¿Qué estás esperando?

—A ver, en síntesis — dice Fátima sentada frente a mi — ¿Me estás diciendo que conociste a un chico barista en un bar/café, estuvieron hablando, te agrada e incluso crees que podría gustarte?

—Nunca dije que podría gustarme — respondo

— Te gusta — sentencia Fátima y yo niego

— ¡Claro que no! — refuto

— Si no te gustara no habría sido esa la única parte de toda mi síntesis a la que le pusiste atención — responde ella y me quedo sin palabras

— Bueno, es un chico lindo, y bastante agradable — digo cediendo y ella ríe un poco

— No hay más que decir entonces — sentencia levantándose — Vete con él

— ¡¿Estás loca?! — pregunto levantándome incrédula — ¡¿Cómo haré eso?! ¡Me buscarán apenas noten que desaparecí!

— Isis, se tardarán un poco en reconocerte, y sí, te buscarán, en algún momento te encontrarán, pero disfruta ese tiempo con el barista — responde Fátima animándome

— Es una locura Fátima — respondo aún negando — Además ¿Qué haré si él descubre quién soy?

— Algún día lo debe descubrir — responde — Pero para que eso pase tienes tiempo, disfrútalo Isis, es tu oportunidad de vivir la vida que siempre soñaste

Lo pienso, la idea por muchas ventajas que quiera encontrarle es mala, nada bueno puede salir de aquí, pero... la idea de poder caminar por las calles de Italia de la mano de alguien que vea más allá de mi fama, de mi dinero, de mi reputación, ir a comer a restaurantes de comida rápida sin miedo a los paparazzis, poder salir sin que nadie controle mis horarios.

— Es algo... glorioso — admito y Fátima sonríe ilusionada — Pero no puedo

La cara de decepción no tarda en hacerse presente en su rostro, pero aún así asiente y me toma las manos

— De acuerdo, es tu decisión — concede — Pero no te niegues, si cambias de opinión, avísame

Me da un abrazo y sale de mi habitación, es hora de que se vaya y de que yo me duerma, mañana tenemos una conferencia de prensa, después unas entrevistas y el viernes nos vamos a Barcelona.

Me preparo para dormir, me miro al espejo y me despojo de toda esta farsa, la peluca, los lentes de contacto, el maquillaje, la ropa; al volver a verme, ya con mi pijama y preparada recuerdo lo que Fátima me dijo esta mañana.

"¿eres una farsante ahora o cada que estás con tus hermanas y subida a un escenario?"

Los recuerdos con el chico de la cafetería se reproducen en mi cabeza, esa charla, esas risas, esos comentarios, todo eso fue real, fue más real que mis gritos en los escenarios, más real que las sonrisas en las sesiones de fotos

— Soy una farsante ahora — admito viéndome al espejo

Me acuesto a dormir, cierro los ojos con delicadeza y me permito recordar los escenarios en la cafetería antes de dormirme y sumergirme en una ilusión dispersa.

La ilusión en mi mente empieza a tomar forma, un chico me toma de las manos dejándome bailar en alguna plaza pública, un abrazo sincero, el contacto de sus labios sobre los míos, esas cosas que no he podido y tal vez nunca podré experimentar.

Abro los ojos y niego con la cabeza, esta no es la vida que quiero, esto no me hace feliz, quiero irme, quiero vivir mi vida fuera de los escenarios, fuera de las cámaras, fuera de los hoteles, fuera de todo.

Miro mi reloj, son las 11 de la noche, me levanto y me dirijo al cuarto de Fátima, toco la puerta y en cuanto ella me abre una sonrisa se hace presente en su rostro

— Quiero irme — anuncio y ella asiente dejándome entrar

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