Capítulo 75.- Hija de tigre

Sábado a la noche - "Infierno".

— ¡Sana! ¿Puedes sacarle las manos de los ojos a nuestra hija? —Tzuyu entraba al club de strippers de su Amiga Mary, seguida de su esposa y su hija. Durante todo el trayecto hasta la llegada del lugar, Sana insistió que Hye-won fuera tapándose los ojos para que luego no pudiera llegar por ella misma. A Tzuyu le pareció una idea exagerada, pero se divertía viendo como Sana desde el asiento delantero trataba de taparle los ojos a su hija, lo que llevaba a que la fotógrafa se tuviera que inclinar más de la cuenta en el asiento, lo que llevaba a que el trasero de su esposa estaba expuesto a su vista cuando ella quisiera y lo que llevaba a que la deportista se distrajera por el trasero de su esposa y terminara haciendo varios movimientos bruscos al volante que hacían que su hija y su esposa se quejaran... era un ganar o ganar para Tzuyu.

— Tzuyu... No podemos hacer esto...somos muy malas madres —cuando la morena pensaba que a Sana le había dado un ataque de moral, la rubia habló de vuelta— Vamos a tener que llevar a Minju a un club de estos también, donde haya hombres bailando desnudos, no podemos hacer estas diferencias —dijo— Y cuando crezcan las otras dos también y después a Eunchae...

— De Eunchae se puede encargar Yoon Ah cariño —Tzuyu la tranquilizaba, si eran malas madres, no era precisamente por hacer diferencias entre sus hijas— Hye-won... —Tzuyu aprovecho que la música aún no se escuchaba tan fuerte para hablar con su hija, que aún seguía con los ojos tapados por Sana— Escucha... Quiero que cuando entres, primero mires, y luego vemos como seguir ¿De acuerdo? —el primer paso era que Hye-won dejara de sentirse nerviosa en frente de una chica que le gusta.

— Si —Contestó la adolescente. Sana le sacó las manos, Hye-won parpadeó varias veces— ¿Dónde está...? ¡HAY UNA CHICA DESNUDA! —la joven se tapó los ojos con sus propias manos.

— ¡Hay chicas nuevas! —Sana había seguido la orden de su mujer y ya estaba mirando.

Tzuyu giró los ojos— Lo dice como si viniéramos todos los días —le reprochó.

— Venimos todos los años para el cumpleaños de Mary y puedo asegurar que esa chica es nueva —Señaló a una morena que estaba haciendo su presentación vestida de policía— buscar a Mary —Tzuyu agarró del brazo a su esposa antes de que se fuera y le dio un beso que inició, pero no terminó nada.

— Nada de andar mirando excesivamente —le dijo la morena a su mujer.

Sana la miró de vuelta y sonrió con picardía para luego dar media vuelta e irse a buscar a Mary con su habitual meneo excesivo de caderas.

— Ay Hye-won, Hye-won —sin quitarle la vista a su mujer, puso su mano en el hombro de su hija— Esta mujer me va a volver loca... o mejor dicho, ya me volvió —le dijo.

— A mi Yuri me está volviendo loca —dijo el perezocito aun con sus manos en sus ojos— y eso que ni siquiera puedo mirarla a los ojos —agregó logrando que su madre la mirara.

Tzuyu agitó su cabeza tratando de sacarse a su esposa de ella, su hija la necesitaba— Hye... —agarró a su hija por los hombros y la guio para dentro del lugar— Vamos a hacerlo de a poco ¿Si? —la posiciono de manera que su vista estuviera de frente al escenario— Sácate las manos y mira al piso —ordenó amablemente, su hija dubitativamente obedeció— Ahora vas a ir mirando de a poquito hacia el escenario —dijo— y vas a ir diciéndome que ves —indicó.

— De acuerdo —Su hija aceptó nerviosa— Veo... el principio de un escenario, tiene luces —no había mirado demasiado arriba, Tzuyu le daba una palmadita en los hombros para que se animara a más.

— Eee —Tragó saliva nerviosa— veo... veo... unos pies... son dos —Tzuyu giró los ojos— Tiene puesto unas botas negras con taco alto —Tzuyu ni se había dado cuenta de eso.

— ¿Qué más cariño? ¿Qué más? —Tzuyu empujaba a su hija.

— Veo rodillas... son lindas... quiero decir... ¿Le puedo decir a una chica que tiene lindas rodill...?

— ¡Hye-won! —Tzuyu se impacientaba— Lo hice mal... lo sé, lo sé, perdona ma...

— Escucha perezocito —Tzuyu se tuvo que agachar para poder mirar a su hija a los ojos— Está bien que vayas despacio, pero no tanto ¿Si? —Su no tan niña —asintió— Sigamos —retomó su lugar y Hye-won volvió a mirar las rodillas.

La joven suspiró— Veo piernas... ¡Guau! Son largas y parece muy sexis —Tzuyu sonreía, por fin un avance— Veo... veo... —Silencio absoluto.

— ¿Llegaste al trasero? —la morena preguntó, la joven rubia asintió sin sacar su vista de esa parte del cuerpo de la stripper policía. La morena miró a la bailarina y se encogió de hombros, de nada igualaba el trasero de su mujer— ¿Puedes seguir? —Le preguntó.

— Un ratito más —pidió Hye-won.

— Primero hagamos la revisión completa y después vuelves donde tú quieras ¿de acuerdo? —la convenció— Sigamos —le dio un palmadita en la espalda— Hye... sigamos —otra palmadita— Hye-won... —no movía la vista— ¡HYE-WON! —presionó.

— Bueno pues ... al final nada te viene bien —Recibió una mirada— Eeee... veo un trasero —Tzuyu giró los ojos— Un... un trasero... y bueno un... —Tzuyu le dio otra palmadita pero no muy suave— Un estómago... tiene un piercing... interesante —opinó.

— Un poco más Ryu —Presionó la madre.

— Veo... ¡DIOS! —La mini joven Sana se giró a mirar a su madre Tzuyu— Mami... soy pechos... digo soy gay... muy pechos... digo muy gay —La morena sonreía, por fin un avance.

— De acuerdo Hye, ahora vamos a...

— ¿Nos vamos? Nooo, pero si yo recién llego y...y... pechos...y...y... traseros...y pechos...

— ¡Hye-won! —Tzuyu la destrabó— No nos vamos —La tranquilizó— vamos a ir a saludar a Mary —señaló donde estaban Mina y la mujer— Vaya saber qué cosas le está contando mi —Cada vez que Sana y Mary hablaban, discutían y reían de las preferencias sexuales de la morena. Su hija no contestó, ya tenía la vista de vuelta en el escenario

Tzuyu la agarró del brazo— Vamos mormonal —Tiró de ella.

— ¡BRAVO! ¡BRAVO! —la pequeña aplaudía la performance de la bailarina— ¡Estuvo genial mami! ¿La viste? ¡BRAVO! ¡BRAVO! ¿Mami la viste? — insistió.

— Si cariño —Contestó Tzuyu a lo tonto— la vi... sigue caminando —era más difícil arrastrarla si la joven tiraba hacia el otro lado.

A medida que se iban acercando a Sana y a Mary, se escuchaba más fuerte la risa de ambas mujeres— Estaba como loca —comentó Sana— ¿la hubieras visto? —siguió.

— Cuéntame de nuevo por favor —pidió la dueña del club entre risas— ¡Jazmín! —llamó a la ex bailarina ahora mitad dueña del lugar— ¡Ven a escuchar como un uniforme de porrista volvió loca a Tzuyu! —avisó.

Tzuyu giró los ojos, tampoco había sido para tanto— ¿Se pueden dejar de reír de mí? —pidió llegando a la barra con su hija a cuesta— Tampoco es que haya estado TAN loca —resaltó.

— Cariño —Sana acarició el rostro de la morena— No me sacabas los ojos de encima —le dijo Sana.

— ¿Es verdad que movías la cabeza de un lado al otro según para donde iba la faldita? —preguntó Jazmín.

Tzuyu miró a Sana seriamente— Lo siento amor —se disculpó la rubia— pero Momo tiene un video y tod —las tres rieron.

— ¡BRAVO! ¡ESPLENDIDA! ¿La viste mami? —Hye-won estaba ajena la conversación— ¿Viste a la mujer maravilla? ¡OTRA! ¡OTRA! ¡OTRA! —Alentaba la joven Chou Minatozaki— Mami ¿no se le ponen billetes de un dólar? ¿Puedo? ¿Puedo? —Hye-won hacía su mejor imitación de Sakura.

Tzuyu se emocionó, su hija quería acercarse a las bailarinas— Toma —Mary se le adelantaba— invita la casa —le dio varios billetes.

Murmurando un suave gracias, Hye-won marchó cerca del escenario.

— ¿Su primera vez? —Preguntó Mary a la morena.

— Acaba de descubrir que le gustan las mujeres —comunicó la morena— Está como loca —Agregó mirando como su hija aplaudía y festejaba las presentaciones. Tzuyu se metió de espaldas entre las piernas de Mina, que estaba sentada en una banqueta de la barra. La morena se pegó al frente de su mujer.

— ¿Hay alguien en particular? —preguntó Mary.

— Una amiga de Yoon Ah —Contestó Sana besando la nariz de su mujer— Tzuyu la está entrenando —Le dio un sorbo a su copa de vino blanco.

— ¿Tienes algo planeado? —le preguntaron a Tzuyu, la morena miró hacia el espectáculo y vio a su hija dándole el dinero a una bailarina en la mano. La joven ponía y contaba billete por billete, Tzuyu giró los ojos.

— Tiene la misma cara que tu esposa —comentó Jazmín— No creo que le cueste mucho conseguir lo que quiere —agregó.

— Eso mismo dije yo —Sana se sumó.

Estas Minatozaki lo simplificaban todo con su belleza— Si fuera el lobito, ni problema me hago. Esa niña nació sabiendo el arte de la conquista —dijo— Sakura es capaz de torturar a cualquiera hasta lograr lo que quiere, así que tampoco me preocupa y Minju... Bueno Min, es la más parecida a Sana —concluyó— Pero Hye-won... quiero decir ¡Miren! —Señaló a su hija que con una mano se tapaba los ojos y con la otra le pagaba a la bailarina— Me necesita —dijo acurrucándose más en su mujer.

— Tzuyu —habló la mayor de todas— ¿Qué necesitas? —Preguntó.

— Alguna de tus bailarinas —soltó.

— Mamá —Hye-won llegaba de vuelta al lado de las mujeres— Ahora dame dinero tu —pidió a su otra madre.

— Basta de propinas Hye —la frenó Tzuyu.

— Pero mami, me faltó la marinerita y...

— Y nada Hye —se metió Sana— Hazle caso a tu madre —la joven no se iba a dar por vencida.

— Pero...

— ¿Nos mandaste a llamar Mary? —la bailarina que hace poco había actuado de policía en el escenario se acercaba junto con otra que solo caminaba en ropa interior.

— Si... les presento a Chou Tzuyu —señaló a la morena— Y quiero que la ayuden en todo lo que pida —aclaró.

— Pues yo estoy más que dispuesta a hacer lo que quieras —le dijo la marinerita a Tzuyu.

— Mucho gusto —Sana se puso en frente de Tzuyu— Chou Minatozaki Sana —Se presentó— la esposa de Tzuyu —donde manda capitán no manda marinero dice el dicho.

Tzuyu miró a su hija. La joven rubia se había inhibido completamente con la presencia de las bailarinas, estaba roja y miraba al piso nerviosa.

— Dale Hye-won —La animó— son las mismas que estaban bailando en el escenario —le dijo despacito.

— No puedo... creo que me voy a desmayar —fue la devolución del perezosito

— Y quien es esta joven dulzura que está tan calladita —una de las mujeres se acercaba a Hye-won.

— soythyeaadwon —fue lo que alcanzó a murmurar la adolescente.

— Ella es Hye-won —la ayudó Tzuyu— está aprendiendo a conquistar mujeres —les dijo a las bailarinas a ver si la ayudaban un poco.

— ¿En serio? ¿Con esa cara necesitas ayuda? —la policía levantaba el rostro de Hye-won que se ponía más colorado.

— Pero si tu solo tienes que mirarlas con esos ojazos que tienes —dijo la marinerita.

Hye-won volvió a agachar la cabeza— Soy muy vergonzosa —Les explicó.

Ambas bailarinas se miraron y decidieron ponerse una a cada lado de la joven— Hablar con mujeres es sencillo —le dijo una— Solo tienes que decirle cosas lindas —agregó.

— como nos dicen a nosotras aquí — Jazmín señaló a los espectadores.

— Pero escuché un hombre que te decía que si te tuviera cerca se refregaría tus pechos en la car...

— ¡HYE-WON! —Sana no quería escuchar a su hija hablar así.

— No esa clase de cosas —corrigió Mary.

— Cosas lindas cariño —le decía Tzuyu— Hye-won iba a hablar, pero Tzuyu se anticipó— Lindas rodillas no cuenta —le leyó la mente— Tiene que ser algo como —Tzuyu miró a una bailarina y respiró— "Por más que tu cuerpo sea el que baile, yo no puedo dejar de mirar tus hermosos ojos" —piropeó, a Sana no le estaba gustando nada esta lección.

— ¡GUAU! —dijo la bailarina— con razón eres una leyenda aquí —dijo sonrojada por el piropo.

Hye-won levantó su cabeza envalentonada por su madre— ¿Puede ser algo como... me gusta el color fuerte de tu piel combinando con el suave carmín de tus labios? —la adolescente dejo a todas suspirando.

— ¿Ves? —Dijo Tzuyu orgullosa— no es difícil. Una vez que lograste llamar su atención empiezas a hablar de temas en común, cosas que te gustan o que le gustan...

— Tzuyu —Mary la interrumpió— Deberías ir allá —Señaló al borde del escenario donde Sana estaba sentada en una de las mesas mirando las presentaciones.

La deportista miró a su amiga— No te preocupes yo me encargo de esto —Le dijo la mujer señalando a Hye-won que en este momento estaba contándole a las otras su afición por libros. Sin más Tzuyu caminó a su mujer. Agarró una silla y la puso en frente de la de su chica, Sana no la miraba.

— Sana —la llamó, pero no consiguió nada— Sana mírame por favor —pidió.

— Porque no vuelves y sigues calentando bailarinas —comentó envenenadamente la rubia— No te olvides que eres toda una leyenda aquí —eso fue irónico. Tzuyu giró los ojos.

La morena se paró de su silla y se sentó sin aviso en las piernas de la rubia— Agárrame —ordenó.

— No quiero —Se negó.

— Que me agarres te digo —insistió Tzuyu.

Sana de mala gana puso sus manos en la cintura de su mujer para sostenerla. No puso muchas ganas que digamos— ¿Contenta? —preguntó.

— No, pensé que me ibas a agarrar de otra forma —contestó— pero algo es algo —se conformó llevando sus manos por los hombros de la fotógrafa para terminar agarrándose del respaldo de la silla— ¿Te acuerdas cuando hice el curso de carpintería? —le preguntó a su esposa sin recibir respuesta alguna— ¿O cuando me preguntaste porque no le pagaba a Minju un curso de manejo en vez de volverme loca enseñándole yo misma? — Sana no contestaba, pero al menos ahora le presta atención— ¿O cuando me dices que no es necesario que yo vaya al colegio de las niñas para el día del padre? ¿O que soy muy dura con los novios de las chicas? —parece que las preguntas habían terminado porque ahora la deportista miraba a su mujer.

— ¿Qué pasa con eso? —preguntó haciéndose la ofendida aún.

— Que esas son las cosas que mi padre hacía conmigo —Dijo— Y yo trato de hacerlas con ellas —Explicó— Por más que tienen dos mamás y que nunca se han quejado, yo quiero que sientan un poco de figura "paterna" en mi —dijo— Y siento que enseñarle al perezosito es parte de eso, así que perdóname si me pongo muy intensa con ella. Nada de lo que le dije a la bailarina es cierto, eran sólo ej... —Tzuyu no pudo seguir porque la boca de Sana estaba sobre la de ella y sus manos se trasladaban de la cintura al trasero de Tzuyu haciendo fuerza para que ambos pechos se tocaran.

— Ese es el agarre que estaba buscando —le dijo Tzuyu sonriendo. Sana la volvió a besar.

— Eres la mejor "padre" que nuestras hijas pudieran pedir bebe —habló la rubia— Sólo que detesto que te miren otros ojos que no sean los míos —celos, malditos celos.

— ¿Ojos como los de ese hombre que nos están mirando? —las chicas estaban dando un buen espectáculo.

— ¿Qué te parece que le mostramos un verdadero show? —La rubia estaba desatada.

— Sabes que jamás diría que no cariño, pero si miras para la barra—Tzuyu señaló hacia donde estaba su hija sentada en una de las bailarinas a pura risa— es mejor que nos vayamos —Sana asintió sorprendida

Entrando a la casa.

— En serio mamá —Hye-won estaba pasada de vuelta— ¿Sabes que me gustaría? —le preguntaba a su madre rubia mientras la morena abría la puerta— Ser Willy Wonka y tener mi fábrica de chocolates, pero en vez de chocolates que sean pechos... algo así como Hye-won en la fábrica de pechos —aplaudía entusiasmada a su idea.

— Esa película ya existe Hye... es una película porno muy famos...

— ¡TZUYU! —Sana no quería que le metiera ideas en la cabeza a su hija.

— ¿Y qué tal... "Hye-won en el país de los maravillosos pechos"? —preguntó.

— También existe... de hecho creo que esa la hizo Jésica...

— ¡TZUYU! —Esa palabra estaba prohibida en esta casa.

— ¿"Hye-won y las siete enanitos con pechos"? —definitivamente esa película era un clásico en la familia.

— Hecha —Tzuyu se las conocía todas— Como escritora de porno te mueres de hambre Hye —opinó.

— ¡SI VUELVO A ESCUCHAR PORNO SALIR DE TU BOCA DUERMES EN EL SILLON CHOU MINATOZAKI TZUYU! —si esto no las callaba nada lo hacía.

— Me voy a mi habitación a leer —Hye-won salió disparando por las escaleras.

Tzuyu miró a su hija correr_ SI claro... a leer... Y yo esta noche en vez de hacer el amor con Sana voy a ver National Geography —Rió sola, ni ella se lo creía— ¿La escuchaste leer... ¿podría ser más obvia? —su esposa no estaba a la vista— ¡Sana! —Llamó— ¿Dónde estás? —la buscó por la cocina, por la sala, hasta que finalmente decidió subir al cuarto— Sana —no se veía nada— ¿Estás... —Un escalofrío recorrió su espalda cuando sintió las manos de su mujer tapando sus ojos. La rubia guio a su chica hasta una de las sillas que estaba en el cuarto, la sentó y se subió sobre ella para luego agarrar los brazos de la morena y llevarlos hacia atrás.

— ¿Cuántas veces tengo que repetirte que para ti no soy Sana, sino la señorita Minatozaki? —le dijo la rubia mirándola directo a los ojos— Minatozaki Sana, la capitana de las porristas, no se junta con jugadoras de básquet —estaba usando su uniforme con su mejor voz de perra— Las porristas dominamos el lugar, ustedes acarician el fondo ¿entendido? —Preguntó.

— ¿Sabes lo que hago yo con las porristas engreídas como tú? —Tzuyu trató de moverse, pero antes de poder hacer algo la rubia apretó fuertemente una cuerda que le impidió seguir con su cometido.

— ¿Qué pensabas hacer Chou? —Tzuyu se movía aún más tratando de destrabarse, pero no lo lograba— Ooo...pobrecita... no puede moverse... que pena... —provocó Sana agarrando el lóbulo de la oreja de Tzuyu entre sus dientes. Apenas sintió como su esposa buscaba fricción salió de entre sus piernas.

— Vuelve aquí Sana —A Tzuyu no le gustaba nada como su cuerpo estaba reaccionando ante las provocaciones de su mujer, necesita las manos de Sana sobre ella inmediatamente.

— Tu no me das órdenes Chou, o tengo que explicarte de nuevo como es la cosa en este lugar —Agarró otra silla y la puso enfrente de su mujer, a una distancia que no era tanta, pero que aseguraba que su esposa no pudiera tocarla con sus piernas— ¿Sabes cuál es tu problema Chou? —le preguntó sentándose en la silla cruzada de piernas. Sana estaba disfrutando de la cara de deseo de su esposa— Tu problema es que no sabes cuál es tu lugar aquí —la rubia abrió sus piernas de manera que su pequeña camiseta ya no cubría su diminuta ropa interior blanca.

— ¡Sana! ¡Desátame ya mismo! —Ordenó. No podía más, su cuerpo irradiaba calor.

Sana agitó la cabeza— no aprendes Chou... no aprendes —se lamentó— Voy a tener que explicarte de nuevo cuál es tu lugar aquí —Se paró de la silla y se dio vuelta— Mientras yo disfruto... —puso sus manos en los dos lados de su camiseta y empezó a tirar de ella para bajarla— mientras yo gozo... —faltaba poco para que dejara libre lo que quería que la morena viera— mientras yo la paso bien...

— ¡DIOS! —Tzuyu no la estaba pasando nada bien, Sana se había agachado para dejar a la vista de su esposa todo su trasero. La morena volvió a forcejar con su atadura.

Sana se dio vuelta y volvió a sentarse abriendo sus piernas— Mientras yo me toco... tu... —agarró su remera y tiró de ella desnudando la parte superior— tu... solo miras —finalizó subiendo sus manos para atrapar sus propios pechos.

— No sabes lo que estás haciendo Sana... no sabes lo que vas a ocasionar —hasta las palabras estaban excitadas.

— Al contrario, Chou —Sana se acariciaba— se perfectamente lo que quiero ocasionar —le dijo apretando sus pezones— Mmmm... se siente tan bien... —Sana podía escuchar la respiración entre cortada de su esposa.

— ¡DEMONIOS SANA! ¡DESATAME YA MISMO! —era más que una orden era la desesperación hablando.

— No aprendes —la fotógrafa soltaba sus pechos— Necesitas medidas extremas —Sus manos bajaban.

— No te atrevas —Tzuyu sabía lo que se venía— Eso lo hago yo —le advirtió apenas las manos de su esposa llegaban a las piernas.

Sana miró directo a los ojos de Tzuyu— Y si me atrevo.... —Con uno de sus dedos acarició toda su parte íntima por encima de la ropa húmeda que la cubría— ... ¿Qué? —la desafío.

Tzuyu no dijo nada, no podía, estaba paralizada.

Con una de sus manos Sana corrió la ropa interior y con la otra amenazaba con hacer lo que la morena no quería que hiciera.

Tzuyu forcejeaba con más fuerzas— Apenas me desate corre Sana —advirtió— corre porque no voy a responder de mi —la bestia se había apoderado completamente del cuerpo de la deportista.

Lejos de intimidarse, Sana le sonrió a su mujer, y Tzuyu supo que lo iba a hacer. Sin previo aviso, la rubia ya estaba adentro de si misma. La habitación se llenaba de los gemidos que tanto enloquecían a Tzuyu. La morena parecía estar haciéndole el amor al aire de tanto que desesperada buscaba algo con que rozarse.

— ¡DIOS! —La voz salió sin permiso cuando vio como Sana aceleraba sus movimientos.

Todo fue simultáneo, Sana terminó mirando a los ojos a su mujer y el ruido de algo que se rompía ocupaba el lugar que dejaba el gemido producido por el orgasmo de la rubia. Sana abrió los ojos bien grandes cuando supo lo que se le venía. La bestia se había liberado.

Al día siguiente - cerca del medio día.

— ¡Sana! ¿Dónde demonios estás? — Momo llegaba con sus tres sobrinas a la casa Chou Minatozaki— ¿Y si estás en tu casa porque carajo no abres? Hace media hora espera... ¿Qué? ¿OTRA VEZ? Sana ya tiene cuarenta años para estar haciendo esas cosas... no es de envidiosa es... ¿Superaron el record? ¿En serio? ¡Guau! Bien hecho bomboncito

Minju y Sakura giraron los ojos mientras Momo cortó el teléfono, Dahyun seguía agarrada de la mano de su tía sin entender— Dice su madre que su otra madre dejó la llave donde suele dejarla —les dijo.

Sakura se apuró en sacar la llave de una maceta cercana para que todas entraran.

— ¿Mami no está? —preguntó Minju entrando.

— ¡ACA ESTOY! —Sana las saludaba acostada en el sillón.

— ¿Te sientes bien mami? —Dahyun llegaba a tirarse arriba de su madre.

— Me siento perfecto cariño —la besó— Solo que me duele un poco el cuerpo —explicó.

— Me siento perfecto cariño —la besó— Solo que me duele un poco el cuerpo —explicó sin detalles mientras Momo llegaba a su lado con una pastilla y agua.

— ¿Dónde está mami? —preguntó Sakura.

— Salió con Hye-won —según Tzuyu era la "fase dos" del entrenamiento.

— Pero se supone que hoy íbamos a ver el partido grabado de los Lakers — protestó el pececito.

— Lo vio antes de irse creo —dijo creo porque era lo que sus oídos escuchaban de fondo mientras ella trataba de resucitar del coma sexual.

— ¿Lo vio sin mí? —la cara de su hija le partió el alma. Minju subió corriendo a su habitación.

— Mamá ¿Qué hace tu uniforme de porrista colgando de la lámpara? —Preguntó Sakura desde la cocina. Momo miró sonriente a su amiga— Olvídalo — dijo la joven Chou Minatozaki— entendí. Es solo cuestión de sumar dos más dos —hablaba sola.

En el antiguo bar de Somi, ahora "EL RESTAURANT DE SOMI".

— De acuerdo, creo que estoy lista —decía convencida Hye-won.

— ¿Segura? —Preguntó Tzuyu bebiendo de su agua— No creo poder tomarme una botella de agua más —iban por la séptima.

— Segura... —Tzuyu levantó el brazo y le hizo un gesto a Somi que inmediatamente mandó a una camarera distinta a la anterior para atenderlas.

— Tranquila Hye... respira —Tzuyu la tranquilizaba.

— ¿En qué puedo ayudarlas? —una mujer que no tenía más de veinte años aparecía para atenderlas.

— Eeee... ¿puedes...? Eee... —A Hye-won no le salían las palabras y la empleada miró a Tzuyu inquieta.

— ¿Me traerías una botella de agua por favor? —pidió la deportista.

— Enseguida —Se fue a buscar el agua.

Tzuyu miró a su hija— Creo que por hoy estuvo bien —la alentó.

— ¡No es cierto! Estuve pésima —Hye-won ponía su cabeza entres sus manos— Soy un desastre, nunca voy a poder hablarle a Yuri... ¿Te has dado cuenta que nuestro ship podría ser Jinlia? Incluso he pensado como podríamos ponerles a nuestros hijos... —Tzuyu giraba los ojos y recibía el agua que le trajo la camarera.

— Creo que es mejor que nos vayamos... quiero pasar por la florería —le dijo Tzuyu a su hija pensando en Sana. La morena saludó desde lejos a Somi que estaba ocupada y camino hacia la puerta.

— ¡Ves! ¿Por qué no puedo ser como tú? _se quejó la joven siguiéndola— Te pasas toda la noche haciendo vaya a saber qué cosa con mamá, gracias a Dios que las paredes son a prueba de sonido. Me despierto esta mañana y lo primero que veo es a mamá inconsciente en el sillón y a ti golpeando la puerta del baño donde te encerró para que yo te abriera... ¡ES AMOR! —tiró un puño al aire que hizo que una mujer que pasaba por al lado tirara su cartera.

Hye-won se apuró y se la recogió para devolvérsela— Disculpé —le dijo a la mujer— No la vi, aunque tengo que estar ciega para no ver una mujer tan bella como usted —dijo sin problema alguno. Tzuyu abrió los ojos.

La mujer examinó a la adolescente de arriba abajo y abrió su cartera para sacar algo— Toma —le dio a Hye-won una tarjeta— Soy oculista, tal vez pueda ayudarte con tu problemita —rozó el brazo del perezosito y siguió caminando. Hye-won miraba la tarjeta como si tuviera el secreto de la felicidad.

La joven se dio vuelta y miro a su madre— ¿Viste eso? —Tzuyu asentía mientras dejaba que sus lágrimas cayeran— Lo hice mami... ¡LO HICE!... soy una auténtica Chou —abrazo a su mamá.

— Hija de tigre tenía que ser —comentó Tzuyu abrazando aún más a su hija.

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