Capítulo 9|Hogar, dulce hogar.

9| Hogar, dulce hogar.

—¡Hogar, dulce hogar!

Dice mi padre con un gran ánimo aparcando el vehículo frente a la casa, una ventisca fresca me pega justo directo al rostro cuando salgo, hace un poco de frío y eso que apenas estamos a mediados de septiembre, el invierno en los países nórdicos es como vivir dentro de un congelador, se te enfría hasta el... bueno, todo.

Ahora mismo siento dolor en la espalda y en el trasero, el trayecto en tren de Estocolmo a Gotemburgo, no es para nada agradable, si sigo quejándome, terminaré pareciéndome a mi padre a sus cuarentena y tres años de edad.

—¿Soy yo?, ¿o la casa se ve más decente por fuera?

Bromeo, mi padre lanza una sonora carcajada y cierra la puerta del piloto y niega con la cabeza. Me llevo la mochila a los hombros, es lo único que traje para pasar el fin de semana con la familia. Aprovecho para echarle un vistazo a la fachada, es hermosa y elegante a su manera, solamente dos colores destacan en el exterior el blanco y el rojo. Mire a donde mire, a mi alrededor hay árboles y otras casas en las que solo nos separan un verja pequeña y larga de madera pintada de blanco.

Los grillos cantan y el sol aun está en su punto  a pesar de ser casi las once de la noche, viviendo en el hemisferio norte, los días son largos y las noches cortas. Sin pensarlo, sigo a mi padre hasta llegar a la puerta.

—Te tengo una sorpresa —canturrea con emoción cuando sostiene la perilla con una mano.

Yo le miro con una expresión interrogativa.

—Vale, ¿ahora qué hice? Cada vez que dice: Te tengo una sorpresa, algo termina explotando, en llamas o huyendo.

De inmediato llega a mi memoria la vez que me regaló en navidad un videojuego de los años ochenta de Donkey Kong, ni siquiera lo había conectado al televisor cuando de la nada explotó. Lo mismo sucedió cuando quiso cocinar el día de mi cumpleaños dieciocho, nada explotó, pero incendió el horno junto con las galletas.

Bien, tampoco quiero hablar sobre el paradero de mi perrito Doki.

Que decepción.

—Dios mío, eso me ha dolido, Ellington, ¿tan poca fe tienes en tu padre? —Se lleva la mano izquierda al pecho fingiendo estar cabreado.

—¿En serio quiere qué le responda o lo dejamos así?

Entrecierro los ojos y él hace un gesto infantil mostrándome su lengua, niego con la cabeza y al fin se digna a abrir.

—Esta vez no va a pasar ninguna tragedia.

Ajá. Me respondo en mi mente.

Cuando piso el interior de la casa, al fin puedo sentir ese calor tan hogareño y relajante, mis padres tienen un gusto por los colores pasteles, así que las paredes están pintadas de color lavanda, puedo percibir un olor a madera, muy embriagador. Frente a mí tengo las escaleras, seguido del largo pasillo que lleva a la cocina, a mi costado derecho está la sala y a mi izquierda una pared tapizada de fotografías familiares y pequeños cuadros de pinturas.

Mis padres aman el arte, por lo que no es sorprendente encontrarse un cuadro, un jarrón o alguna diminuta escultura entre las repisas de la sala y el comedor.

—¿Dónde está todo el mundo? —Pregunto cuando he salido de mi trance.

—Están en el patio, sígueme, esto se pone más emocionante —se frota las palmas de las manos y encorva ligeramente su espalda. Ese gesto me recuerda al personaje de Gargamel, el que siempre quiere atrapar a los pitufos.

Dejo la mochila colgada encima de la pilastra de las escaleras con rapidez sin rechistar. Cuando cruzamos la puerta corrediza de la cocina, observo cuatro siluetas dándonos la espalda.

Las dos pequeñas se tratan de Magnus y Maeve, la más grande de Anne y la última...

Oh, no puede ser.

—¡Billy Elliot! ¡Billy Elliot! —El pequeño Magnus es el que se percata primero de mi presencia y no tarda en dejar su juguete par correr en mi dirección, sonrío de oreja a oreja cuando me llama por ese nombre.
—¡Estás aquí!

—¡Dame abrazo fuerte como Hulk! —Se tira sobre mis brazos y de inmediato lo cargo, Magnus envuelve sus pequeños brazos alrededor de mi cuello y chilla de la alegría —yo también te he extrañado mucho, pequeño. Cuéntame, ¿cómo has estado?

Mientras le pregunto sosteniéndolo, camino en dirección a Anne que se pone de pie y me sonríe.

—Hoy aprendí en la escuela las tablas de multiplicar, son una pesadilla, pero mamá dice que debo estudiarlas —forma un puchero con los labios e imito su acción. Le aparto algunos mechones de su cabello castaño, tiene un parecido a su madre.

—Qué bueno es tenerte en casa, hijo —Anne me da un beso en la frente —tu padre no dejaba de llorar por ti.

—Ya lo creo —Magnus pide que lo baje y enseguida sale corriendo en dirección a mi padre —¿Cómo has estado, An... mamá? Lo siento, todavía me estoy acostumbrando.

Suelta una risa dulce y niega con la cabeza.

—No te preocupes, te he dicho que no te precipites con llamarme mamá, está bien. He tenido mucho trabajo por hacer, tengo proyectos que desarrollar con un equipo, ¿qué más te puedo contar?

—Ya, entiendo.

Seguidamente, hago un intento por saludar a Maeve, pero como es de esperarse ella despega la vista del celular, me echa un vistazo de arriba abajo y blanquea los ojos.

—No te atrevas a tocarme, sangre sucia.

—¡Maeve, no le hables así a tu hermano! Tenle más respeto —espeta Anne con un tono de autoridad.

¡Así se hace!

Quiero carcajearme, pero debo mantener mi postura de hermano responsable.

Eso ha sido gracioso.

Maeve lanza un bufido y bloquea su celular y se separa de la silla para quedar de pie. Escucho otra risa ronca retumbar cerca de nosotros y es que, de tan solo voltear a verlo, el corazón se me detiene por una fracción de segundos, mi hermano mayor llega a nuestro círculo.

—Genial, ahora tengo que convivir con otro Ray —masculla mi hermanastra —ni creas que voy a abrazarte, Ellington, acabas de llegar de un lugar público y quién sabe cuántos gérmenes tienes impregnado en tu ropa, con permiso.

Pasa a mi lado y la sigo con la mirada con una expresión de asombro. Mi padre niega con la cabeza y agita una mano para que le reste importancia, intercambio una mirada de disculpas por parte de Anne y niego con la cabeza, el único que se divierte es Magnus, ah... y mi hermano, Thomas.

—¡¿No piensas darle un abrazo a tu hermano mayor?! ¡Por qué a mí no me importa que tengas gérmenes!

—¿Qué haces aquí? —Respondo con el ceño fruncido y le miro de pies a cabeza. El hombre sí que ha cambiado desde que intercambiamos palabras la última vez y eso que ha pasado... ¿cuanto? ¿Cinco o seis años? Ahora es más alto y esbelto, tiene la piel bronceada, pero sus mejillas mantienen ese color rosado, el cabello ahora lo tiene de color castaño y es visible el rastro de vello facial.

—Pues he venido a visitar a la familia, duh —mantiene los brazos abiertos y sus ojos verdes oscuros me ruegan que lo acepte de una vez —oye, me estoy cansando.

—¿Él es la sorpresa? —Me dirijo esta vez a mi padre —¿Es en serio?

—¿Qué hay de malo? —Mi padre levanta las cejas confundido.

—Que después de estar tantos años fuera del radar ahora se digna aparecer, no es por ofender —ahora me dirijo a mi hermano —pero me hubiera gustado recibir al menos un mensaje o carta de tu parte, Thomas.

Thomas realiza una mueca y deja caer sus brazos resignado para luego rascarse la nuca.

—Lo sé, Ellington, pero es complicado de explicarte el porqué de mi desaparición. ¿Al menos no te alegra verme?

—Sí.

—¿Qué tanto? —Sus ojos destellan una chispa de humor. Lo esquivo y me dejo caer sobre un sillón, apoyo mi cabeza en el respaldo para observa el cielo y me rio.

—Solo un poco.

Aprecio a mi hermano sin importar que se haya ido a vivir a otro país, para ser más específico a Estados Unidos. Ni siquiera me dijo adiós, el hizo sus maletas y se fue en plena madrugada. Por ahora voy a fingir estar cabreado, quiero divertirme un poco ante su presencia, así que debo entrar en mi papel de hermano decepcionado sin importar que hasta mi padre se lo crea, él tampoco hizo algo al respecto para que fuéramos a visitarlo, siempre me decía que estaba ocupado en el trabajo y nunca estaba en un lugar fijo. Bah, se me hace que está metido en algo peligroso, ¿y sí es un narcotraficante y lo busca todo un escuadrón de agentes? Vale, mi imaginación puede sorprender a cualquiera.

—Bueno, un poco es mejor a nada —él llega a mi lado para sentarse. Miro de reojo a mi padre que está sonriendo.

—Los voy a dejar para que charlen, sé que debes tener hambre, Ellington, así que voy a prepararte algo rápido para que luego puedas ir a tu habitación.

—Gracias, papá —alzo un pulgar y gira sobre sus talones para entrar a la casa —ni creas que estoy feliz, Thomas.

—Entiendo, ¿cómo va todo en la universidad? Anne me contó que estás estudiando danza.

Lo dice con un tono de diversión y giro el torso en su dirección.

—¿Algún problema? Porque déjame decirte que amo lo que estoy estudiando, no me vengas con comentarios machistas, ¿okey?

—Ugh, eres tan aburrido —sonríe —pero no voy a burlarme porque uses ropa súper ajustada, ¿es incómodo usar ropa de licra y mallones? Dime, Billy Elliot.

—Thomas... —alejo mi espalda del respaldo y apoyo los codos en las piernas —no voy hablar contigo sobre eso.

—¿Por qué? Se supone que el que debe sentirse incómodo soy yo, no tú. Solo tengo curiosidad, además, te tengo noticias, pretendo quedarme un tiempo aquí en el país, quiero alejarme del trabajo y de una búsqueda. Todavía no es el momento para hablar con seriedad acerca...

—¿Estás metido en el mundo de las drogas? ¿Eres algo así como un narcotraficante o mercenario? —Ahora soy yo el que siente curiosidad.

La expresión que forma mi hermano, es digna de ser fotografiada, así que, saco el celular del bolsillo de mi pantalón, pero antes de que pueda deslizar mi pulgar en el icono de la cámara, veo los cincuenta mensajes de WhatsApp por parte de Rick y abajo diez por parte de Isabella, siendo honesto, no sé con quién estoy teniendo una relación ahora mismo.

Suelto un suspiro y bloqueo el celular, más tarde los responderé. Ahora mismo quiero que Thomas me responda.

—¿Qué? —Escupe —¿Acaso ves mucho Netflix?

—¿Crees que soy el tipo que se la pasa horas viendo series? —Alzo una ceja.

Él encoje los hombres sin saber que responder.

—Obvio que sí —respondo evitando soltar una carcajada —pero también tengo obligaciones para cumplir. Vienes aquí como si nada y... ¡zas! Por un momento crees que voy correr a tus brazos en cámara lenta.

—Para ser honesto, en serio me lo imaginé así de ridículo, Ellington. Sin embargo, sé que no basta con un lo siento, sé que te dejé solo después de que me gradué de la preparatoria y me perdí muchas cosas de tu vida, pero desde que nuestros padres se divorciaron...

—No fue para tanto —me levanto y escondo las manos en los bolsillos dándole la espalda y observando mi alrededor menos a él —tampoco nuestra culpa, mamá es feliz viviendo de nuevo en Tromsø con su esposo, papá con Anne, ella me agrada, ha hecho muchas cosas por nosotros. Él sonríe más a menudo, su vida estalla de colores cuando están juntos y apoya que papá ande encerrado en su estudio por horas para pintar, aunque sea una simple línea, aunque para él tiene muchos significados, ambos me apoyan y no andan diciendo a cada segundo que la danza es solo para chicas. Amo a Magnus y... también a la amargada de Maeve a pesar de que ella sea de la casa Slytherin y yo de Hufflepuff. ¡Porque no todo debe de ser Gryffindor!

Okey, me he salido de contexto.

—Eres... eres raro —masculla mi hermano y giro sobre mi eje para amenazarlo con la mirada —ah, perdón, ya, ya, yo soy el desalmado, te gusta Harry Potter, amas bailar, a nuestros hermanastros, el trabajo de papá... ¿y a mí?

—No tan rápido, Thomas Ray — lo señalo con el dedo índice.

—Ah y ahora ya eres el chico rudo —lo dice de manera vacilante. De inmediato el estómago me suplica por comida, son como las once de la noche y no he comí nada en todo el trayecto.

—Voy a cenar, permiso.

—P-Pero...

—Cuando tengo hambre a veces no pienso mis palabras.

Cuando me alejo, comienzo a reírme, lo que acabo de decir me hace recordar a la gruñona de Julie, ella se vuelve una fiera peligrosa sino come a tiempo.

Lo sé porque he sido testigo un par de veces, ya que Rick se ha hecho muy amigo de una rubia llamada Remi y ha sido muy insistente en que nos juntemos con ellos.

—No debes molestarte con tu hermano —menciona mi padre cuando decido sentarme frente a la isla, me tiende un plato con un emparedado —sé que hizo mal, pero sé sus razones.

—Hablemos luego sobre ese asunto, ahora mismo tengo mucha hambre y es una lástima que no pueda comerme dos emparedados.

—No me voy rendir, hermanito —habla Thomas a mis espaldas y prefiero empezar a comer —recuperaré el tiempo perdido.

—Te deseo suerte —hablo con la boca llena ganándome una mirada amenazante de mi padre y trago.

—Verlos a ustedes dos, me hace muy feliz, espero que así siga siendo después de diciembre.

Thomas llega alado de mi padre y pasa un brazo encima de sus hombros para abrazarlo. Ambos me sonríen.

—Pa, a partir de ahora seré un dolor de cabeza para la familia, no pretendo irme pronto, tal vez empiece de nuevo por aquí, ¿no sería una buena idea mudarme a Estocolmo para tener más cerca a Ellington?

Siento un pedazo de lechuga atorarse en mi esófago, rápidamente bebo el jugo y me pego en el pecho con la mano.

—¿Qué acabas de decir?

Thomas sonríe victorioso y nuestro padre asiente con la cabeza de acuerdo con su demente idea.

—Que Norteamérica ha quedado en el pasado, me cansé de mi trabajo —me guiña un ojo.

En mi interior doy saltos de emoción, pero por fuera soy inexpresivo. En serio necesito averiguar en que tanto ha estado metido.

》—Encontraré un nuevo trabajo gracias a mis buenas referencias. Podrás visitarme y yo con gusto te apartaré una habitación. Sería incómodo invadir el espacio de Anne y papá. Tengo veintisiete, ya no soy un niño. Además, pretendo ayudarte en todos tus gastos.

—Puedo arreglármelas solo, encontraré un trabajo ya sea de medio tiempo —ambos vuelven a mirarme con expresiones interrogativas —¿Si?

—Por un tiempo fui así de orgulloso como lo eres ahora. No quería ayuda de nadie, pero terminé equivocándome.

Suelto un profundo suspiro de resignación y doy un último mordisco a mi comida para luego levantarme.

—Si encuentras un trabajo para mí, lo acepto y ya dejen de sonreírme de esa manera que da miedo, se parecen al Guasón.

Nuestro padre suelta una carcajada y asiente con la cabeza de manera orgullosa. Por otro lado, Thomas sale de la cocina para ir a su habitación.

Cuando llego al mío, dejo caer la mochila en el suelo y dejo que mi cuerpo se impacte contra el colchón estando boca abajo, en diez minutos ya estoy contestando los mensajes de WhatsApp.

Rick

Hoy ha sido la mejor noche de mi vida. 😍

¡¡Creo que me estoy enamorando!!

¿Ya llegaste con tus padres? ¿Qué tal?

¡Ellington...!

No lo puedo evitar, estuve a punto de besarla, pero sé que está mal.

No pasó.

:v

💔💔💔

Ayúdame :c.

😪

Comienzo a deslizar la pantalla para leer sus mensajes que manda por partes, me rio ante sus emoticones de corazones. Le he dicho que no se atreva a ilusionar a Remi, porque se conocen muy poco, pero él nunca escucha, Rick no es una mala persona, es muy enamoradizo y no lo puede evitar.

Ellington

Rick, no soy doctor corazón. 😑 Sin embargo, hagas lo que hagas y espero que no sea una acción estúpida, no vayas tan rápido.

Si te gusta la chica, conózcanse. 👀

No pude contestarte porque estaba con mi padre... y ¿adivina? Mi hermano Thomas ha vuelto a casa. ¡Y NO PRETENDE REGRESAR A NORTEAMÉRICA!

Salgo del chat para ir al siguiente.

Isa

Te extrañoooo.

Al final me animé a ir a la fiesta con las chicas.

Huele asqueroso.

Quiero irme a casa. 😒

¡¿Por qué tuviste que viajar?!
😭 la hubiéramos pasado muy bien juntos y no me refiero a la estúpida fiesta.

¿Qué día regresas? ¿sábado o domingo por la tarde?

Rick invitó a una de primer semestre, ¿qué le pasa?

¿Por qué no me contestas? 🙄

Ugh, la rubia que trajo Rick quiere hablar conmigo, ¿qué se cree?

Como sea, contéstame cuando se te dé la gana, yo me voy lejos de la chusma, chao.

Ellington

Isabella, ella una amiga de Rick, no deberías tratarla mal porque no la conoces. Tu odias las multitudes y no entiendo porque fuiste, al final, fue tu decisión. No sé a qué hora llegaré y sé más amigable, no cuesta nada.

Ahora mismo ya es tarde, me entretuve hablando con mi familia y me voy a dormir. Te hablo en la mañana, te quiero.

Aunque a veces me cuesta creerlo.

De inmediato la voz de mi mejor amigo retumba en mi cabeza diciéndome:

Amigo date cuenta.

Y para cuando lo hice, era demasiado tarde. 


Amigo date cuenta  x2.


Thomas Ray en multimedia pipol.
Pd: Él tiene su propia historia, se llama Agentes fuera de serie. 💜

Valeee, ¿qué opinan de este reencuentro de hermanos?

¿Y los hermanastros?

Datos curiosos:

-A Elli le llaman Billy Elliot porque su película favorita es esa y por que es bailarín, duh. 😄
-Le gusta Harry Potter.
-Sus padres están divorciados.
-Su hermanastra no lo tolera.
-Yo amo a los hermanos Ray. ToT

¿Qué opinan respecto a los mensajes?

¿creen qué algo anda mal?

¿Thomas tendrá una oportunidad para reconciliarse con su hermano menor?

Uf, ¿qué opinan de este capítulo? Me gustaría leer sus comentarios.

Les sigo agradeciendo por sus comentarios que son genigeniales. 🥺❤me motivan mucho.

Tanto Julie como Ellington se han apropiado de mí al escribir.

¿Alguien quiere un Elli en su vida?


Con amor artístico, Khyl. 🎨

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