Capítulo 59.- Siete

Dos meses después - Estudio de fotografía de Sana.

Tzuyu llegaba de su entrenamiento y entraba al estudio de su esposa a toda velocidad con una carpeta en sus manos.

— ¡Buen día! —saludó a todos los colaboradores de Sana que ya estaban más que acostumbrados a verla por ahí.

La morena ni se molestó en golpear, entró directamente a la oficina privada de su mujer— Sana... —la imagen con la que se encontró le dio más valentía para hablar lo que venía desesperada a charlar con su mujer— ¿Pasa algo? —le preguntó a la rubia que paseaba de un lado al otro con Yunjin en sus brazos.

— No sé cómo haces tú para que se te duerma tan rápido —Sana se acercaba a la morena a paso lento— Llevo horas tratando de que cierre los ojos y lo único que he logrado es que pare de llorar — apenas llegaron la bebé enfocó sus ojos en ella.

— ¿Qué esperas cariño, es un leoncín? —Sana giró los ojos— ¿puedes intentarlo? Momo y Jihyo dicen que no ha dormido casi nada en dos días. Vinieron me dejaron a la pequeña y fueron a dormir un rato. Dicen que para algo somos las madrinas —contó.

Tzuyu rió ante el comentario que seguramente había hecho Momo— Por supuesto, yo me encargo del leoncín, pero primero déjame hacer algo —le dijo dejando la carpeta que traía arriba de una silla.

— ¿Qué quier...? —no pudo continuar porque los labios de la morena sellaron los suyos.

— Te extrañé todo el día —le dijo apenas se separaron— No podía concentrarme en ninguna de las jugadas nuevas de Jinyoung, y en la reunión apenas pude entender lo que decía el presidente —lo único que Tzuyu tenía en la cabeza era Sana, Sana y Sana— Ahora dame a mi leoncín —le sacó a la bebe de sus brazos y la empezó a pasear.

— ¿Yoon Ah se quedó en lo de Lucas? —Le preguntó, pero no recibió respuesta— Tzuyu... —Intentó llamar la atención de su esposa— Tzuyu...

— Ven —la morena salió del trance y llamó a su esposa. Sana se acercó a ella y a la bebe— ¿Has observado que cuando tiene sueño, pero no quiere quedarse dormida por miedo a perderse de algo hace la misma arruga que Momo cuando Jihyo le dice "hoy no, mañana"?

Sana miró detenidamente a la pequeña— ¡Es verdad! —Afirmó y volvió a concentrarse en su mujer— cariño...

— Mmm —respondió la morena.

— Dejabas a Yoon Ah en lo de Jake e ibas a ir al gimnasio —eso era lo que tenía entendido— No es que me moleste, todo lo contrario, pero ¿Qué haces aquí? —la pregunta captó la atención de Tzuyu.

— ¿Puedes agarrar la carpeta que dejé en la silla? —le preguntó amablemente mientras se sentaba con una ya semidormida Yoon Ah en el sillón que la rubia tenía en su oficina

— ¿Es tu nuevo contrato? —le preguntó echándole un vistazo a los papeles— Si, pero no lo he firmado aun —confesó.

— ¿Y por qué no? —A Sana le extraño esto, a la morena le habían ofrecido una cifra millonaria para quedarse en el equipo por diez años más y ya lo habían discutido con la rubia previamente concluyendo que iba a aceptar.

— Debido a que mi contrato es el más largo y caro de todos, decidieron incluir una cláusula que creo, tú y yo tenemos que hablar...página seis —le indicó.

La rubia ansiosa, no perdió tiempo y localizó la página. Tzuyu veía como los ojos de Sana se movían leyendo de un lado para el otro. Finalmente levantó la cabeza y habló— ¿Le preguntaste a Lisa sobre esto? ¿Pueden hacerlo? —se tenía que sacar las dudas.

— Lisa dice que es perfectamente normal que pongan cláusulas de rescisión de contrato en caso de que la jugadora quede embarazada, cuando hay mucho dinero en juego —explico.

Sana se sentó al lado de su chica pensativa— Tzuyu yo...

— Sana yo... —hablaron al mismo tiempo y al mismo tiempo se miraron y sonrieron.

— Tu primero —la incitó Sana.

Tzuyu tomó aire, miró a su sobrina y después se concentró en la mirada de su mujer— Sana yo no puedo dejar de pensar en el día en que el leoncín nació —finalmente lo dijo— No puedo dejar de imaginarte a ti en la situación de Momo y no puedo dejar de imaginarme a mi siendo la mujer a tu lado —suspiró— No veo la hora de verte embarazada con un hijo nuestro... Y se, créeme que lo sé, que lo que te estoy pidiendo es mucho, pero quiero que sean igualitos a ti —dijo esquivando la mirada de la fotógrafa.

— Tzuyu...

— Lo sé. Sé que soy una egoísta, pero si no me quedo en el Liberty, voy a tener que jugar en otro lugar y no creo que pueda pasar más de una hora lejos de ti, del cangurin y ahora del leoncín... Inclusive extrañaría a Momo —dijo lagrimeando.

— Tzuyu...

— Además probablemente no sean uno, sino más. Porque tú sabes que yo quiero mi propio ejército de bebes Chou Tzuyu para que el día del apocalipsis mis hijos zombis puedan patear el trasero al resto de los zombis —Sana no podía creer como Tzuyu podía pasar de decir algo tan conmovedor a algo tan descabellado, sin titubear.

— Tzuyu... bebé... mírame por favor —La voz de Sana la sacaba de su propio mundo— Sería muy feliz, muy, pero muy feliz, si me dejas llevar nuestros hijos. Desde que cargué a Yoon Ah he estado deseando hacerlo de nuevo —confesó con una sonrisa.

— ¿En serio? —la morena había estado nerviosa todo el día antes de hablar con Sana.

— Si amor... muy en serio —contestó.

— ¿Quieres tener un bebé conmigo? —volvió a preguntar.

— Nada me gustaría más en el mundo —le aseguró.

— ¿Quieres tener siete hijos conmigo? - enloqueció.

— Si am... ¿SIETE? —Sana reaccionó a tiempo— No Tzuyu... Siete no, es mucho —le aclaró.

— Pero cariño con Yoon Ah y nosotras seríamos diez, y podríamos jugar cinco contra cinco —eso no iba a convencer a Sana.

— No voy a tener siete hijos Tzuyu —sentenció.

La morena la miró dolorida— Esta bien acepto cinco y espero que Jihyo o Momo tengan al menos uno más —miró al leoncín.

— Cinco tampoco Tzuyu —le dijo Sana recibiendo la mirada de su esposa rápidamente.

— ¿Cuántos entonces? —le preguntó indignada.

— Ya veremos. Vamos de a uno ¿Si? —Sana sabía que por las malas no iba a lograr nada.

— Tal vez podríamos empezar intentando hacer un bebe —De nuevo el cambió de tema drástico.

— Amor, sé que la oficina es uno de nuestros lugares preferidos, pero tienes a tu sobrina en tus brazos —Sana olvidó mencionar el pequeño detalle de la amenaza de Momo, pero era un detalle menor.

— Oooo, no puedo hacer nada de lo que quiero —haciendo pucheros se levantó del sofá y puso a la bebe dormida en la cuna que le habían dejado Jihyo y Momo para después volver a los brazos de su mujer— Vamos a tener que idear algo para cuando tengamos nuestros siete hijos...

— SIETE NO —Esta morena no paraba de intentarlo.

— Bueno, bueno, para cuando tengamos los que sean —corrigió divertida por la reacción de la rubia.

— Primero creo que hay que hacer algo con los celos de Yoon Ah —ambas lo habían notado— Al principio pensé que era contigo nada más, pero también se pone terrible cuando tengo a Yunjin en mis brazos —contó.

— Tal vez deberíamos hablar con ella —opinó la deportista.

— Tal vez deberías darme un beso —Dijo Sana.

— Tal vez lo haga —La morena se acercó a su esposa, pero se alejó rápidamente— O tal vez no _cambió de opinión.

— ¡TZUYU! —la retó.

— ¡Dijiste que con la bebe aquí no se podía! —se defendió la morena.

— Es solo un beso —insistió.

— Esta bien —cedió la morena como si la estuvieran forzando a comer veneno. Se inclinó y le dio un pequeño beso intentando separarse rápidamente. No contaba con el poder de la rubia. Sana intensificó el beso y Tzuyu no pudo negarse, nunca puede.

— ¡CHOU! —Momo y Jihyo entraban a la oficina justo a tiempo— ¡QUITA TUS GARRAS DE MINA! ¡SERA POSIBLE QUE NO SE TE PUEDA DEJAR NI UN SEGUNDO SOLA! ¡NI TU AHIJADA DE TESTIGO TE DETIENE! —Momo no estaba de buen humor.

Sana salió de arriba de Tzuyu rápidamente— ¡TZUYU! TE DIJE QUE CON YUNJIN ACÁ NO —disimuló.

La morena se quedó petrificada_ Pero... pero... Pero tú... —entre la excitación de los besos y la situación estaba bloqueada.

— Yo te digo que no y es no Tzuyu, nada de besos delante de la bebe —miró a sus amigas— Mi esposa es una depravada sexual... ¿Nos vamos a cenar? —les preguntó agarrando su campera y saliendo de la oficina.

— Necesitas ayuda Chou —le dijo Momo agarrando a su hija y saliendo detrás de Sana

La última que quedaba en la oficina miraba a Tzuyu sonrientemente— Chewy, yo puedo ayudarte si quieres, Momoring dice que soy buena ayudando a la gente enferma —dijo.

— Yo no estoy enferma Jihyo —se defendió.

— El primer paso es la aceptación Chewy —le dijo en forma de reproche.

— ¡CHICAS! —Momo gritaba.

— No te preocupes —Jihyo abrazaba a la morena mientras caminaban juntas— Te vamos a curar —Tzuyu giraba los ojos.

En la cena.

Las cuatro mujeres estaban decidiendo que cenar en el departamento de Jihyo y Momo. La bailarina tenía en sus brazos a Yunjin recién alimentada por su esposa.

— ¿Qué quieren pedir para cenar? —les preguntó la mayor sin mirarlas. Su atención estaba puesta en su hija y su mujer

— ¿De qué tienes ganas amor? —Preguntó Tzuyu a Sana— ¿Tienes ganas de comer sushi o prefieres otra cosa? —cuando la morena buscó a la rubia para ver su decisión se encontró otro tipo de mirada, una mirada que mostraba deseo, hambre también, pero otro tipo de hambre.

Sana se acercó al oído de Tzuyu— ¿Sabes que tengo ganas de comer? —le susurró mientras deslizaba una de sus manos por las piernas de su esposa. Tzuyu se quedó dura en el lugar— Tengo ganas de comerte a ti... parte por parte... bien despacito —Dicho esto Sana se alejó de su chica.

Tzuyu reaccionó y se inclinó hacia ella— Escúchame, rubia, tú no puedes decir esas cosas aquí ¿me oyes? —Mientras Tzuyu le susurraba a Sana, la rubia pudo ver la mirada inquisidora de Momo sobre ellas. La mayor estaba obsesionada con lo que se dijera o hiciera enfrente de su hija.

— ¡TZUYU! —Sana iba a volver loca a su esposa— NO PUEDES DECIRME ESAS COSAS AQUÍ, ENFRENTE DE NUESTRAS AMIGAS Y DE NUESTRAS SOBRINA —por segunda vez en la tarde Tzuyu se quedaba sin respuestas.

— ... pero... —trató de defenderse— Pero... —La miradas de Sana y Momo la estaban liquidando.

— PERO NADA TZUYU. AHORA NO QUIERO COMERTE A TI. DEJA DE INSISTIR —Momo sacudía la cabeza— Sushi está bien por mi Moguri —le dijo Sana a Momo.

— Pero... pero... fuiste... —la morena estaba en shock.

— Ahora lo pido —Momo llamó al delivery sin sacarle la mirada encima a la deportista. Luego de la llamada se sentó en el sillón— Ven aquí un rato bomboncito —la llamó.

Tzuyu clavó su mirada en su esposa, pero la rubia se hacía la distraída jugando con la bebe. Se paró y se sentó donde la mayor la quería

— ¿Qué es lo que pasa contigo? —preguntó la abogada

— A mí no me pa...

— Ta ta ta —Momo la frenó— Déjame terminar de hablar —le dijo muy amablemente. Tan amable que sonaba hasta sospechoso— Jihyo y yo hemos estado hablando —la bailarina dejo su hija a Sana y se sentó al otro lado de Tzuyu— Y creemos que es mejor que veas a alguien —dijo.

— Pero yo...

— No es bueno pensar todo el tiempo en sexo Chewy... —interrumpió Jihyo.

— Llegamos al estudio y te vemos arriba de Sana, la otra noche en el cumpleaños de Jihyo —eso había sido todo un acontecimiento— arrastraste a tu esposa hasta el baño tuvimos que subir la música para disimular los gritos de Sana —la morena buscó a su novia, que seguía haciéndose la distraída con la bebe. Si Tzuyu recuerda bien, fue la fotógrafa la que le murmuró a la deportista que no llevaba puesta ropa interior, y Tzuyu no pudo resistirse a eso.

— En la presentación musical del colegio de Yoon Ah un celador las encontró haciendo lo que Momoring y yo hacíamos con mucha frecuencia antes de que llegara Yunjin, en una de las aulas —contó Jihyo.

— Faltaban dos horas para que tocara Yoon Ah—se defendió la morena. Esta si había sido su culpa. De hecho, fue la fantasía de jugar a la maestra con Sana la que la incitó.

Momo giró los ojos— El punto es que sabemos que el sexo es muy importante para ti...

— Muy, muy, muy importante —agregó Jihyo.

— Pero —Momo retomó la palabra— Aquella mujer —señaló a Sana que tenía cara de inocente— es un ser humano Tzuyu, necesita descanso — Si supieran" fue lo primero que Chaeyoung pensó.

— Escuchen... —Tzuyu volvió a tratar de intervenir.

— Escucha tu bomboncito —Se adelantó Momo— Una de las madres de las niñas a alas que Jihyo da clase es Psicóloga y nos gustaría que la vieras —miró a Jihyo y la bailarina saco de su cartera una tarjeta para pasársela a Tzuyu.

— Rebeca Martins "Psicóloga" —Leyó la morena— Gracias, pero... —esta vez la interrumpió Sana.

— ¿Dijeron Rebeca Martins? ¿Momo dime que no es la misma Rebeca que yo conozco? —le preguntó duramente.

— Exactamente la misma Sanake —contestó Momo sacándole a Sana su hija de los brazos— Sólo que está estrenando nuevas amigas ¿No sé si me entiendes? —al parecer la psicóloga había pasado por el cirujano.

— Y después yo soy la pervertida —comentó Tzuyu jugando con la tarjeta de la profesional.

— ¡Dame eso! —Sana trató de sacarle la tarjeta, pero la morena fue más rápida— Tzuyu... dame eso —le pidió suavemente— De ninguna manera vas a ir a ver a la ex psicóloga de Yoon Ah. Es una perra —contó.

— Pero está buenísima —agregó Jihyo y Momo que volvía de dejar a la bebe en su cuna asintió.

— Preguntó de nuevo ¿Por qué yo soy la pervertida? —nadie le prestaba atención.

— Tzuyu no va a ir a hablar de sexo con esa mujer. La última vez que la vimos estaba en el mismo boliche que nosotras comiéndose a una de sus pacientes —De hecho, era la paciente que venía después de la sesión de Yoon Ah.

— Epa, epa, epa. Esta psicóloga se pone interesante —Tzuyu por fin encontraba algo para "vengarse" por la rata traicionera mayor de su esposa— Quizás le dé una llamadita —las tres la miraron— Es más quizás le llame ahora mismo —agarró su celular y marcó el número que le habían dado.

— Tzuyu... no te atrevas. Vas a dormir en el sillón eternamente —la amenazó.

— Pues quizás me haga bien. Después de todo soy una depravada sexual ¿o no? —les preguntó pícaramente.

— Chou Tzuyu deja ese celu...

— ¡Hola! ¿Doctora Martins? —La mujer había contestado— Chou Tzuyu le habla... si, si, la misma... Bueno... tanto como famosa no sé pero... —las chicas estaban conociendo a un modo levante total— Bueno está bien, le acepto el cumplido... te acepto el cumplido Rebeca —la cara de Sana ardía— Llamaba en realidad porque unas amigas me dieron tu número y necesitaba una consulta contigo —La fotógrafa no aguantó más y se fue directo a tratar de quitarle el celular a su mujer, pero una vez más Tzuyu fue más rápida y huyó de ella escondiéndose detrás de la mesa. Sana la empezó a perseguir.

— Momoring, creo que me estoy mareando —Momo y Jihyo veían como la pareja contraria daba vueltas alrededor de la mesa— Mi problema es que quiero tener sexo todo el tiempo... Soy algo así como una pervertida sexual o eso dicen mis amigas —la morena seguía escapando de su novia— ¿mañana primer turno? —se ve que la doctora se había interesado en el caso— Perfecto allí estaré ¡Hasta mañana! —saludó la deportista para después colgar— Listo —anunció ante la atenta mirada de las demás.

— Tu no vas a ir a ningún lado —dijo Sana.

— Yo creo que le va a hacer bien —opinó Jihyo.

— Si, por lo menos para que sepa frenarse delante de mi hija —Momo se metía en la conversación.

— Exacto, estoy de acuerdo —Tzuyu seguía con el juego.

— ¡NOOOO! —Sana no iba a permitir que su esposa se encerrara a hablar de sexo con una psicóloga sexópata— Eso no va a pasar —sentenció.

— ¿Y porque no cariño? —Tzuyu sabía que Sana estaba a punto de confesar.

— Porque... porque —Sana pisó fuerte el piso— ¡PORQUE FUI YO! —finalmente salió.

— ¿Puedes decirlo más claro? Creo que nuestras amigas no entienden —Momo y Jihyo esperaban más.

— Fui yo la que empezó todo en la oficina y la que le susurró en el oído ahora antes de la cena —confesó.

— ¿Y en el cumpleaños de Mina? —la morena quería salir libre de culpa y cargo.

— Fui yo también —le dijo sentándose en el sillón y agarrándose la cabeza.

La abogada y su esposa se sentaron al lado de su amiga— Tranquila Sanake — Momo la acariciaba.

— Si Sanake, no te preocupes, no pasa nada. Momoring y yo no podemos sacarnos las manos de encima tampoco —la consoló.

Tzuyu no podía creer lo que estaba escuchando— ¿QUÉ? ¿ACASO NO HAY RETOS PARA ELLA? ¿NO HAY TARJETAS CON PSICOLOGOS PARA ELLA? —la morena quería justicia.

— Tzuyu puedes dejar de gritar, no ves que Sana está mal —las chicas seguían abrazando a su ex capitana.

— Pero...

— No sé qué me pasa, simplemente no puedo sacarle las manos de encima — Sana seguía abriéndose ante sus amigas.

— Entendemos Sana, te entendemos — Tzuyu abría grande los ojos— Y sabemos que tú no tienes la culpa de nada — Ambas miraron a la basquetbolista.

Cuando la morena se iba a defender el llanto de Yunjin la interrumpió. Ambas madres salieron corriendo a la habitación de la bebe dejando a Sana lloriqueando en el sofá.

Tzuyu se sentó al lado de su esposa, la partía verla llorara— Sana... perdóname. Es mentira que llamé a la psicóloga, el número daba equivocado... inventé todo para que confesaras la verdad. Déjame verte por favor —pidió.

La rubia levantó la cara y curiosamente no tenía una lágrima sino más bien portaba una enorme sonrisa malvada

La morena se llevó la mano a la boca— ¿Estabas fingiendo? —Sana asintió sonriendo aún más.

— ¿Crees que eres la única buena para actuar morenita? —le preguntó Sana acercándose a ella— Tu y yo vamos a tener una larga escena de sexo esta noche, ve preparándote para ganarte un Oscar bebe —le dijo de forma muy sensual terminando con un beso en los labios de su chica.

— Me siento engañada —soltó la morena.

— Y no es lo último que vas a sentir —le aclaró Sana— HYO, JIHYO ¡NOS VAMOS A BUSCAR A YOON AH! —anunció la fotógrafa de forma desesperada.

— ¡Oh Dios! Menos mal que hicimos todas las habitaciones a prueba de sonido —suspiró la morena.

En el camino de vuelta con Yoon Ah.

— ¿Qué hicieron en mi ausencia? —les preguntó la pequeña desde el asiento de atrás.

Ambas mujeres se miraron— Eeee... nada en particular —Contestó Tzuyu. El tema de Yunjin era delicado delante del cangurin.

— ¿Segura? Porque siento olor a colonia de bebe —la pequeña sospechaba de sus madres.

Sana podía percibir como su esposa estaba por sucumbir. Se adelantó a contestar— Es que estuve haciendo la campaña de Johnson y me regalaron muestras gratis —inventó.

— ¿Fotos para perfumes de bebe? —la niña no era nada tonta.

— Algo así —contestó Sana tratando de zafarse.

— ¿Y acaso el bebé modelo se llamaba Yunjin? —preguntó el bichito.

— ¿Yunjin? No, no... ¿Por qué lo preguntas? —quería saber qué información manejaba su hija.

— Porque entonces no entiendo porque está Dos, el león —la pequeña levantó el peluche para mostrárselos a sus madres.

— ¡TZUYU! NO BAJASTE TODOS LOS JUEGUETES —la acusó

— Entonces sí estuvieron con esa —resaltó ofendida la pequeña— Y encima me mienten —les dijo.

— LO SIENTO —se disculpó nerviosa— Lo siento bichito, si, si estuvimos con ella —Tzuyu miró los brazos cruzados de su hija por el espejo— No quisimos hacerlo, sólo pasó cuando quisimos darnos cuenta, ya estaba en nuestros brazos —La deportista golpeó el manubrio del auto— ¡MALDITOS CACHETITOS IRRESISTIBLES DE APRETAR! ¡MALDITOS PIECITO IMPOSIBLES DE NO BESAR! —La cara de Yoon Ah se transformó y Tzuyu se dio cuenta de su error, a su lado Sana agitaba su cabeza— Yoon Ah... lo siento... No fue lo que quise decir...

— ¿Le le le... le besaste los piecitos? —La niña estaba indignada— ¿Cómo fue? ¿Huelen mejor que los míos? Por favor dime que no les hiciste cosquillitas — Tzuyu miró a Ssna, pero no contestó— CONTESTAME MAMA... ¿les hiciste o no les hiciste cosquillitas? —Repitió la pregunta mientras llegaban a la casa.

— SIII... ¿ESO ERA LO QUE QUERIAS SABER? SI LE HICE COSQUILLAS A SUS PIESECITOS... Y LO PEOR DE TODO ES QUE ME ENCANTA SU RISITA. ES ADICTIVA —Tzuyu no aguantaba más la culpa, tenía que sacar todo de adentró.

Con su mejor cara de niña traicionada Yoon Ah se bajó del auto y corrió por las escaleras rápido a su departamento. Sana la siguió.

Cuando Tzuyu entró al departamento fue directo a la habitación de Yoon Ah, para encontrarse con su esposa golpeando la puerta.

— Yoon Ah, cariño, ábrenos —pedía.

— ¡QUIERO ESTAR SOLA! —Gritó la pequeña.

— Yoon Ah... por favor... déjanos explicarte —insistió Sana.

— YA ESCUCHÉ DEMASIADO —reprochó la niña.

— Cangurín ábrenos. Queremos hablar contigo —Tzuyu era la que golpeaba esa vez— Si no nos abres, tu madre va a romper la puerta —dijo Sana.

— Oye cariño, eso duele —la mirada de la rubia la hizo cambiar de opinión— ¡VOY A ROMPER LA PUERTA YOON AH! —anunció poco convencida.

— A LA UNA —Sana comenzaba el conteo— A LAS DOS... —Tzuyu se preparaba— Y A LAS... —por suerte para Tzuyu, Yoon Ah abría la puerta.

Sana agarró la mano de su mujer y ambas caminaron hasta la cama donde las esperaba sentada su hija.

— Yoon Ah —empezó Sana— tu mami y yo queremos hablar contigo. Pero antes de hablar de lo importante, es necesario que entiendas que para nosotras dos, no hay nadie más importante en este mundo que tu —le dijo.

— Es cierto Osito Pooh... Tu eres lo mejor que nos pudo pasar —Agregó Tzuyu.

— Ustedes quieren más a Yunjin ahora — de la pequeña empezaban a caer lágrimas.

Tzuyu esperó a ver si hablaba su esposa, pero cuando la miró y la vio llorando supo que la rubia no podía hablar— Yoon Ah, cangurin —le agarró la manito— eso es imposible. Es imposible querer a alguien más que a ti, porque a ti te amamos mucho, mucho, pero mucho. Es imposible alcanzarlo —le dijo Tzuyu— Es sólo que cuando son bebes, necesitan mucho más cuidado y atención. Porque ellos no pueden hacer nada solitos — explicó. Sana su lado solo asentía— Mira. ¿Cómo se pone Yuri cuando tu ayudas a Jake en matemáticas? —preguntó.

— Se enoja —contestó simplemente la pequeña.

— ¿por qué? —Tzuyu quería que la niña relacionara las cosa.

— Porque piensa que quiero más a Jake que a ella —contestó nuevamente.

— ¿Y eso es verdad? —la morena iba bien.

— No. Yo ayudo a Jake en matemáticas porque a él le cuesta más que... —la pequeña había hecho el clic. Miró a sus madres— Entonces ¿No me van a cambiar por ella? —pregunto para quedarse segura.

— Por supuesto que no cariño —esta vez contestó Sana— Tú nos vas a ayudar con ella y con tus hermanitos —aprovechó y tiró la idea.

Yoon Ah se quedó pensativa— ¿Hermanitos? —preguntó al rato.

— Tzuyu y yo, estuvimos pensando en agrandar la familia —le explicó Sana— Pero no sin antes hablar contigo —le dijo.

La pequeña se acomodó en su cama sin dar respuesta alguna, las dos adultas la miraron y pensaron que tal vez necesitaba tiempo para pensarlo. Cada una de ellas le dio un beso de buenas noches y se empezaron a caminar hacia la puerta.

— ¡MAMÁS! —Yoon Ah hizo que se dieran vuelta a prestarle atención— Si quiero hermanitos —les dijo— Pero no muchos —agregó— Buenas noches —saludó para después acomodar cama. Las mujeres terminaron rumbearon a su propia habitación.

— ¿Por qué esa cara? —le preguntó Sana a su esposa.

— Porque entre Yoon Ah y tu destrozaron poco a poco mi equipo perfecto de siete hijos —confesó su malestar.

Sana rodó los ojos— Tengo una idea —habló.

Tzuyu esperó— ¿Qué tal si me demuestras lo pervertida sexual que puedes llegar a ser? —La artista empezaba a sacarse la ropa delante de su mujer.

Tzuyu sonrió— No sabes en lo que te metiste rubia —se abalanzó hacia ella sin titubear.

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