Capítulo 12| Lo que quiere el corazón.
No he podido dejar de golpear la goma del lápiz contra la mesa continuamente mientras trato de prestarle atención al profesor Melton que explica con ánimos acerca de las diferentes dimensiones y la geometría descriptiva en las artes visuales.
Mi cabeza no deja de dar vueltas con respecto a la cartelera del festival de otoño, donde se abrirán inscripciones a los concursos más importantes y entre ellos está el de pintura, los tres primeros lugares se ganarán el derecho de exhibir su obra en una galería famosa de la ciudad, material de apoyo extenso más de lo que ofrece la beca, que para todos sería un sueño, y un cheque jugoso.
Si sigo meditándolo, en un parpadeo se acabarán los cupos.
Mi hermano ha estado de insistente preguntándome si me animaré, ya que es una gran oportunidad para explotar mi talento, no soy profesional, pero suena tentador arriesgarse. Creo que lo voy hacer, sino gano, ¿qué más da? Me quedan tres años más para intentarlo.
Y puedo seguir asistiendo al taller de boceto.
Tal vez piensen que solo es pasar un pincel encima de un lienzo en blanco, pero para mí y otros estudiantes, va más allá de combinar y difuminar colores cálidos y fríos. El arte se supone que nos hace sentir cosas, nos ayuda a manifestarnos y plasmar las ideas que están dentro de nuestras mentes que muy difícilmente podemos expresarlas con palabras.
Cielos, necesitaré mucha inspiración.
Cuando el timbre suena, a punto la tarea que se ha dejado en la pizarra y guardo mis cosas mientras en la puerta se provoca un embotellamiento.
—Lo he estado meditando estos días y creo que me animaré a dibujar a Rick.
Le lanzo una mirada pícara a mi amiga y se sonroja de inmediato mientras pasa su mochila entre sus hombros.
—¿Eso significa que será sin camisa?
—¡Julie! ¡¿Pero qué dices?!, bueno, sí, él insistió —hace un gesto restándole importancia sin borrar su sonrisa. Me rio de nuevo ante su expresión nerviosa ya que ha quedado roja como un tómate —¿Está mal lo que hago?
—Nop, ve el lado positivo, te está haciendo un favor, para cuando pasemos a tercer semestre y sea nuestro turno de dibujar modelos tú no te sentirás cohibida —le guiño un ojo —tú disfrútalo, pero tampoco te embobes.
Para cuando ya hemos salido del aula, me encuentro a un par de metros de mi hermano, me saluda con ánimos y me percato de que su cabello está recogido en una coleta, no se acerca, porque enseguida un par de chicos lo interceptan empujándolo de su espalda para que entren a un aula y me arroja un rápido beso en el aire y blanqueo los ojos.
Al menos se está divirtiendo.
—¡Ahí está él! Se supone que saldremos a pasear.
Señala a un punto fijo entre el mar de personas y logro dar con él que está distraído hablando con un profesor.
—De acuerdo, diviértete, yo también saldré un rato —al terminar de hablar, ella es quién me arroja un gesto de curiosidad y sus labios se curvan hacia arriba —no es una cita.
—Es con Allen, ¿verdad?
—¿Para qué preguntas si ya lo sabes?
—Solo quería que lo confirmaras —su voz es burlesca.
La verdad no me apetece quedarme sola con mi soledad en el dormitorio y Allen me invitó a cenar a su apartamento, no pude decirle que no ya que mencionó que cocinará pasta Alfredo con verduras, y yo quiero pasta y verlo cocinar con un delantal. Uh, además que tengo curiosidad por conocer su nuevo hogar.
—No está pasando nada entre nosotros, Remi, por favor no vayas hacer otro dibujo con nuestras caras, ten piedad.
—A veces pienso que eres muuuy aburrida, pero luego recapacito y me digo que no eres así —me da un leve codazo en el hombro —entonces, que te diviertas mucho, porque sé que así se hará. Y solamente estoy bromeando, no te cabrees.
—Gracias —murmuro.
Remi se despide de mí en medio del pasillo y echa andar en dirección al chico de cabello castaño y me quedo sola sin mover un solo músculo. De soslayo Ellington repara en mi presencia saliendo del sanitario, su cabello está húmedo y pequeñas gotas se deslizan por su rostro y se limpia con una pequeña toalla para retirárselas, su mirada se encuentra con la mía por unos segundos, eso me da un instante para apreciar sus ojos azul ultramar.
Por alguna extraña razón son similares a aquel dibujo que no podía desaparecer de mi mente tiempo atrás.
—Hola —me saluda acercándose —¿Vas para los dormitorios?
—Esta vez no, voy a salir un rato.
Asiente con la cabeza y mis pies de manera automática comienzan a moverse para seguir y él me pisa los talones tarareando una canción. Después de que terminó su relación con Isabella ha estado muy tranquilo y sonriente, lo último me he dado cuenta que es parte de él ser de ese modo, así que no me sorprende.
—¿Te acuerdas cuando te pregunté acerca del museo?
—Ajá —le miro de reojo. Se rasca la nuca y se relame los labios —¿Qué pasa?
—De hecho, te iba a preguntar si todavía te animas a ir, pero no pude reunirme con ustedes estos días y no te tengo registrada, así que... ¿me podrías pasar tú número, por favor?
—Ah, seguro, sí —de inmediato saca su celular del bolsillo de su pantalón y me lo tiende, busco el icono de contactos y selecciono en agregar nuevo y tecleo la pantalla, ya listo, lo guardo y se lo devuelvo —esto de devolvernos los favores se está volviendo costumbre, ¿no lo crees? ¿Qué has hecho estos días? —Ellington suelta una risa ronca y asiente con la cabeza.
—Ensayar por horas y tener que salir con mi hermano para recuperar el tiempo perdido —lo último ha sido sarcasmo. —Nuestro padre quiere que lleguemos a un acuerdo, no me molesta en absoluto, pero Thomas cree que desaparecer tantos años y aparecer como si nada, me saca un tanto de mis casillas.
—Debió tener sus razones, ¿no?
Nos detenemos a las afueras del edificio.
—Pero tampoco me lo quiere decir, no entiendo porque no confía en mí.
—Dale tiempo —palmeo su espalda —no dejes que sus actos te agobien, Ellington. Que tengan que pasar el rato juntos, es un avance, ¿no es así?
—Me sorprendes. Tu dulzura en cualquier momento me sacará caries, siempre tienes algo bueno que decir —me rio.
—Es tu culpa si te sigues juntando conmigo —frunce el ceño seguido de una expresión de tristeza. Encojo los hombres sin saber que agregar, porque de alguna manera me siento un tanto avergonzada.
—Es inevitable, porque eres como el arte abstracto, difícil de entender, pero que despierta las ganas de ser comprendida usando más allá que la lógica —y con esto, se da la vuelta para echar andar hacia los jardines. Quiero detenerlo porque me ha surgido una enorme interrogación por encima de la cabeza, se despide haciéndome una señal con la mano y desaparece de mi vista dejándome con el corazón atorado en la garganta.
¿Qué ha sido eso?
Me sacudo la cabeza para borrar las teorías que se empiezan a desatar y me encamino hacia el paradero donde se supone que me reuniré con Allen.
Allen empuja la puerta para que accedamos al apartamento, un aroma a frutas se cuela en mis fosas nasales, él hace un gesto con la cabeza para que entre primero y luego se encarga de cerrar la puerta mientras me señala con una sonrisa donde dejar las compras. Estoy cautivada con lo que me encuentro a mi alrededor, la pequeña sala está ordenada de manera impecable, sus muebles son del mismo color que el de las paredes, donde encuentro algunas fotografías y discos de vinilo colgados, televisión colocada de manera estratégica, su cocina cuenta con todos los aparatos electrónicos básicos, gavetas y en el centro se ubica una isla rectangular de madera con bancos. La cocina se conecta con un espacio angosto en la que destaca una mesa cuadrada y en frente una ventana con vista a las copas de los árboles.
—Nada mal, ¿no lo crees? —Declara el chico mientras se deshace de su chamarra de mezclilla y lo arroja al sillón de la sala. Su camiseta resalta una banda de Electropop muy famosa: Gorilazz.
Lo sé, porque el pasatiempo favorito de mis hermanos es investigar acerca de bandas musicales y sin evitar incluirme en sus gustos, que no son malos después de todo, no me quejo.
—Desde que entré sentí esa aura de chico músico —canturreo divertida. Aprovecho para dejar la mochila y la campera en el perchero que noté al entrar y regreso a la cocina —y tienes razón, no está nada mal, es ideal para ti. No te trajiste el piano —volteo a verlo.
—Lo doné a una escuela de música de bajos recursos, ellos lo necesitan más que yo. De otro modo, no iba a caber por el elevador. —Suspira, dicho esto, comienza a apartar los ingredientes de las bolsas de tela mientras y le ayudo a guardar los que no usará en una gaveta —bueno, espero no quemar la cocina.
—¿Es la primera vez qué cocinas?
—La verdad, sí. Tiempo atrás sobrevivía con solo comida enlatada, congelada e insípida, pero ahora debo hacer cambios y aprender, ¿tú sabes cocinar? Porque no me vendría mal un par de manos extras para evitar una tragedia.
Me lanza una mirada de súplica. Rayos, Allen es un tipo jodidamente guapo, podría derretir a alguien con esos ojazos color miel y labios carnosos y rosados. Vale, si le añaden esa personalidad chispeante, él es toda una bomba de diversión.
Si sigo examinando cada parte de él voy a explotar.
Y no será mi cabeza.
Enseguida una música invade mis oídos, la reconozco, es Vekk Meg Opp de Gabrielle Leithaug, una cantante noruega y es mi favorita.
—Yo tampoco sé cocinar, solo reza porque no terminemos intoxicándonos —me acerco al fregadero y me lavo las manos hasta que ya no hay rastro de jabón, imita mi acción y de inmediato comenzamos a cocinar mientras cantamos.
Él se encarga de pelar y picar las zanahorias, los pimientos y brócoli, yo de la carne y la pasta. Ambos seguimos la receta que encontró en internet y más o menos va quedando como en el vídeo, bien, también espero que sepa igual.
—Los profesores comentan que entre poco será el festival de otoño, ¿piensas participar?
—Lo sigo pensando.
Cuelo la pasta en un recipiente para separarlo del agua, el vapor se va contra mi rostro y hago una mueca.
—Pero si le das tantas vueltas se van acabar los lugares, claro, debería ser como una primera experiencia para ti y eso está bien, ¿qué dices?
—He visto el trabajo de quinto y séptimo semestre, son una maravilla y no cabe duda que van a participar —le miro de reojo. El chico formula un mohín con los labios no conforme con lo que acabo de comentar —¿Cómo va Rafa en tu clase?
Es una buena pregunta para esquivar el tema, Allen se percata del cambio de conversación, pero no me lleva la contraria. De manera automática sonríe.
—No me deja de sorprender, ahora anda metido en un taller de ensamble musical y me ha pedido ayuda para transcribir algunas partituras. Al parecer quiere probar de nuevo con la batería, en la clase trata de participar, a veces se queda callado y tampoco lo presiono. Quiero que los chicos confíen en mí.
—Pero si bajas la guardia, hasta pueden abusar de esa confianza —lo señalo con un cucharón —¿Te está gustando tu trabajo hasta ahora? ¿Qué tal?
Suelta una carcajada y niega con la cabeza mientras mezcla las verduras y rebusca entre las gavetas para encontrar una sartén y llevarlo a la estufa.
—Me siento muy golpeado, últimamente no he dormido bien por estar estudiando, no pretendo quedarme de brazos cruzados con lo que me entregó el coordinador de música, el plan de estudios parece aburrido casi de 1990 —Allen se frota las sienes para evitar perder la cordura, a simple vista no le agrada su coordinador, ahora que lo pienso, tampoco conozco al de mi área. —Okey, hablemos de otra cosa que no sea la escuela o me va a dar un soponcio en medio de la cocina.
Ahogo una carcajada que retumba por las paredes y se mezcla con la música.
—Huy, tienes una pinta malísima, que en cualquier momento terminarás convirtiéndote en un zombi —por supuesto que estoy bromeando y él no se lo toma para mal, me muestra su sonrisa coqueta para luego centrarse en lo que falta de la cena.
Muero de hambre.
—Voilá —destapa la olla con todos los ingredientes mezclados y el aroma a crema y verduras inunda la cocina —¿Quién hace los honores?
—¡Eso qué importa, mis tripas ruegan por comida!
Él se hace un lado y me pasa los platos para que sirva, una vez en la mesa me llevo una gran quemada de hocico, quiero disimularlo, pero Allen se está burlando de mí, blanqueo los ojos restándole importancia.
Después del almuerzo nos distraemos viendo televisión, contamos chistes malísimos y conversamos acerca de temas irrelevantes, hace zapping y me dedico a contestar algunos mensajes de WhatsApp y entre ellos un numero desconocido.
Desconocido
Hola, arte abstracto. 🙃 ¿Cómo la estás pasando?
Julie
¿Qué quisiste decirme esta tarde? Porque la verdad no te entendí. 🙄
De inmediato agendo su número. Lanzo un gruñido al momento que me deja en visto, no responde y bloqueo el celular para distraerme en la película, aunque observo de soslayo al chico que está a mi lado realizando muecas y con ganas de dormir.
—Allen, oye, creo que debería irme para dejarte descansar —le susurro al oído.
—¿Uh? Perdón, ¿q-qué has dicho? —Balbucea tratando de despabilarse y se remueve del sillón.
Otra vez me siento hipnotizada ante su mirada, esta vez es menos cerca, aunque me sigue llamando la atención.
El oxígeno me hace falta en estos momentos y mi cerebro hace cortocircuito, no entiendo lo que ocurre conmigo, me siento tan idiota, tan ingenua. Porque no sé lo que quiero, no sé lo que quiere el corazón.
Esto es nuevo para mí.
Jamás sentí atracción por alguien, nunca experimenté esa dichosa invasión que tanto me había platicado mi hermano cuando admitió estar enamorado de Lara.
¿Es diferente en cada persona?
Agh, voy a tener que hablar seriamente con mi mellizo.
No obstante, me dejo llevar y en fracción de segundos me encuentro tirando del cuello de su camiseta hasta estampar nuestros labios, el contacto es suave, cierro los ojos porque quiero evitar mirar su expresión, ahora mismo tengo mucho miedo, espero a que se aparte y me diga algo, no sucede. Antes de poder reaccionar, comienza a mover sus tibios labios contra los míos, siento sus manos vagar por mis mejillas y las ahueca entre sus palmas. Él me enseña a cómo hacerlo mientras paso mis brazos alrededor de su cuello.
¡Estoy dando mi primer beso!
Seguimos moviendo nuestros labios al compás, son lentos, precisos y encajan a la perfección. Llega un momento en que necesito tomar aire y me alejo a escasos centímetros de su rostro, cuando abro los ojos, noto que sus mejillas se han tornado de color carmesí. Allen parpadea varias veces para salir del trance, se mordisquea los labios y trata de hablar, pero solo salen balbuceos.
El silencio nos invade por completo a pesar de que la televisión sigue encendida a mis espaldas. Caigo en cuenta que estoy sentada sobre su regazo y chillo en mi interior causando que una alarma de pánico se encienda.
¿Qué he hecho?
—Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, fue culpa de un impulso... —zafo mis brazos cayendo de costado al sillón y me restriego las manos en el rostro.
Siento su mano encima de mi espalda y comienza a moverla en círculos.
—Julie... oye, no te alteres —su voz sale tan tranquila, no lo entiendo. —No pierdas la calma, por favor.
—¿No estás molesto por lo que acaba de pasar? —Le miro de soslayo. Allen inclina su cuerpo hacia adelante para apoyar sus manos en sus rodillas.
—Me tomaste por sorpresa, eso es todo —deja escapar una risa —y también te seguí el beso. Así que no te eches la culpa. Debemos hablar al respecto.
—Seguimos siendo amigos, ¿verdad?
Giro mi torso para encararlo. Allen asiente varias veces con la cabeza sin perder su pequeña sonrisa.
—¿Acaso el beso fue algo así para reforzar la amistad? —Bromea realizando un baile ridículo con las cejas y me rio. —Julie, no crezcas tan rápido, ¿me comprendes? Me siento halagado de ser el chico que te ha correspondido en tu primero beso...
—¡Shhh...! Allen, esto se está tornando incómodo.
—Solo un poquito. No voy a negar que me sentí atraído por ti desde que nos conocimos y le he dado tantas vueltas al asunto —confiesa apartando la mirada unos segundos hacia al suelo y luego regresa, sujeta mi mano y sus dedos me acarician con ternura —durante mi vida, solo tuve un noviazgo que se acabó junto con toda mi carrera, desde ese momento me sentí mal conmigo mismo porque no supe en que fallé. Entonces, después de muchos años hasta el día que te conocí algo despertó en mi interior, como una chispa de esperanza, pero, ¿sabes lo que encontré en verdad? Otra amistad verdadera y real. No quiero que te alejes de mí por no corresponderte como lo deseas, aun me siento inseguro de mí mismo, que no sería correcto arrastrarte a mi mundo que apenas me cuesta llevar a flote. ¿Qué sí te quiero más de lo usual? Uf, te sorprenderías cuanto, Julie Valtersen. Estoy evitando que caigas en el radar de los medios de comunicación que me siguen atormentando después de tanto tiempo, ellos suelen distorsionar la verdad y me sentiría muy mal que te atacaran por mi culpa, la razón por la que hui de Oslo y me instale en Tønsberg, fue para no lastimar a los que más quería y sigo haciéndolo. Tampoco me gustaría causar un revuelo dentro de la escuela, no quiero perjudicar tu carrera. Ah y sé que Rafael me mataría.
—Él no le hace daño ni a una mosca, ¿acaso nunca lo escuchaste quejarse que parece más hueso que carne? —¿Qué estoy diciendo? —Vale, estoy captando tus palabras con claridad y ten por seguro que jamás me te daré la espalda, Allen. También te has vuelto parte fundamental de mi vida.
—No sabes lo bien que me hace escuchar tus palabras —presiona mi mano.
—¿Te puedo pedir un favor?
Una vez lo pillé escribiendo encima de unas partituras, según él, no era nada importante, solamente le gustaba escribir lo primero que le venía a la mente. Nunca lo he escuchado cantar, solo lo he visto tocar un instrumento y tampoco he querido teclear su nombre en internet.
—Claro, ¿para qué soy bueno?
—Uh, quisieras cantarme unos de tus grandes éxitos, porque no pude evitar ver en la pared esos discos de vinilo de plata que te ganaste —Allen se lleva una mano al cabello y lo medita unos segundos.
—Es la primera vez que me piden cantar una mis canciones —suelta junto con un suspiro —perfecto, creo que ya tengo la ideal, se llama: El universo en tu mirada.
Sonrío.
Ha resultado tan confortable hablar con él y llegar a un acuerdo que ocasiona que mis pensamientos permanezcan en total orden. Tal vez Allen no será el amor de mi vida que pueda alterar mi galaxia, pero que de algo estoy segura, es que ambos podemos ayudarnos de manera mutua.
Cierro los ojos y apoyo mi espalda en el respaldo del sillón cuando comienza a cantar.
—Cuando te miro, se produce un Big Bang en mi cabeza. Surgen las estrellas.
Surgen nebulosas. Te empeñas en invadir todo un sistema solar. Lo tienes todo en esa hipnotizante mirada de astrónoma...
Pero, si los astronautas vieran el universo en tu mirada, de seguro no volverían al espacio... Uh, de seguro no volverían al espacio.
Y esa canción, lo llevó a cinco nominaciones que terminó ganando.
—Me ha encantado —comento. Allen suelta un suspiro mientras susurra un gracias, luego me envuelve en sus brazos y me susurra:
—Julie, tarde o temprano llegará esa persona correcta y te dará toda más que una galaxia infinita cuando esperabas solo un planeta, no lo olvides.
Sinceramente, este capítulo siempre estuvo rondando en mi cabeza. Dudé en escribirlo, pero me pareció una escena ideal.
Es normal que Julie se haya sentido atraída hacia Allen. ToT
¿Qué dicen ustedes?
¿A alguien le dio un ataque?
¿Será que Remi y Rick se animen a estar juntos? Jujuy. Ellos también son inportantes.
¿Valió la pena ese beso para reforzar la amistad? 🤣
Si ustedes fueran Julie, ¿cómo se sentirían? ¿Cómo actuarían al respecto?
Dato curioso: Compuse una pequeña canción haciendo énfasis en mi historia 《El universo en tu mirada》. Y su icónica frase. ¿Les gustó la letra? Solo me faltaría la música 7u7
¿Ustedes han sentido esa invasión intergaláctica?
Comenten lo que gusten acerca del capí, si tienen dudas o preguntas.
Estoy preparando un libro de EXTRAS para la trilogía, un especial de frases en Instagram de YDCNE y CC hasta donde llevo actualizado. Espero que puedan pasar por ahí, además que Rafita a salido en un videito como personaje literario en la página: mundo_wttpad. Y en memes. 💜
Muchísimas gracias una y otra vez por darme una oportunidad, por darle la oportunidad a Julie. Sé que todas aman a Rafita, pero en lo personal yo comprendo mucho a Julie y ella puede ayudar a muchas chicas. 🖤
Todo tienen su momento y este es de ella. 🖤
Que tengan un increíble día. ¡Me acabo de dar cuenta que hoy 28 de agosto del 2020, hemos llegado a 1k.! Que bello y no me lo creo. Para mí, me ilusiona mucho. Gracias. 🥺
Amor artístico galáctico, Khyl.
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