Conociéndonos

Regreso al día siguiente al bar poco ante de la hora de la comida, abro la puerta y las tres personas en la barra me miran con reproche, entonces alguien sale de debajo de esta y me mira con una sonrisa.

¡Buongiorno! — saluda sonriente Anderson

Buongiorno — saludo acercándome

La stessa vecchia bella ragazza? — pregunta poniendo sus codos en la barra y su mentón en sus manos (¿Lo mismo de siempre, niña bonita?).

—Per favore, amore mio — respondo bromeando y él se sonroja mientras se aleja.

Vai a sederti, ti porto il cibo — responde empezando a preparar mi comida (Ve a sentarte, ya te llevo la comida).

Me dirijo a la mesa de siempre y espero, veo a Anderson trabajar con particular alegría mientras que sus compañeras (porque en su mayoría son mujeres) me miran molestas.

Cuando terminan de preparar lo que pedí, veo que una de las chicas va a meterlo en una bolsa de papel, pero Anderson se acerca a la chica y le murmura algo, las chicas asienten con una sonrisa y le entregan mi comida para luego irse a la parte trasera del restaurante, supongo a comer; el chico se acerca lentamente y coloca la bandeja frente a mi con una sonrisa.

—Buon appettito — dice y se sienta frente a mi 

Buon appettito — respondo y él ríe viéndome 

—¿Te puedo quitar un poco? — pregunta señalando mi comida —Nunca te la acabas

—Claro, agarra — respondo empujando un poco el plato hacia él

—¿Cómo estás Iris? — pregunta

—Bien gracias, ¿y tú? — respondo 

—Bien también — responde —Cuéntame algo de ti, quiero conocer a la bella persona que tengo frente a mi y que siempre viene a comer conmigo para alegrar mis días dándome el lujo de ver sus dorados ojos 

Él ríe y yo me sonrojo y tapo mi cara con mis manos apenada, ese comentario fue asquerosamente cursi, y aún así sonó impresionantemente lindo, aparto mis manos de mis ojos y quito mi cabello de mi cara con estas para verlo.

—¿Qué quieres que te cuente? — pregunto encogiéndome de hombros —Nicaragüense, 19 años, mujer, vacacionista... — me encojo de hombros sin saber que más decir y él me mira con una mueca

—¡Aburrido! — reclama 

—Bueno entonces empieza tu Anderson — regaño azotando mi cubierto contra la mesa

—Dime Ander, por favor — pide y ríe —Bueno... Nicaragüense de nacimiento, 19 años, vivo en Italia desde hace tres años, barista de trabajo, cocinero por gusto, fanático del café y un buen libro en un paisaje abierto acompañado de buena música, Luna en libra, ascendente escorpio

—¿Qué? — pregunto ante eso último mientras él suelta una carcajada

—Es broma, ni siquiera me sé mi signo — responde y yo río

—Déjame adivinar qué faltó en esa presentación — digo analizándolo —¿Payaso de profesión?

—Bromista, no degrades mi trabajo — responde y río

—¿En serio? — pregunto interesada

—Obvio no — responde y los dos reímos —Pero bueno, cuéntame de ti 

—Es que no sé que contarte — respondo y él se da un golpe en la cabeza con la mesa

—¿Qué te trajo aquí? ¿A qué te dedicas? ¿Qué estudias? ¿Qué haces de tu vida? — pregunta acelerado

—Vacaciones, a nada, no estudio y... nada realmente — respondo contabilizando sus preguntas y él repite su gesto anterior

—¡Renuncio! — grita y se levanta alejándose

—¡Ander! — lo llamo riendo

—¡Eres, la persona con las respuestas más aburridas que he conocido! — reclama regresando —¡Hasta mi casera tenía respuestas más dinámicas!

—¡Perdón! — respondo riendo —¡No estoy acostumbrada a conversar con un extraño!

—Anderson Gutiérrez García, barista del "Bar Manila" desde hace dos años, 17 años, para servirle a usted y a sus bonitos ojos dorados — responde tendiéndome la mano y yo río

—Iris... — me interrumpo a media presentación puesto que no sé que apellido inventarme

—Genial, ni tu apellido te sabes — reclama y yo río

—López Rodríguez — respondo rápidamente y le doy la mano —Abandoné la escuela buscando mi verdadera pasión, 17 años

—¿Y mi cumplido? — pregunta soltándome

—No sé hacer cumplidos — admito y él se sienta

—Por lo menos ahora sé un poco más de ti — responde y sigue comiendo

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