaba el juego de hacer mentir a Pinocha.
Tzuyu volvió a negar con la cabeza— Ni te amo —Dijo soltando a Sana para que la rubia se sentará sobre su falso miembro.
— ¡TZUYU! —Sana se levantó escandalizada— ¡TE DIJE QUE PINOCHON NO! ¿CÓMO DEMONIOS CONSEGUISTE LAS LLAVES? —Se quejó.
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