33|Soñar.
Siento los hombros tensos y por más que quiero relajarlos realizando movimientos hacia atrás, es imposible. Le echo un vistazo al reloj circular que cuelga de la pared situado en la sala de espera de lo que es el hospital. Quedarme sentado no es una opción.
Mis pies hacen de las suyas provocando que comience a mover las piernas sin abandonar el lugar, no hay ni un segundo en el que pueda estar quieto, la danza está en mi interior y no puedo hacer algo para cambiar. Trato de tararear una canción con tal de dispersar los nervios que amenazan con carcomerme la cabeza, recibo miradas curiosas al verme tan inquieto, pero lo dejo pasar. Los hospitales no son de mis sitios favoritos, el aroma analgésico y desinfectante invade mi nariz, sin embargo, aquí estoy de nuevo en la segunda semana que va del mes de febrero.
Es increíble como pasa el tiempo en un abrir y cerrar de ojos. He estado acompañando a Julie a sus sesiones con el psicólogo y otras veces al psiquiatra desde el mes de enero con tal de que reciba ayuda profesional entre estudios y charlas. Desde mi punto de vista, su progreso ha sido positivo, su sonrisa sigue deslumbrando, no hay ni un minuto que no esté frente a un libro con tal de dedicarse a estudiar o en su bloc de dibujos. Soy sincero al decir que he tenido miedo por presenciar otro ataque de pánico y no saber qué hacer.
Julie Valtersen ha demostrado ser lo bastante fuerte. Sabe a la perfección que no la miro como si fuera alguien frágil y vulnerable, a decir verdad, ella es más valiente que yo en todos los sentidos. Yo me doblego con facilidad.
—Corazón, si no te calmas, me veré obligado a atarte a una silla —me informa Xavier llegando al pasillo. Se aparta las gafas oscuras dejándolas sobre su cabeza, opta por apoyar sus manos a los costados de su cintura —ella está en una charla, no para saber si está embarazada.
Mis cejas se disparan hacia arriba por aquellas palabras que han salido de su boca.
—A menos que hayan hecho el deli... ya sabes qué —agrega Remi apareciendo de la nada tras su espalda lanzando una sonrisa pícara —soy muy joven para ser tía, Ray. Te lo advierto.
—¡¿Pero de qué están hablando!? —Me llevo una mano al pecho donde siento el corazón acelerarse de manera desenfrenada.
Creo que veo la luz al final del túnel. Ayudaaa.
Estoy seguro que mi rostro se ha tornado pálido por semejante susto. Ambos chicos comienzan a reírse de mi expresión mientras taro de recuperar el aliento. En un segundo, me sostienen de los brazos con tal de arrastrarme hasta las sillas para terminar siendo el foco de atención por algunas enfermeras. Me cruzo de brazos optando por un comportamiento infantil no digno de mi edad.
—Eres demasiado dramático, bombón —me susurra Xavier sentándose del lado izquierdo —sabemos que nada de lo que hemos dicho puede ser posible, ustedes son muy inocentes.
Si supieras.
Ni siquiera me rio y me dejo el comentario para mí solo.
No es como si Julie y yo nos hayamos liado, para nada. De tan solo pensarlo, me da un corto circuito.
—Ya debe estar por finalizar su sesión. Se llevará una sorpresa al vernos —avisa la chica de ricitos de oro. Saca su celular para teclear sobre la pantalla con agilidad —¿Ya le avisaste respecto a los cambios de la audición?
Suelto un leve suspiro. Antes de mirarle, enfoco mi vista en la puerta blanca donde cuelga un cartel con el nombre de la psicóloga que visita Julie cada viernes después de clases. Mis ojos vuelven hacia Remi, ladeo la cabeza varias veces a modo de negación.
—Digamos que he tratado, pero hay probabilidades de que tire de mis orejas si se entera del cambio de fechas —me restriego una mano en el rostro —y sigo sin preparar el baile.
—Amigo de Rick tenías que ser —bromea dándome unas palmadas sobre el hombro —están en la misma situación.
—Yo creo que ustedes van arrasar —me hace saber el chico —son unos papuchos, sus movimientos son de infarto, saben cómo dejar boca abierto al público y disfrutan lo que hacen. Seguro que podrán lograrlo.
Xavier logra sacarme una sonrisa. Quiero agregar algo más a su comentario, pero mi atención logra regresar a la puerta que ahora se abre. Julie sale del consultorio manteniendo las manos guardadas en los bolsillos de su campera. Luce tan hermosa y curiosa con sus chongos al estilo Pucca. Detrás de ella le sigue la psicóloga aun manteniendo una breve charla de despedida.
De manera automática los tres quedamos de pie para alcanzarla una vez que se despide. Su vista recae en nuestra presencia y mira a los dos chicos situados a mis costados con sorpresa. No es como si ellos no la hayan acompañado con anterioridad, en ocasiones nos turnábamos en caso que alguien no pudiera acompañarla.
Remi es la primera en saludarla como si no la hubiera visto por un día entero. Enganchan sus brazos y prosiguen en seguir el pasillo rumbo a la salida. Xavier me palmea el hombro dándome a entender que las sigamos de una vez. Siento alivio cuando dejamos atrás el edificio, expuestos a la intemperie aún hace frío a pesar de que la nieve se derrite con lentitud formando charcos de distintos tamaños.
Caminamos sobre la acera envueltos en una charla centrada en el festival sueco que durará dos semanas y en los puntos que estarán disponibles para el público de manera gratuita con tal de que turistas y los mismos habitantes conozcan más de la ciudad y sus secretos. Es mi momento para visitar de una vez por todas el planetario en 3D y su famoso observatorio que tanto he escuchado hablar por su fama.
No le había tomado tanta importancia hasta ahora. De alguna manera me llama la atención los misterios que se pueden encontrar fuera de la tierra, ¿los científicos podrán encontrar vida en otros planetas? ¿Por qué carajos Plutón dejó de ser considerado como uno? Y lo más importante, ¿por qué los chicos me miran como bicho raro?
—Bip, bip, ¿está todo bien ahí dentro? —Canturrea Xavier chasqueando los dedos frente a mis ojos.
—Uh, solo divagaba —me encojo de hombros —será mejor volver al campus, supongo que todos tenemos deberes.
Remi libera un puf con desgano. No les cae bien que les recuerde que tenemos pilas de tareas por empezar. Mañana es sábado y aún sigo trabajando como instructor, me he ganado el cariño de mis estudiantes como yo a ellos.
Julie suelta una risa ante la expresión de disgusto de ambos.
—Muy bien señor responsable en eso tienes razón —me señala con un dedo.
—Después de todo, Julie consiguió a su SugarDaddy —Remi estalla a carcajadas y niego con la cabeza soltando una risa —puf, seguro y ya te están saliendo canas.
Xavier se cubre la boca y le da un zape a la rubia con tal de que se detenga. Nunca antes me habían acosado de ese modo. Empiezan a discutir entre ellos, mientras Julie retrocede con tal de no involucrarse, nuestros amigos se vuelven intensos ante algo insignificante.
Al final, Xavier nos comenta aprovechará para visitar a su pareja llevándose a Remi a tirones. Se despiden agitando los brazos una vez que cruzan la avenida hacia un paradero.
Intercambio una mirada con Julie como si nos preguntáramos que había sido todo ese espectáculo. No tardamos en comenzar a reírnos como unos psicópatas en medio de la vía pública.
—Vale, ¿y cómo te fue esta vez en la sesión? —sus dedos rozan los míos al momento de comenzar a caminar.
Ella sube los hombros al mismo tiempo que agita una mano en el aire como si restara importancia. Y eso me preocupa.
—Bien, como cada sesión —esa es la respuesta que recibí desde el primer día. Respeto que no quiera hablar del tema, pero es algo que me preocupa y me gustaría estar al tanto —nada de qué preocuparse.
Suelto una bocanada de aire liberando mi inconformidad. Trato de mirar hacia el frente siguiendo la vereda de un jardín en el que nos hemos adentrado. De nuevo siento sus dedos rozarme hasta quedar entrelazadas, siento un cosquilleo recorrerme el brazo y decido mirarla de soslayo.
Me estudia el rostro tal vez para descifrar lo que estoy pensando y se detiene.
—Estoy bien, Elli, lo único que hago en las sesiones es hablar y hablar. No tengo pensamientos suicidas.
Esto último lo dice a manera de broma. Me mordisqueo los labios ante el comentario.
—No es un juego, Julie —me paso una mano al cabello. Me abraza pegando su cabeza a la mía —yo quiero escucharte. Perdón por ser tan...
—No te derrumbes por mi culpa —me susurra con voz autoritaria —entiendo lo que haces por mí, pero no te tortures, tú también tienes asuntos en que centrarte. Esto es algo bueno, tú mismo me lo dijiste, estoy bien.
Me palmea la espalda varias veces. Hundo mi rostro en el hueco de su cuello y asiento con la cabeza. La entiendo, estuve en su lugar, no pretenderé ser insistente, iré a su ritmo.
Durante el trayecto de camino al campus a pie le hablo acerca de ir a visitar el planetario este domingo con tal de que despejemos la cabeza de las montañas de tarea, este semestre ha arrasado con los proyectos desde que inició, las noches en vela siempre han sido costumbre, pero esta vez, necesitaba, aunque sea dormir una hora, las ojeras que tengo me hacen ver demacrado.
Julie asiente de manera animada mientras opta por caminar de espaldas para mirarme. Sus orbes esmeraldas me escudriñan como lo hace con sus obras de arte de una manera precisa que hasta me cohíbe porque no tengo la menor idea de que estará pensando sobre mí. No debería, pero a veces nos volvemos tan intensos, que me quedo en duda si es correcto. Sigo siendo su muso, me lo deja en claro, me divierto, adoro verla sonrojarse, ese efecto es muy extraño en ella.
—¿Sabes lo que quiero hacer? —Su espalda choca enseguida en el tronco de un árbol descascarado. Niego con la cabeza ante su pregunta, aunque se me vienen muchas cosas en mente, así que finjo demencia cuando quedo frente a ella —quiero verte bailar, tu coreografía para la audición.
—Uh, bueno, eso no será posible, porque nos espera mucha tarea —espero que sea la respuesta adecuada que me saque del agujero negro en el que estoy inmerso —podemos estudiar juntos o ir al estudio, ayer dejaste un dibujo pendiente, eh.
Me relamo los labios con seguridad, pero Julie se cruza de brazos a la vez que arquea una ceja expresando duda. ¿Me dará un zape si intento sacarle una foto así cómo está? Se ve tierna y temible.
—Ray, no voy a llevarte la contraria si no has pensado en lo que vas a presentar —libero el aire de mis pulmones una vez que habla. Se lo toma de manera tranquila —solo no tardes mucho en pensarlo o será tarde.
Alzo los hombros, quiero que mi audición sea estupenda, pero el pavor me acompaña a pesar de que me repito una y mil veces que todo saldrá bien, sea aceptado o no.
—Han cambiado la fecha para mediados de abril, Julie, estoy con la soga al cuello —reposo a lado de ella dejando que mi cabeza toque el tronco y miro el cielo pintado de colores pastel, está despejado —a veces sueño con el baile ideal, pero cuando despierto, ya ni sé de dónde empezar. Querer estudiar en Paris me deja un tanto angustiado —trago saliva con un sonido apenas audible.
Enseguida un chillido se me escapa de los labios al sentir que Julie tira de mi oreja izquierda como me lo temía. Me lo merezco.
—Te dije que voy a ayudarte, Ellington Ray, cueste lo que cueste creo que tomaré un curso en YouTube para ser coreógrafa en un día —chasque la lengua y su rostro cambia a una más relajada —tengo que irme.
Mi ceño se frunce sin entender, porque se va ahora.
—¿A dónde vas?
—Te llamaré dentro de una hora —me sonríe al alejarse —¡Prepara tu ropa de trabajo que quiero verte con esas mallas! —Lo grita tan alto, que algunas chicas que pasan a su lado, se ríen.
Bajo la cabeza para echarme a reír de la vergüenza cuando desaparece. Sea lo que esté preparando, estaré al tanto, con Julie, la situación se torna de manera sorpresiva.
Retomo el camino hacia el edificio de varones, al llegar al dormitorio me encuentro con una escena inusual donde Froy parece estar haciendo yoga en el suelo con las piernas flexionadas y los ojos cerrados, en cambio, Rick, tiene las piernas contra la pared, ambos parecen adentrados a su rito. Cierro la puerta con cuidado con tal de no molestarlos. El aroma a canela y manzana que desprenden las velas aromatizantes han minado todas las habitaciones.
—Oh, hola hermano, ¿quieres unirte? —me detengo en el pasillo y giro sobre mis talones cuando Froy me llama.
—¿Qué se supone que hacen? —Ladeo la cabeza como si quisiera descifrar lo que pasa.
Mi compañero que va vestido en pijama y el cabello revuelto, solo señala con la mano lo que hay frente a ellos: Las velas. Rick, lanza un gruñido, al parecer él estaba feliz de la vida tratando de dormir.
—Es una iniciación para salvar este último semestre —me comenta él bajando los pies de la pared para quedar sentado como indio —pero, al parecer lo aproveché para descansar.
—Y falta la mejor parte —dice Froy animado —el baile ritual.
Alzo las cejas y reprimo las ganas de lanzar una carcajada ante su ingenio. Yo no creo que un rito pueda ayudarnos a salvar el semestre, a no ser que me siente a estudiar desde ya. Agradezco su invitación, pero la rechazo con tal de apresurarme si quiero llegar a tiempo a lo que Julie tiene preparado.
Me adentro a mi habitación tratando de ordenar la ropa limpia que me traje de la lavandería, en otra ocasión, solo me dejaría caer encima de ella con tal de dormir y despertar hasta el día siguiente también rebusco algunos cuadernos con tal de echarles una ojeada para saber de qué van las tareas.
—¿Cómo le fue a Julie esta vez? —Rick me toma por sorpresa y giro la cabeza para verlo sobre mi hombro.
Dejo los cuadernos sobre el escritorio, él se queda en el borde la puerta esperando a que le responda.
—Bien, ya sabes, le cuesta hablar del tema, pero está bien —alzo los hombros. Observo la pared donde colgué el dibujo que ella hizo por unos segundos antes de volver a mi amigo —la entiendo, ¿sabes? A veces esas visitas no son para tomarse a la ligera ni comentarlas.
Él asiente con la cabeza arrojándome una diminuta sonrisa de labios sellados.
—Me alegra que esté progresando —se acerca para darme unas palmadas en el hombro.
Asiento con la cabeza a modo de agradecimiento.
—¿Ya progresaste con tu coreografía? —lanzo una risa y él niega en automático.
—Ya deberíamos dejar de jugar, Paris nos espera hermano —sus cejas comienzan a bailar —es nuestro sueño y se ve tan lejano, pero a la vez cerca, ¿no sé si me explico? Pero el caso es que, espero y podemos cautivar a los jodidos jueces, al parecer los parisinos son muy exigentes.
Rick Norton cambió su beca de Rusia para Francia, su excusa ha sido que es uno de los mejores lugares donde la danza tiene más oportunidades, pero algo dentro de mí me dice que tampoco quiere alejarse de mí, a decir verdad, yo tampoco quisiera alejarme de mi mejor amigo, ha sido todo para mi desde el primer día que lo conocí.
No seremos los únicos en presentarnos, también algunos compañeros del grupo no pudieron dejar pasar la oportunidad, así que se ha convertido en una competencia ardua, en donde los más fuertes en la disciplina, serán seleccionados. M he tomado la molestia de ver videos en internet acerca de las audiciones que hace el conservatorio, los chicos y chicas que he visto han presentado una coreografía bastante limpia y muy técnica. Quizá ha sido una mala estrategia de mi parte, porque creo que me están desmotivando.
—Solo imagínate los dos en ese conservatorio, sería lo mejor —vuelve a hablar y mi cabeza deja de pensar en otras cosas.
—No perdemos nada con soñar y si no quedamos, lo intentamos el próximo año —le comunico con tal de no deprimirnos. —Siempre habrá más oportunidades, tal vez no en Paris, pero ya tenemos que trabar desde ya o...
—Nos cargará la fregada —finaliza.
Yo estaba a punto de decir que seríamos un fracaso, pero esa palabra le da más sentido al asunto en el que estamos metidos y le termino dándole la razón.
Mi hermano Thom, tampoco ha dejado de darle vueltas al asunto, no sé en qué anda metido cuando me dijo que él mismo podría hacer que Rick y yo termináramos en Paris sin necesidad de presentarnos para la beca, no obstante, rechacé esa propuesta que no me parece limpia, pero así son los hermanos mayores que hacen lo posible para ayudarnos en el camino.
...
Ver a Julie portando uniforme de bailarina es algo que no se ve todos los días, me mordisqueo los labios al verla salir de los vestidores usando unas mallas blancas amoldándose a sus piernas al igual que el leotardo ciñéndose a su cuerpo junto a la faldita de chiffon. Entre manos lleva unas zapatillas de tela. Me quedo embobado observándola desde las barras donde se supone que debo estar estirando, pero al ver su reflejo en el espejo, esa idea se me esfuma y solo quiero disfrutar del momento.
También llevo puesto el uniforme de clases. Cuando era niño me sentía un tanto cohibido al usar unas mallas que hacían resaltar algunas partes de mi cuerpo a tal punto que no quería usarlas al estar con tantas niñas, pero al paso del tiempo borré esa idea de mi cabeza y me dejé llevar. Ahora mismo no sé qué decir, porque... bueno ustedes sabrán.
—Te ves magnifica —le hago saber después de soltar un suspiro.
Ella blanquea los ojos, aunque noto el leve rubor que se pinta en sus mejillas al acercarse. Me alejo de la barra con tal de quedar frente a ella.
—Gracias, esto es prestado, no te ilusiones —encoge los hombros, me regala una sonrisa mostrando sus dientes —llego a romperlo y me matan, ¿podrías ayudarme con las zapatillas, por favor?
—Aun así, te sigues viendo magnifica, Juls —le guiño un ojo. Tomo las zapatillas, me arrodillo para ponérselas y atárselas tal como aprendí para asegurarlas —¿Cuál es fin de todo esto?
Le ato la segunda zapatilla, siento como se sostiene de un brazo en mi hombro con tal de no perder el equilibrio, cuando ya está, me reincorporo.
—Te lo dije: Sin dolor no hay esfuerzo, ha llegado mi momento de recompensártelo, esto vale mucho para ti y ya se ha vuelto parte de mí —me da un leve empujón en medio del pecho, la tomo por sorpresa rodeándola entre mis brazos —Ellington.
No puedo hablar, así que la única opción es recrear con ella el beso cómo se lo había dicho. Mis labios tocan los suyos de una manera que ocasiona que mi corazón se acelere cada vez que sucede, siento esa explosión rítmica en mi interior por las emociones que cargo encima, ¿qué he hecho para merecerme a Julie?
Enseguida siento como su calor desaparece y abro los ojos con la expresión confusa, ella me da otro empujón al liberar una risa y niega con la cabeza. Plasmo un mohín con los labios fingiendo decepción. De pronto la música resuena en el salón de danza con la pieza que he escogido para presentarme, es moderna y muy rítmica para ejecutar pasos de alto riesgo, he pensado en algunos saltos y giros, el problema es nivel de dificultad.
Miro a Juls moverse de un lado a otro siendo libre sumergida en su mundo alejándose de las bocinas, sonrío en automático, tengo que animarla un poco más para sacar su lado bailarín y pueda moverse con más expresividad. La tomo por la cintura a sus espaldas con tal de deslizarla por el área, siento su cuerpo tensarse por la sorpresa, nuestras miradas se conectan desde el espejo y le sonrío.
—Déjame enseñarte un poco de mi mundo e inspirarte —le susurro cerca del oído.
—¿Qué no es lo que debes hacer tú? —Se burla de manera astuta. Arquea una ceja y me lanza una expresión de: Te gané —pero, está bien, quiero saber más de tu mundo, Fredrick.
Oh, no de nuevo.
Me arriesgo a morderle el lóbulo de la oreja con suavidad, pega un respingo tratando de alejarse de mí, noto sus brazos erizarse y no puedo evitar reírme de su rostro que ahora sí se ha tornado de color carmesí.
No sé cuánto tiempo transcurre, pero ya comienzo a sentir los músculos rogándome por un descanso, aunque no sucede. Prefiero seguir bailando alado de Julie que ha sido una genia con despertar mi creatividad, hemos trabajado en la parte principal de la secuencia sin perder las cuentas al momento de ejecutar el movimiento que va acorde a la música. Ella se encarga de marcar el pulso con las palmas mientras me desplazo por la duela, cuando una cuenta se me olvida, volvemos a empezar.
Llego a tener un conflicto conmigo mismo al no poder ejecutar un paso en específico en donde tengo que dar un salto en el aire. No me presiono por ser el primer ensayo, sé que lo lograré.
Al terminar de ensayar nos damos cuenta de la hora y nos apresuramos a salir del edificio cuando el conserje está a punto de cerrar todas las puertas. Nunca antes me he quedado encerrado en la escuela por una noche y no quiero saber que se siente, tiro de la mano de Julie con tal de apresurarla, su expresión manifiesta cansancio. El fresco nos da contra la cara una vez en el exterior, el conserje con mira con molestia y nos disculpamos por ser tan distraídos al no ver que el reloj que marcaba ya las once y media de la noche, ha sido un milagro que hayan cerrado hasta esta hora.
—¿Cómo te sientes? —Juls da unos saltos tratando de imitar mis pasos y me mira.
—¿La verdad? Me siento exhausto y feliz por este buen comienzo —le sigo el juego tomándola de nuevo de la mano para darle una vuelta sobre su eje y sostenerla de la cintura con tal dejar que su espalda se vaya hacia atrás, al regresar, su nariz roza con la mía —gracias, Juls, hablo en serio, gracias por todo.
Una de sus manos acaricia mi mentón para delinear con sus dedos la curvatura de mis labios, entrecierro los ojos con tal de querer leer su mirada. Se queda en silencio como si hubiera tomado la decisión de meditar por un instante. Todos estos meses han sido un gran cambio que me ha ayudado en un arduo crecimiento, en parte es gracias a mi familia, a mis amigos y por supuesto, Julie Valtersen.
—No lo hagas, que no hay nada que agradecer, Paris es tu sueño y anhelo que logres esa meta.
A pesar de que sonríe su voz se entrecorta y trata de recuperar la compostura como si nada, me da un beso en la mejilla, pero no se aparta.
En verdad sé lo que implicará seguir mi meta, sin embargo, no es el momento de adelantarse a algo que es difícil de saber si pasará.
No quiero hacerlos llorar, pero faltan aproximadamente cuatro capítulos para finalizar. 🤘
¿Cómo se han quedado respecto a este capítulo?
¿Algo que les llamó durante todo el proceso de la historia?
¿Algo con qué te quieras quedar?
¿Les ha gustado esta interacción?
¿Qué piensan respecto a la salud mental?
Aún no sabemos si Ellington será aceptado, pero lo que yo sí sé, es que el siguiente capítulo habrá mucho calor. 😆😁
Muchísimas gracias por leer y llegar hasta aquí en esta travesía que se ha vuelto lo más valioso junto a ustedes.
Escribir sobre Julie y Ellington ha sido una maravilla magnífica. En lo personal yo admiro a Julie por ser como es. Las mujeres también merecen ese mérito, es lo máximo.
Besos y abrazos de mi parte.
Con cariño: Khyl Anderson.
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