Capítulo 86.- Invasión de caminantes
Viernes a la noche.
"El apocalipsis", "El fin del mundo", "la devastación total", "el fin de los tiempos", estos eran uno de los tantos títulos que pasaban por la cabeza de Chou Tzuyu en este momento. Sentada en soledad en el sillón de su casa con un bate de béisbol en una mano y un vaso de coca light con hielo en la otra, la morena dejaba que su mente vagara por los recuerdos. Recuerdos que aparecían a medida que la mirada de la deportista se posaba en el muro de fotos que su esposa se había encargado de construir como altar familiar y al que ahora Tzuyu observaba con intensidad.
La primera foto que llamó su atención fue la de Yoon Ah y ella todas embarradas entrando a la casa Minatozaki antes de que Sana fuera su novia. ¿Cuánto tiempo había pasado desde ese momento y quien iba a decir que justo cuando el mundo que Tzuyu conocía se estaba por acabar, esa foto iba a ser la que iniciara el conteo de los momentos pasados? Yoon Ah había sido la primera que habían agarrado, la primera a la que Tzuyu había visto sucumbir ante ellos, y a la cual se habían llevado sin ni siquiera darle tiempo para que Tzuyu le dijera cuanto la amaba. Su cangurin había quedado en manos de una de las apestosas criaturas que amenazaban el mundo de Tzuyu y la morena no había podido hacer nada para evitarlo.
La basquetbolista se paró del sillón de un fuerte impulso y aun con bate en mano, se acercó a la pared que sostenía cientos de retratos. Cuando llegó cerca del muro no pudo evitar poner sus ojos en la foto que mostraba el momento en el cual ella sostenía a sus dos mellizas al lado de una Sana que había sido vencida por el sueño en la cama del hospital. La basquetbolista dejó el vaso de gaseosa en la mesita y con su mano libre acarició el retrato. No pudo dejar de reír ante los ojos bien cerrados de Hye-won que hacían juego con su conducta pacífica y a su vez eran lo contrario a los ojos abiertos e hinchados por el llanto de su hermana melliza Minju. ¿Quién iba a decir que estas personalidades tan diferentes iban a ser las culpables de que Tzuyu perdiera a sus dos hijas? La morena agitó la cabeza tratando de sacarse esos pensamientos de la cabeza, no podía bajar los brazos ahora.
La segunda foto que recorrió con sus manos fue la de ella corriendo tras una rubiecita desnuda por la calle del barrio al que recién se habían mudado. A Sakura siempre le había gustado llamar la atención y sin lugar a duda, en ese momento, su pequeño lechucín había pensado que no había mejor forma de hacerse conocer por lo nuevos vecinos que salir a correr por las calles desnuda— Mi valiente Kura —decía Tzuyu acariciando el retrato— Te dije que no fueras hacia él, te dije que me dejaras a mí, que yo lo iba a manejar, que yo me iba a encargar de esa apestosa criatura inhumana, pero no —suspiró— No me hiciste caso, fuiste tras él y ahora... y ahora... —se llevó la mano a la cara tratando de evitar que sus lágrimas salieran— ahora te he perdido para siempre —dijo con las pocas fuerzas le quedaban. Les dio que la espalda a los retratos, no podía seguir mirando más. No podía, pero aun así tenía que hacerlo, tenía que despedirse de lo único que le quedaba y la unía con su familia.
Volvió a mirar la pared de los recuerdos y se encontró de lleno con las enormes pestañas de Dahyun. Tzuyu no sabía cómo carajo había hecho su mujer para sacar esa foto, pero lo había hecho. Había retratado el rostro de su hija menor en modo conquista a la perfección y la deportista no pudo evitar sentirse orgullosa de haber sido ella la que había logrado esa perfecta mirada. Tzuyu se acordaba de ese día como si hubiese sido ayer, ayer antes de que todo este enorme lio pasara. Ese día Tzuyu había discutido contra toda la armada Minatozaki durante casi un día entero, tanto su mujer como sus hijas querían pasar las vacaciones en la casa de sus padres, pero no había forma de que después de todo lo que habían vivido el último verano en esa casa, la morena quisiera volver allí. TZUYU les había ofrecido unas vacaciones por Europa, había ofrecido un crucero por el Caribe, ¡Demonios! Si hasta les había llegado a ofrecer un zafarí por África... ¡Pero no! Cuando a las rubias de la familia se les ponía algo en la cabeza era imposible convencerlas de lo contrario, pero esa vez Tzuyu estaba decidida a ganar esa partida y no se las iba a poner fácil. Las rubias utilizaron sus mejores armas, incluso Sana intentó con el sexo y fue hasta capaz de ofrecerse para el experimento incluso Mina intentó con el sexo y fue hasta capaz de ofrecerse para el experimento "PINOCHON" pero a pesar de que ese intento hizo flaquear a Tzuyu, la morena se mantuvo firme en su decisión de no volver a la casa de verano. Cuando las Myoui ya habían dado todo por perdido y ya se estaban preparando mentalmente para las playas del Caribe, Dahyun caminó hasta su madre, se paró enfrente y con sus enormes ojos, sus más enorme aun pestañas y su seductora voz dijo un simple "por favor mami de mi corazón" y logró derribar todos los muros de Tzuyu haciendo que ese verano volvieran a la casa que tanto amaban— ¡MALDICION! —Gritó Tzuyu mientras agarraba la foto de la pared, deduciendo que seguramente Sana había aprovechado ese momento de súplica para tomar esa fotografía, y la miró intensamente, su Yuna, su lobito le devolvía la mirada desde el retrato. La morena lo devolvió a su lugar pensando que ojalá hubiese podido disfrutar de esa mirada un tiempo más, pero ahora... ahora ya era tarde, Dahyun había sido la última en caer en las garras de esos...cochinos...abominables seres y Tzuyu no iba a poder disfrutar de su hija menor nunca más.
Tzuyu que durante todos esos momentos había sido feliz, se había sentido tan completa, jamás se pensó que hoy en día se iba a arrepentir de haber traído a este mundo totalmente perdido a sus cinco inocentes niñas, Tzuyu se sentía culpable. Culpable por haber prometido que nunca iba a dejar que sus hijas sufrieran, que nunca las iba a dejar solas, que siempre las iba a proteger y culpable por no haber podido hacer nada cuando esas inmundicias pusieron sus sucias miradas sobre ellas —¡ME LAS VAN A PAGAR! —Gritó al aire zarandeando su bate con rabia— ¡VENGANZA! —Tzuyu quería ver cabezas girando a su alrededor— ¡NO VA A QUEDAR UNO CAMINANDO POR AHÍ! —amenazó.
Solo quedaba una persona a la cual recordar, solo quedaba una foto a la cual mirar y la deportista sabía que iba a ser el retrato más difícil de enfrentar. Subió los ojos directo hacia donde sabía que iba a estar su foto preferida. Desde que su esposa decidió colocar ese retrato, no había un día en que la morena no pasara por la sala para darle una mirada, después de todo era su favorita. En un recuadro fino, negro y un poco más grande que los demás había una foto en blanco y negro de ella y Sana. Nuevamente su mujer había demostrado sus destrezas con la cámara y había sorprendido a Tzuyu colocando el aparato de forma tal que, sin que la morena se diera cuenta, se había disparado captando el justo momento en que Tzuyu había quedado dormida encima de su chica dándole la espalda a la cámara y abrazada muy fuerte a la rubia. La pose en la que había quedado Tzuyu, permitía ver perfectamente el tatuaje donde se encontraban sus votos encriptados, y gracias a que la morena actuaba de manta de su esposa y que una sábana había cubierto la parte baja del cuerpo de Tzuyu, la foto se había podido colocar en el mural de la sala. Pero lo que más disfrutaba la deportista de esa foto, era la sonrisa que tenía Sana en ese momento, sonrisa que para los ojos de cualquiera puede ser una simple mueca, pero para Tzuyu era mucho más, era una sonrisa que decía "Soy feliz" y que Mina fuera feliz significaba que todos los sueños de Tzuyu estaban cumplidos— ¿COMO NO LO VI VENIR? ¡LO TENDRÍA QUE HABER VISTO! ¡CARAJO! —con su puño dio un golpe a la pared y apoyó su frente en ella tratando de que el frio de los muros la calmara. El problema es que la calma trajo consigo las últimas palabras que Tzuyu le dijo a Sana ese día "ESTO ES CULPA TUYA", esa frase la retumbaba en la cabeza constantemente, después de esas cuatro palabras Sana la había mirado fríamente y se había ido tras sus hijas. Si hubiese sabido que esa iba a ser la última vez que la iba a ver, sus palabras hubieran sido otras.
Tzuyu golpeó el muro nuevamente con su puño— ¿POR QUE SEÑOR? ¿POR QUE DEJASTE QUE SE LAS LLEVARAN? ¿POR QUE NO ME LLEVASTE A MI PRIMERO? —le gritaba al cielo la morena sabía que no podía derrumbarse ahora, aún tenía una nieta a la cual proteger de esos "caminantes". Si caminantes era un buen nombre, un nombre copiado de la serie "The walking dead", pero era un buen nombre al fin. La semejanza de las situaciones facilitaba el uso del mismo y encerrada en su casa, con una pequeña Rose a la cual proteger, Tzuyu pudo evitar comparar la situación que estaba viviendo con aquella vez en esa serie que los zombis invadieron la granja en la que se hospedaban los personajes en busca de comida. Pues, su casa era la granja y Tzuyu tenía que defenderla, protegerla de los "caminantes" que se estaban acercando, que querían entrar y llevarse sus tesoros más preciados. La morena no lo iba a permitir.
— ¡ANTES MUERTA QUE ENTREGARLES MI HOGAR! —gritó para después dejar la sala y correr a pararse enfrente de la puerta de entrada con su bate al hombro lista para despedazar cabezas— NO VAN A QUITARME MAS COSAS —repitió— MI NIETA ES LO UNICO QUE ME QUEDA —agregó enfurecida.
— ¿Puedes dejar de ser tan dramática de una vez por todas? —Sana apareció detrás de ella. La rubia llevaba un buen tiempo observando desde las escaleras el comportamiento de su mujer— es solo una cita por el amor de Dios —Agregó.
Tzuyu se giró para mirar a su mujer— ¡Las estoy perdiendo Sana! Mis niñas, mis pequeñas me están dejando —Protestó la morena— Se van con esas... esas... horrorosas criaturas, esos espeluznantes caminantes...
Sana giró los ojos ante la descripción que su esposa hacía de los novios de tres de sus hijas, de la novia de una y del esposo de otra— Esos "caminantes", como tú los llamas, tienen nombres Tzuyu —La retó— Jake, Minho, Yuri, Hyunjin —ante la mención del nombre Tzuyu puso cara de asco— Y Changbin —con el nombre del enamorado de Dahyun se terminaba— Y son las parejas de tus hijas... ¡POR EL AMOR DE DIOS CHAEYOUNG! ¡SUPERALO DE UNA VEZ POR TODAS! —Sana se estaba cansando de la actitud de su mujer— Y DEJA DE VER DE ZOMBIS —Le advirtió haciendo que la morena se enojara.
— ¡No me puedes prohibir eso! —le dijo apuntándola con el bate— Además... acaso tu no me dijiste que te ibas a ir a la casa de Momo y Jihyo y que no te iba a ver nunca más por hoy y que me olvidara de nuestra noche de puro sexo —O por lo menos eso fue lo que Tzuyu entendió mientras discutían por la cita de sus hijas
— Primero —Sana corrió el bate de su cara— Me vuelves a apuntar con esa cosa y no solo te olvidas de "pinochón" sino de "pinocho" y "pinochin" también —le advirtió logrando que su esposa llevara el arma letal detrás de su espalda— Y segundo me fui a llevar a la ebria de TU amiga...
— ¡CLAAAROO! —Interrumpió Tzuyu— Ahora es MI amiga, pero cuando hace algo bien es TU MEJOR AMIGA —Puntualizó.
Sana apretó fuerte la mandíbula, sabía que su esposa estaba intratable y que le tenía que tener paciencia, así que respiró hondo y siguió hablando— Me fui a llevar a NUESTRA amiga ebria, Momo, a su casa y por más que ya no aguanto lo celos de madre psicópata que tienes —Tzuyu iba a interrumpir pero Sana la frenó con su mano— Mis hijas necesitan ayuda para preparase para su gran noche y no las iba a abandonar en este momento "apocalíptico" —le hizo burla a su esposa usando una de las palabras que la morena había dicho en la discusión.
Antes de que la morena pudiera protestar Sana giró rápidamente dándole la espalda y volvió a subir las escaleras para encontrarse con sus cinco hijas.
— VETE CON LAS RATAS TRAICIONERAS DE TUS HIJAS. YO VOY A PROTEGER LO QUE ES MIO —le gritó Tzuyu para luego volver a ponerse en pose protectora con su bate frente a la puerta— Y NADA DE POLLERAS CORTAS —agregó.
Sana entraba a la habitación que las Myoui estaban usando para prepararse aguantando la risa, ver a su ex "mujeriega" sufriendo por sus hijas era algo que pagaba por ver.
— ¿Sigue con el bate en el hombro? —le preguntó Yoon Ah apenas la vio entrar, la hermana mayor había decidido que en favor de la cita quintuple iba a ser mejor compartir el momento de preparación con sus hermanas. Sana soltó la carcajada y asintió a la pregunta, a lo que el cangurin giró los ojos, su madre Tzu no tenía remedio.
— ¿Estoy bonita mamá? —Dahyun salía del baño de la mano de Hye-won vestida con un hermoso vestido amarillo clarito y desfilaba para su madre.
— Estas preciosa lobito —le confirmó su madre acomodándole el pelo.
Las cinco niñas apretaron los labios cuando sintieron a su madre usar el apodo de animalito, pero ninguna se quejó, solo se limitaron a mirar a su madre sospechosamente y a aguantarse las ganas de prohibirle el uso de los nombres.
— ¿Qué? —Les preguntó Sana, aunque ya sabía que les pasaba.
— Aun no puedo creer como hiciste para que mamá te autorizara para ser parte del club de las geniales y poder usar los animalitos —Protestó Minju.
— Yo si lo sé —Sakura entraba a la habitación usando un corto vestido verde recién adquirido— ¿Se acuerdan la noche que mamá nos mandó a la casa de la tía Momo y la tía Jihyo con la excusa de un problema en la calefacción de nuestros cuartos? —Sakura no se había quedado con la excusa de su madre y había investigado por su cuenta lo bien que funcionaban los aparatos, todas sus hermanas asintieron recordando esa noche— Bueno déjenme decirle que la calefacción andaba a la perfección... aunque no creo que esa noche nuestras madres la hayan usado —le guiñó atrevidamente un ojo a su madre.
— ¡MAMÁ! —protestó Minju— ¡LA TIA MOMO NOS HIZO DORMIR CON LOS OIDOS LLENOS DE ALGODÓN PORQUE DE NINGUNA MANERA IBA A DEJAR DE TENER SEXO CON LA TIA JIHYO POR CULPA DE QUE NUESTRA "ESTUPIDA CALEFACCION" NO ANDABA Y POR CULPA DE QUE NUESTRA "RUBIA HUECA MADRE" NO PUDO CONSEGUIR UN SEÑOR QUE MOSTRARA LA RAYA DE SU TRASERO PARA ARREGLAR EL MALDITO APARATO! —Protestó recordando las palabras de su tía.
— Mamá —Hye-won habló— Dime que era verdad que la mesa de la cocina se rompió porque estaba viejita y no porque la agarró la bestia —Sana miró al suelo avergonzada— ¡Oh por dios! ¡NOSOTROS COMEMOS EN ESA MESA MAMÁ! —exageró el perezosito.
— ¿El día que se rompió la mesa, no fue el mismo día en que se perdió el DVD que tenía grabado la vez que hice de "campanita" en la obra de teatro del Jardín? —Las cuatro rubias mayores miraron a Sana cuestionándola acerca de esa filmación e imaginando lo peor.
— ¿QUE QUIEREN QUE HAGA? —Se defendió la rubia— Su madre quería llenar a Porni Junior con filmaciones nuestras y no teníamos ningún DVD en blanco —Explicó tratando de zafarse de las miradas inquisidoras de sus hijas. Sabía que echarle la culpa a Tzuyu era la mejor opción.
— ¡BASTA! —Minju se tapó los oídos mientras el resto le hacía un gesto de reproche a la fotógrafa.
El timbre sonó salvando a la rubia mayor de pasar por más preguntas. De hecho, las preguntas iban a seguir hasta que todas las rubias escucharon un grito de la morena— ¡AFUERA DE ESTA CASA INTRUSOS! —y solo eso bastó para que las miradas inquisidoras se transformaran en miradas de súplica.
Sana giró los ojos— Ahora bajo —anunció saliendo del cuarto rumbo a calmar a su mujer.
Cuando llegó a la puerta de entrada vio a Tzuyu empujando el sofá enfrente de la misma para trabarla— ¡Tzuyu! ¿Qué estás haciendo? —Le preguntó
— Trabando la puerta —contestó como si nada— No puedo dejar que la plaga entre a mi casa... ¿Sabes dónde está el hacha de juguete? Tal vez si me ven se asusten y se vayan.
Sana respiró hondo, esto se tenía que acabar. Se acercó a su mujer y se abrazó a ella— Amor... —le dijo al oído— bebé... —siguió— Osito de miel... —poco a poco Tzuyu se iba calmando— Por favor, ¿puedes correr el sillón para dejar que abra la puerta? —insistió dulcemente. TZUYU negó con la cabeza— Por favor amor... hazlo por mi... —acompañó la petición con beso en el cuello de la morena.
— ¡No se vale! —Protestó Tzuyu corriendo el sofá de la puerta— Tú me puedes —le dijo a su mujer.
— Lo se cariño... créeme que lo sé —le dijo la rubia mientras abría la puerta para ver quién era el primer Romeo que venía en busca de su Julieta.
— Buenas noches Señora Sana —En la puerta con dos hermosos ramos de flores en una mano y un paquete en la otra estaba parado Hyunjin, alias Jinnie. El joven estaba vestido con un traje negro muy elegante, de camisa blanca y unos zapatos muy finos. Parecía que la profesión de uno de sus padres había ayudado en este caso— Estas flores son para ust... ¡PUM! —la puerta se le cerró en la cara al jovencito.
— ¡TZUYU! —Sana la retó y trató de volver a abrir la puerta, pero su esposa la frenó.
— ¿Ya viste como está peinado Sana? —el joven tenía una raya al medio abierta como un libro— ¡ES UN NOÑO! ¡MI HIJA VA A SALIR CON UN NOÑO LLAMADO JINNIE! —Tzuyu no escatimaba en dramatismo.
— Ya lo sé —Sana le corrió el brazo de la puerta— Pero es el ñoño que eligió tu hija como novio —la corrigió— y lo tienes que aceptar —Abrió de nuevo la puerta para encontrase con el joven más nervioso que antes.
— Buenas noches Hyunjin... pasa por favor —Le insistió.
— Gracias Señora Sana —el joven entró sin darse cuenta que cuando Sana cerró la puerta, Tzuyu quedó detrás de el— Estás flores son para usted —le entregó lo que no se había roto del ramo por el portazo.
— Muchas gracias cariño, voy a ponerlas en agua —La rubia caminó a la cocina.
— ¿Con que chupándole las medias a la madre? —Hyunjin dio un respingo por la voz tenebrosa de Tzuyu que venía detrás de él.
— Eeeeee.... Eeeee.... Esto esto esto... —sin palabras extendió sus brazos para darle el paquete que traía a la morena— esto es —se aclaró la garganta— Esto es para usted —alcanzó a decir rápidamente.
La morena no le sacó la vista de encima al joven y empezó a romper el paquete.
— Mis padres y Sakura pensaron que a usted no le iban a gustar las flores y que por el contrario iba a disfrutar más este regalo —Agregó el chico tratando de suavizar el momento.
— Pues ni creas que yo soy como Sana... a mí no me compran con... ¡RESIDENT EVIL XX! ¡GUAUUU! SANA MIRA —la rubia volvía sin las flores en las manos justo para girarle los ojos al entusiasmo de su mujer por el video juego— Mira lo que me regalo el librito —Le sacudió la cabeza al joven despeinándolo— Y tú que querías asustarlo con un bate —La acusó logrando que el niño mirara asustado a la rubia.
— ¡Tú eras la que quería asus...
— Ya Sana deja los gritos... estás asustando a mi muchacho... pasa Jinnie, pasa —lo empujó hacia la sala— ¿Alguna vez te he dicho que me encanta tu nombre? —Antes de que la morena pudiera unirse a Hyunjin en la sala Sana la agarró del brazo y la tiró hacia ella.
— Esto —la rubia agarró el video juego— Se queda conmigo —le dijo para luego llevárselo al escote y ponérselo entre sus pechos.
Tzuyu sonrió— Mis dos juegos favoritos juntos —dijo animada justo cuando volvían a tocar el timbre de su casa.
Tzuyu corrió a buscar su bate y Sana no pudo evitar pensar que su esposa estaba un poco bipolar, por no decir bastante. La rubia suspiró y abrió la puerta antes que a Tzuyu se le ocurriera atrincherarse de nuevo— Buenas noches Sana —Jake aparecía con una Eunchae que lloraba desconsoladamente en sus brazos. Apenas la pequeña vio a su rubia abuela estiro sus brazos hacia ella, Sana no dudó en alzarla rápidamente y miró con el ceño fruncido al esposo de su hija tratando de que le dijera la razón atrás de las lágrimas de la ovejita
— Tiene un poco de fiebre —le dijo el muchacho a Sana.
La rubia besó la frente de su nieta mientras oía como Yoon Ah desesperada bajaba las escaleras.
— ¿Qué le pasa? —la niña volvió a pedir cambios de brazos y su madre la agarró sin preámbulos.
— Tiene apenas un poco de fiebre, voy a ir a buscar el antibiótico para darle —Esta vez fue Sana la que hizo el diagnóstico para luego agarrar a su nieta e ir a buscar el remedio.
— ¿Qué crees que sea? —Le pregunto Yoon Ah a su esposo— ¿Qué pasa? —cuestionó cuando vio la mirada rara que Jake le estaba haciendo.
— Es solo que estás... estás... ¡FIUUU! —silbó— ¡Guauuu! —La rubia tenía puesto un vestido negro corto acompañado de unas botas altas del mismo color. Jake avanzó hasta ella rodeando su cintura con sus brazos
— Estás hermosa —le dijo el muchacho para luego acercarse a darle un beso a su esposa— ¡AUCH! —Yoon Ah que se había quedado esperando el contacto con la boca de su marido lo miró saltar por la sala agarrándose la pierna.
— ¡MAMI! —Parada con el bate en acción estaba la morena— ¿QUE HACES? LE ACABAS DE DAR UN BATAZO A JAKE —Yoon Ah buscó a su esposo para mirarle la pierna.
— ESTABA TRATANDO DE BESARTE EN TU PRIMERA CITA —protestó la morena.
— ESTAMOS CASADOS HACE AÑOS MADRE —ese tonito no era muy alentador para Tzuyu— ¿Duele? —le preguntó Yoon Ah a su novio.
— Tampoco es para tanto... —acotó Tzuyu mirando al muchacho que estaba sentado en el sofá al lado de Hyunjin— Además... ¿Qué me trajiste? Mira que el librito me trajo un video juego —le preguntó haciendo que Yoon Ah la mirara con su más sofisticada mirada asesina.
El llanto de Eunchae hizo que Tzuyu se olvidara de su tarea de suegra, se dio vuelta para ver entrar a Sana con Eunchae en sus brazos que enseguida pidió por los de la morena.
— Mira como la abuela Tzu se toma el remedio —Sana sirvió una cucharada y le hizo el avioncito a su esposa que antes de abrir la boca miró a la rubia con el ceño fruncido— Es el de durazno que te gusta —Sana había adivinado la mirada y le aclaró la duda haciendo que Tzuyu abriera la boca para tomarse el remedio sin protesta— Ahora le toca a Chae —Sana llenó otra cuchara y le hizo el avioncito a la niña, pero antes de que llegara a su boca, Eunchae se la quitó de la mano y le metió de una la medicina en la boca a su otra abuela, sobredosis de antibiótico para la deportista. Eunchae dejaba las lágrimas y las cambiabas por risas.
— Bueno al menos dejó de llorar —acotó Jake mientras Sana volvía a llenar la cuchara y a agarrarla más fuerte para guiarla a la boca de su nieta. Esta vez Eunchae no puso resistencia alguna. Por el contrario, se había quedado prestándole atención a las caras de su abuela Tzuyu.
Esta vez fueron golpes en la puerta los que hicieron que la morena dejara a la ovejita en brazos de Yoon Ah y buscara su bate.
— Recuérdame que se lo esconda para la próxima —Le murmuró Sana a Yoon Ah antes de ir a abrir la puerta.
Minho y Yuri estaban parados en el umbral de la entrada, cada uno con un ramo de distintas flores— Buenas noches Señora Chou Minatozaki —saludaron al unísono.
— Buenas noch...
— ¡VAN A MORIR! —Tzuyu iba hacia ellos corriendo a todo lo que da y mostrando su bate.
— ¡AAAAAA! —Yuri se escondió detrás de Sana y Minho detrás de Yuri.
— ¡MAMI! —dos voces similares que llegaban desde arriba la frenaron. Hye-won y Minju bajaban las escaleras.
— Dije nada de polleras cortas Minju —Tzuyu habló tranquila como si no hubiese estado a punto de agarrar a palazos a dos jóvenes.
— Pero si a mamá le dices que mientras más corta la usa mejor —Sakura bajaba con Dahyun de su mano y se sumaba a la causa anti morena.
— Pero ella es mi esposa —discutió la morena— Además ¿has visto el trasero que tiene? —Preguntó— ¡OYE! —Levantó el bate y amenazó a Minho directamente— ¿Le acabas de mirar el trasero a mi mujer? —presionó.
— Nononononoo.. yo.. usted dijo que... yo...
— Mami —Minju intervino a favor de su novio— Deja de molestarlo —agarró la mano de su chico y lo arrastró hasta la sala donde ya estaban las demás parejas reunidas.
— Hola —saludó Hye-won a Yuri desde la distancia. Sana se interponía entre ellas evitando que Lia fuera el segundo Strike de la noche— Estás... estás... ¿Puedes salir de atrás de mi madre? No puedo verte —Exigió haciendo que rápidamente Yuri saliera a la vista mostrando un dibujado cuerpo cubierto por un sencillo vestido de varias tramas— Sabía que estabas espectacular —ahora si la había visto y podía apreciar a su novia.
— Tú estás genial también —dijo Yuri acercándose a su joven novia.
— Epa... epa... —Tzuyu interpuso el bate entre las dos— no tan cerca por favor —Hye-won miró a su madre y de la misma forma que hizo su hermana agarró a su chica y se la llevó justo para darle paso al último llamado a la puerta de la noche.
— Debe ser Jihyo con Changbin —y efectivamente la rubia abría la puerta para encontrarse con su amiga y con el pequeño vestido con un diminuto smoking.
— Hola Sanake —dejó al niño— Adiós Sanake —la rubia salió corriendo hacia su auto dejando a Sana parada con Changbin a su lado.
— Mami dice que el té de Whisky que tomó mamá esta tarde está a punto de surtir sus efectos y que no se puede perder ni un segundo de esos momentos —Sana sabía que una vez que Momo despertara iba a enfrentarse a la ira de Jihyo, y una Jihyo enojada significaba una Momo excitada, y una Momo excitada significaba mucho sexo para ambas, matemática pura.
— Esta bien... pasa Changbin —Sana guió al último pretendiente a la sala.
— ¡SANA! —Tzuyu se abalanzó a ella quejándose— Yoon Ah me sacó el bate —le dijo— ¡Changbin! Deja de besar la mano de Dahyun —Lo amenazó la morena.
— Niñas —Sana miró a sus cinco hijas— Creo que es mejor que se vayan —Asintió en ese punto.
— Un cemento —Tzuyu impidió que se movieran— Quiero decir unas palabras
—hubo once pares de ojos girando al mismo tiempo.
— Primero que nada, Yoon Ah —la morena miró a su hija mayor— te encargo a Dahyun y a Changbin —el cangurin asintió. Desde un principio sabía que, si salía con sus hermanas en una cita juntas, iba a tener que prestarle mayor atención a la más pequeña— Segundo ¿A qué hora planean llegar? Porque no quiero que pase como la última vez y nos agarren a su madre y a mí en medio del sillón...
— ¡Tzuyu! ¡MAMI! —las rubias la frenaron.
— ¡Basta de charlas que vamos a llegar tarde para las reservas! —anunció Yoon Ah parándose para dejar a una dormida Eunchae en brazos de Sana— Adiós madres —saludó a cada una de ellas y salió con Jake a su lado. Todas las hermanas Minatozaki hicieron lo mismo.
— ¡ESPEREN! ¡UN CEMENTO! —Tzuyu las perseguía— NO ME DIJERON LA HORA... NO ME DIJERON DONDE VAN A ESTAR —ninguna le hacía caso, al contrario, todos se apuraban para entrar a sus respectivos vehículos y salir lo antes posible— USEN PRESERVATIVO... BUENO YURI Y HYE-WON NO... PERO LOS OTROS SI... EXCEPTO SAKURA Y DAHYUN QUE AUN SON MUY PEQUEÑAS —los gritos seguían mientras los autos arrancaban y se iban alejando uno por uno dejando a Tzuyu gritando como loca en soledad— ¡LAS AMO! —fue lo último que dijo.
Luego de un rato de mirar por donde habían desaparecido los autos que trasladaban a sus hijas, la morena decidió entrar a la casa. Apenas cerró la puerta apoyó la frente en contra de ella y suspiró fuertemente.
— ¿Sabes que es lo mejor de tener la casa para nosotras solas? —la voz sensual de su mujer la sorprendía desde atrás y hacia que su cuerpo se llenara de escalofríos.
— ¿Qué? —fue lo que alcanzó a decir Tzuyu mientras tragaba saliva.
— Que mientras experimentamos con Pinochón no van a oír nuestros gritos —Tzuyu giró tan rápido que Sana pensó que se iba a desarmar.
— ¿En serio? —Le preguntó la morena.
Sana se acercó aún más a ella y con la boca en su oído habló— Nunca en mi vida he dicho nada más en serio —confirmó.
Tzuyu no tardó en agarrar su mano y arrastrarla para su habitación— ¿Eunchae? —Preguntó.
— Durmiendo —contestó Sana— Y con el antibiótico dudo que despierte —agregó anticipándose a la pregunta de su mujer.
— Perfecto —Dijo Tzuyu mientras le daba paso a que la rubia entrara primero y sonriendo cuando siguió el movimiento exagerado que Sana hizo de su trasero— Si esto no es el fin del mundo, al menos debe estar muy cerca de serlo —murmuró para sí cerrando la puerta de su cuarto.
Esa noche podría haber habido un millón de zombis tratando de entrar por la puerta de su casa, que lo único que le iba a importar a la morena era lo perfecto que Sana contaba cuento del Pinochón.
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