Capítulo 68.- La calma antes de la tormenta
Mañana del viaje - Casa Chou Minatozaki.
— Buenos días señora Minatozaki —Saludó Yuri entrando a la cocina y sentándose en una de las banquetas que daba a la puerta de vidrio que conectaba la cocina con el jardín.
— Yuri me conoces desde la vez que las encontré a ti y a Yoon Ah besándose en el departamento... creo que ya me puedes decir Sana —le dijo de forma simpática a la amiga de su hija. Tanto Yoon Ah como Yuri habían llegado de la universidad la noche anterior para unirse al viaje al campo de los Chou.
— Tiene razón Señor... —Sana la miró— Tienes Razón Sana —Sana sonrió— Tengo que decirle dos cosas —anunció Yuri— La primera es que usted está hermosa como siempre —Sana se sonrojó— y la segunda es gracias por dejarme ir con ustedes al campo, desde la última vez que fui, me quedé con ganas de volver —dijo.
— Sabes que eres bienvenida a donde quieras, demasiado con que tienes que compartir habitación con mi hija en la universidad —resaltó.
— ¡OYE! —Yoon Ah entraba a la cocina— Te escuché —le dijo a su madre para después dejar un beso en su mejilla— Buen día mamá, y para que sepas Yuri no es la gran compañía —apuntó mientras iba hasta la canasta de frutas.
— Yo que tu cuidaría lo que dices —le advirtió su amiga— No vaya a ser que se me escape enfrente de tu madre lo que hacen tú y Jake en nuestro dormitorio —Sana miró inmediatamente a Yoon Ah y Yoon Ah no demoró en tirarle la naranja que tenía en su mano a su amiga.
— MUY BUENOS DIAS A TODOS —ni hace falta decir que Sakura se había despertado y salvaba a su hermana de una mirada asesina.
— Buen día cariño —la saludó Sana.
— ¿Cuánto falta para que se despierte Dahyun? —preguntó Yuri inquieta.
Sana miró a su hija mayor para ver si obtenía una explicación sobre la pregunta de su amiga, Yoon Ah giró los ojos— Desde que le conté del ritual del lobito muere por verlo —explicó— no vas a tener que esperar mucho más —el cangurin señaló a su hermana menor que venía llegando.
La pequeña caminó sin mirar a nadie y sin decir nada hasta su madre, cuando llegó a ella le estiró los brazos para que la alzara— Buenos días pequeña —la saludó Sana. La pequeña besó a su madre y después apoyó la cabeza en su hombro para volver a cerrar sus ojos— Esta es la fase donde ignora a todo el mundo y solo quiere estar con su mamá ¿Cierto lobito? —Sana picó un costado de su hija para que se escuchara una suave sonrisita que hizo que los que la escucharan sonrieran como bobos— La otra fase es o desayuno con mi mami Tzu o nada —contó besando la cabecita de Dahyun.
— ¿Mami está corriendo? —le preguntó Yoon Ah mientras le hacía el desayuno a sus hermanas y a su amiga, Sana asintió— ¿Sigues en periodo de sillón? ¿Por qué Hye-won me contó que no cumpliste? —le reprochó.
— No puedo dormir en esa cosa Yoon Ah —se defendió la fotógrafa.
— No funcionó la ropa de Victoria Secret —Anoche habían visto llegar a Sana con varias bolsas de la marca en sus manos.
— No te preocupes que ya va a caer —aseguró Sana. Ya había visto la defensa de Tzuyu titubear cuando anoche entró .
— No te preocupes que ya va a caer — aseguró Sana. Ya había visto la defensa de Tzuyu titubear cuando anoche entró al cuarto y Sana estaba "leyendo" un libro solo en ropa interior y sus anteojos de lectura. La fotógrafa pudo ver el deseo que irradiaba la morena— Nadie se resiste al efecto Minatozaki —dijo.
— EXACTO —Sakura apoyó a su madre— Hacemos así —Sakura chasqueó sus dedos— Y tenemos el mundo a los pies —comentó haciendo reír al resto.
— Bueno días —Minju habló, Hye-won solo gesticuló con la cabeza.
— Buen día corazones —saludó su madre— Desayunen y después terminan de preparar sus cosas que apenas llegue Jake nos vamos ¿De acuerdo? —todas asintieron.
— Hye-won —Yoon Ah llamó al perezocito— mira quien vino, tú que siempre me preguntas por ella —Hye-won levantó su cabeza y apenas vio a Yuri sonriéndole se puso colorada.
— Hola Hye... estás muy grande —saludó la universitaria haciendo que la pequeña de ocho años se abrazara a la pierna de su madre.
— ¡A HYE-WON LE GUSTA YURI! —canturreó Sakura haciendo que su hermana enterrara más el rostro en el cuerpo de su madre.
— ¡Sakura! —Minju saltaba a defender a su melliza— ¡Déja a Hye-won tranquila! —Pececito come a lechucín.
— ¡MAMA! MINJU ME ESTA TRATANDO MAL —buscó el apoyo de su madre.
— No te trató mal Kura —Sana oficiaba de mediadora entre las niñas— Sólo te pidió que no molestes a Hye-won, nada más —Agregó calmando a Sakura.
El tema era que mientras las niñas y Sana seguían discutiendo, por detrás de ellas, por la ventana de vidrio se asomaba una Tzuyu en su ropa deportiva.
— ¡Llegó mami! ¡Vas a ver Minju, te voy a acusar! —Le advirtió el lechucín.
Ante la noticia, todas las mujeres en la cocina giraron miraron a través de la puerta de vidrio para encontrarse con una agitada Tzuyu que ahora estaba abriendo la manguera de agua.
— ¿Cómo la convenciste para que corriera con remera? —le preguntó Yoon Ah a su madre. Sana la miró como diciendo "¿en serio me estás preguntando eso?"— Tienes razón, fue una pregunta estúpida de mi parte — agregó sacudiendo su cabeza— ¿La vecina sigue molestando? —preguntó.
— No después de que Tzu la hizo correr dos horas cuesta arriba —contó Sana.
— ¿Esa fue la vez que llamaron a la ambulancia mamá? —preguntó Minju.
— Si cariño, pero por suerte la pudieron reanimar y ya no va a intentar más correr con tu madre —habló Sana sin dejar de mirar a su mujer.
Sin previo aviso la morena se sacó la remera para quedar solo con su top deportivo y empezó a mojarse la cabeza y el cuerpo. El calor la había afectado parece.
— ¡YURI! —Yoon Ah retaba a su amiga— QUE MI MAMÁ MIRE A MI OTRA MADRE CON GANAS DE DEBORARLA ES PASABLE, PERO TU ERES MI AMIGA —al parecer Sana no era la se había quedado mirando a Tzuyu. La fotógrafa miró a la Yuri.
— Disculpe Señora Minatozaki —volvimos al señora— Pero déjeme decirle que la admiro profundamente —agregó— Su esposa tiene un cuerpo escultural —evitó la mirada de Yoon Ah.
— Eso dicen todas —Habló Sakura— Mi maestra de primer grado...
— La entrenadora de básquet de mi colegio... —sumó Minju.
— La vecina... —agregó Hye-won.
— BUENO YA ENTENDIMOS —saltó Sana— Mejor sigan desayunando —justo a tiempo para que Tzuyu entrara en la cocina.
— ¡Buen día mis mujeres! —saludó con buen humor. Beso a cada una de sus hijas y abrazó a Yuri, quien aún seguía avergonzada, para terminar con el lobito que seguía arriba de Sana— Me ducho y desayunamos lobito ¿sí? —le dijo tiernamente logrando que la pequeña asintiera con su cabecita.
-—¿Te hiciste el tatuaje de Dahyun? —Yoon Ah se acercó para examinar la espalda de su madre— ¡No me dijiste! —le reprochó mientras seguía el recorrido de los dibujos.
Las miradas de Tzuyu y Sana se encontraron— Tu madre quería mostrártelo en persona —habló Sana, ella misma la había acompañado a hacérselo.
— ¿Tienes un tatuaje por cada una de tus hijas? —Preguntó Yuri sorprendida.
La familia entera la miró como diciendo "obvio"— ¡Ven! —La llamó Yoon Ah— Acércate —insistió aún con vergüenza por lo que le había dicho a Sana sobre el cuerpo de su esposa, Yuri se acercó a paso lento y se colocó junto a su amiga para mirar la espalda de Tzuyu— Empieza mamá —ordenó la mayor mirando a Sana.
Sana miró a su morena y recibió una sonrisa aprobatoria— Este de aquí — señaló el dibujo que le seguía al escudo de las Liberty debajo del cuello— es Flan el Hámster de Yoon Ah...
— Uno —agregó el cangurin
— Exacto —coincidió Sana mirando como todas sus hijas estaban metidas en la pintura, les encantaba cuando la artista lo contaba— Si miras la pata superior derecha, vas a ver una herramienta...
— Una llave de tuercas —habló Yuri.
— Si, esa —asintió— Yoon Ah decidió agregársela cuando la aceptaron en la universidad para estudiar ingeniera electromecánica —contó— colgando debajo y agarrado de uno de los hamster hay un león zombi —A Sana le encantó la cara que puso la joven al ver como el león trataba de comerse la pata del hamster— Es por nuestra ahijada Yunjin y la adicción que comparten con Tzuyu por los zombis —explicó tocando la espalda de su mujer con su mano. Sana podía jurar que sintió como Tzuyu se estremecía.
— Después seguimos nosotras —Habló Minju— Cuenta mamá cuenta —Sana se había quedado disfrutando de la piel de su mujer un rato.
— El pececito que está defendiendo al hamster, peleando con el león es en honor a la lealtad y fuerza que tiene Min —sonrió— Y el perezoso que ves durmiendo entre libros es Hye-won —Sana abrazó a su hija que seguía enganchada a su pierna.
— ¿Por qué dice diccionario uno de los libros? —preguntó Yuri mirando atentamente el dibujo
— Porque siempre que mami me hacía elegir un libro para que me leyera, yo elegía el diccionario —Hye-won fue la que habló orgullosa de su elección.
— ¿CUANTO FALTA PARA LLEGAR AL MIO? —Si fuera por Sakura empezarían desde su tatuaje.
— Este... —Sana tocó la piel de su esposa totalmente a propósito, y totalmente a propósito le pasó sus uñas.
— YO... YO... YO QUIERO CONTARLO — Sakura saltaba en su lugar
— Adelante —Sana lo otorgó
— ¡Álzame Yoon Ah! —Ordenó trepando a su hermana— Este es el mío —Sakura estampó la mano en la espalda de su madre donde había muchos lechuzos volando desparramados.
— Despacio Kura —pidió Sana acariciando a su mujer, definitivamente estaba agradecida a los tatuajes de su chica.
— No es un lechuzo de colores, SON VARIOS contó entusiasmada haciendo palmas —este está comiendo —apretó con su dedo— este está jugandoeste está peleando con el pececito ya este esta... ¿Cómo era mamá? —buscó ayuda
— Acicalando —contestó Sana.
— Eso... está reciclando —todas giraron los ojos— al hamster, este está retando al perezoso —contó— ESTOY POR TODOS LADOS Y NUNCA ESTOY DURMIENDO — explicó contenta— ¿LO ENTIENDES? —le preguntó a Yuri— Mami dice que soy. como mil en una, por eso —agregó
— Créeme que lo entiendo perfecto Sakura —Todas la apoyaron— ¿Detrás de ese lechuzo hay un patito? —preguntó.
— Buena observación —la felicitó Sana.
— ESA ES JI-WOO ¿CIERTO JI-WOO? JI-WOO NO ESTA... ¿PODEMOS LLAMAR JI-WOO MAMÁ? —Dios.
— Kura... —la llamó Tzuyu— lechucín... ven con mami un momento —la pequeña se bajó de su hermana y corrió a su madre para que la alzara. Buscó la mejor posición para seguir mirando el tatuaje.
— Ji-woo es nuestra otra ahijada —explicó Sana— está detrás de un lechuzo porque es muy tímida, pero lo importante de el patito es la forma en que agarra la guitarra, Ji-woo ama la música —dijo— Cerrando la cadena ¿Quién está? —la fotógrafa volvía a picar a su hija que ya no estaba durmiendo, al contrario, estaba mirando los dibujos.
— Yo —dijo con la voz más dulce y tierna que se podía escuchar— Un lobito —le contó mirando a Yuri y agitando sus enormes pestañas.
— ¡Me gusta! —Yoon Ah no lo había visto— ¡Mírate Dahyun! un lobito tratando de conquistar a quien mire la espalda —Esa fue toda la intención de Tzuyu en el tatuaje. La morena decía Dahyun iba a destrozar corazones por donde pasara. Por sus enormes cejas, terrible dulzura y una risa sumamente seductora.
— ¿Y este? —Yuri había dado en el dibujo más importante.
— Ese es el de mamá —dijo Hye-won orgullosa.
Sana miró el tatuaje que no estaba ubicado como parte de la cadena, o de la historia de vida que Tzuyu había querido mostrar en su tatuaje, estaba debajo de los demás y era el más grande de todos. Mina estiró su mano inconscientemente y empezó a delinear el dibujo recordando el día que se despertó con esa imagen en la cabeza— Esta camisa —delineo la prenda que estaba dibujada en el cuerpo de la morena— y este café —la bebida estaba pintada de manera que se estuviera derramando sobre la camisa fueron los que empezaron todo —contó con voz cortada.
— Las palabras que se leen dentro de la camisa las escribió mamá —contó Yoon Ah.
— ¿En serio? —Yuri estaba encantada.
— Si —sonrió la rubia& estaba temblando me acuerdo... "Te amaré en esta y en todas las vidas" —leyó— La hice doler un montón —agregó.
— No es cierto —contestó Tzuyu.
— ¿Y porque no está en la cadena con los otros? —preguntó curiosa.
— Porque —Tzuyu habló— Porque Sama es la base de mi vida —dijo— es la base de lo que está arriba, sin ella todo lo demás no tendría sentido —afirmó— Ella no es ni el inicio, medio, ni el final de una cadena, Sana es TODO —dijo dándose vuelta para mirar a su esposa.
— Muéstrale el tuyo mamá —Insistieron sus hijas.
— ¿Tú también tienes uno por cada una? —preguntó Yuri sorprendida.
Sana sacudió su cabeza— Solo uno — respondió mientras levantaba su remera para mostrar un texto que estaba escrito sobre uno de sus costados— Son los votos de Tzuyu. Y si... me dolió y mucho —agregó.
— Tampoco es para tanto —le dijo la morena con tono de burla, el ambiente había cambiado.
— ¿Porque una parte está en otro idioma? —Yuri se había quedado mirando el tatuaje
Ambas mujeres se miraron en forma cómplice— Se creen muy geniales no diciéndonos lo que dice —habló Yoon Ah— Supuestamente es la segunda parte de los votos que no pudo decir enfrente de los demás —Sana reía, ella misma se había ocupado de buscar a la persona que tradujera esa parte de los votos en árabe. Tzuyu y ella siempre se acuerdan de la cara que puso el traductor cuando Sana le dijo que tenía que convertir en ese idioma.
— Cuando sea un bulto ¿Me lo van a decir? —preguntó un poco más calmada Sakura.
— No... nunca —Tzuyu hablaba y Sana acompañaba la negación con la cabeza.
— Oooo —se quejaron todas— No se vale —seguían las quejas.
Los golpes en la puerta cortaron la conversación de los tatuajes— Debe ser Jake —dijo Yoon Ah y se fue a la puerta.
Tzuyu agarró la mano de su esposa— Terminen de preparar todo mientras me ducho y nos vamos —les dijo a las demás para arrastrar a su mujer hasta su habitación.
Cuando entraron, Tzuyu cerró la puerta y apretó a Sana contra ella— Dímelo — exigió dejando que todo su cuerpo se amoldara al de la rubia.
— ¿Qué... qué quieres que... Dios... diga? —le preguntó titubeando.
— Lo que dice tu tatuaje —respondió apretándose más a su mujer.
— Sana... mi padre... —la interrumpieron.
— Esa parte no —la frenó— la que está en árabe —aclaró.
Sana respiró hondo, podía sentir la respiración de la morena en su piel— Con este anillo —Empezó— prometo no dejar pasar un día sin que mis ojos hagan el amor con los tuyos —la boca de Tzuyu se estaba arrastrando por su cuello.
— Sigue —ordenó la morena.
— Prometo... no puedo concentrarme —Tzuyu despegó su boca de ella y le agarró suavemente la cara para que Sana la mirara.
— Dije que siguieras —le dijo apretando su mirada.
— Prometo —hizo caso— dejar que mis manos sean libres cuando de tocar tu cuerpo se trate —la boca de la morena volvía a su lugar y sus manos fueron directo al trasero de la rubia— Prometo disfrutar cada segundo cuando hacemos el amor —Sana no tenía ni idea como hacía para que las palabras salieran— porque después de estar a tu lado, estar adentro tuyo es mi segundo lugar preferido del mundo —Tzuyu sacó sus manos, alejó su boca y separó su cuerpo de el de la rubia, solo quedó conectada a ella por su mirada. Sana no se quejó por la falta de contacto, al contrario, al igual que la morena se enfocó en los ojos marrones que tenía adelante— Y con este anillo prometo —la boca de Sana se movía de nuevo— Que mi boca va a ser la primera parte de mi cuerpo que sientas en la mañana cuando te bese para darte los buenos días y la última parte de mi cuerpo que sientas a la noche cuando te bese al final del día — Terminó de recitar su tatuaje encriptado. El silencio se adueñó de la habitación.
— Te amo —se dijeron las dos al mismo tiempo.
— Tzu... —Sana tenía que decir lo que debía haber dicho para frenar todo esto— sé que últimamente no la pasas bien en el campo, pero hay una razón por la que yo amo ir y esa razón eres tú —dijo sin dejar de mirar a su esposa— Amo tu cara en ese lugar, amo la cara de nuestras hijas cuando les cuentas la leyenda del lago, amo como les enseñas a arreglar cuatrimotos, amo nuestra caminata nocturna —rió, esas caminatas siempre terminaban en otras cosas.
— Yo también amo todo eso —respiró volviendo a acercarse a su mujer para poyar su frente en su hombro— lo voy a tratar cariño —le dijo— voy a tratar de recuperar el disfrute que me producía antes... lo prometo —la miró.
— Yo voy a ayudarte —le dijo mirándola— Y voy a besarte porque muero por hacerlo —la morena ya había cerrado la distancia y se había apoderado de la boca de su mujer.
— ¡toc! ¡toc! —Alguien golpeaba— YOON AH DICE QUE DEJEN DE SER TAN MORMONALES Y QUE NOS VAYAMOS DE UNA VEZ POR TODAS —claramente era Sakura.
— Definitivamente hay que suspenderle el azúcar a esa niña —acotó la morena.
— Estoy de acuerdo —Sana besó a su mujer.
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