Capítulo 58.- Una mirada al futuro
Tres semanas después - Casa Chou Minatozaki.
Tzuyu entraba a su departamento un sábado en la mañana luego de su trote matutino y se encontraba con su esposa e hija deambulando dormidas por la cocina, Yoon Ah luchaba por no quedarse dormida en el desayunador y Sana trataba sin éxito alguno de vestirse mientras se preparaba el desayuno de ella y de su hija. Si cualquiera hubiera estado cerca hubiera encontrado el parecido de Sana y Yoon Ah con un par de Zombis. Es más, Tzuyu entró en la cocina cautelosamente tratando de buscar una señal de vida en sus mujeres y lista para salir corriendo si este no era el caso... ¿A quién va a engañar? Lo más probable es que la morena se dejara morder por su esposa o hija y las tres juntas formaran una feliz familia de zombis que poco se iba a ir aumentando con más zombitos y de seguro con la familia Hirai-Park. Porque si las Chou Minatozaki son zombis, las Hirai Minatozaki no pueden ser menos.
— ¿Estoy delirando o mis dos Minatozaki preferidas están despiertas un sábado antes de las 11 de la mañana? No es que me moleste, pero ¿Por esas casualidades tienen ganas de comer cerebros? —había que descartar la opción de los zombis.
— ¡Guau! Quien no ha recibido una mirada asesina y una mirada asesina junior en la mañana no conoce el verdadero miedo Cariño —llegó cerca de Sana— Estoy segura de que no le gustan sus cereales con café —la rubia no sabía dónde estaba parada y pretendía hacer un desayuno. Sana solo emitió un gruñido— Ven —Tzuyu la guió hasta la banqueta al lado de su hija.
— Siéntate aquí que yo me encargo del resto —Sana no discutió e hizo lo que le pidieron, adoptando la misma posición que la pequeña, manos sosteniendo la cabeza cerrados. Las dos rubias siempre insistían en que así podían dormir un ratito más.
Tzuyu las miró y no pudo evitar que su corazón latiera ante la imagen. Mientras la deportista preparaba un suculento desayuno no se iba a aburrir— Sana cariño —le dijo— Estaba pensando que mañana cuando Godzilla y King Kong me pasen a buscar, podría llevarlos al infierno y presentarles unas amigas de Mary ¿Qué piensas? —preguntó.
— Me parece bien amor —contestó la rubia desde su posición.
— ¿Crees que King Kong y Chita se lleven bien? O ¿Crees que es mejor presentarle a Tarzan? Yo siempre he pensado que ese King Kong tenía otro tipo de inclinaciones —comentó preparando los cereales de su niña.
— Lo que tú digas cariño —repitió la rubia.
— Yoon Ah... El otro día me llamó Mario Bross y me invitó a jugar con él y su hermano Luigi. Me dijo que íbamos a pisar tortugas y saltar tubos verdes para llegar a rescatar a la princesa ¿Quieres venir? —esta vez miró a la pequeña rubia.
— Si mami, como quieras —contestó sin prestar atención.
— ¿Segura? ¿No prefieres jugar con Sony a recolectar anillos por ahí? —Eran tan iguales las rubias.
— Como tú digas mami —fue la respuesta de una aun dormida Yoon Ah.
— ¡Perfecto! —puso el café enfrente de Sana y los cereales enfrente de su hija— Café para la reina más hermosa de todas —le dejó un Beso en la cabeza a su esposa— Y cereal para la princesa más bonita de todas —dijo besando a su hija— Me voy a bañar —comentó— Acuérdense que tengo una cita con King Kong, Godzilla, Mario y Luigi —les dijo dirigiéndose baño.
Las rubias se miraron— ¿Qué tiene una cita con quién? —se preguntaron al mismo tiempo.
Sana giró los ojos— Detesto cuando nos habla dormidas —dijo tomando su café.
— Creo que voy a ir a patear tortugas a alguna parte —comentó la pequeña tratando de adivinar lo que le había dicho su madre.
Un rato más tarde.
La morena volvía a aparecer ya sin su transpirada ropa deportiva. Madre e hija seguían en el mismo lugar— ¿Tengo que preocuparme o ya despertaron? —les preguntó llegando Le hizo cosquillas a su hija y agarró la cara de su esposa obligándola a que la mirara— ¡Buen día amor de mi vida! —le dijo para después darle su merecido beso.
— Buen día —Contestó Sana buscando un segundo beso.
— ¿A qué se debe este madrugón que han hecho? —lo de madrugón estaba dicho con suma ironía y Sana lo sabía. Ni la rubia mayor, ni la rubia menor despertaban un sábado a las 11, como mínimo.
— Se debe a que nos vamos de shopping con Jihyo —contestó.
— ¿De shopping? —No sabía porque le extrañaba, si Sana y Jihyo siempre lo hacían. Lo raro es que llevaran a Yoon Ah con ellas y salieran tan temprano.
— Si, Jihyo quiere comprar cosas para la bebé, Yoon Ah necesita ropa nueva porque la mayoría le queda corta y yo — Tzuyu la miró— Bueno y a mí solo me gusta ir de shopping —dijo simplemente.
— ¡UN MOMENTO! —Tzuyu caía— Algo no me cierra —hizo las cuentas— Si ustedes se van, Momo queda sola y Momo no se puede quedar sola —Sana esperaba a que su esposa hiciera los cálculos— Por ende, alguien se tiene que quedar con ella... Y ese alguien es... —Miró a su esposa y a su hija que ahora compartían sonrisa malévola— NO...NO... NO NOOOOOOO —Tzuyu se negaba— Por favor no me hagan esto —les pidió— ¿Por qué no puedo ir al shopping con ustedes? Yo también necesito cosas —algo tenía que hacer.
— Cariño, ya sabes que tú y Yoon Ah tienen prohibido ir al shopping juntas —absolutamente todo el mundo coincidió con esta decisión, es más, hubo que hacer una reunión de amigos para decidirlo, y todos estuvieron de acuerdo— ¿O no te acuerdas lo que pasó la última vez? —le refrescó.
— Fue solo un ratito Sana —se defendió la morena.
— FUERON DOS HORAS CHAEYOUNG —alegó— Se quedaron dos horas en la librería— Mina tuvo que llamarme para que yo las convenciera de dejar lo que estaban haciendo y salir de ahí antes de que Momo incendiara el lugar —Sana estuvo quince minutos en el teléfono hablándole a su esposa para que saliera de ahí. Era conocido por todos en la familia y amigos, que si Yoon Ah y Tzuyu entran juntas en una librería solo Mina las podía sacar. Era una especie de transe en el que madre e hija entraban, cada una con su libro y no había quien las sacara de este, excepto Sana claro.
La morena y la pequeña se miraron compartiendo pensamientos— ¿Terminaste "La orden del fénix"? —le preguntó la adulta. La pequeña asintió.
— Mamá me va a comprar "el príncipe mestizo" —automáticamente Tzuyu miró a Sana.
— No Tzuyu, no puedes ir, lo siento —tenía que ser fuerte por el bien de todos
— Pero mamá... —La pequeña trató de ayudar a su otra madre— Pero nada, la última vez me prometieron que no iban a entrar juntas y no lo cumplieron —Dijo.
— No entramos juntas, yo entre primero y el cangurin después. Fue una casualidad que nos encontráramos ¿O no Yoon Ah? —buscó apoyo.
— Yo que tu pensaría bien esa respuesta si quieres estar leyendo Harry Potter esta tarde —le advirtió Sana.
— ¡UN CEMENTO! —la pequeña no podía dejar que eso pasara— No fue mi culpa, mami me dijo que térmicamente....
— Técnicamente —la corrigió Sana.
— Bueno eso, mami dijo que técnicamente no estábamos rompiendo ninguna regla —Sana miró orgullosa a su hija.
— Lo sé cariño —Le dijo a la pequeña para después mirar a su esposa— ¿Nos vamos? Jihyo nos debe estar esperando —anunció levantándose de la banqueta para ir a buscar su bolso.
Traicionera y traicionada se quedaron solas— Voy a ir a buscar mi... —buen intento ratita, pero Tzuyu fue más rápida.
— Ven aquí rata traicionera —le dijo— la próxima vez que Yuri venga a casa ¿Sabes quién le va a contar acerca de sus dieciséis pingüinos escondidos en el armario? —le pregunto.
— ¡No lo harías! —Su mami Tzu jamás haría eso.
— O si... sí que lo haría —la soltó apenas vio llegar a Sana.
— Sana por favor te lo pido, no me dejes sola con Momo...
— Creí que Momo y tú se llevaban bien —le dijo pícaramente.
— Si por supuesto, pero esta no es Momo, esta es una especie de alíen que vino del más allá apoderándose de ella. Es un alíen malvado, es una transformación mutante cuyo fin es absorber la alegría del mundo. Que digo mutante, es una mezcla de Cruela de vil con Scarf juntos... Es una abominación, un ser maldito que lo único que quiere es que yo la pase mal —era una forma de describir el estado de ánimo de la mayor a una semana del parto.
— Tampoco es para tanto Tzuyu —ya iban saliendo de la casa.
— ¿Te acuerdas lo que me hizo antes de ayer, cuando me olvide de comprar helado de menta granizada? —Tzuyu se tuvo que lavar varias veces el cabello para que se le saliera todo el helado que Momo le había tirado en la cabeza— ¿O cuando le dije que era mejor que usara ropa materna? —la rubia nunca vio correr tan rápido a su esposa.
— Piensa que vas a pasar tiempo con Yunjin —trató de tranquilizarla.
— Espero llegar viva para conocer al leoncín —se dijo a sí misma acomodándose en el asiento de conductor del auto.
— ¡Ya está! —Anunció Yoon Ah desde la parte de atrás del auto— Ya lo hice —repitió.
— ¿Hiciste que cosa bichito? —le preguntó curiosa la morena.
— Le mande un mensaje a Yuri contándole lo de mis pingüinos. Ya no tengo más secretos —lo dijo aliviada.
— Tan chiquita y dominada —susurró la morena.
— Dobla por acá —le señaló Sana— Momo quiere rosquillas —ordenó.
— Si cariño —contestó sutilmente mientras Yoon Ah reía en la parte de atrás— Tan grandota y dominada —dijo la pequeña riendo.
En la casa Hirai-Park.
Si la salida rápida de Jihyo del departamento, no le había dado un indicio de lo que le esperaba a Tzuyu con Momo, que la bailarina la hubiera abrazado como si fuera el último día que lo iba a hacer, la tendría que haber avivado. Y si aún no se daba cuenta, que las tres rubias le hubieran dicho "buena suerte" antes de irse, le abrieron los ojos a la cruel realidad.
— Entro, le dejo las rosquillas en la mesa y me alejo rápidamente —se decía a si misma antes de abrir la puerta— Tiene que ser un movimiento rápido y certero, no hay lugar para dudas Tzuyu —se animó— Aquí voy —agarró la manija y empujó la puerta.
— ¡SON! ¿AL FIN LLEGAS? ¿TRAJISTE MIS ROSQUILLAS? —Momo había adoptado el sillón de forma permanente.
— Aquí están —La morena hizo lo planeado dejó el paquete enfrente de la latina y se alejó.
— ¿Qué haces? —la miró Momo agarrando una de las rosquillas.
— Eeee —Tzuyu ya estaba en una de los bancos bien lejos— ¿me siento? —se hizo la des entendida.
Momo giró los ojos— Ya sé que te sientas... ven aquí —palpó un costado de sillón donde ella estaba sentada.
— Pero si aquí estoy...
— QUE VENGAS AQUÍ TE DIGO —insistió.
— Estoy yendo, estoy yendo —se apresuró a decir y a sentarse a donde le habían ordenado.
Momo se movió hacía ella— ¡NO ME PEGUES! —Tzuyu se protegió la cara instantáneamente.
La mayor se estaba cansando de voltear sus ojos— Te iba a ofrecer una rosquilla —le dijo calmada— Jamás te pegaría —Tzuyu la miró— Bueno tal vez en algún momento pudiera hacerlo, pero hoy no es el caso —le dijo— Hoy quiero que hablemos sobre mi hija —se tocó el estómago crecido.
— ¿Qué pasa con el leoncín? —Tzuyu pasó la mano y automáticamente Momo sintió el movimiento
— ¡Tzuyu! Vas a hacer que me den ganas de hacer pis —le advirtió— ¿Podemos hablar? —pidió irritada.
— Esta bien... ¿De qué quieres hablar? —preguntó.
— Pásame ese papel —la morena se estiró y agarró la hoja que de solo mirarla se notaba que tenía varias cosas escritas.
Momo agarró el papel, se aclaró la garganta y leyó— "Cosas que el bomboncito no puede hacer con mi hija" —ese era el título.
— ¿QUE? —A esta altura Tzuyu no sabía cuántas listas encabezaban su nombre— ¿Por qué solo yo tengo lista? ¿Qué hay con sus otros tíos y tías? —preguntó indignada— Porque ya desde mi panza puedo sentir la influencia que vas a tener sobre ella —explicó— así cierras tu boquita y me escuchas —ordenó— Y no me hagas burla —Le advirtió apenas vio mover la boca de Tzuyu imitándola. Tzuyu se quedó quieta y callada— Así me gusta —volvió a aclararse la garganta— Bien. Punto uno, El bomboncito no puede enseñarle ningún tipo de movimiento para conquistar chicos o chicas —leyó mirando la cara de la morena.
— ¿Y por qué no? —preguntó— Porque el mundo ya tiene una Tzuyu y una Yoon Ah, no necesita una Yunjin que ande abriendo puertas, o diciendo piropos o nada de esas cosas que hacen que el resto le preste atención —Explicó.
— Momo la niña lleva tu sangre y ¿crees que va a necesitar lecciones? —La mayor la miró— No te atrevas a mirarme así, estoy diciendo la verdad. Sin ir más lejos, antes de ayer trataste de convencer a la ginecóloga para que hiciera un trio con Jihyo y contigo —Si, eso sonaba a algo que podía hacer la mayor de las japonesas.
— JIHYO ME INCITÓ —se defendió— Además —se apresuró a hablar, tú no tienes derecho a opinar. Esta lista está totalmente supervisada por Sana y por mi esposa...
— ¿Sana estuvo de acuerdo con esto? —preguntó sorprendida.
— Incluso agregó otros puntos —explicó— Sana lo hace, porque está celosa que del leoncín me quiera más a mí que a ella —dijo— ¿Cierto leoncín? —le habló al estómago de la mayor— ¿Cierto que soy tu tía preferida? —insistió.
— Tzuyu...
— Si...
— ¡VAS A LOGRAR QUE ME HAGA PIS ENCIMA! —Las patadas del bebe hacían estragos en su vejiga.
— Tranquila, tranquila, ya lo dejé —Tzuyu se alejaba del leoncín.
— ¿ME PUEDES DEJAR SEGUIR CON MI LISTA? —la mayor no tenía nada de paciencia.
— Adelante —¿Qué más da? Tzuyu nunca les hacía caso de todas maneras.
— Punto dos, la señorita bomboncito no puede enseñarle a manejar ningún tipo de vehículo, hasta que alguna de sus madres o en definitiva Sana lo autorice —leyó.
Tzuyu levantó la mano y Momo giró los ojos— ¿Y ahora qué? —Le preguntó.
— ¿Eso incluye triciclo o bicicleta? —era una buena pregunta.
— No, no lo incluye —Aclaró— Pero...Pues entonces deberías aclararlo, porque acabo de comprar un triciclo espectacular con motor y...
— YA YA YA... PASAME EL BOLIGRAFO —ordenó. Tzuyu se lo pasó y Momo agregó la leyenda "no incluye triciclo ni bicicleta"— LISTO. ¿CONTENTA? —preguntó ofuscada.
— Muy —contestó Tzuyu— Puedes seguir —la alentó ganándose una mirada severa.
— Punto tres: La señora bomboncito no puede hablarle a mi hija de ningún tema relacionado con la palabra sexo —leyó
Sorprendentemente Tzuyu rió— La desfachatez de mi esposa por agregar ese punto —había adivinado que la idea había sido de Sana.
— ¿Cómo lo supiste? —preguntó.
— ¿Sabes cómo se puso Sana cuando Yoon Ah le preguntó de dónde venían los bebes? —Tzuyu indagaba a Momo esta vez— Se puso totalmente colorada y empezó a tartamudear. Cuando por fin pudo decir palabras, empezó a hablarle sobre la tal cigüeña... ¿Una cigüeña Momo entiendes? A los niños de hoy en día no se les puede mentir. Hay que agradecer que pregunten y no lo googleen —Relató convencida— Menos mal que estaba yo para salvarle las papas...
— ¿Era necesario que le explicaras la parte divertida de quedarse embarazada? —Momo estaba al tanto de la conversación.
— La pequeña siguió preguntando y a diferencia de mi esposa yo no tengo vergüenza en contestar. Es más —saltó— Tu... vas a venir arrodillada a rogarme para que yo hable con leoncín sobre ese tema —advirtió.
— ¿Y porque en mi sano juicio haría eso? —a la abogada no le gustaba la idea de que Tzuyu le enseñara esas cosas a su hija.
— A ver... ¿Qué harías tu si el leoncín viene y te pregunta lo que Olivia le preguntó a Sana? —Indagó.
— Pues... Pues le diría que... que... esteeee... que eso —la cara de la mayor iba agarrando color oscuro.
— ¿Qué cosa? —Tzuyu reía.
— ESTA BIEN LO ADMITO, USARIA LA CONDENADA CIGÜEÑA ¿CONTENTA? —se cruzó de brazos
— ¿Te das cuenta? Lo va a terminar googleando... ¿Eso es lo que quieres? ¿Qué tu hija ponga en un buscador la palabra sexo? —La morena sabía que había ganado la batalla.
Momo agarró la lista y tacho el punto tres— ¿CONTENTA? —volvió a preguntar.
— Muy —respondió victoriosa la deportista— Venga eso cinco leoncín —Tzuyu chocó su palma con el estómago de Momo.
Momo se paró rápidamente y corrió al baño sin olvidarse de insultar a Tzuyu en el camino.
Tzuyu aprovechó para agarrar la lista y echarle un vistazo— Tzuyu no puede hacer esto se dijo a si misma —Tzuyu no puede hacer lo otro— Tzuyu bla bla bla bla. Nadie obliga a Tzuyu a nada —se dijo muy segura.
— Tzuyu... —Momo aparecía de la nada y Tzuyu pegaba un salto del sillón.
— Perdón Momo quise decir que voy a hacer lo que tú me digas...
— Tzuyu...
— Es más ahora mismo estoy firmando la lista —agarró la lista y firmó el papel— Aquí esta ¿ves?...
— CHAEYOUNG —Momo la silenció— ROMPÍ FUENTE —le dijo.
— Prometo que... ¿QUE? ¿QUE ROMPISTE? —Le preguntó— No te preocupes, sea lo que sea, seguro que podemos encontrar otra parecida o igual —Volvió a sentarse.
— QUE VA A NACER MI BEBÉ POR DIOS —repitió con más fuerza.
La morena volvió a salta del sillón— ¿CÓMO NO ME LO DICES ANTES? —preguntó.
— HACE HORAS QUE TRATO DE DECIRLO —respondió— Y AHORA NECESITO QUE TE CALLES Y ME LLEVES AL HOSPITAL —trató de sonar calmada pero no lo logró.
— Si si si si si si —Tzuyu corrió a la salida.
— ¡TZUYU! —La mayor volvió a llamarla— SE SUPONE QUE TIENES QUE AYUDARME —explicó estirando los brazos para que la morena la asistiera.
— ¡Te tengo! —Le dijo— Aguanta leoncín, que vamos en camino —y ambas salieron del departamento.
Llegando al hospital.
— ¿Era necesario que manejaras como si estuviéramos huyendo de la policía Son? —Le preguntó Momo ella, abrazada a la otra, caminaban por el pasillo del hospital rumbo a recepción— Perdí la cuenta de cuantos semáforos en rojo te pasante —reprochó.
— Iba con la sirena puesta —se defendió.
— Que tu vayas cantando no cuenta como sirena —le aclaró— Ugghh —chilló Momo apoyándose en Tzuyu.
— Momo ¿Estás bien? —la mayor no contestaba— Momo... MOMO.... SOCORRO... NECESITAMOS UN DOCTOR —pidió desesperada.
— CHOU ¿PUEDES DEJAR DE SER TAN DRAMATICA? —le pidió mientras varios enfermeros venían con una silla de ruedas.
— Gracias que trajeron la silla, esta mujer me está estresando —Dijo la morena sentándose en la silla de ruedas. Los enfermeros y Momo la miraron— ¿No es para mí cierto? —asintieron y Tzuyu cambió su lugar con la mayor— Vamos, vamos —Los alentó Tzuyum
Ambas llegaron a recepción y Tzuyu se adelantó a hablar con la mujer que atendía_ Disculpe, traigo a una embarazada —informó.
— ¿Su esposa? —preguntó la mujer.
— No me haga reír quiere —se apresuró a decir la mayor.
— ¡OYE! —Se defendió la morena— Para tu información yo sería una excelente esposa para ti —la apuntó con el dedo.
— ¿Una esposa que casi me mata manejando hasta el hospital? — le preguntó.
— Una esposa preocupada por ti —le dijo rápidamente.
— No me malinterpretes, me encantaría despertar al lado de ese trasero —la recepcionista aprovechó y miró la cola de la morena.
— A mí tampoco me importaría —dijo la mujer.
— Pero no soportaría tus ataques sexuales —miró a la mujer— Así como la ve, esta diminuta mujer, deja en coma a su mujer unas dos o tres veces por semana —contó.
— ¿En serio? —Se sorprendió— Yo no daba ni dos dólares por ella —dijo.
— Créame que cuando la vi por primera vez, yo no daba ni un dólar —le aseguró la embarazada.
— MOMO ¿NO ESTABAS ADOLORIDA? —Tzuyu se vio desprestigiada y tuvo que intervenir.
— Bomboncito, no seas maleducada, estoy hablando con esta mujer —le dijo— Y un día... rompió la puerta del baño... — la morena cansada de esas historias se sentó en una silla a la espera de que naciera su sobrina.
Media hora más tarde.
Tzuyu caminaba de un lado al otro por el largo pasillo. Hace más o menos veinte minutos se habían llevado a Momo para prepararla para el parto, encima ni Sana ni su esposa hacían acto de presencia. O al menos hasta ahora.
— TZUYU —Jihyo llegaba corriendo seguida de Sana— ¿QUE PASO? ¿DONDE ESTÁ MOMO? —le preguntaron a la vez.
— Fue mi culpa —les dijo— estábamos repasando la lista de las cosas que yo podía y no podía hacer con el leoncín y —miró a su esposa— A propósito, Sana... el punto dos, ¿En serio? deberías agradecérmelo cigüeña —Le dijo.
Sana se escondía avergonzada en la espalda de Jihyo— JIHYO... MOMO —le recordó.
— Si si claro... y cuando logré convencer a Momo de que lo ideal es tachar el punto tres, el leoncín y yo chocamos lo cinco, y Momo se fue corriendo al baño y al parecer rompió algo que no es fácil de remplazar o algo así...
— Señorita Park —un doctor salía de la sala y llamaba a la bailarina.
— YO —Jihyo levantaba la mano.
— Venga conmigo que la vamos a preparar, su hija está lista para Salir —les dijo y la rubia no tardó en seguirlo.
— Ven aquí —Sana tiró de la deportista y ambas se sentaron— Estoy muy orgullosa de ti ¿sabes? —le dijo besándola.
— Fue mi culpa —insistió.
— Claro que no amor. Ya era hora de que naciera y además mal que me pese, seguro que el leoncín...
— No le digas así —Interrumpió.
Sana giró los ojos— que Yunjin quería salir para conocerte —Terminó iluminando la cara de la morena.
— ¿Tú crees? —le preguntó.
— Por supuesto cariño. No sé cómo lo haces, pero todas caen rendidas a tus pies —bromeó.
— ¿Dónde está el cangurin? —preguntó— La dejamos en lo de Mina. Por las dudas tuviéramos que quedarnos mucho tiempo —explicó.
— Sana... —llamó.
— Dime...¿Tú crees que...?
— ¡CHICAS! —El resto de los amigos de las chicas aparecían en el hospital.
— ¡CANGURIN! —Tzuyu recibía en sus brazos a su hija.
— Lo siento - se disculpó la cantante— No podía tranquilizarla —la niña quería conocer a la bebé.
— ¿Ya nació? —le preguntó Yoon Ah a su madre.
— No bichito, todavía no. Pero falta poquito —le contó.
— ¿Cuánto? —insistió.
— ¿Le gusta esperar a la tía Momo? —preguntó la morena.
— No. Si la hacemos esperar nos mata —contestó la pequeña.
— ¿Ves? El leoncín no la va a hacer esperar entonces —concluyó.
Satisfecha con la respuesta, la niña recostó la cabeza en el hombro de su madre, hasta que el sueño la venció. Tzuyu miró a su esposa que hablaba con sus amigos y después dormida en ella. Sus pensamientos estaban en el futuro.
Un rato largo después.
— ¡ES UNA NENA! —Jihyo anunciaba a sus amigos la llegada de su hija.
— Eso ya lo sabíamos Jihyo —aclaró Jeongyeon
— ES UNA HERMOSA Y SALUDABLE NENA —Ahora si un poco más de información y todos aprovecharon el momento para abrazarla.
— ¿Podemos verla? —Tzuyu quería conocer a la mini Momo.
— Por supuesto... Pero no hay que hacer mucho lio —le dijo abriendo la puerta para que pasaran uno por uno— ¿Dónde está Tzu? —preguntó.
— Yoon Ah tenía hambre, fueron hasta la cafetería —contestó Sana entrando con la rubia.
Momo estaba despierta y tenía a la pequeña llorando en sus brazos— ¿Es normal que llore tanto? —le preguntó a una de las enfermeras.
La mujer rio ante la madre primeriza— Por supuesto, no sabes lo que te espera. Tienen media hora de visita —dijo al grupo y se fue dejando a las chicas en una habitación inundada por el llanto de la nueva incorporación a la familia Hirai.
— Chicas —las llamó Jihyo agarrando a la pequeña— les presento a Yunjin Hirai Park —Cada una fue agarrando a la pequeña.
— ¿Cómo te sientes? —Sana le preguntaba a la mayor.
— Creo que el bomboncito tenía razón, porque me siento como si hubiera tenido que expulsar un balón por mi vagina —le dijo— ¿Yoon Ah lloraba así? —le preguntó al escuchar los llantos de su hija cada vez más intenso— Jeongyeon, aleja tu cara de mi hija, la estás asustando —aún cansada no podía con su ser.
— Yoon Ah lloró toda la noche —Sana recordaba ese día como si fuera ayer— Nada la calmaba —contó mirando como Jihyo hamacaba a Yunjin probando suerte, pero no lograba nada.
Unos golpecitos en la puerta llamaron la atención de todos— Permiso —Yoon Ah entraba con un león gigante en sus manos, una bolsa de Mc Donald en la otra y varios globos atado cintura— ¿Alguien me puede ayudar? —preguntó recibiendo la ayuda pedida— Dice mami Tzu que ordenó todos sus favoritos —Señaló la bolsa enorme de hamburguesas.
— ¡Pásenme la de queso por favor! —suplicó la japonesa mayor.
— ¿Estás segura de que puedes comer? —le preguntó Chaeyoung.
— Al diablo con eso, quiero mi hamburguesa —ordenó.
Yoon Ah trepó a la cama de su tía tratando de ganar altura para ver a su prima— ¿Por qué llora? —le preguntó a su mamá.
— Porque no está acostumbrada a estar afuera aún —contestó mientras Jihyo se acercaba a Yoon Ah con la pequeña en sus brazos.
— Mira Yunjin, está es Yoon Ah, tu prima —explicó acercando la bebe a la niña.
— Hola leoncín —saludó— Mami Tzu y yo te compramos un león, se llama Uno —levantó el oso para que la bebe lo viera— A mi mami ya la vas a conocer porque ahora se quedó rompiendo el corazón de un par de enfermeras, ya te vamos a enseñar a hacerlo —A falta de Tzuyu, estaba Yoon Ah para dar lecciones— Yo soy cangurin y tú eres leoncín y seguro a ser igual de genial como mi mami Tzu y yo —Sana y Momo se miraron. Yoon Ah y Tzuyu siempre eran las "geniales"— Bienvenida a la familia —La pequeña le quiso dar un beso, pero el llanto de la bebe se hizo más fuerte— ¿Hice algo mal mamá? —le preguntó a su rubia madre.
— No cariño —contestó— es normal que llore así —explicó.
Jihyo le dio la bebe a su esposa para que tratara de darle de comer— dale tiempo Momoring —le dijo Sana al ver que la mayor se desesperaba cuando Yunjin no quería agarrar su pecho.
Otros golpes en la puerta llamaron la atención del grupo — Perdonen es que... —Tzuyu entró excusándose, pero la bebe acaparó su atención— Leoncín... —se acercó a la cama— ¿Puedo cargarla? —le preguntó a la mayor que asintió sin problemas. Apenas la pequeña estuvo en los brazos de Tzuyu el llanto terminó.
— Por supuesto que iba a pasar eso —dijo Momo y todos estuvieron de acuerdo. Yoon Ah no muy de acuerdo con esa situación se fue inmediatamente en busca de Tzuyu.
La morena ayudó a que su hija se trepara en su espalda y así con Yoon Ah arriba de ella y con Yunjin en sus brazos se empezó a mover por la habitación seguida por los ojos te todos.
— Hola leoncín —saludó— Bienvenida a este mundo. Es un mundo loco, pero vamos a ayudarte a que te adaptes ¿cierto Olivia? —su niña movió la cabeza en forma afirmativa— ¿Y dijiste que es miembro de nuestro club de las geniales? —Volvió a preguntar y volvió a obtener una respuesta afirmativa— Bienvenida al club entonces, le dijo— No te preocupes tus madres y tus demás tías sean unas nerds aburridas, el cangurin y yo vamos a asegurarnos de que no se te pegue lo nerd ¿cierto osito pooh? — recibió la tercera respuesta definitiva
— Alguien debería decirle algo —dijo Nayeon— Se ven tan condenadamente adorables que es imposible interrumpirlas —Todos pensaron lo mismo. Todos excepto Sana que tenía su mirada en el futuro.
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