Aprovechar el tiempo
Voy otro día al bar para ver a Anderson, salgo caminando y llego, hoy es viernes y extrañamente no he escuchado noticias de mi desaparición misteriosa, digo, es cierto que apenas van tres días... pero ya es mucho tiempo para una celebridad de este calibre.
Llego al lugar y abro la puerta, Anderson me saluda con una sonrisa desde la máquina para preparar las bebidas, con la mano apunta a la mesa y yo me voy a sentar.
Espero unos minutos hasta que una chica se acerca sonriente con una charola de comida, la deja con cuidado sobre la mesa y se aleja.
—Buon appettito — dice antes de irse
No mucho tiempo después llega Anderson y se sienta frente a mi con una amplia sonrisa.
—¿Cómo está la chica más hermosa de todo Italia y America? — pregunta a forma de coqueteo y yo río apenada.
—Bien gracias — respondo —¿Y tú?
—Bien ahora que veo estos hermosos ojos hechos con el oro fundido de la India — contesta haciendo una sonrisa muy linda —¿Dónde te estás quedando?
—En un hostal de por aquí — respondo
—¿Y cuanto más vas a quedarte? — pregunta
—Pues solo me quedan dos noches pagadas — contesto pensando y Anderson me mira con la mandíbula caída.
—¿Qué? — cuestiona incrédulo y algo dolido, me cuesta un poco entender por qué hasta que lo entiendo
—¡No, no! No me voy a ir todavía — espero —Lo que pasa es que hubo un pequeño error con mi hospedaje y tuve que pagar aparte mi habitación
—Ah, bueno — responde más tranquilo —¿Y cuánto tiempo más vas a quedarte?
—Mmm... no estoy muy segura, un tiempo — contesto con una mueca
—¿Y ya sabes dónde vas a quedarte? — cuestiona poniendo su codo en la mesa y su mandíbula en su mano
—No, veré si vuelvo a rentar la habitación — respondo
—Mmmm... Okey — contesta y yo lo miro confundida.
Seguimos comiendo en silencio o entre algunas bromas de Anderson, cuando acabo de comer y se acaba su tiempo de descanso ambos nos levantamos, yo estoy por irme cuando el me sostiene por el brazo con cuidado y me gira hacia él.
—Oye, hoy salgo más temprano del trabajo — avisa y lo miro confundida —¿Podrías volver cuando salga?
—Claro, ¿a qué hora? — contesto
—A las 8 — responde y yo asiento, cada quien se va por su lado.
Yo salgo y considero lo que estuvimos platicando ayer, en lugar de dirigirme al hostal empiezo a caminar por las calles de Palermo sin rumbo alguno.
Definitivamente nunca había notado que estaba en un lugar tan hermoso, los museos, las calles, los olores, la gente, todo aquí es precioso; me encantaría poder seguir aquí para toda la vida.
Cuando están por ser las 8 paro un taxi y le pido que me lleve donde Ander, al llegar le pago al taxista y veo que el chico me está esperando afuera del bar.
—Hola — saludo y él me mira con una sonrisa.
—Ciao — responde él —¿De dónde vienes?
—De muchos lugares — respondo.
—Me alegra — lo miro un poco incómoda, él se ve nervioso y tímido.
—¿Para qué querías que viniera? — pregunto ansiosa.
Ander exhala un suspiro de pesadez mientras aparta la vista y luego vuelve a verme y da un paso hacia mí.
—Normalmente no haría esto, pero tenemos poco tiempo, así que decidí intentarlo — responde dejándome confundida —¿Recuerdas ayer que me preguntaste por lo que dije en francés?
—Sí, lo recuerdo — contesto intrigada
—Dije que no me sentaría contigo porque no podía enamorarme de tí, y lo estoy haciendo — esa declaración hace que mi corazón se pare y mi estómago explote —Pero ya no voy a detenerme, quiero darte... el privilegio de romper mi corazón
—No quiero hacerlo — respondo entre emocionada y dolida.
—Lo harás, tarde o temprano — contesta con media sonrisa —Tal vez ahora si me dices que no, tal vez hasta que te vayas porque no podré seguirte, pero lo harás.
Él hace una pausa como esperando que yo diga algo, pero la verdad es que estoy sin palabras, exhala otro suspiro y se acerca otro paso para quedar a milímetros de mi cara y me toma de las manos.
—Tu veux être ma petite amie? — pregunta y yo lo miro confundida, él se tapa la cara avergonzado y se hace para atrás —¡Perdón! Me puse nervioso, perdón
Yo suelto una risita y me acerco a él para quitarle las manos de la cara, a través de sus lentes veo sus ojos completamente avergonzados tratando de no dirigirme la mirada.
—Creo saber que me dijiste — respondo y me levanto en mis puntas para dejar un beso en sus labios —¿Me repites la pregunta en español?
—¿Quieres ser mi novia? — pregunta y yo sonrío para repetir mi acción anterior.
—Sí, sí quiero — respondo y él me toma por la cintura para profundizar el beso.
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