Final Alternativo
Sus púas dejaron de balancearse con el viento cuando el erizo dejó de correr, la dejo en el suelo con cuidado de que no cayera y miro junto con ella la hermosa escena. Solo pocos conocían este sitio, y esos pocos solo pertenecían a su linaje.
Nadie más sabia de la existencia de ellas.
El brillo que desprendían sus pequeños cuerpos al pasar por encima de agua provocaban un brillo sin igual formado de varios colores resplandecientes, a medida que surcaban lentamente el aire pequeñas chispas caían de lo que al parecer eran sus colas, se movían tan lento que parecía como si flotaran.
— Es... — Susurro la eriza, dejando la frase morir en el aire al no tener palabras concretas que decir sobre lo que veían sus ojos.
— ¿Hermoso? — Sugirió el azabache mientras tomaba un rosa del arbusto que había al lado del estanque y se la entregaba, no se preocupó por las espinas debido a que sabía que no tenían, todo lo que había en este sitio era especial, desde las pequeñas pero hermosa y esplendorosas hadas hasta el brillante pasto que al acostarte sobre el, desprendía la fragancia más exquisita para el olfato. — ¿Quieres ver lo que yo creo que es lo más hermoso? — Pregunto ahora mientras sonreía de manera tierna.
Ella asintió aun cautivada por el lugar y empezó a caminar junto a él hacia la orilla del estanque, el agua brillaba por sí sola, las pequeñas ondas se hacia notar en el agua aun después de que aquellas hadas habían dejado de bailar sobre el. El azabache paso de manera suave su mano sobre el agua, rozándola apenas, de manera inexplicable ante un simple ser consiente el agua dejo de moverse, permitiendo así a los erizos ver sus reflejos.
— ¿La ves? — Pregunto mientras notaba como ella pasaba sus ojos por todo el estanque, buscando lo que estaba a simple vista para él.
— Me temo que no. — Respondió ahora ella de manera lenta, un poco decepcionada al no poder ver lo que el erizo llamaba lo mas hermoso.
— ¿Cómo no lo puedes ver? Esta ahí, mira bien — Dijo él mientras hacia que ella se acercara un poco más, luego apunto con su dedo hacia su reflejo. Tardo unos segundos en entender y luego un sonrojo se coloco sobre sus mejillas color melocotón. — ¿Lo ves ahora? Tú eres lo más hermoso para mi.
— Oh Shadow. — Dijo ella aun apenada abriendo sus brazos y haciendo que él apoyara su cabeza sobre su pecho.
Un ligero picor paso por su pecho cuando las imágenes de lo que había pasado hace un año volvió a su mente. Había decidido dejar el alma de Sonic en mano de su hermano mayor y volver con ella, cuando había vuelto a la realidad noto como estaba mirándolo con los ojos cristalizados, no entendía aun el porque pero se sintió bien cuando ella lo abrazo aun después de haberle explicado la decisión que tomo.
Sabia que al alma de Sonic no le sucedería nada, por eso no se preocupaba ahora. Su hermano solo podría tenerla ahí a su lado sin más, no podría hacer mas con ella que utilizarla como compañía y recordatorio de lo que hizo.
Ni siquiera intento disculparse por lo que había hecho, lo contrario, parecía orgulloso de sí mismo.
Simplemente había sido cegado por la envidia y el odio.
No comprendía del todo como la rosada pudo seguir tratándolo como si nada hubiera sucedido, como si nunca se hubieran conocido hasta ese momento y luego se enamoraran completamente uno del otro.
O tal vez, después de todo había asimilado que su primo jamas volvería. De cualquier manera nunca lo sabría en concreto, puesto que cada vez que le preguntaba al respecto ella solo respondía con un:
"Ni yo lo se."
Luego de eso el rey lo recibió prácticamente con los brazos abiertos, lo trataba como su propio hijo, habían pasado años desde que se había sentido por ultima vez bienvenido en un hogar, pero con respecto a su relación... Digamos que no lo acepto muy bien al principio pero después lo acepto.
Dándoles su bendición para casarse incluso. Pero no lo hicieron, al menos no aun, dentro de poco lo seria y habían decidió que seria entre la familia más cercana, nadie más a fuera de ahí estaría invitado.
Salio de sus pensamientos cuando noto como la eriza lo sujetaba con un poco más de fuerza, no sabia el porque de esa acción, era extraño incluso para el tiempo que llevaba a su lado. Levanto sus ojos color carmesí hacia su rostro y noto como su rostro seguía aun algo enrojecido por el cumplido de hace minutos.
— ¿Sucede algo? — Pregunto, mientras que con sus brazos rodeaba su cadera.
— No, nada. — Contesto de manera rápida mientras abría sus ojos y lo miraba desde arriba. — Solo estaba recordando la vez que enfermaste, me habías preocupado. — Admitió la eriza volviendo a cerrar sus ojos.
Y vaya que la había preocupado, ese día había caído en cama debido a una gran fiebre, podía vivir más que cual otro mortal, sí, pero eso no lo libraba del todo a enfermarse.
Desventajas de ser medio mortal.
Cuando por fin pudo levantarse con normalidad de la cama en la que reposaba no tardo en sentir como la eriza lo envolvía en un muy cálido abrazo, había durado así cinco días, por todas las hadas, era más que razón suficiente para preocuparse a tal grado.
Las manos del azabache rodearon su cintura, tomo la mano de la eriza que, a comparación con la suya era muy pequeña, depositando un suave y ligero beso sobre su palma.
Por ahora solo tenia algo por lo que preocuparse además de la salud se su esposa.
— ¿De qué sabor sera el pastel? — Sonrió al oír como una carcajada salia de los labios de la rosa. Respondiendo a los pocos segundos de silencio.
— Fresa.
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