Capítulo 53.- El ataque de los buitres

Desde que Tzuyu conoció a Sana, la morena sintió que de alguna forma su padre y su madre desde el cielo la estaban poniendo a prueba. "Algún día vas a conocer a la chica que te domine y te traiga como quiera hija, así como yo tengo a tu padre" Le dijo su madre después de la tercera noche seguida que Tzuyu llegaba a su casa con cara de haber tenido sexo toda la noche y sin acordarse el nombre de la chica "Creo que empezaba con V... Victoria, Vanesa o algo así" le respondió a su mamá cuando le preguntó con quien había estado. El sexo en casa de los Chou jamás había sido un problema. Tzuyu les contaba a sus padres cada detalle, así como cuando ella los enganchaba haciendo de las suyas simplemente se daba vuelta y dejaba que terminaran su habitual rito sexual. De hecho, era su mismo padre, el que la codeaba cuando pasaba una linda mujer por delante de ellos o hasta a veces su madre la que la felicitaba cuando Tzuyu le señalaba una de sus conquistas. Su padre decía que Tzuyu hechizaba a las mujeres y que aquella que tuviera el escudo protector de ese hechizo iba a hacer que la morena saltara por los aires. No muy lejos de esta teoría, pero sí de la magia, su madre, después de ver como Tzuyu con tan solo catorce años seducía a una de sus compañeras de elenco, decía que la atleta tenía un don para penetrar en la mente de las chicas y engatusarlas para que cayeran perdidamente enamoradas de ella y que aquella damisela que no dejara que Tzuyu leyera su mente sino más bien que compartiera sus pensamientos con su hija, iba a ser la afortunada en tenerla a sus pies. Pues déjenme decirles una cosa, ninguno de los dos podía estar más en lo cierto. Y Tzuyu sabía que desde el cielo sus padres se estaban riendo de ella porque Sana era la que tenía el escudo protector contra sus hechizos, porque era la rubia la que no dejaba que Tzuyu la leyera sino que ayudaba a que Tzuyu lo hiciera. Sana la trae como quiere, la tiene a sus pies, la vuelve loca y cuando Sana no puede, la ayuda de su hija termina de sepultar el poco valor que le quedaba a Tzuyu contra los caprichos Minatozaki. Lo peor de todo es que a Tzuyu le encantaba que fuera así, mejor dicho, de sepultar el poco valor que le quedaba a Tzuyu contra los caprichos Sana. Lo peor de todo es que a Tzuyu le encantaba que fuera así, mejor dicho, amaba que fuera así y amaba aún más el hecho de que faltaba tan sólo una noche para hacer a esa mujer, que quebró todos sus esquemas, que frenó la magia de Tzuyu y que la trae como quiere, su mujer, su esposa.

Ahora bien, el tema de no poder decirle que no a Sana se tornaba de mayor dificultad cuando después de levantar 110 Kg. En el banco de pecho en el gimnasio Chaeyoung recibía mensaje de su novia que decía "NECESITO que vengas a casa". Mensaje que para la morena podía significar dos cosas: Sexo o problemas. La cuestión era que, como la noche anterior de la boda la iban a pasar separadas, Tzuyu se había ido del departamento dejando a Sana prácticamente al borde de encerrarla en el baño, así que por deducción lógica y para lamento de Tzuyu, sexo no podía ser, por lo que la dejaba con lo siguiente en la lista... problemas.

— ¿Te vas? —le preguntó su preparador físico cuando la vio caminar rumbo a las duchas.

— Si... Nos vemos en la boda... si es que me caso —esto último lo dijo por lo bajo. Ese "necesito que vengas a casa" podría significar tranquilamente un "Me di cuenta que no me quiero casar contigo" Tzuyu sacudió la cabeza para borrar esos pensamientos de la cabeza. Sana la amaba, no podía hacerle eso ¿O sí?.

En la puerta del departamento Satzu.

Tzuyu pegaba la oreja en la puerta— No se oye nada -—se dijo a si misma— ¿Tal vez una junta de la LJPDM? —Se preguntó— No —sacudió la cabeza— No puede ser, yo las prohibí y además la presidenta llega de Los Ángeles mañana —sin presidenta no hay junta— ¿tal vez se me fue la mano despertando a Sana de esa manera? ¿Cuántos años de cárcel me darían si mato a mí, pronto por ser esposa, a puros orgasmos? —Volvió a sacudir la cabeza. Sana estaba bien cuando la dejó para irse a entrenar y después al gimnasio. Pero se suponía que Tzuyu iba a pasar la noche en casa Mohyo mientras Momo se quedaba en la suya con Sana. Volvió apoyar la oreja, tenía que haber algo, algún sonido que le diera la pauta que tenía que enfrentar... lo siguiente no lo vio venir, la puerta se abrió de golpe dando lugar a una caída aparatosa de la morena en el piso de su entrada.

Tzuyu estaba boca arriba y Jihyo la miraba desde arriba— ¿Jihyo podrías ayudarme a...? —No pudo terminar porque lo siguiente que pasó fue que tenía el cuerpo de Jihyo arriba del suyo.

— Siempre supe que iba a llegar este día —La bailarina empezó a besar todo el rostro de la morena.

— Jihyo...Jihyo... —A Tzuyu le sorprendió la fuerza que tenía la rubia.

—:¡MOMORIIIINNNNNG! ¡VEN A VER LO QUE CAYO DEL CIELO PARA MÍ! —Y Tzuyu tembló. Momo iba a ver a su esposa encima de la morena y la deportista no iba a llegar viva al alta.

— ¿Qué pasó amor...? Vaya... vaya... vaya. Pero miren a quien tenemos aquí, el bomboncito acosando a mi esposa —dijo con una sonrisa malévola.

— Estoy segura de que es al revés —se defendió Tzuyu.

— Momoring trae algo para atarla y llevárnosla a casa, Sana no va a notar su ausencia, mañana se la devolvemos para que se case —Daba miedo sentir la seguridad en el plan formulado por la bailarina.

— Jihyo cariño, Sana le pidió a Tzuyu que viniera, si el bomboncito no se presenta Mina lo va a notar —explicó. Al ver la cara triste de su chica agregó— Pero tócala un poco más mientras yo distraigo a Sana —Momo volvió a la sala y Jihyo aprovechó para seguir acosando a Tzuyu.

— Jihyo me haces cosquillas... Jihyo ¿Qué estás haciendo? Cuidado donde metes la manos... ¡JIHYO! ¡AUXILIOOOO! —gritó la morena.

— Jihyo —Sana al rescate— Deja de tocar a mi prometida —la bailarina se levantó y se fue a la sala saltando alegremente, no sin antes darle un abrazo a su rubia amiga y susurrándole algo así como "tiene un trasero hermoso" mientras Tzuyu se levantaba del piso.

— ¿Aún sigo siendo tu prometida? —le preguntó la morena a Sana acercándose lentamente a ella.

Sana sonrió— Por supuesto amor —Sana la atrapo en sus brazos— ¿Te asustó el necesito en mayúsculas? —le preguntó mientras besaba el mentón de su novia.

— Mucho —confesó Tzuyu.

— Fue idea de Momo —besó su mejilla— Y debo admitir que tiene razón —Besó su nariz— eres una dominada —besó sus labios y se quedó por un rato largo en esa posición.

— ¡No lo soy! —No engañas a nadie Tzuyu.

— Lo que te sirva para convencerte cariño... ¿Por qué tienes el rostro mojado? —le preguntó pasándole la mano para secárselo.

— Jihyo me lamió entera —contó— tengo lamidas hasta en el estómago —la bailarina había sido rápida.

Sana giró los ojos— Tienes prohibido dormir sin pijama esta noche —le dijo agarrándole una mano para empezar a guiarla hasta el salón.

— Totalmente de acuerdo —se dejó llevar por su chica— Oye... ¿para qué...? —Tzuyu se frenó en seco ante la escena que vio. Su sala estaba llena de mujeres de todo tipo, altas rubias, morochas, pelirrojas, tatuadas, más jóvenes, más viejas y así las descripciones podían seguir todo el día. Al principio pensó que se trataba de alguna especie de sueño el que estaba teniendo y que ahora venía la parte en donde todas se peleaban por tener sexo con ella y Sana vestida de súper héroe, porque cualquier traje le quedaría pintado, ganaba la batalla y se quedaba con la morena.

Idea que Tzuyu dejó de lado cuando Sana empezó a hablar— Gracias a que la fecha de nuestra boda fue revelada por un "error" de una de nuestras damas de honor...

— TE DIJE QUE ESOS PERIODISTAS ME ENGAÑARON —se defendió Momo— ME DIJERON QUE ERAN CLIENTES DEL BAR —la abogada se refugiaba en los brazos de su esposa.

— TE HE DICHO VEINTE VECES QUE NO TE EMBORRACHES SOLA —le advirtió Sana— NO SABES CERRAR TU BOCOTA —acusó.

— Sana, Momoring está muy arrepentida —habló Jihyo— Además como después no iba a poder tomar por mucho tiempo era su despedida —contó.

Tzuyu, que se sentía sumamente observada por las casi cincuenta, tal vez un poco más o un poco menos, mujeres que se acomodaban como podían dentro de su living: decidió que era hora de intervenir.

— ¿Podemos ir al grano por favor? Quiero saber quiénes son estas mujeres —por más que esta última parte la dijo en voz baja, varias la alcanzaron a escuchar.

— Cariño ¿En serio no te acuerdas de ninguna de ellas? —le preguntó Sana que se metía de nuevo en la conversación.

Tzuyu volvió a dar un vistazo general— No —afirmó— ¿Son invitadas tuyas, familiares o algo así? —preguntó.

— Déjame ayudarte a recordar —Una morocha que estaba sentada en una de las banquetas se paró y se sacó la remera dejando ver sus pechos. Ambos tenían un arito colgando pezón. A la morena esa parte le parecía conocida.

— Tal vez te acuerdes de esto —Otra mujer, esta vez una rubia, alta y muy delgada se paraba y se bajaba los pantalones quedándose en ropa interior para luego darse vuelta y mostrar su trasero. En el cachete izquierdo de la cola tenía un corazón que decía "love".

— Y si todavía no caes con eso —otra mujer vestida de traje se metía en las demostraciones— tal vez te acuerdes de aquella vez que tuviste que salir por el balcón de mi casa porque mi marido te perseguía con una escopeta.

Tzuyu abrió los ojos grandes y cayó— ¡Aaaaaaaaaa! —Dijo mirando por toda la sala— ¡UN MOMENTO!... ¿A caso yo me acosté con todas ustedes? —hizo la pregunta en general.

— ¡SIIIIIII! —fue la respuesta de la mayoría. Algunas solo se limitaron a asentir.

— A mí me parece que a Tzuyu todavía no le quedó claro —dijo Momo— Tal vez deberías mostrarle tus pechos de vuelta —les pidió a las mujeres con los pechos perforados.

— O tal vez alguna otra quiera mostrar algo Momoring —se metió Jihyo— Todas tienen que tener la misma oportunidad ¿Quién quiere mostrar sus pechos? — preguntó recibiendo miradas por eso.

— YO CREO QUE TZUYU YA ENTENDIÓ —Sana no quería más desnudes— Debido a que la fecha de la boda fue revelada —miró de vuelta a Momo— he estado recibiendo mensajes de advertencia y después del décimo me cansé y empecé a citar a estas señoritas aquí en casa para que tu —Sana le agarró la mano a su novia, dejando en claro a quien le pertenecía ahora— oigas lo que tienen para decirte —Tzuyu miró a Sana directo a sus ojos.

— ¿Puedo hablar un segundo contigo a solas? —le pidió desesperadamente.

— En seguida volvemos —Les dijo Sana mientras arrastraba a Tzuyu hacía la habitación.

— Sigue teniendo un hermoso trasero —fue el último comentario que escuchó Sana antes de cerrar la puerta.

— ¿Qué se supone que estás haciendo? ¿Viste cómo me miraban? Me quieren matar, me quieren cortar a pedazos y con mis partes preparar diferentes bocados para Hannibal —Sana giró los ojos.

— Deja el drama quieres, que si hay alguien que tiene que estar quejándose, tendría que ser yo —le dijo Sana.

— ¿Tu? Pues yo no veo a Lily o a Bangchan entre esa manada de buitres hambrientos dispuestos a despedazarte... ¿Cómo se te ocurre invitarlas? —Tzuyu abría la ventana del cuarto al balcón— ¿Crees que me dolerá mucho caer desde aquí al balcón de la Señora Fowler? —mientras le preguntaba cruzaba una pierna por la baranda.

— ¡Ven aquí! —Sana la tiró para adentro de nuevo— Las traje porque algunos mensajes me dieron mucha pena y...

— ¡NO LO PUEDO CREER! Resulta que no te da pena maltratar a la gente que organiza tu boda, pero cuando se trata de mujeres que quieren maltratar a tu futura esposa, aunque no creo que llegue viva, te mueres de la pena. Lo siento cariño. Quiero que sepas por las dudas que fuiste, eres y serás el amor de mi vida —La besó y se dirigió.

— ¡NO LO PUEDO CREER! Resulta que no te da pena maltratar a la gente que organiza tu boda, pero cuando se trata de mujeres que quieren maltratar a tu futura esposa, aunque no creo que llegue viva, te mueres de la pena. Lo siento cariño. Quiero que sepas por las dudas que fuiste, eres y serás el amor de mi vida —La besó y se dirigió hasta el balcón— Dile a Yoon Ah que la amo — agregó.

— Si te tiras lo más probable es que nunca más vuelvas a jugar al básquet —le advirtió

— Estoy segura de que Dios tiene un equipo en el cielo —contestó— ¿Quieres que le de tus saludos a alguien? — Preguntó desde la baranda— A ¿Amy Winehouse quizás? —agregó.

— Si te tiras no vas a ver crecer a tu sobrino o sobrina —intentó por otro lado.

— Estoy segura de que tú te vas a encargar de mostrarles fotos mías y de contarles lo maravillosa que era. Por favor trata de convencer a Momo de que no le ponga nombre de bebida alcohólica... ayer quería llamar al bebe Jack Daniels si era nene y Bloody Mary si era nena —le contó.

— Si te tiras no vas a alcanzar a ver la ropita que me compre para la luna de miel —Los ojos de Tzuyu se abrieron aún más grande.

— ¿Puedo verla ahora? —preguntó.

— No —contestó rápidamente su novia.

— Estoy por morir —se quejó— se supone que tienes que concederme un último deseo —presionó.

— Como quieras. Tírate entonces —se dio vuelta y caminó hasta la puerta— Ya mencioné que el hotel a donde vamos tiene una mesa de pool la cual me tomé la libertad de contratarla solo para nos...

Antes de que pudiera terminar Tzuyu la había apretado contra la puerta— Si terminas lo que estabas por decir te atienes a las consecuencias de que cincuenta mujeres te escuchen gritar como nunca antes ¿me oyes? —Le advirtió— Terminas esa frase y no va a haber puerta que me encierre Minatozaki —la apretó un poco más contra la puerta y puso todo su cuerpo sobre la espalda de su chica. Sólo se escuchaba la respiración de Sana. Tzuyu besó su cuello— Bien —dijo reincorporándose— Adelante los valientes —salió de la habitación para enfrentar a los buitres dejando a Sana pidiendo por más.

— nosotras —terminó la frase la rubia— Dios... De la luna de miel no llego entera... —suspiró y siguió los pasos de su novia.

Cuando las dos volvieron a la sala— SANA...SANA —La llamó Momo— Ven a escuchar esto... —la agarró el brazo y la llevó hasta el frente de la sala— ¿A CUANTAS DE USTEDES DEJO EN COMA EL BOMBONCITO? —Se sintió un murmullo generalizado seguido de brazos levantados— No eres la única Minari —le dijo su amiga.

— Y con más razón tienes que prestarnos a Tzuyu —agregó Jihyo.

— ¿ALGUNA SABE COMO FRENARLA? —preguntó Sana.

— Mi marido la frenó con una escopeta si te sirve de algo —todas rieron.

— Yo estoy casi segura que me siguió tocando aun cuando yo estaba en coma —contó otra.

— ¿Probaste con encerrarla? —pregunto una pelirroja.

— Si, pero rompe las puertas —el murmullo fue mayor ante la contestación de Sana.

— OIGAN... estoy aquí por si no se dieron cuenta —se defendió Tzuyu.

— Y mira Sanake, estás dos de acá —Momo no hizo caso a la morena y señaló a dos mujeres muy parecidas— son madre e hija —le dijo.

Sana miró a Tzuyu, la morena no sabía dónde esconderse.

— Salió de mi cuarto y se metió al de mi hija —contó la mayor de las dos.

— PENSÉ QUE ERA EL BAÑO —se defendió la morena— Pues no te detuviste cuando viste que no había ducha ni lavatorio —le dijo la hija.

— Pero lo divertido no termina acá —dijo Momo— te presentó a las Trillizas Mc ellen —señaló a tres mujeres totalmente iguales— Mari, Sari y Lari —la abogada hizo las presentaciones

— NUNCA ME DIJERON QUE NO ERAN LA MISMA PERSONA —Tzuyu ya sabía cuál iba a ser el reproche.

Las trillizas giraron los ojos al mismo tiempo— ¿Y nunca sospechaste cuando una vestía de rojo y al ratito aparecía usando negro? —le preguntó Mari.

— Para serles honestas, nunca presté atención a la ropa de ninguna... y hablo por todas en general —Sana la reprimió con una mirada y Tzuyu se encogió de hombros.

Momo caminó hasta donde estaba Tzuyu y le dio un abrazo— Eres mi nueva ídolo bomboncito —le dijo en secreto. Jihyo interrumpió el hermoso momento y aclarándose la garganta vociferó— Quiero que por favor le digan a Tzuyu las cosas que les molestaron, así ella puede disculparse correctamente y yo dejo de recibir mensajes de aviso ¿Ok? —Todas asintieron— Bien... ¿Quién quiere empezar? —Preguntó.

Una mujer de tez pálida, con varios tatuajes y con una vestimenta bastante gótica, se paró de su asiento y comenzó a hablar— Salí con esta mujer —señaló a Tzuyu— durante meses, y ni una sola vez dijo mi nombre correctamente... Me decía Estela, Andrea, Marcela... No lo aguanté más —dijo.

— ¿Y cómo es tu nombre? —preguntó Jihyo— Me llamo Mariela... MARIELA ¿Entiendes? —le dijo fuerte a Tzuyu, una Tzuyu que cada vez se iba refugiando más en las espaldas de Sana.

Sana empujó a su novia para que enfrentara la situación— Eeeee... bueno... Graciela...

— ¡MARIELA! —la corrigieron todas Mariela, Mariela— se pegaba en la cabeza Dios no sé por qué no se me quedan —tomó aire— Nunca fui buena con los nombres, así que te pido disculpas sinceramente —le dijo.

— ¿Saben lo que me hizo a mí? —una pelirroja que hablaba medio raro como si fuera de otro país o algo así se puso de pie muy afligida— Me dijo que me iba a pasar a buscar y como se me hizo tarde cuando llegué la encontré teniendo sexo con mi compañera de cuarto —señaló a otra de las chicas que estaba allí y que vestía a lo gótico.

— PENSABA QUE ERAS TU, NO ME ACORDABA COMO ERAS Y BUENO TU COMPAÑERA TAMPOCO ME DETUVO... ¡AUCHH! —Sana le había dado un golpe en el brazo.

— No le eches la culpa al resto —le dijo— Miren —Tzuyu les habló a todas— con las que sea que haya estado antes de irme a Londres, es decir cuando era adolescente, les pido mil disculpas por el trato que les di. Estoy segura que ninguna de ustedes se lo merecía —Miró a una que tenía pinta de sadomasoquista— tal vez ella si se lo merecía —le susurró a Momo y la japonesa estuvo de acuerdo— Estaba pasando por el peor momento de mi vida y usaba el sexo y el alcohol como excusa para maltratarme, así que nuevamente pido disculpas de corazón —Les dijo.

Una por una de las que se sintió aludida por las disculpas de Tzuyu, fue desfilando por el pasillo rumbo a la puerta— Perdón... Perdón... Perdón... —les iba diciendo la morena— cuando llegó el turno de la masoquista— Perd...¡UUUHHH! —Tzuyu recibió un golpe en el estómago.

— Eso fue por haberme hecho comprar el látigo y las cadenas en vano —le dijo y salió.

Sana se agachó para ver a su novia— ¿Sabes que te lo mereces no? —le dijo acariciándola.

— Sip —contestó— pero no deja de ser doloroso —agregó mientras recuperaba el aire.

— ¡GUAUU! El sexo con ella debe haber sido rudo —comentó Momo.

— Momoring ¿podemos comprar látigos y cadenas? —preguntó la bailarina.

— Luego vemos cariño, luego vemos —Tampoco era que estaba opuesta a la idea.

Sana miró a la sala donde quedaban unas pocas mujeres, unas seis o siete más o menos— ¿Ustedes fueron después de Londres? —les preguntó.

— Yo sólo vengo a recuperar mis juguetes. Me salieron caros y ando escasa de plata —dijo una.

— Lo siento, pero yo misma me encargue de tirar todo lo que Tzuyu tenía en su cajón —le dijo Sana— lo más probable es que haya estado allí —dedujo— Pero no te preocupes porque Tzuyu te va a devolver el dinero ¿cierto cariño? —la rubia miró a su novia que se estaba reincorporando.

— ¿Cuánto es? —le preguntó sacando su billetera.

— Con quinientos lo arreglamos —pidió la mujer.

— ¿Queeeee? ¿Estás loca, borracha, drogada o qué? Trescientos por un condenado consolador —no era momento de pelear por plata Tzuyu.

— Estoy un poco fumada y además era importado y vibraba con mucha potencia, ahora no se consiguen iguales —Aclaró.

— Pero...

— TZUYU —la frenó Sana— DALE EL CONDENADO DINERO DE UNA VEZ POR TODAS... Y SI ALGUNA DE USTEDES VINO POR PLATA —miró al resto— PIDAN Y VÁYANSE —Dos más se pararon y exigieron su dinero.

— ¡OYE TU! —Momo llamaba a la del juguete— ¿Me puedes decir el nombre del juguete? Tal vez pueda conseguirlo —mientras Tzuyu les daba plata a las otras dos, esta le escribía en un papel a la abogada.

— La que sigue —le dijo la fotógrafa a las cuatro mujeres que quedaban— Yo vine solo para saber si era cierto que Tzuyu se casaba, no podía creer que la hubieran agarrado... ¿No hay vuelta atrás? —Preguntó una mujer muy linda con rasgos asiáticos

— Ni una chance —contestó Sana— Gracias por venir —le señaló la salida.

La chica caminó hasta donde estaban las dos parejas de amigas y se frenó justo en frente de Sana y Tzuyu, la morena se escondió detrás de su novia— ¿Chances de un trió tampoco —les preguntó.

— Lo siento, pero yo no comparto a Jihyo —le dijo Sana.

— Ni yo a Sana —agregó la morena y la chica siguió caminando.

— ¡OYE! —Momo la frenó— Llámanos —le pasó su tarjeta y Jihyo le guiño un ojo. La asiática sonrió y salió.

— ¿Alguna que haya venido solo por el espectáculo o por el placer de ver a Tzuyu sufriendo? —Dos de las tres que quedaban se pararon.

— Valió la pena venir —dijo una mientras se iba.

— Lo único que lamento es no poder volver a tocar ese trasero — dijo la otra que también siguió su camino

— ¿Y a ti que te hice? —le preguntó Tzuyu a la última que quedaba, era una chica muy bonita, con curvas pronunciadas y que caminó hasta ellas con suma elegancia.

— Yo solo quería hacer esto —agarró la cara de la morena y le plantó un beso— Fue un placer —le dijo y se fue.

— Les juro que no lo vi ven... —Jihyo le planto otro beso

— Es cierto —confirmó la bailarina— es un placer —dijo.

— A ver... déjame probar... —Momo también quería su beso

— ¡MOMO! NO TE HAGAS LA VIVA —le advirtió Sana.

— Pero no es justo, yo también quiero —la mayor de las japonesas se cruzaba de brazos— Además Jihyo se la lleva esta noche —dijo— ¿Cuándo me toca mi tiempo con ella? —preguntó.

— ¿PUEDEN DEJAR DE HABLAR DE MI COMO SI FUERA UN PERRO? —Pidió la morena

— Hablando de eso Jihyo —Sana la señaló— tienes terminantemente prohibido tocar, besar o cualquier otra forma de cariño que se te ocurra hacerle a Tzuyu ¿De acuerdo? —exigió.

— Pero...

— Pero nada Jihyo. Está prohibido y punto —repitió— ¿Dónde está Tzuyu? —preguntó por la morena desaparecida.

La pareja ofendida por las prohibiciones de la rubia ignoró la pregunta— No se puede besar, no se puede tocar, no se puede hacer nada —gruñó Momo.

Sana no les hizo caso y se fue a buscar a su chica. No tardó mucho porque la encontró hurgando en los cajones— ¿Me crees tan tonta para poner la ropa de la luna de miel en a tu vista? —Tzuyu saltó por la voz de su chica.

— No es justo...quiero ver —pidió haciendo pucheros.

— No vas a conseguir nada con esas caritas amor —le advirtió Sana desde su posición.

Tzuyu caminó hacia ella— Con caritas no pero tal vez si con besos —la morena rodeaba por la cintura a su chica y empezaba a dejar besos por su cuello. Ante el primer sonido Sana preguntó— ¿Ni siquiera me vas a dar una pista? —las manos de Tzuyu estaban en terrenos peligrosos.

— Una pista... una pista... pues créeme que es la ropita más chiquita que me vas a ver usar —le dijo con una voz difícil de resistir.

— ¿Por qué tienes que decir eso? —Se quejó— ¿Piensas que puedo pasar una noche sin ti después de lo que me acabas de decir? Debería castigarte por lo que me haces —le dijo.

— Pues... —Sana acercó su boca al oído de su novia— Castígame entonces —Le susurró logrando que Tzuyu soltara un grito de guerra y que los ojos de la morena cambiaran de color.

— ¡TOC! ¡TOC! ¡TOC! —golpes en la puerta interrumpían lo que iba a ser una noche de bodas anticipadas— SI NOSOTRAS NO PODEMOS TOCAR, NI MIRAR, MUCHO MENOS QUEREMOS ESCUCHAR —advirtió Momo.

— YO SI QUIERO ESCUCHAR —Dijo Jihyo.

— SALEN YA MISMO DE LA HABITACIÓN. NO PUEDEN PASAR LA NOCHE JUNTAS —insistió.

Tzuyu apoyó la cabeza en el hombro de Sana— ¿Puedo matarla? —le preguntó.

— Ahora no, esperemos a que nazca él bebe y después puedes hacer lo que quieras —le dijo la fotógrafa.

Tzuyu levantó el rostro y miró a su novia— Te amo —le dijo— ¿Cuánto? —preguntó— Más que Batman a Robin —contestó.

— Intenta con otro —Ese no la convenció.

— Más que una modelo a una hamburguesa —no sé si es amor, pero ganas seguro.

— Mmmm no me convence —Sana estaba exigente hoy día.

— Más que Popeye a Yoon Ah—Este la hizo reír.

— Eres una tonta —le dijo.

— ¿Pero soy tu tonta cierto? —importante detalle— Mi tonta... La tonta a la que amo cada día más —le aseguró.

— VAMOS SOLTANDO —Momo no iba a permitir que no fuera ella la que tuviera sexo.

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