Primera cita

—Iris, Iris —murmura Anderson mientras me sacude suavemente, yo me revuelvo entre las sábanas y me quejo.

—Cinco minutos más —reclamo intentando dormir y escucho su risa.

—Ándale niña floja —responde riendo —Tenemos unas cosas que hacer

Me levanto y me estiro, parpadeo rápidamente y lo miro.

—Más vale que sea importante —reclamo y me doy cuenta de algo —¿No deberías estar trabajando?

—Es domingo, yo trabajo de lunes a viernes —explica con una sonrisa —Y claro que es importante, quiero que me ayudes a conseguir cosas para nuestra primera cita

—¿Hoy? —pregunto incrédula.

—Tenemos poco tiempo ma chérie —responde —Mientras más rápido mejor

Me levanto corriendo, tomo mi ropa y me dirijo al baño a darme una ducha rápida y lavarme para salir.

Salgo a la cocina donde Anderson está calentando los hot cakes que quedaron del desayuno de ayer y voltea hacia mi.

—Y también tenemos que pasar a comprarte otra muda de ropa —sentencia y yo sonrío.

—Está bien —cedo y lo ayudo a terminar de preparar para desayunar.

Desayunamos y nos preparamos para salir, Anderson me lleva en su bicicleta de nuevo por las calles de Palermo, llegamos al Centro Commerciale Guadagna y me hace una seña para que me baje.

—Vamos a comprarte algo de ropa —dice bajando de la bicicleta también.

—¿Y qué vas a comprar para la cita? —pregunto y él me da una sonrisa apenada.

—Eeeh... nada realmente, tenemos todo —se rasca el cuello con una mueca avergonzada y le sonrío con ternura.

Me acerco y froto su nariz con la mía, le dejo un pequeño beso en la comisura de sus labios.

—Eres el mejor —murmuro sobre sus labios —¡Mira eso!

Corro hacia un maniquí con un conjunto negro muy bonito mientras escucho la risa de Anderson detrás de mi.

Busco alrededor la ropa que tiene el maniquí y cuando la encuentro le aviso a Ander que iré al probador, es una falda de tela con bordesillo blanco y una blusa con un escote poco pronunciado y manga tres cuartos, doy una vuelta frente al espejo con este puesto y sonrío antes de quitarmelo y salir del probador.

—Me lo llevo —aviso a Anderson con una sonrisa.

—Seguro te ves preciosa —responde y me toma de las manos.

Antes de ir a pagar él me jala por un pasillo y lo veo tomar algo de uno de los percheros, es un bonito vestido azul celeste con flores rojas en la parte baja.

—¿Te gusta? —pregunta y yo asiento —Pruébatelo

Corro a medírmelo y cuando acabo salgo con él en una mano y le doy un pulgar arriba a Ander, entonces vamos a pagar; cuando llegamos a la caja saco mi tarjeta.

—No, yo pago —reclama Anderson al ver esto.

—Déjame pagar, por favor —pido y veo como se debate internamente —Tú pagas la próxima

—Está bien, solo por esta vez —cede finalmente y sonrío antes de dejar un pico en sus labios.

Pagamos finalmente y salimos de la tienda, regresamos a casa montados en su bicicleta, cubiertos de un extraño éxtasis de emoción, subimos corriendo y riendo las escaleras, apenas entramos al departamento nos fundimos en un breve y candente beso.

Sin separarnos en ningún momento, suelto la bolsa de ropa que traía en las manos y él me dirige a trompicones hasta el cuarto donde nos dejamos caer sobre la cama.

—No me hago responsable de lo que pase si no me pides que pare —habla separandose un momento antes de volver a mis labios.

Entiendo a qué se refiere pero, ¿estoy lista? ¿Quiero hacerlo? ¿Es correcto? Las palabras de Fátima y Ander vuelan en mi cabeza.

"Recuerda que tu tiempo es limitado. Lo que sea que quieras hacer, no importa cuan arriesgado sea, hazlo, tal vez no tengas otra oportunidad".

"Tenemos poco tiempo, y si nos vamos a separar quiero por lo menos tener suficientes recuerdos para decir que conocí al amor de mi vida en un bar de Italia"

—No quiero que te detengas —murmuro, la pequeña risa que obtengo como respuesta y los besos húmedos me dan a entender que esto subirá de nivel más rápido de lo que tenía pensado.

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