Capítulo 35|Con el corazón.
35|Con el corazón.
—Tengo mis esperanzas en ustedes, muchachos —nos hace saber la profesora Romina a cada uno de nosotros, sus alumnos —estoy informada que varios se han animado a audicionar para unas becas internacionales, les diré algo: No será sencillo obtenerlas, ¿tienen el talento? Claro, todos lo han demostrado. Pero su esfuerzo no es suficiente, los profesores que están en la posición más alta, buscan en sus bailarines, técnica y carisma, sé que suena cruel, pero se los digo, porque los quiero mucho y me encantaría verlos triunfar.
—Ha dicho que nos quiere, ¿eso amerita un abrazo? —pregunta Rick extendiendo los brazos dispuesto a abrazarla, no obstante, la profesora lo detiene alzando una mano como advertencia —auch, usted siempre rompe mi corazón.
Varias risas se escuchan en el salón de danza. Niego con la cabeza cuando mi amigo regresa cabizbajo plasmando un puchero.
—Tranquilo, tigre —le digo en un susurro al codearlo.
Él encoge los hombros sumido en su papel de cabreado. La profesora sonríe y prosigue con la charla, noto el ambiente tenso, somos cinco estudiantes dispuestos a enfrentarnos ante los profesionales. No ha sido suficiente mis ensayos, he trabajado de manera ardua, pero necesito la ayuda profesional y la profesora lo sabe.
Ha sido de gran ayuda al orientarme en mi coreografía y mis movimientos que he estado haciendo mal, más que nada, los he estado puliendo. Me da risa, porque fue Julie Valtersen quién le pidió ayuda, porque yo me estaba muriendo del miedo imaginando que la profesora iba a tirar de mis orejas.
Se lo debo todo.
Al bailar, me percato de cuales son mis fortalezas y debilidades, que son en las que me centro en mejorar en cada ensayo, en cada rutina, cada día. Sin esfuerzo no hay resultados y para alcanzar por lo que anhelamos, tenemos que sacrificarnos. Las apoyas y callos que brotan en los dedos de mis pies al usar por tantas horas las zapatillas son el resultado de mi trabajo, sumándole las veces que repito la coreografía, el hambre que paso, los dolores de cabeza junto al ardor de mis músculos, no todos son dignos de soportarlo, me incluyo. Hubo un momento en que quise tirar la toalla, abandonar lo que más anhelo y seguir como si nada.
Le puse un alto a todos esos pensamientos negativos que solo me retenían seguir.
La profesora nos retira señalando la puerta como de costumbre, cuando me dirijo a los vestidores, ella me retiene del hombro y giro.
—Tú te quedas, tenemos que trabajar, en dos horas seguirás también tú —señala a Rick quién le sonríe —agh, que desdicha la mía.
—¡Usted me ama! —exclama él y desaparece antes de que la profesora cambie de opinión.
Asiento con la cabeza y esperamos que todos abandonen la sala. Isabella roza su hombro con el mío seguido de una mirada de pocos amigos de las cuales ya me acostumbré. Era de esperarse que se las ingeniaría para volver a meterse en mis asuntos empezando con Julie, pero no pudo, mi novia es más lista y no cayó en sus redes.
Mi relación ha dado un giro inesperado, nos hemos vuelto más maduros, sin arruinar nuestra diversión y momentos locos que solo nosotros sabemos cómo funciona. He sido consciente de algunos detalles que han estado sucediendo, son íntimos y personales. Estamos el uno al otro para cualquier situación con tal de prosperar. La comunicación ha sido fuente número uno para no generar caos.
Me centro en las palabras de la profesora, no quiero ser grosero ni que se percate que por unos minutos estuve fuera de este planeta. Sigo sus instrucciones acoplándome entre mis movimientos y las posturas que debo ejecutar al moverme por el espacio. Me siento elegante y mi espalda se estira cuando tengo que mirarme al espejo. La profesora cuenta entre chasquidos las secuencias, me pide que lo repita una vez más, porque no ha sido un movimiento limpio.
Mis músculos arden al doceavo intento, estoy sudoroso de la cabeza hacia las piernas, con cada pirueteé que hago las pequeñas gotas que se ha acumulan en mi cabellera se resbalan con fuerza. Danzo sintiendo la música, trato de ser lo más ligero y fuerte cuando muevo las piernas y los brazos.
Llega un momento que la profesora me pide que me detenga, me desplomo con la respiración entrecortada dejando que mis músculos se relajen por unos segundos.
—Lo haces bien, joven Ray, solo tienes que practicar más tus saltos, es lo único que no me convence, te has revelado un par de veces —se inclina apuntándome con un bastón que usa de vez en cuando en los ejercicios de barra para corregir posiciones. A nadie le gustaría ser golpeado con ello —si sucede en plena audición, no tengo idea de cómo reaccionarían los jueces, puedan que te tengan piedad o no. Noto el esfuerzo en tus movimientos, eres uno de mis alumnos más ejemplares, sin embargo, debes sentirte de esa manera, ¿entendido muchacho?
—Sí, muchas gracias —ella asiente con la cabeza —lo estaré tomando en cuenta.
—Que así sea, ahora ve por tu amigo que me saca canas verdes que es su turno.
Me levanto de un salto. Salgo corriendo en dirección a los vestidores y llamo a Rick para que se dé prisa. Preparo mis cosas para salir del salón, no sin antes despedirme de la profesora.
Al llegar al dormitorio, dejo las cosas en un rincón para ir directo al baño donde me quedo un buen rato. Envuelvo mi cintura con una toalla al salir, al fin no estoy transpirando, me siento como nuevo.
Reviso los mensajes del grupo familiar donde mi padre ha estado enviando stickers de su cara con muecas al descubrir cómo se hace. Maeve solo envía un emoticón blanqueando los ojos y mi hermano prefiere seguirle el juego haciendo lo mismo. Solo Anne no responde, debe estar en el trabajo. Les mando saludos a la familia deseando que pronto volvamos a vernos y debo esperar hasta las vacaciones de verano para que suceda.
Mientras me visto, repaso la coreografía en mi cabeza, se ha vuelto un tic donde día y noche sueño con ello.
Maeve responde poco después con: No nos haces falta, abrazos. Seguido de un emoticón que usa gafas oscuras. Papá le llama la atención y se disculpa o eso es lo que quiero pensar.
Me rio de manera triunfante.
...
La semana pasa y mi ansiedad crece, he tratado de sumirme en un sueño profundo cada vez que termino de ensayar, mi alimentación sigue balanceada al igual que mi peso, así que no me preocupo por ese punto, porque no hay probabilidad que me desmaye antes de las audiciones.
Preparo toda una noche antes, me distraigo leyendo o escuchando música, pero mi parte favorita es cuando Julie se ha quedado a hacerme compañía, mis amigos se han acostumbrado verla por las noches aquí y no les molesta, ella sabe cómo iniciar una charla y divertirse con temas triviales con ellos.
La miro estando distraída observando por la ventana con un su libro de Monet en manos, al parecer algo le ha llamado la atención ahí afuera. Eso me da chance de poder admirarla estando tirado sobre el colchón con los brazos hundidos. Luce encantadora con el cabello trenzado y esa pijama de dos piezas de flamingos. Rebusco debajo de la almohada mi celular, lo desbloqueo entrando a cámara y capturo el momento sin importar que el clic me delate. Ella gira después de darse cuenta de mi movida, se levanta al cerrar el libro para dejarlo sobre el pequeño escritorio y deja que su cuerpo impacte a mi costado donde hunde su rostro en la almohada.
Una risa se me escapa y me acerco para besarla en la nuca. Dejo el celular en una esquina, llevo mis brazos hacia Juls para acercarla y estar pegados.
—¿Te encuentras bien? —Le susurro y ella gruñe —¿Es un sí o un no?
Hace un esfuerzo por girar su cuerpo para quedar cara a cara a escasos centímetros, me inspecciona el rostro antes de detenerse en mis ojos. Una de sus manos acaricia mi mejilla izquierda y luego baja a mis labios trazando líneas como si fuera el lienzo y su dedo el pincel.
—Deberías descansar, mañana te espera un arduo día y no debería estar aquí —frunce el ceño y forma una línea horizontal con los labios —solo seré una distracción esta noche y en verdad quiero que descanses sin que te esté aplastando.
Me sonríe de manera divertida. Hace un intento para levantarse, la detengo del hombro haciendo que regrese a la cama a pesar de que lucha por zafarse de mi agarre. Suelta una carcajada al intentar hacerle cosquillas con mi cabeza por arriba de sus costillas, con la otra mano retiene otra carcajada hasta ceder.
—Agh, a veces eres un fastidio en modo novio cursi —gruñe. Pasa su brazo izquierdo por mis hombros —sino te levantas temprano, juro que te arrastraré con todo y sábanas hasta el pasillo. ¡Mañana son tus audiciones! No sé quién está más ansioso.
Se mordisquea los labios.
—Te has sonrojado —comento.
—No cambies de tema, Ellington. Es increíble que estemos ya en marzo, cielos —suelta un suspiro negando con la cabeza y mira el techo —por Júpiter, parece que los meses han pasado en un chasquido, no puedo ocultarte que me siento feliz por ti y por mí, sabes que te debo muchas cosas.
Niego.
Nos removemos del pequeño colchón. Al ser individual, ambos debemos estar muy pegados, así que no dudo en abrazarla una vez más, no quiero que de un giro se vaya de bruces al suelo.
Soy afortunado de presenciar su proceso de crecimiento en el arte. Recuerdo cuando se quejaba que dibujar manos no era su fuerte y ahora sus dibujos tiene trazos proporcionales como debe de ser. Aunque, también he visto sus debilidades en donde sigue luchando para no volver ser consumida por un agujero negro. Admiro cuando empieza hablar sobre cómo le va en clase, su libro que lee al momento, me llena de datos curiosos respecto a la historia del arte que no me cansaría de escuchar.
—No ha sido nada, Juls, desde un principio todo ha sido de corazón.
Beso su mejilla. Ella aparta la mirada para esconderse entre mi cuello donde la escucho aspirar de manera profunda seguido de sus labios húmedos en mi piel. Por un segundo pienso que va a seguir, pero se detiene. Frunzo el entrecejo confundido.
—Es demasiado lindo para ser real —comenta. La veo plasmar una mueca —aunque, te seré sincera sobre una cosa en especial que me ha estado taladrando la cabeza cuando no debería pensar en una situación que no ha pasado, pero debemos estar preparados.
—Creo que ya me estoy empezando a asustar, ¿qué es lo que tanto te inquieta? —Flexiono los brazos para usarlos como almohada. Julie entrelaza su pierna con la mí y se apoya sobre mi pecho para que nuestras miradas se conecten —Julie, esto no me está gustando, el suspenso me mata.
—No creo que te guste mi confesión, no pierdas la calma y déjame hablar —asiento con la cabeza e inhala —he pensado que todo lo que comienza a veces llega a un límite donde debe marcar su fin —alzo una ceja de manera dubitativa —¿Y si a nosotros nos llega a pasar?, me refiero a que si tú te llegas a ir a París, que espero que lo logres, ¿tú y yo debemos... terminar?
Traga saliva al decir lo último en un hilo de voz. Por inercia apoyo las manos sobre el colchón para quedar sentado, ella retrocede apartando sus manos de mi pecho. Abro la boca anonadado, ¿cómo iba a responder a ese loco pensamiento?
Julie entrelaza los dedos entre sí apartando la mirada por temor a ver mi reacción. Mantengo la calma, no lanzo comentarios tontos, me quedo en silencio y llevo mi mano hacia su mentón con tal de que me mire. Quiero ver sus orbes esmeraldas que me hipnotizan sin llorar.
—No podré, Elli, no podré —se sincera —lo siento, no te molestes, no me odies, pero siento que no podré.
—Juls, cariño —trato de tranquilizarla —mantén la calma. No hablemos antes de tiempo, ya en su momento podremos hablar del tema, estaremos listos.
—Quisiera creerte, pero no soy como... mi hermano —suelta —él tiene una relación a distancia, pero para mí no es lo mismo...
—Basta —tengo que alzar la voz para que pare. Sus ojos se abren por la sorpresa ante el tono áspero que he usado —no hablemos de eso, por favor, ¿qué no podemos centrarnos en algo que te guste o quieras dedicarte como segunda especialidad?
Me restriego una mano sobre el rostro y me obligo a hablar. Creo que metí la pata.
—Si quieres terminar conmigo, lo entenderé —un sabor amargo me invade la lengua —pero no lo hagas ahora, por favor, no ahora.
—Lamento no ser fuerte —lanzo una risa seca.
—Eres fuerte y muchas cosas más, estás asustada, yo igual, pero no te adelantes —le aparto una lágrima que ha logrado escaparse.
—Estoy muy orgullosa de ti —curva los labios hacia arriba y sorbe la nariz —eres un chico estupendo, has llegado muy lejos a pesar de los obstáculos —su cabeza se acomoda en mi hombro y me envuelve entre sus brazos —soy fan de tu arte y siempre lo seré.
—¿Lo prometes? —lo digo junto a una risa. Atrapo una de sus trenzas y enredo mi dedo en ella —¿Uh? Porque yo siempre lo estaré del tuyo, pero más de ti, debo confesar que eres super sexy, Julie Valtersen, auch —me quejo cuando siento el impacto de su mano sobre mi pecho —te encanta usarme como saco de boxeo.
—Sí, me encanta —canturrea. Poco después atrapa mis labios con sus dientes —me encantas, esto es divertido, pero es hora de que te duermas.
—¿Me abrazas? —Plasmo un puchero con los labios. Julie entrecierra los ojos ladea la boca y asiente con la cabeza. Celebro con una sonrisa para luego acomodarnos y cubrirnos con las sábanas —buenas noches, chica sexy.
—Descansa, Fredrick —gruño.
Julie no cierra los ojos, se queda en silencio una vez más. Ha estado muy pensativa centrada en lo mismo. Nuestros latidos y respiraciones es lo único audible dentro de la habitación, estar así tan cerca de ella me hace recordar la noche donde tuvimos nuestra primera vez.
No fue mágico como citan en los libros, pero fue especial. Sentir cosquillas con una mezcla de dolor y excitación, fue suficiente para dejarme llevar. Ver a Julie tan... cielos, su faceta tan segura y dispuesta me embelesó por completo.
Le acaricio el cabello en un intento de arrullo.
—Me gustaría tomar unos cursos de restauración artística —comienza a hablar —a pesar de que amo pintar, dibujar y moldear, también pienso dedicarme al proceso de restauración dentro de un museo.
No la interrumpo, es su momento de que me cuente todo lo que reprime.
》—Lo único malo, es que los cursos son muy caros, pero me mantengo firme que al finalizar mis estudios pueda encontrar un trabajo para poder pagarme esos cursos. De pequeña no soñaba con convertirme en artista, sino en superhéroe —se ríe —no tengo la menor idea del porqué, es lo poco que recuerdo del jardín de niños. Antes de poder presentar para el ICA, yo tenía pretendido estudiar en Bellas Artes, mi hermano logró meterme entre sus locos planes, me dejé llevar y aquí estoy. Uh y creo que cuando te vi los primeros días de clases me sentí atraída.
—Wow, eso sí que no me lo esperaba —le hago saber por lo último. Sonrío —estoy seguro que vas a lograr todo lo que te propongas. Si tú y yo pudimos estar juntos, entonces podrás conseguir esos cursos, no hay que dejar que nuestras esperanzas se marchiten.
Julie me empuja manteniendo una sonrisa. Beso su frente de manera fugaz. Se envuelve más con las sábanas hasta la barbilla.
—Es lo que espero. Estaré muy pendiente de mañana. —Murmura bajando la mirada y acomodarse para abrazarme —pase lo que pase, eres un bailarín estupendo.
—¿Me esperarás con flores? Me gusta todo tipo, pero también acepto comida, unos chocolates, mmmm... —Me cubre la boca con su mano. Achico los ojos.
—Será algo mejor —sonríe —no te torturaré más dejándote en una silla por una hora mientras trato de dibujarte —aparta su mano y al fin siento que respiro.
Mis cejas bailan de arriba abajo.
—Uh, entonces será algo mejor —quiero sonar seductor, pero ni siquiera me sale. Pff. —Dime, dime, diiime.
Solo estoy bromeando. No necesito nada material.
—Te daré un fuerte abrazo de oso —encoge los hombros —o te puedo contar chistes, pero no creo que te rías.
Formulo un puchero.
—Adoro los abrazos y apoyo la noción de no escuchar tus malos chistes —bromeo. Julie suelta una risa ronca y niega con la cabeza —no necesito nada, Juls, ya tengo lo suficiente y me siento bendecido.
—Baila con el corazón, Elli.
—Siempre lo hago —mis ojos comienzan a pesarme, tanto, que tengo que soltar a Julie para que ambos estemos cómodos —gracias, Juls.
—A ti.
Julie se queda dormida poco después proclamando las sábanas como suyas al enrollarse como gusano. No pego el ojo, porque me veo interrumpido por la vibración de mi celular, al estirar el brazo por arriba de mi cabeza y ver la pantalla, enarco una ceja.
Es mi padre.
—¡Feliz cumpleaños a mi bebé precioso! Ya tienes veintiuno —suspira de manera exagerada —recuerdo cuando corrías desnudo por toda la casa.
Suelto un suspiro en voz bajita. Esperen... ¿acaba de desearme feliz cumpleaños?
—¿Es mi cumpleaños?
—¡Ya es 15 de marzo, hijo mío!
Abro la boca con la expresión perpleja. La hora de mu celular marca las 2:30 A.M., al estar pendiente de mi audición, de verdad que se me fue ese detalle.
—Oh, muchas gracias por recordármelo —sonrío. Me remuevo del colchón para no despertar a mu novia y me aparto —eh estado inmerso con lo de...
—Lo sé, hijo. En algunas horas será tu adición y créeme que también estoy nervioso. Jamás he dudado de tu pasión hacia la danza, solamente recuerdo cuando aprendiste a bailar.
Se le escapa un sollozo. Me restriego una mano en la cara, si no se detiene yo también terminaré en un mar de lágrimas.
—No ahora papá, no llores.
Escucho como toma aire para controlarse y se le escapa una risita.
—Perdona a tu viejo, ver a sus hijos crecer los llena de orgullo, bueno ya, te dejo descansar que te espera un laborioso día, nos vemos mi pequeño —niego con la cabeza reprimiendo una risa.
—Gracias por todo, papá, te quiero mucho.
Caramba, ya no puedo esperar la hora.
5comentarios. TuT
Tengo tantas cosas que decirles, pero no es momento de llorar.
Julie y Ellington han sido lo mejor que me han podido pasar. Es el segundo libro que me llegó fuerte al corazón.
¿A ustedes qué les ha parecido?
¿Preparados para decir adiós?
¿Qué piensan de este capítulo?
¿Creen que Elli lo logre?
¿Qué pasará con Julie?
¿Algo que decirle a los personajes antes de pasar al penúltimo capítulo? YuY
Pd: He publicado un nuevo proyecto de comedia romántica llamada: LOS CUERVOS TAMBIÉN SE ENAMORAN, por si quieren echarle un vistazo y reír a gustito.
Uf, seguido del último libro de la trilogía. Permiso, iré a llorar.
Muchas gracias por todo, sus comentarios que siempre he amado, sus votos, por compartir. Lo aprecio. Cada detalle. ☹💜
Con amor galáctico, Khyl Anderson.
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