Capítulo 62.- Las listas prohibidas
Cuatro años después - Estudio de fotografía de Sana.
Momo, Jihyo, Mina y Nayeon entraban al edificio de trabajo de Sana. Habían quedado con la rubia para almorzar.
— ¡Buenos días Chaewon! —saludaron a la asistente privada de la fotógrafa.
— ¿Dónde está Sana? —Entre que tenía apetito y que de por sí ya es impaciente, la mayor de las japonesas estaba irritante.
— En su oficina, lleva horas hablando con Tzuyu —señaló el lugar— Yo que ustedes entraría con cuidado —les advirtió.
— ¿Sexo telefónico de nuevo? —Nayeon era la que preguntaba.
— Eso no lo sé, aunque es probable —todos sabían que antes de entrar a una habitación con Sana o Tzuyu había que hacerlo tapándose los cinco sentidos.
— ¡NO SEÑOR! —Saltó Momo— Ningún sexo telefónico va a demorar mi almuerzo —apuró el paso hasta la puerta de la oficina de la artista— esa rubia hueca sexópata me va a que escuchar sea como sea —se ve que tenía mucha hambre.
— ¡ESPERAME MOMORING! —Jihyo no se iba a perder la posibilidad de agarrar a Sana con las manos en la masa.
Momo no titubeo en abrir la puerta de un golpe— PERO QUE DEMONIOS —Esto es un Deja vu —la oficina de Sana estaba absolutamente llena de flores, ramos de rosas rojas en una esquina, ramos de lilas en otras. Calas, por un lado, margaritas por otro... Era como vivir dentro de la primavera misma. Pero las flores no estaban solas, había cajas de bombones apiladas, bolsas de Victoria Secret, vestidos de marca, etc.
— Shhhh —Sana la hizo callar tapando el auricular del teléfono. Cundo vio a sus amigas paradas en la puerta les hizo señas para que pasaran.
— Tzuyu, cariño tengo que atender algo importante ¿Me llamas enseguida por favor? —Sana estaba usando su mejor voz de inocente.
— No me digas que lo volvió a hacer —Le preguntó Momo apenas la rubia cortó. Mina contaba los ramos de flores, Nayeon revisaba las bolsas de Victoria Secret que acompañaban los ramos y Jihyo hacía el baile mariposa festejando la primavera— ¿Se desató otra vez la ira de la bestia? —siguió preguntando.
— Si, no quedó ni una prenda de ropa interior sana —les aseguró— En un momento de la noche, cuando pensé que se había dormido, me levanté para ponerme la parte de abajo cuando quise acostarme la tenía respirándome en la espalda de nuevo. Agarró mi cajón de ropa interior y lo tiró por la ventana, literalmente —Les aseguró Sana sentada desde el su enorme escritorio— SI hubieran visto como me miraba el portero esta mañana —No fue fácil salir con la cabeza en alto del edificio— Gracias a Dios por los lentes negros —dijo.
— ¿Cuántas veces Sanake? Dimelo, no tengas piedad —Momo ya no se sorprendía de los registros que marcaba la bestia.
— Perdí la cuenta después de la novena vez que grite su nombre... Es más no creo que haya estado consciente cuando vinieron los otros orgasmos —Sana pudo ver como coordinadamente sus cuatro amigas giraron los ojos.
Un golpe en la puerta las sacó del asombro— Permiso —Chaewon entraba con una enorme caja en sus manos, varios hombres la seguían detrás de ella con más ramos y otros paquetes— Póngalos por allá —les señaló un espacio vació.
— ¿Los chocolates también? —preguntó uno señalando su paquete.
— De esos nos encargamos nosotras —con algo tenía que matar el hambre.
— Creo que esté te lo dejo a ti —Chaewon dejó su caja arriba del escritorio— ¿Crees que van a seguir llegando muchos de estos? —le preguntó a su jefa.
— Muchos, pero muchos más —Contestó Sana abriendo el paquete.
Chaewon salió de la oficina murmurando algo así como "DIOS MIO" mientas las chicas se encargaban de los chocolates.
— ¿Muchos más? —preguntó Mina. Ya había visto a Tzuyu hacer esta clase de cosas cuando se sentía culpable con Sana, pero esto era un nuevo record.
— Si es que... NO LO PUEDO CREER —Una vez abierto el paquete, la rubia tenía en sus manos unas hermosas botas Channel negras de la última colección. Momo se atoró con chocolate y empezó a toser, su esposa la ayudaba dándole palmaditas en la espalda.
— ¿LAS NUEVAS CHANNEL? —Después del atraco fue lo primero que le salió— No entiendo, te juro que no entiendo. El bomboncito te da prácticamente veinticuatro horas de espectacular sexo y después se siente culpable y te llena a regalos y... y.... y... YO QUIERO ESAS BOTAS —chilló la abogada.
Lejos de sentirse mal, Sana sonreía aún más— Esa es mi Tzuyu —admitió orgullosa antes de que su celular volviera a sonar— Necesito que hagan silencio —les pidió.
— Déjanos escuchar por favor —pidió Nayeon, las conversaciones de esta situación eran todo un espectáculo.
— Puede que escuchen cosas que no les gusten —les advirtió.
— Por favor, por favor, por favor —le rogaron, Sana giró los ojos y apretó el botón de atender para después activar el alta voz— Hola cariño —atendió dulcemente.
— Sana... En serio, tienes que perdonarme. Juro que no sé lo que me pasó. Trataba de controlarme, pero cuando te veía desnuda algo en mí se volvía a despertar. Sabía que esta mañana tendría que haberte dejado descansar, pero si tú te vieras el trasero cuando duermes boca abajo, hubieras hecho lo mismo que yo. Tenía que volver a hacerte el amor... tenía. Perdóname por favor —Insistió.
— Chewy, Estoy bien, no te preocupes... Aaaa —Sana fingió dolor y sus amigas la miraron reprochándola.
— ¿Estás bien amor? ¿Qué te pasó? ¿Te duele algo? —preguntó preocupada.
— Estoy bien cariño, nada más digamos que cuando me siento, te recuerdo —le dijo dándole la espalda a la mirada de las demás.
— Lo sabía, lo sabía. Soy una bestia, perdóname amor. ¿Qué quieres que haga? ¿Te gustaron los chocolates? ¿Llegaron las botas?... Sabía que tenía que parar, pero una vez que empecé a besar a Squishi y Spongi no pude Sana, no pude. Tus padres tienen razón, nuestros amigos también, necesito ayuda... ¡YA SE! YA SE LO QUE VOY A HACER... Luego te llamo amor... Te amo... te amo —Tzuyu terminó la llamada.
— Eres una malvada Minatozaki —Momo la apuntaba con el dedo— el bomboncito parece preocupado —De verdad es que Tzuyu se preocupaba de verdad.
— No es mi culpa. Es ella la que se siente culpable, piensa que me maltrata o algo así. Se lo he dicho mil veces. Cómo si mis gritos y gemidos no fueran suficiente señal de lo bien que lo paso —lo pensó en voz baja y lo dijo en voz alta— Sólo agradezco que las paredes sean a prueba de sonido —agregó.
— ¿Qué es lo que despertó a la bestia ahora? —preguntó curiosa Nayeon.
— Sakura llevaba una semana entera durmiendo con nosotras —Sakura era la última Chou Minatozaki nacida del fruto del amor entre Tzuyu y Sana. La pequeña tenía dos años y tenía problemas para dormir de noche "Por eso es el lechucín" había dicho la morena.
— ¿Y por una semana sin sexo se puso así? La estás mal acostumbrando amiga —comentó Mina.
El celular de Sana volvía a interrumpir la conversación— Es Yoon Ah —anunció la fotógrafa haciéndolas callar para que escucharan como continuaba la cosa.
— Buen día cariño —saludó madre a su hija.
— Buen día mamá —contestó el saludo la ya no tan pequeña de catorce años— ¿Ya puedo sacar a mami del baño? Sakura se va a despertar en cualquier momento y tú sabes que, si no desayuna con mami Tzu, no desayuna. Además, no quiero que se me escape como la última vez —La última vez que la sacó antes de tiempo Sana recibió de su esposa en modo bestia activado en la oficina.
— Si ya la puedes sacar, pero asegúrate de que se meta rápido en el gimnasio — había que eliminar algún resto de energía que quedara la morena— Y lo de Sakura es culpa tuya, tú empezaste ese ritual —Primero Yoon Ah, después las mellizas y ahora Sakura, todas se habían acostumbrado a desayunar sentadas en la morena.
— Acepto la culpa. Bueno voy a rescatar a mi otra madre, cualquier eventualidad te llamo mamá. Hasta luego —la adolescente cortó la llamada.
— Menos mal que acepté dejarla usar la habitación libre como gimnasio —fue una buena idea.
Chaewon entró sin golpear esta vez— Me vas a tener que pagar extra —le dijo dejándole una pequeña caja esta vez, para después dar media vuelta y volver a irse.
— ¿Qué será esta vez? —Se preguntaron sus amigas.
Sana no dejó mucho espacio para el suspenso porque en dos segundos les mostró un colgante de oro con una piedra blanca brillante— Sí que se siente culpable —opinó una de ver el regalo.
La fotógrafa sonrió, pero decidió terminar con los regalos, tampoco era para abusar de su esposa. Agarro el celular y la llamó, no sin antes hacer callar a sus amigas.
— ¿Te gustó? —Fue lo primero que le escucharon preguntar a Tzuyu— Era el que pasaste horas mirando en el centro comercial el otro día ¿Me perdonas? —agregó.
— Tzu, amor, me encantó. Pero no quiero más regalos, no es necesario. Además, no tienes porqué pedir perdón. Al contrario —le dijo esquivando las miradas de sus amigas— ¿Qué estás haciendo? —preguntó cuándo sintió ruidos en la línea.
— Estoy en el gimnasio —respondió.
Sana sonrió por su hija Yoon Ah& Me parece bien cariño —todo estaba más tranquilo, salvo porque la imaginación de la rubia llegó hasta lo que habían hecho ella y Tzuyu, en uno aparatos del gimnasio la noche anterior. Había sido épico.
— Mina —Tzuyu hablaba— ¿Puedes hablar con Yoon Ah y decirle que cierre la puerta del gimnasio con llave? —al parecer la morena también estaba recordando la noche.
— Díselo tu —presionó la rubia.
— Si salgo de este lugar sabes muy bien que en diez minutos voy a estar en tu oficina —Fue muy pronto para sacarla del baño parece.
— Díselo tú entonces —la rubia estaba jugando con fuego. Su cuerpo decía que no, pero su mente no paraba de querer a la morena sobre ella.
— Sana... No me provoques... Realmente estoy sufriendo... —se podía sentir resistencia en la voz de Tzuyu.
— Tengo otra llamada —La artista tocó el teléfono para cambiar de emisor.
— MAMÁ ¿PUEDES DEJAR DE DECIRLE LO QUE SEA QUE LE ESTÉS DICIENDO A MAMI? —Yoon Ah intuía que era su madre al celular— Si vieras la cantidad de peso que está levantando no seguirías provocándola. Agradece que cerré la puerta a tiempo, porque la mirada de mamá es capaz de encender bosques enteros —literalmente estaba retando a su madre— Ahora está atacando la bolsa de box —Le narró.
— Tranquila cariño, prometo que la voy a calmar —Sana había escuchado a su hija.
— Estas madres mormonales —fue lo último que Sana le escuchó decir a su hija antes de volver a la llamada de Tzuyu.
— Tzuyu... Chewy.... Amor...
— Aquí estoy amor. Yoon Ah me encerró...
— Si, si, lo sé —aceptó la derrota— Tal vez era mejor, después de todo aun siento que estuvieras dentro mío. Además, Squishy y spongy están demasiado sensibles y... —La rubia un golpe en seco— Tzu ¿estás bien?... Tzu.... TZU...
— Sana... —la voz de la morena demostraba debilidad
— Dime —sabía por dónde venía la cosa.
— Creo que no va a ser bueno que nos veamos durante el día —La bestia no se calmaba.
— ¡TZUYU! —Sana se hizo la enojada, pero en realidad le encantaba que su esposa la deseara de esa forma
— Lo sé, lo sé. Lo siento, lo siento. Eres tú la culpable por estar tan pero tan buena y por tener ese trasero de dioses y esas piernas que muero por recorrer con man... O DIOS... Tengo que cortar. Adiós —Y la línea se murió.
— ¿Nos vamos a almorzar? —preguntó la rubia como si no hubiera pasado nada y como si sus amigas no hubieran sido testigos de sus conversaciones.
— Ya lo dije antes y lo vuelvo a decir — Momo seguía a las demás— Ustedes dos necesitan ayuda Sanake...
— Urgente —Agregó Mina.
— Tzuyu y yo ya no tenemos salvación —les aclaró— Nosotras... —El celular volvía a sonar.
— No vamos a almorzar nunca —resignada la abogada se tiró en el sillón.
— Si supieras todas las cosas que Tzuyu y yo hemos hecho en ese sillón —Apenas Momo se salió del sillón, Sana se tiró de cabeza en él.
— ¡Huele a sexo! —anunció la bailarina.
— ¡Shhhh! —Sana pedía nuevamente silencio para poder escuchar a Tzuyu. El alta voz seguía puesto.
— Hola amor, perdona por cortar así... Escucha, tengo una idea para que me perdones...
— Tzuyu no hay nada que perd....
— Por favor escúchame amor —insistió— Yo Tzuyu Chou Minatozaki te voy a regalar un...
— No es necesario que me regales nada cariño —interrumpió.
— Un día completo de Spa —Terminó la oferta.
— No es nec... ¿Un día de Spa? —No era mala idea
— Si no te gusta puedo pensar otra cos...
— NO, NO... Pensándolo bien, me vendría bastante bien, sobre todo después de la noche que me hiciste pasar ayer —Sana sobre cargaba la culpa.
— Por eso, por eso cariño. Déjame recompensarte. Te vas esta tarde, vuelves mañana y dejas que te hagan todos esos masajes que te gustan a ti. Ya te hice la reservación y todo —Le explicó.
— Cariño yo —sus cuatro amigas saltaban haciendo señas y señalándose a ellas misma como tratando de decirle algo a Sana— Un momento cariño —Tapó el auricular— ¿Qué quieren? —les preguntó.
— Quiero ir al spa —le dijo Momo.
— Nosotras también —Agregaron las demás.
— Fue mi idea primero —empezaron a discutir entre ellas.
— ¡Shhhhhh! —Insistió la fotógrafa— Déjenme a mí —pidió y volvió a ubicarse el celular en el oído— Tzuyu amor, ya estoy —anunció.
— Por favor Sana, acepta. No te preocupes por las niñas, yo me encargo —le dijo.
La rubia miró a sus cuatro amigas arrodilladas en el piso haciendo gestos de súplica, Momo llegó a besarles los pies— Me encantaría ir amor, pero no sé si pudiera ir sola, siento que me aburriría —por algún lado tenía que probar.
— ¿Y si le pregunto a Jihyo o Momo o alguna de las chicas? Pensándolo bien, yo también me quedaría más tranquila si vas acompañada —insistió.
— Bueno tal vez...
— No se hable más, ahora mismo hablo con alguna —La morena no tardó en colgar que a los segundos sonaba el celular de Momo.
— SIIII. EN TU CARA MINA ESPOSA DE LA ENANA —La japonesa saltaba de la alegría mientras agarraba su celular— Hola —disimulo la voz
— Hola Momoring querida —Se notaba que quería algo.
— ¿Qué quieres bomboncito? —tenía que ocultar su emoción.
— Necesito que acompañes a Sana a un spa, sales hoy y vuelves mañana. Pago todo yo —no demoró su oferta.
— Mmmm... No sé si pueda Tzuyu —Sana la quería matar, la única con derecho de extorsionar a su esposa era ella.
— Por favor Moguri. Sana necesita este descanso. Por favor —suplicó.
— Es que este fin de semana cumplimos aniversario con Jihyo y no me gustaría dejarla sola con las niñas —Y digo las niñas porque a la familia Hirai Park se le había agregado Hirai Park Ji-woo, alias patito según Tzuyu. La pequeña era igualita a Sana y tenía tres años.
La abogada escuchó respirar a Tzuyu— Esta bien. Hago una última oferta: ¿Pueden tú y Jihyo acompañar a mi esposa al spa? Yo me quedo con el leoncín y el patito —cómo iba a hacer, pero al menos lo iba a intentar.
— No se Tzuyu... Tendría que preguntarle a Jihyo...
— Ahora la llamo yo —Nuevamente otro celular sonaba en la oficina de Sana.
— Jihyo es tu celular —le avisaron
— Es Chewy —sonó sorprendida antes de contestar— Hola Chewy, si quiero ir al Spa atender —Sana casi se le tira encima.
— ¿Cómo lo supiste? —obviamente era lo primero que iba a preguntar.
La bailarina no entendía nada de lo que le susurraban sus amigas en voz baja— Eeeee...
— No me dejaste decirte que estaba a mi lado —Momo le salvaba las papas a su esposa.
— ¿Decidieron? —Tzuyu no quería demorar más la situación.
— ACEPTAMOS —Jihyo gritó al celular.
— Perfecto. Ahora mismo hablo con Jihyo. Gracias —fin de la llamada.
Y comienzo de la otra llamada— Holaaaa —Sana atendió no sorprendida y ya cansada por tanto celular— Amor, ya arreglé todo. Momo y Jihyo van contigo yo me quedo con las niñas —ese fue el trato.
— Bebé no era necesario que hicieras eso...
— Mina, te lo voy a decir lo más sencillo que pueda, o te vas al spa con tus amigas, o yo me voy a mi viejo departamento. Porque no creo que si te vea pueda pasar un segundo sin tocarte y mucho menos sin hacerte el amor. Es más, ahora mismo, de solo sentir tu voz, tengo muchas ganas de romper las puertas de vidrio del gimnasio, correr hasta la oficina, tirarte sobre el sillón y hacerte las miles de cosas que me gusta hacerte, sin descanso ¿Oíste Sana? Sin descanso —Respiró sin palabras la rubia no se sintió físicamente preparada para seguirle el paso a su esposa.
— ¿A qué hora son las reservas? —preguntó.
A la tarde en casa Chou Minatozaki.
Tzuyu había llamado una reunión urgente del club de las geniales. Por ende, en ese momento, desparramadas por toda la sala estaban Yoon Ah, su hija mayor. Minju y Hye-won, sus mellizas de cuatro años. Sakura, su hija menor y sus dos sobrinas, Yunjin y Ji-woo.
— Las he reunido aquí porque hay que decidir qué vamos a hacer esta tarde para divertirnos. Su madre —señaló a las Chou Minatozaki— y sus madres —señaló a las Hirai Park— dejaron una lista...
— ¿Otra lista con tu nombre? —Yoon Ah ya había perdido la cuenta.
— No hay tantas —se defendió Tzuyu.
— "La lista del sillón" Que de paso te cuento que ya está por llegar a la página cincuenta —informó— "Lo que Tzuyu no le puede enseñar a las niñas" "Las películas que Tzuyu no ver con las niñas"...
— ¿Cómo iba a saber yo que los zombis iban a asustar a Hye-won? —El apto para mayores de trece años no la avivo.
— "Las cosas que el bomboncito no puede regalarle a mis hijas" —Yunjin agregaba otra lista.
— "La ropa que mami no puede ponerle a las niñas" —Esta fue Hye-won.
— BUENO, BUENO. ACEPTO. Tengo muchas listas. Pero ahora esta lista —les mostró una hoja escrita con la letra de Sana— es de ustedes también... ¿Ven? "Los lugares a los que NO pueden ir Tzuyu y las niñas" —leyó— Muajaja... su primera lista —se burló.
— Déjame adivinar —Yoon Ah lo intuía— El parque está número uno en la lista ¿Cierto? —Era más que obvio.
— Subrayado y con letras mayúscula —le mostró Tzuyu.
— Siiiii ¡PARQUE! ¡PARQUE! —Sakura saltaba sobre el sillón. La niña tenía una cierta facilidad para alegrarse por cualquier cosa.
— Lo siento lechucín, pero desde que volvimos embarradas contigo y con patito no creo que podamos ir nunca más solas al parque —Sana y Momo se habían encargado de da foto de la morena a la seguridad que vigilaba el parque. Momo había querido agregarle la palabra "Buscada" pero Sana logró convencerla de que no era necesario ponérsela.
— ¿Las motos? —preguntó la mayor de sus hijas.
— Prohibidas —leyó.
— Y mamá se llevó las llaves —las mellizas tenían sus pequeñas motitos también.
— ¿Con Somi? —el leoncín también preguntaba.
— Dice "Sólo si está Somi" y Somi está de licencia —aclaró.
— ¿A ver los animales? —por primera vez Minju participaba de la conversación refiriéndose a la granja de animales que Tzuyu solía frecuentar con sus hijas, hasta que un día aparecieron cada una con un animal adoptado. Tzuyu durmió durante tres días seguidos en el sillón porque la cabra de Minju se había comido toda la alfombra de la habitación. Obviamente ya no está y tampoco el ganso que quiso Yunjin y que Momo amenazó con cocinar en su horno.
— "Absolutamente prohibida" —leyó la morena.
Al ver la cara de decepción en su hija la morena agregó— Por eso las junté. Ustedes deciden que hacemos hoy — esperó respuestas. Lástima que las respuestas vinieron todas juntas y con gritos.
— ¡UN CEMENTO! —Pidió Tzuyu. Al parecer las costumbres de Olivia seguían vigentes y eran conocidas por todas, porque se hizo el silencio pedido— Vamos a hacer una cosa. De mayor a menor cada una me va a decir lo que quiere hacer y va a tratar de venderme la idea...
—No se vale —se quejó Yunjin— Siempre que haces eso, lo gana la tía Sana besándote —eso era totalmente cierto.
— ¿Es mi culpa que mi esposa bese bien? ¿No será que ustedes están fallando en defender sus ideas? —dijo la mayor.
— ¡MORMONAL! —le gritaron las mellizas.
— Además Sana no está ahora así que tienen una competidora menos —razonó.
— Tía Tzu —Ji-woo se acercaba a su tía— No entiendo lo que tengo que hacer —la pequeña era muy tímida y calladita, Tzuyu se tenía que acercar bien a ella para escucharla.
— No te preocupes patito, tu solo me tienes que decir que es lo que quieres hacer para que nos divirtamos y porque quieres hacerlo —le explicó despacito— ¿Ahora sí? —le pregunto despacito. La niña asintió agarrando la mano de su tía.
— Empiezo yo entonces —Yoon Ah ya tenía todo planeado.
— NOOOO —Sakura se quejaba desde arriba del sillón— YO QUIERO EMPEZAR MAMI, YO QUIERO, YO QUIERO —insistía saltando. La pequeña actuaba como si se hubiera vaciado la café.
— Lechucín —la calmó su madre— Dije de mayor a menor. Así que empieza Yoon Ah —no dejó lugar a discusión— Adelante cangurin —dijo.
— Mi plan para hoy día es que vayamos todas juntas a "TODO MOTOR" y me ayuden a comprar lo que me falta para armar el motor de mi auto —hace días quería hacerlo.
— ¡SIIIIIII AUTO, AUTO! —nuevamente a Sakura le gustaba la idea, con palmas incluidas. Yoon Ah acompañaba con sus propios aplausos.
A Tzuyu le gustaba la idea— Mmmm puede que si cangurin, puede que sí — Yoon Ah sabía que tenía a su madre en el bolsillo, Tzuyu nunca le decía que no a la mecánica— Tu turno —señaló a su ahijada.
— Quiero jugar a matar Zombis —Adicta a Resident Evil desde chiquita.
— ¡YAY... ZOMBIS, QUIERO ZOMBIS! —La pequeña Sakura nunca paraba.
Por un momento Yoon Ah vio caer su gran idea, pero después recordó la lista y sonrió.
— Lo siento leoncín, pero tengo prohibido jugar ese juego contigo — Expresamente Momo le dijo "Si vuelvo a recibir un peluchazo en mi cabeza porque mi hija piensa que sus leones de peluches son zombis, me voy a encargar de meterlos uno por uno en tu trasero".
— Sigo yo ¿cierto? —Como Minju había salido primero, siempre se consideraba un poco mayor que su hermana.
— Adelante Min min, dame tu mejor intento —la animó
— Quiero ir a jugar al estadio —El Pececín le había agarrado gustito rápidamente al deporte de su madre.
— ¡SIIIII. BASQUET, BASQUET! —los aplausos de Sakura volvían.
Tzuyu giraba los ojos ante la actitud de su hija menor— Sakura, cariño. No —te pueden gustar todas las ideas —su hija la miraba lastimada— Tú tienes que defender tu idea ¿De acuerdo? —Explicó nuevamente— Minju, el entrenador me prohibió ir al estadio los días de descanso —Otra hija decepcionada.
— Hye ¿Qué quieres hacer tu? —Era el turno de la otra melliza.
— ¿Podemos dormir la siesta? —como si esa pregunta no fuera suficiente señal de sueño, la niña caminó hasta su madre y se tiró en sus brazos.
— Esa idea no me gusta mami —Sakura era todo lo contrario a Hye-won.
— A nosotras tampoco —comentaron las demás.
— Lo siento Perezocin, pero no es el momento —Tzuyu no estaba segura de sí su hija la había escuchado o estaba durmiendo arriba de ella.
Ji-woo tiró de su mano para que la morena se agachara— Dime patito —le dijo.
— ¿Podemos ir a la sala de música? —lo dijo bajito pero la deportista lo alcanzó a escuchar
Nuevamente Yoon Ah vio flaquear su plan— Eso me gusta Ji-woo, puede ser. Buena idea —Tzuyu la tildaba como posible.
— Y, por último —miró a Sakura que se estaba aguantando por no saltar ante la idea de su prima
— ¿Qué quieres hacer tu Kura? — preguntó
— ¡PARQUE! ¡PARQUE! ¡PARQUE! — insistió.
— Sabes que no podemos —Yoon Ah no aguantó y salió a defender su idea.
— Pero mami...
— Lechucín mira la lista prohibida —levantó la hoja.
— No podemos hacer nada —se quejó Yunjin.
— Eso es cierto —dijo Yoon Ah— Nos tienen dominadas —comentó.
— Me gustaría que no hubiera listas —Hye-won cruzada de brazos opinaba.
Tzuyu miró a todas las pequeñas y no tanto que la acompañaban y reflexionó. No podía permitir que sus hijas sucumbieran ante los encantos de su esposa y los pechos de Momo tan chiquitas, tenía que hacer algo— ¡TIENEN RAZON! —Puso a Hye-won en el piso— NO PODEMOS DEJAR QUE UNA LISTA NOS MANDE —alentó— ¿QUIEN ES SON LAS GENIALES? —preguntó.
— NOSOTRAS —gritaron las que entendieron.
— BASTA DE LISTAS —gritó— DIGÁMOLES NO A LAS LISTAS PROHIBIDAS —pidió para luego romper la que tenía cerca de ella— SEAMOS LIBRES —animó.
— ¡SIIIII! ¡SEAMOS TIGRES! ¡TIGRES! ¡TIGRES! —Otra vez cambiando palabras.
— ¡SIIIII! ¡SEAMOS TIGRES! ¡TIGRES! ¡TIGRES! —Otra vez cambiando palabras.
— ¡TODAS AL PARQUE! —fue el grito de guerra para que cada pequeña saliera a buscar cosas para pasar su día en ese lugar.
— ¿Sabes que cuando vuelva mamá te vas a arrepentir de haber roto esa lista cierto? —Yoon Ah le preguntaba a su madre.
— Lo sé cangurin, lo sé. Me entusiasme demasiado —aceptó el error suspirando.
En el spa.
Todas las chicas estaban metidas en una pileta de agua caliente con máscaras de barro en sus caras. Y una copa de Champagne en sus manos.
— Esto es vida —comentó Mina.
— Esto es más que vida, es cielo —agregó Nayeon.
— Menos mal que se te ocurrió hacer la lista Sanake —le dijo Momo
— Por lo menos sabemos que no se van a embarrar —agregó la rubia relajada.
— ¿Cómo están tan seguras de que Tzuyu les hace caso a sus famosas listas? —Mina no estaba tan segura.
— Chewy le tiene miedo a las listas —aseguró la bailarina.
— Exacto —afirmó Sana— Puedes quedarte tranquila. Este fin de semana ninguna de mis hijas va a terminar dentro de un lago —dijo.
— Ninguna de las mías tampoco —chocó los cinco con Sana.
En el parque.
— O Dios ¿Por qué? —Tzuyu estaba dentro del lago sosteniendo a Sakura y a Ji-won mientras Yoon Ah se encargaba de liberarles los ojos del barro a las mellizas— ¿Por qué siempre me pasa esto? —Tzuyu miraba al cielo.
— ¿Ya somos tigres mami? —preguntó la pequeña que estrenaba embarramiento.
— Más tigres que nunca cariño —Excepto que si los guardias del parque llegaban a ver a la morena ella no iba a ser tan tigre.
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